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Un recorrido por las librerías de algunas ciudades del Perú

En el marco de las celebraciones del Día de las Librerías, les dejamos una lista de los mejores espacios del libro en algunas ciudades del país, tanto en el ámbito físico como virtual. Esta es una buena ocasión para darse una vuelta por tu librería favorita y ver las novedades que ofrecen.

Librería El Virrey

Fundada en 1973 , es considerada como una de las librerías más tradicionales de la capital, con espacios para la lectura y la degustación de café, inigualable combinación. Se ubica en Miraflores

Librería Communitas

En los últimos años, esta librería se ha convertido en el punto de atención del publico lector debido a su especialización en literatura, humanidades, ciencias y derecho. Asimismo, muchos lectores visitan sus instalaciones en San Isidro, pues consideran que es una de las librerías más completas de Lima, además de poseer títulos rebuscados y algunas rarezas.

Book Vivant

En esta librería encontramos el maridaje perfecto: libros y vinos. Ubicada en San Isidro, ofrece una grata experiencia al público lector, debido al amplio catálogo de títulos que poseen. Libros de editoriales como Ampersand, Gris Tormenta y Godot son distribuidas en esta librería especializada en literatura, libros sobre libros y estudios literarios.

Librería-café Vallejo

Esta innovadora propuesta ofrece la fusión clásica de café y libros. Por otro lado, es centro de diversas actividades culturales, como conversatorios y presentaciones de libros.

Placeres compulsivos

Ubicada en pleno corazón de Barranco, la propuesta de esta librería busca promover la literatura femenina, rompiendo así como muchos estereotipos incrustados en el sector. Libros de autoras como Mariana Enríquez, Chimamanda Ngozie Adichie, Lucía Berlín, Katty Adaui, entre otras, permanecen en las repisas de esta interesante librería.

Crisol, Íbero y SBS

Representan las cadenas más importantes de librerías a nivel nacional. En el caso de Crisol, cuenta con más de cuarenta tiendas en todo el Perú y planea algunas expansiones en Lima. Íbero Librerías, por otro lado, mantiene locales en ciudades estratégicas como Huancayo, Ica y la capital.

Licántropo

Ubicada en la segunda cuadra de la calle Santa Marta, en Arequipa, esta librería es dirigida por Misael Ramos, librero con más de treinta años de experiencia. Entre su vasto catálogo, se encuentran libros académicos, técnicos y literarios, así como poemarios y obras de distintos autores arequipeños.

Librería Inkari

Se encuentra en el centro del Cusco y es el punto perfecto para lectores amantes de los libros de historia, arqueología y arquitectura.

¿Qué encontramos en redes y web?

Tras la pandemia del covid-19 es imposible hablar de librerías si se soslaya el ámbito web. Y es que entre el 2020 y el 2024, diversos emprendimientos libreros online mantienen cautivo a lectores que buscan títulos exclusivos, y algunos descatalogados.

Este es el caso de Librería Fraga, conocida por ofrecer títulos de historia, literatura y novela gráfica, a precios accesibles y con ofertas interesantes. También tenemos a Noa Librería, especializada en literatura y estudios literarios; La pluma del mendigo también es otra interesante librería que en los últimos meses amplió su catálogo con títulos de la editorial Anagrama. Por otro lado, están La gata bajo la lluvia y Desdémona Librería, que es un caso particular, pues si bien se mantiene en redes sociales, posee un local en el jirón Camaná, en el Centro de Lima.

Da el primer gran paso hacia el sector editorial

¿Eres un apasionado por los libros? Entonces, este curso es para ti. En la Escuela de Edición de Lima hemos diseñado uno de los programas más completos que te ayudará a dar un gran paso hacia el sector editorial.

Coordina tu participación aquí: wa.me/51968788289.

Trabajar con manuscritos y emprender el proceso correcto hasta darle forma a una publicación, qué duda cabe, es un oficio de orfebrería. En tiempos en los que la necesidad de generación de contenidos para distintos soportes ha sobrepasado la demanda, la figura del editor cobra especial relevancia, como aquel profesional que los gestiona y hace funcional cada parte que los compone.

