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La corrección editorial

En las editoriales se trabaja con textos que serán impresos y publicados para la venta. Para minimizar los errores, hay dos tipos de correctores que se encargan de revisarlos.

Un manuscrito tiene que pasar varios tipos de revisiones antes de ser impreso, publicado y presentado al mundo. Aparte del editor, que decide lo que se debe hacer con este y hace correcciones por su lado, el texto debe pasar por una corrección de estilo, de modo que este quede uniformizado y la cantidad de errores sea mínima o ―si es posible― nula. Por lo general, este trabajo queda a cargo de dos tipos de corrector: el de estilo y el de pruebas.

Corrección de estilo

Este tipo de trabajo consiste en revisar palabras reiterativas, construcciones sintácticas incorrectas, ortografía mal empleada, puntuación incorrecta, información inexacta, incoherencias y otros. En esta etapa se complementa la corrección de estilo con la corrección ortotipográfica, que se explica en este artículo.

El corrector debe tener en cuenta que no es el escritor, sino que está trabajando para ayudarlo. Por ello, debe tener cuidado en no alterar algo a voluntad. Cuando se enfrenta a un texto literario esto cobra mayor dificultad, ya que debe saber diferenciar algo que no está bien escrito de alguna licencia creativa.

Corrección de pruebas

Después de pasar por la revisión del corrector de estilo, por el editor y el autor, y la editorial decida que el manuscrito está listo para la imprenta, aparece el corrector de pruebas. Este confronta el libro con las pruebas de imprenta, asegurándose que todas las revisiones hechas previamente se hayan seguido, y que no se haya alterado ninguna línea, título, sangría o se haya compaginado mal a la hora de imprimir. El corrector de pruebas también debe revisar el trabajo del corrector de estilo, y a veces encuentra errores que este no pudo ver.

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