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Felipe Guerra: «[El libro pretende] ser como una fotografía del momento, pero no busca ponerle un cierre».

La revuelta social iniciada en Santiago de Chile el 18 de octubre de 2019 generó una serie de publicaciones desde diversas áreas de estudio. Historiadores, filósofos, abogados y artistas intentaron buscarle una explicación a un hecho histórico que se iba desenvolviendo frente a sus ojos. Entre ellos apareció Rabia dulce de furiosos corazones: símbolos, rayados y otros iconos de la revuelta chilena, un libro que combina fotografía, elementos etnográficos, iconos callejeros y un poco de historia. El protagonismo en la obra lo toman los rayados de las paredes, transcritos en fondos en blanco y negro, que dan la impresión de estar caminando por la ciudad y ver cómo la historia se desenvuelve en tiempo presente. Felipe Guerra, uno de los autores y editores de Rabia dulce y de la editorial Tempestades, cuenta los pormenores de este libro-objeto que salió durante dos contextos históricos— la crisis social y la pandemia— que siguen sacudiendo la vida de sus protagonistas. 

Felipe Guerra y Francisco Solar conforman la Editorial Tempestades, especializada en temas de investigación, narración histórica y pensamiento crítico, que son necesarios abordar en cualquier momento pero especialmente en estos, donde se pelea por una nueva constitución después de una revuelta social a nivel nacional. 

Aparte de su labor de edición, los directores se encargan de buscar a los autores, organizar los temas y, a veces, escribir los libros. Rabia dulce forma parte del último caso. Para adquirir un ejemplar de este libro y las demás obras que conforman su catálogo, pueden contactar a la editorial en Instagram como @tempestadeseditorial y Facebook como @EditorialTempestades.

¿Cómo surgió la idea de hacer Rabia dulce de furiosos corazones?

El libro tiene como base el estallido social. Constantemente se discute si esta terminó o no terminó, si el proceso social sigue o no; las manifestaciones sociales siguen, pero en menor medida por la pandemia. El consenso general es que, desde el 18 de octubre de 2019 hasta marzo de 2020, hubo un contexto de revuelta generalizado donde muchos elementos del orden actual se vieron completamente trizados, tales como la legitimidad de la autoridad o la economía la cultura misma, e incluso los símbolos religiosos; todo se vio totalmente trastocado. Como aún estamos viviendo este proceso es muy pronto para empezar a teorizar, para ponerle lápida, un final o hacer temas conclusivos. 

Lo que nos llamó la atención —y vimos la necesidad de hacerlo— fue plasmar esto para que quede lo que estamos mirando, lo que estamos viviendo. Mucha gente estaba con proyectos para publicar libros que tuvieran testimonios de la revuelta o breves relatos; todos estaban trabajando en algo. Pero a nosotros nos llamaba la atención hacer un libro-objeto, que el libro en sí fuese más atractivo estéticamente, que tuviese su espacio o su forma. Entonces mantuvimos aquellos dos elementos en mente: que el libro sea como una especie de reliquia, incluso de regalo por un lado; y por otro, testimoniar todo lo que estaba pasando. 

El libro tiene varias fotos, pero en su mayoría está compuesto por rayados de la revuelta, escritos que hay en la pared, grafitis. Pensamos en tomar fotografías en un momento, pero lo que ocurría era que la gente rayaba y luego otros escribían sobre los rayados; llegó un momento en que las murallas se acabaron. Después empezó a haber un conflicto social entre los manifestantes y sectores de extrema derecha, que bajaban al centro y pintaban los muros sobre los que la gente volvía a rayar. Eso pasó como cuatro o cinco veces. Empezó una especie de pelea en las calles: pintaban las paredes de blanco y la gente las volvía a rayar, y lo interesante es que no era el estado o la municipalidad, era gente del sector derecha, a veces la policía. Esa fue un poco la urgencia, nos decíamos «acá hay cosas que se ven y se van a perder». Pensamos en sacar fotos, pero  la calle —en una situación conflictiva permanente— tiene un ritmo que impide hacerlo, además implica un trabajo distinto y escapa quizás a nuestro conocimiento fotográfico. Entonces, nos pareció que poner la frase sola con el contexto o el lugar donde fue hecha le daba aún más fuerza al contenido, porque a veces estas frases están escritas con un plumón muy pequeño, a veces están escritas en un espacio muy grande, como un mural; por ello, decidimos enfocarnos principalmente en las frases y el texto. Y así nació la idea principal del libro, que está lleno de frases con una descripción del lugar en el que fue tomada y en sus distintos momentos. Las tratamos de ordenar según las temáticas, eso quizá fue también el trabajo: «contra la represión» o «el patriarcado» son algunas de las categorías que se venían escuchando en la calle. El libro tiene cerca de doscientas páginas y cerca de cien están compuestas por los rayados. 

Uno de los rayados plasmados en el interior del libro, con descripción del lugar donde se vio.
Foto: Facebook @editorialtempestades.