Un gran paso hacia el rubro editorial

La Escuela de Edición de Lima presenta el Curso Integral de Edición de Publicaciones (CIEP) uno de los programas más completos (160 horas lectivas) de formación de editores capacitados para emprender proyectos vinculados al sector libro. A la fecha, cuenta con 22 promociones de editores egresados, quienes se encuentran laborando en distintas instituciones, empresas del rubro o han iniciado fructíferos proyectos propios.
El CIEP está dirigido para todos los profesionales que busquen poner en marcha iniciativas editoriales propias o de terceros. Mediante sesiones teóricas y prácticas, los estudiantes conocerán los fundamentos que rigen la labor editorial, así como los distintos casos en los que interviene el editor durante el proceso de publicación. Asimismo, el curso ofrece también una serie de asignaturas que complementarán los principales saberes de la edición.

Las clases empiezan el lunes 25 de noviembre, en línea y en directo para todo Perú, Argentina, México e Hispanoamérica. A través de nuestra plataforma de transmisiones y el sistema de registro, las clases quedarán grabadas, por lo que los participantes podrán seguir el programa tanto de manera sincrónica como asincrónica.
El curso está compuesto por cinco módulos repartidos en diez meses. Asimismo, cada alumno contará con un pase determinado para acceder a las grabaciones y descargar los materiales brindados por los docentes en clase. De este modo, el CIEP no solo se convierte en una interesante alternativa de perfeccionamiento profesional, sino también en un sistema de aprendizaje constante.

¿Cómo puedo participar?

Comunícate con nuestros asesores en línea, accede a nuestras promociones especiales de lanzamiento y separa tu vacante. Puedes escribirnos a los siguientes contactos:
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Inscríbete gratis en nuestro curso de Estrategias de Promoción para Autores

¿Eres un autor que busca difundir mejor su trabajo? Capítulo Uno y el Centro de Desarrollo Editorial presentan «Estrategias de Promoción para Autores» Por única vez el ingreso será libre. Inscríbete en el siguiente enlace: https://forms.gle/QHP4HUzN7JCSGgY79. Acá conocerás las estrategias que te permitirán expandir tus trabajos y cumplir tus objetivos.

Una historia bien contada merece ser conocida. En medio de un mercado contraído, donde las preferencias de los lectores son diversas, así como sus exigencias, es necesario que un autor maneje técnicas y herramientas que le permitan promocionar sus obras de manera óptima.

Una nueva perspectiva del marketing aplicado al sector del libro

Por ello, en Capítulo 1, escuela de escritura creativa, hemos diseñado dos jornadas prácticas y teóricas del curso Estrategias de Promoción para Autores, en las cuales aprenderás distintos métodos para canalizar tus obras hacia nichos específicos de lectores, así como expandirlas hacia distintos mercados.

La cita es este martes 10 y jueves 12 de diciembre, de 19:30 a 21:30 horas (Lima, Bogotá). Las sesiones se transmitirán en línea y en directo para todo Perú México e Hispanoamérica, a través de nuestra plataforma interactiva de transmisiones. El ingreso es libre y para participar solo debes llenar el siguiente formulario para quedar automáticamente registrado: https://forms.gle/QHP4HUzN7JCSGgY79

Nuestra docente

Las clases estarán a cargo de la docente mexicana Nancy García, directora y socia fundadora de Lecturable, agencia de diseño de estrategias para la industria del libro. Es licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma Metropolitana y magíster en Mercadotecnia y Publicidad por la Universidad Iberoamericana. Actualmente gestiona proyectos de difusión y marketing para la Feria del Libro de Frankfurt y diversas editoriales nacionales e internacionales.

Un primer paso hacia la escritura creativa

Quienes participen en estas dos jornadas, estarán preparándose en la antesala al Programa de Escritura Creativa que comenzará en enero de 2025, el cual estará conformado por seis cursos y un laboratorio de edición y publicación de un libro en formato impreso y digital, el cual considerará los mejores trabajos de los alumnos.

Más detalles aquí: wa.me/51968788289

Alí Chumacero: el editor de Juan Rulfo

El 22 de octubre del 2010 fallece el poeta, ensayista y editor mexicano Antonio Eustolio Mohamed Ally Chumacero Lora, conocido como Alí Chumacero. Fue editor del Fondo de Cultura Económica y tuvo a su cargo una de las obras más importantes de la literatura latinoamericana que, por cierto, tendrá su película en Netflix.

