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Julio Isla: «Ninguna colección es perfecta, pero nuestro horizonte es la diversidad literaria en épocas y en géneros.»

El editor de Alastor Editores explica de qué manera logró posicionar su colección de clásicos en la librería El Sótano de México.

Entrevista de Talía Chang

Alastor Editores es un sello peruano dirigido por Julio Isla Jiménez y su esposa, Zory Aguirre. Se dedican a publicar, principalmente, poesía y teatro, tanto en clásicos como obras de autores nuevos. Gracias a que el año 2021 el Perú fue invitado de honor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la editorial se sumó a la comitiva nacional que presentó sus títulos, así como a las diversas mesas de negocios. De esta manera, su colección de clásicos «La fuente escondida» ya está a la venta en la librería El Sótano, con locales a lo largo de todo México.

La fuente escondida está compuesta por títulos como Divagaciones. Seguido de Prosa diversa, de Stéphane Mallarmé; Cadacual. La pieza del hombre rico en trance de muerte, de Hugo von Hofmannsthal; Prometeo liberado de Percy Bysshe Shelley; La trágica historia del doctor Fausto, de Christopher Marlowe; y El Banquete. Seguido de Ion, de Platón.

¿Cómo llegó la colección La fuente escondida a la librería El Sótano?

Antes, quisiera explicar un poco sobre la historia de «La fuente escondida». Esta colección de clásicos se llama así porque es la continuación no oficial de «El manantial oculto», editada por Ricardo Silva Santisteban en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) entre finales de los 90 y comienzos del 2000; llegaron a casi cien títulos. La colección se canceló, pero Ricardo, como es un gran trabajador del libro, continuó la colección con la Biblioteca Abraham Valdelomar y sacaron hasta el título número veinte. De ahí, intervino la Academia Peruana de la lengua como coeditora, y como pasa con todas las colecciones, alguno de los socios se retira en algún momento. En ese momento Alastor entró a tallar, y decidimos continuar desde el numero veintidós de la colección, ahora vamos por treinta y tres títulos y vienen muchos más.

Aprovechando que Perú era país invitado de la FIL Guadalajara, Alastor participó en las ruedas de negocios armadas por los organizadores de la Feria. De ese modo logramos colocar dieciocho títulos de Alastor en la librería del stand de Perú, más que nada autores nacionales. Allí no entraron nuestros clásicos. Pero entre estas reuniones nos juntamos con la librería El Sótano. Yo llevé títulos peruanos y algunos clásicos, y pensé que tal vez iban a mostrarse interesados por los títulos peruanos porque Perú era país invitado, pero como El Sótano es una librería no solo especializada en literatura, sino también vende autoayuda, historia, y recibe a editoriales independientes, por lo que se mostraron más interesados en los títulos clásicos bajo la premisa de que William Blake y Paul Válery son los mismos aquí y allá, pues son autores ya consagrados por el tiempo. En cambio, como me dijo la encargada, los títulos peruanos, por buenos y maravillosos que sean, iban a costar mucho más trabajo colocarlos en México, pues necesitaría una campaña muy fuerte para venderlos. Entonces me compraron como diez títulos de clásicos, con cargo a comprar más porque les gustó mucho que sean títulos accesibles y muy variados, ya que esta colección tiene mucho de poesía, de teatro y de filosofía, como Platón, por ejemplo. Es comprensible que para ellos resulte más fácil comercializar en el mercado mexicano autores clásicos que contemporáneos.

¿Cómo y por qué se encarga Alastor de publicar clásicos?

No es fácil publicar clásicos, hay que tener cuidado en hallar la traducción correcta, que el texto esté disponible. Muchos son del gusto personal, pero también hay de nuestro bagaje literario. Como Ricardo es un traductor connotado con muchas traducciones por detrás, felizmente al tenerlo como director de la colección tenemos a la mano muchas de sus traducciones. Por ejemplo, en esta colección llevamos cuatro títulos publicados de Mallarmé, dos de poesía, uno de prosa y uno de la correspondencia del poeta que salió en marzo. Entonces, hay de gusto personal, pero también tenemos que evaluar nuestras posibilidades. A veces tenemos ganas de publicar a aun autor, pero los derechos están a mano de una editorial más grande, así que muchas veces echamos mano de autores en dominio público y con una traducción que tengamos disponible. De ese modo, vamos armando el catálogo poco a poco.

Me parece que falta algo de narrativa en la colección, pero es algo que se puede subsanar. El catálogo busca ser equilibrado. Aunque es cierto que no hemos publicado a muchas mujeres en los clásicos, eso lo compensamos publicando a varias autoras contemporáneas en otras de las colecciones de nuestro sello. Ninguna colección es perfecta, pero nuestro horizonte es la diversidad literaria en épocas y en géneros.

