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Michel de Montaigne: El padre del ensayo  

Este 28 de febrero se cumplen 490 años del nacimiento del filósofo Michel de Montaigne, uno de los pensadores más importantes del Renacimiento francés. Su libro Ensayos es la obra maestra con la que popularizó este género literario como tal.

*Foto de portada: Editorial Acantilado

Desde muy joven, Michel de Montaigne recibió una educación liberal y humanista. Recién nacido, fue llevado al campo para que viva con los campesinos y conozca a fondo la pobreza. A su retorno, por decisión de su padre, fue obligado a aprender latín, el cual se convirtió en su lengua materna. Más adelante, aprendería griego y, después de dominarlo, comenzaría a estar en contacto con el francés. Su etapa escolar la culminó en la escuela de Burdeos para, después, estudiar leyes en la universidad. Tras graduarse, gracias a las conexiones familiares, conseguiría el puesto de magistrado de la ciudad, en donde conoció a su colega y gran amigo Étienne de la Boétie.

En su faceta humanística, fue un gran admirador de pensadores como Lucrecio, Virgilio, Séneca, Plutarco y Sócrates. Montaigne se caracterizó por tomar al hombre, y a él mismo, como objetivo de estudio. Asimismo, fue un crítico acérrimo de la cultura, la ciencia y la religión de la época, hasta el punto que llegó a llegó a considerar la propia idea de certeza como algo innecesario. Por ello, tuvo una gran influencia dentro de literatura francesa, occidental y mundial gracias a la creación del género literario ensayo.

Un legado imborrable

Los Ensayos de Michel de Montaigne representan la cumbre del pensamiento humanista francés del siglo XVI. Él inició la redacción de esta obra a la edad de treinta y ocho años, y la culminaría hasta su muerte en 1592. Imitando las Obras morales de Plutarco, el pensador francés concibió sus Ensayos como «una maquetería mal unida», reivindicando el desorden como muestra de libertad. Asimismo, este desorden reflejaba su técnica de escritura, la cual consistía en expresar los pensamientos en voz alta que eran transcritos por un secretario.  

Los 107 ensayos que comprende esta obra destacan por la variedad y los contrastes. A lo largo de ellos, Montaigne abordó desde temas profundos a triviales, con títulos como «De tristeza y dolor», «De conciencia», hasta «De olores». La etapa de escritura ocurrió durante las guerras de la religión francesas entre católicos y hugonotes protestantes. Durante esa época, los autores intentaron subvertir la doctrina de la Iglesia con la razón y la erudición. Un sello que dejó plasmado en su obra, fue que Montaigne nunca encontró certeza en ninguna de sus investigaciones sobre la naturaleza del hombre y las cosas. Para él, la capacidad humana radica en que naturalmente puede captar la realidad en su plenitud o certeza. Por ello, su legado fue mucho más allá de su época, influenciando a filósofos como René Descartes, Friedrich Nietzsche, y escritores como Goethe, William Shakespeare y Marcel Proust.  

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