Los otros capítulos son una introducción para quien esté más lejano a este tema, ya sea porque vive en otro lugar o porque lo mira años después. El resto trata sobre los cambios de la simbología, de la iconografía, porque empezaron a derribar muchas estatuas de militares y se reemplazaron por símbolos de la cultura mapuche. Esto ocurrió en muchos lugares del país. También la propia revuelta, que se diferencia según el lugar donde ocurriera la manifestación, comenzó a tener símbolos propios. Ha habido cerca de 460 casos de personas lesionadas en los ojos producto de los disparos de la policía, y ahora es muy común ver la iconografía del ojo en murales, en ropa, en pancartas. Por eso empezamos a hacer un bosquejo de qué iconos se estaban destruyendo y cuáles estaban apareciendo con las revueltas. Por ejemplo, hay un perro muy conocido acá en las manifestaciones, el negro matapacos[1]. Murió hace 4 o 5 años por causas naturales, y era un icono de las revueltas hace varios años; ahora se ha retomado. Eso nos llamó la atención: ¿por qué un perro?, ¿qué está significando?, ¿qué está pasando allí? Al final, algo que nos costó trabajo fue hacer una lista tentativa de casos de lo que denominamos como «Lista de fallecidos en el contexto de la revuelta». Esa lista no existía. Generalmente se hablaba de 5 o 6, algunos nombres, todo esto estaba muy disperso y lo que hicimos nosotros fue sistematizar; la lista tiene una relación de 41 personas. Buscamos a toda la gente que falleció en esos momentos. Asumimos que se dieron los fallecimientos en contextos diversos; mucha gente murió, por ejemplo, en incendios durante saqueos a grandes negocios. Allí estaba la pregunta de si fue un incidente o no, porque hubo casos donde sí fue intencional, la policía lanzó cuerpos en locales para incendiarlos; eso está probado. Pero también hay muchos casos que no sabemos. 

Decidimos hacer la lista con la intención de decir «esto pasó», aprovechando que tenemos una visión panorámica porque el libro narra más o menos hasta marzo del 2020. Pretendemos hacer una especie de fotografía del momento: mostrar los rayados, mostrar los cambios de ciertos iconos y ciertos datos, pero finalmente no busca ponerle un cierre, no busca adentrarse en los motivos porque las calles saben. Además, es un bonito objeto como artículo. 

Las fotografías se las pedimos a la gente que estuvo allí. Llamamos a cinco o seis fotógrafos. Los contactamos por redes sociales y trabajamos directamente con ellos. El libro tiene fotografías exclusivas en ese sentido. La gente estuvo muy dispuesta y feliz de ver sus fotos publicadas. Y es bonito, mucha gente se lo obsequió a familiares, es un tema muy querido. 

Capítulo de la «Lista de fallecidos en el contexto de la revuelta».
Foto: Instagram @tempestadeseditorial.

Han salido otros libros de fotografía relacionados con la revuelta, pero son distintos. El nuestro tiene la particularidad de que, al mostrar la frase, ofrece un significado distinto cuando uno lo lee con calma. Otros libros van más por el lado estético; este aborda el contenido del rayado, de la manifestación escrita, y ese es el lado positivo que yo le veo. 

¿Cómo fue la experiencia de imprimir un libro en plena pandemia?

Lo terminamos de escribir en mayo y después, por la cuarentena, tuvimos el tiempo necesario para compilar lo que faltaba. Costó mucho llevar a cabo la impresión, pero se pudo hacer. El problema es que todavía no lo podemos lanzar. Pensamos en un lanzamiento virtual pero después decidimos esperar, y ahora ya pasó el tiempo. Quizá en algún momento haremos una presentación, pero ya no un lanzamiento.  

Hubo un par de ferias presenciales este año, pero no se ha dado la ocasión. Generalmente, cuando uno lo presenta el libro empieza su ruta, pero este ya tiene su camino. 

¿Y sabes sobre otras personas o editoriales que hayan hecho libros sobre la revuelta social?

Hay varios. De hecho, hace poco fui a una librería y tienen secciones especiales del estallido social. Estas van por todas las vertientes de lo que significa: el tema constituyente, discusiones teóricas, legislativas, sociales, hasta el tema callejero, testimonial; hay mucho material escrito. No te podría decir si hay alguno mejor que otro, faltan un par de años para decidir eso, todo está ocurriendo todavía. Hay muchas historias que contar, y muchas otras que siguen pasando. 

Nosotros regalamos un par de copias de nuestro libro, y nos seguimos esforzando en pasar copias a los compañeros y compañeras mutiladas, así como a los familiares de las personas muertas. Es un gesto mínimo, pero sentimos que el libro es de ellos. Nos ha costado a veces, pero lo hemos conseguido en varias ocasiones. 


[1] Paco: en Chile se refiere a oficiales,carabineros etc. Referencia: https://diccionariochileno.cl/term/Paco

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