A sus 75 años, Art Spiegelman es considerado uno de los historietistas alternativos en Estados Unidos. Influenciado por la corriente underground, daría lugar a la creación de Maus, su obra más aclamada y la primera novela gráfica en ganar el Premio Pulitzer de 1992. En septiembre de 2022, fue condecorado con Medalla por Contribución Distinguida a las Letras Estadounidenses.
*Foto de portada: Getty Images
Itzhak Avraham ben Zeev Spiegelman, más conocido como Art Spiegleman, nació el 15 de febrero de 1948, en Estocolmo. Proveniente de una familia judía polaca, él y sus padres emigraron a los Estados Unidos en 1951. Desde una edad temprana, demostró dotes para los dibujos animados, por lo que decidió estudiar cartooning en la School of Art and Design de Manhattan. A la edad de dieciséis años, comenzaría a hacer trabajos profesionales como dibujante. Asistió a la Universidad de Binghamton, en donde conoció al director de cine Ken Jacobs. El pensamiento del cineasta dejaría una huella en la obra de Spiegelman.
En 1971, se mudó a San Francisco, en donde se unió al movimiento del cómic underground. Dentro de este, experimentó con la forma y exploró temas más personales, como el Holocausto y el suicidio de su madre. A lo largo de la década de los setenta, experimentó con diversos estilos, desde el cubista, noir, soft core, hasta la parodia. En 1980, junto a su esposa Françoise Mouly, fundó la revista Raw, en la que participaban historietistas vanguardistas americanos y europeos. Fue en esta revista, donde Spiegelman serializó la que sería su obra maestra: Maus.
Una nueva forma de contar el Holocausto
Maus es considerada una de las obras más representativas de la novela gráfica contemporánea, debido a que no siguió los cánones tradicionales del cómic. La historia se desarrolla a partir de las experiencias del propio autor y las entrevistas a su padre, quien narra sus vivencias como judío polaco y superviviente del Holocausto. Con estos elementos, Maus es una obra en la que se mezclan diversos géneros, como la autobiografía, la memoria o la historia. De esta forma, reivindicó la autonomía del cómic, demostrando que puede abordar diversos temas sin abandonar las convenciones gráficas.
A lo largo de las páginas, se puede apreciar que Spiegelman hace uso de técnicas vanguardistas, como el expresionismo; así también, como el trazo anguloso y nervioso inspirado en las xilografías del siglo XIX. Asimismo, emplea recursos propios de las fábulas clásicas, al diferenciar a los diferentes grupos humanos por medio de animales: ratones (judíos), gatos (alemanes), cerdos (polacos), ranas (franceses), ciervos (suecos), perros (estadounidenses) y peces (británicos). En ello, se podía ver una influencia de los cómics que tenían como protagonistas a animales que hablaban; e incluso de los cartoons, como Tom y Jerry. Asimismo, se puede apreciar un fuerte componente proveniente de las fábulas clásicas. Sin embargo, el historietista buscaba resaltar la reducción del individuo a una mera identidad nacional, étnica o racial, que fue propiciada por el Holocausto.