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Aldous Huxley: sesenta años sin su mundo feliz

Escritor y filósofo británico, es conocido por sus mordaces críticas hacia las convenciones, normas y estereotipos sociales hechas a través de sus novelas y ensayos. En la actualidad, Huxley es reconocido como uno de los principales representantes del pensamiento moderno.

Si George Orwell se adelantó al tiempo mediante obras como 1984 (que sentaba las bases del concepto del gran hermano) en palabras de JG Ballard, «Aldous Huxley anticipó correctamente más cosas». En tanto que la visión orwelliana se limitaba únicamente a un periodo específico de la historia (el estalinismo) las predicciones de Huxley tomaron como base los horrores del presente proyectados hacia un futuro indeterminado.

La máxima expresión de lo que afirma Ballard es Un mundo feliz, para muchos considerada como una visión precisa del mundo actual y la mejor novela de Huxley. Cuesta creer que una novela escrita en 1932 anticipase problemáticas asentadas dentro de la sociedad: El descontento del hombre, el bombardeo publicitario masivo, el libertinaje sexual, el entretenimiento como arma de distracción social, reproducción in vitro, el consumismo y el capitalismo, entre otros.

La novela desplaza el concepto de Dios por el de Ford como omnipotencia (en alusión a Henry Ford, empresario del sector automotriz) como símbolo de la tecnología como la suprema fuerza del universo. Por algo, Huxley reemplaza la cruz por una “T”. En el año 632 después de Ford, un grupo de científicos determina que la sociedad se organiza desde el nacimiento. Por ello, un nuevo orden mundial emplea técnicas para manipular la reproducción humana, para adaptarlos a necesidades específicas, de acuerdo a la posición social.

En esto vemos que Huxley coloca la esclavización como el destino ineludible de la humanidad. La ciencia, los medios de comunicación, los medios de entretenimiento estás direccionados a someter al hombre, despojándolo de la libertad que debería tener por antonomasia. Las sociedades distópicas, como las de Bradbury o Úrsula K. Le Guin, se caracterizan precisamente por estimular el imaginario de las personas respecto a la fatalidad.

En el mundo feliz de Huxley no solo encontramos un vaticinio sólido del futuro, sino también una crítica certera a quienes propiciarán esta catástrofe. Una historia similar se nos presenta en La isla, en la que Huxley confirma que el hombre se acerca cada vez más a un periodo interminable de esclavitud, pero introduciendo nuevas problemáticas como la superpoblación, la ecología, la ruptura de la democracia.

A sesenta años del fallecimiento de uno de los filósofos más importantes de la historia de la literatura, tenemos una oportunidad para redescubrir su obra y dar una nueva lectura a Un mundo feliz. Estamos seguros de que no saldrán defraudados.

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