Correspondencia, de Stéphane Mallarmé (2022). Imagen sacada de la página de Facebook de la editorial.

¿Qué tal ha sido la recepción del público mexicano?

Aún no hay noticias de eso, es muy pronto. Sin embargo, los dieciocho títulos de Alastor que mandamos a la FIL Guadalajara están disponibles en la librería Carlos Fuentes, adonde pasaron todos los títulos que estuvieron disponibles en el stand de Perú, y se están vendiendo de manera bastante aceptable para ser autores no tan conocidos. Sería interesante ver dentro de un tiempo cómo ha sido la recepción del público mexicano, tienen tantas publicaciones propias que pueden leer autores nacionales sin necesidad de recurrir a tanta literatura extranjera. Y uno un poco trata de entrar, en algunos casos se logra y en otros no tanto, pero no tenemos ninguna ansiedad ni pecamos de ingenuos al creer que a la primera vamos a conquistar el mercado mexicano, esto es un trabajo de muchos años.

¿Qué características consideras que deba tener una publicación para llegar a un público extranjero?

En cuanto a los clásicos, hay que considerar si la obra está disponible en otros países. En el caso de Mallarmé, por ejemplo, me consta que no hay muchas traducciones en el extranjero porque es un autor difícil, sobre todo su poesía, y cuando hay no siempre están traducidas de una manera muy acertada. Traducciones al español de su Correspondencia, como la que publicamos este año, casi no existen y puede ser un libro muy pedido si se usan los canales adecuados, no masivamente por supuesto, pero es un título que no abunda en el extranjero, a diferencia de publicar una traducción más de una novela que cuenta con varias traducciones. Se podría ver entonces por el lado de llenar vacíos en los catálogos, y creo que la Correspondencia de Mallarmé cumple ese cometido. Además, siempre hay que hacer una buena introducción, utilizando las ultimas ediciones de referencia. Mallarmé es un autor relativamente de culto, que siempre va a tener lectores; no estamos hablando de algo masivo, pero cuando hay expectativa se nota porque el público lo pide. Por ejemplo, antes de que suceda lo de México, estuvimos en España, y me pidieron mucho el libro de Mallarmé, y lo mismo ocurrió con Chile, lamentablemente es complicado enviar por los costos. Entonces en cuanto a los clásicos te podría decir eso: que no abunden ediciones en el extranjero, que haya pocas traducciones, y que sirva para llenar un vacío de catálogo.

En el caso de autores contemporáneos, se hace necesario hacer un trabajo de marketing importante, que sea sincero y realista, colocarlo poco a poco en algunos lectores claves. Estos pueden ser otros escritores. Por ejemplo, cuando estuve en la FIL Guadalajara aproveché para obsequiar ejemplares del libro La vida de las marionetas de Fiorella Moreno a Mónica Ojeda, Valerie Mills, la directora de la revista Granta, Alberto Chimal, Cecilia Eudave, entre otras personalidades; los obsequié sin ningún otro interés que el libro sea leído. Y resulta que Alberto Chimal lo leyó, le gustó, y entonces lo recomendó en una encuesta literaria en Twitter, que no es gran cosa, pero al menos la mención sirvió para ponerla por un tiempo en un panorama más allá del Perú. Siempre hay que buscar que el libro llegue a las manos adecuadas. Y por supuesto es un trabajo de largo aliento, porque por más calidad que se tenga, si no te leen, no van a poder saber de ti. Y en este caso creo que no se ha acabado todavía, no terminan las menciones y todo eso.

¿Alastor adquiere las traducciones o las hace por su cuenta?

La traducción de los libros de Mallarmé es de Ricardo, quien, aunque ha traducido mucha prosa literaria, es un extraordinario traductor de poesía. Entonces allí tenemos un caudal de traducciones para tener un fondo de catálogo. Creo que toda editorial debe tener un fondo de catálogo para funcionar, es muy difícil construir algo con dos o tres títulos.

Dijiste que también llevaron títulos a España. ¿Cómo fue esa experiencia?

Sí, fuimos a presentar en Madrid y Barcelona nuestra edición conmemorativa de Trilce, que incluye de manera facsimilar las dos ediciones de Trilce publicadas en vida de Vallejo. Y nos fue bastante bien, aprovechamos para dejarlos en un stand de la Feria del Libro de Madrid. El librero que lo acogió dijo que se iba a vender sin duda porque es el centenario de Trilce y no hay otra edición facsimilar en toda España; incluso le pusieron un cartel para promocionarlo. Y en octubre iremos a París a presentarlo, porque Vallejo y París tienen una relación ya consabida, y esperemos que haya una buena acogida entre los vallejistas latinoamericanos y franceses, ya que un facsimilar siempre despierta interés en cualquier estudioso.

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