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María Zambrano. A treinta años de su muerte

María Zambrano fue una de las filósofas y escritoras más importantes de España. Su campo de investigación exploró el territorio poco visitado de la poesía visto desde la filosofía.

María Zambrano Alarcón fue una de las intelectuales más importantes de España. Fallecida el 6 de febrero de 1991, obtuvo en 1981 el Premio Príncipe de Asturias, y siete años después, en 1988, se hizo con el Premio Cervantes. Ambos galardones se consideran los premios literarios más importantes del país. 

Sobre su vida

Zambrano nació en 1904 en Vélez-Málaga; fue hija de los maestros Blas Zambrano García de Carabante y Araceli Alarcón Delgado. Fue estudiante de filosofía y participó en diferentes revistas de corte intelectual y ensayístico. A pesar de su juventud, la invitaron a la tertulia de la Revista de Occidente, círculo en el que actuaría de mediadora entre Ortega y Gasset y otros escritores jóvenes.

Al estallar la guerra civil española, se volvió miembro de diferentes grupos formados en respuesta al constante ataque hacia los escritores, como la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura. Tras una breve estancia en México volvió a España en plena diáspora española. Hacia 1939, la escritora se embarcó en un autoexilio, primero refugiándose brevemente en París, para luego volver a México. 

Viajar se convertiría en una práctica regular que le permitió conocer a diferentes artistas alrededor del mundo. Lezama Lima llegaría a escribir: «María se nos ha hecho tan transparente / que la vemos al mismo tiempo / en Suiza, en Roma o en La Habana».

Su obra y legado

Los aportes más influyentes de Zambrano pertenecían a las obras en las que reflexionaba en torno al pensamiento. La primera obra que introducía esa reflexión fue Filosofía y poesía, publicada en 1939, año del exilio. Según el blog Lletra de dona de la Universidad de Barcelona, la obra «trata de dilucidar la génesis común de la filosofía y la poesía, y la halla en una idéntica actitud primera ante el mundo: la admiración ante las cosas, el “pasmo extático” ante lo real». Esta reflexión será más ampliamente estudiada en El hombre y lo divino, considerada como su obra más trabajada. El libro termina por esclarecer la propuesta de una «razón poética», aquella que motiva nuestras respuestas frente al acto de la reflexión. De acuerdo a la editorial Alianza, esta es la obra clave que termina por unir todas sus ideas y pone en manifiesto la más acabada presentación en cuanto a la reflexión filosófica de la autora.

Poco antes de su muerte, María Zambrano llevó una actividad intelectual imparable, que culminaría con la recepción del Premio Cervantes en 1988. Falleció en Madrid tres años después. Los homenajes póstumos continuaron, entre los que destacan el nombrar a la estación de ferrocarriles de Málaga y la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid después de la filósofa.

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