Alfonso Chumacero, hermano del poeta, dijo que el joven Alí fue expulsado de la preparatoria por su afiliación comunista. Desde aquel entonces, la vida de Alí Chumacero tomó un camino poco convencional, lo cual desembocaría en la vocación literaria y editorial. Tras su traslado a la Ciudad de México, el poeta empieza a nutrirse de lecturas de autores como Carlos Pellicer, Xavier Urrutia y Gilberto Owen, con quien entabló amistad.

Los primeros poemas de Chumacero fueron escritos en 1936. A los 19 años, mientras estudia en la Universidad Nacional Autónoma de México, funda la revista Tierra Nueva y permaneció como codirector desde el primer número publicado en 1940 hasta 1942.

En esto vemos que el oficio de Alí se desenvolvió en los años en que la labor editorial se sostenía en suplementos y revistas. Pero no fue sino hasta su ingreso al Fondo de Cultura Económica en que se desplegó toda esa suma de lecturas, autores y aficiones literarias. En el transcurso de aquellos días, en la que la fiebre editorial ebullía en torno a Chumacero, es que se le encarga la edición y corrección de Pedro Páramo, la obra más importante del escritor mexicano Juan Rulfo.

Este trabajo generó muchas leyendas urbanas en torno al trabajo realizado con el manuscrito original de Rulfo. Según los testimonios que recoge David Medina Portillo, en artículo titulado «Diez años sin Alí Chumacero», del 21 de octubre de 2020, conocidos del editor como Huberto Bartis afirman que Chumacero «aventaba puntos y comas como maicitos a las gallinas» mientras corregía el manuscrito.

El mismo Medina Portillo, quien conoció a Alí, recoge también su respuesta en la que afirma que «yo no añadí ni quité nada aparte de algunas comas. Sus libros se publicaron tal y como Juan entregó los originales». Pese a ello, los rumores se alimentaron durante muchos años en la escena literaria mexicana.

Ahora que Pedro Páramo tendrá su película en Netflix, podremos comprender un poco más la trascendencia de esta obra, la cual marcó a generaciones de lectores. Y, no solo ello, sino que también es motivo de repensar la importancia del editor en cuanto a la supervisión y manufactura de un libro.

Mira el tráiler de Pedro Páramo aquí:

Cuando Hitler atropelló a Seix con un tranvía

El 21 de octubre de 1967, en la ciudad de Fráncfort, fallece Víctor Seix, editor de la legendaria editorial Seix Barral, tras ser atropellado por una tranvía de la línea 30 . Pero, ¿Sabían que Adolf Hitler fue el responsable de este accidente?

La Feria del Libro de Fráncfort, la más importante a nivel mundial, está llena de historias increíbles y anécdotas que, de no ser por los testimonios y escritos que se han hecho, pasarían por eventualidades arrancadas de la ficción. Por ejemplo, el caso del tranvía de Hitler es uno de ellos.

Pero, vale decir que no se trataba del Adolf Hitler autor de Mi lucha y de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, sino de un conductor que por esas coincidencias increíbles que guarda la vida llevaba el mismo nombre que el líder del Tercer Reich. Este fatídico accidente le costó la vida a Víctor Seix, editor de Seix Barral, quien fuera de los responsables que convirtió a Barcelona en la capital europea del libro.

Víctor Seix (lado izquierdo) editor de Seix Barral

Se dice que el editor, tras haber pasado todo un día en la Feria de Fráncfort, se dirigía a la ópera cuando Hitler, al timón del tranvía lo atropelló. Seix fue trasladado al Hospital Universitario, pero no recobró el conocimiento y falleció pocos días después. Carlos Barral, editor también de la prestigiosa editorial catalana, cuenta que visitaba el cadáver todos los días para constar su identidad, al punto que terminó por llamar a esos momentos «la visita a la cosa amarilla».

Lo curioso de este asunto es que Hitler atropelló a Víctor Seix a pocos kilómetros en dónde, cuatro años antes, Kurt Wolff, editor alemán que revisó y editó al autor checo Franz Kafka, también había sufrido un accidente a causa de un tranvía.

Si tomamos en cuenta que en aquel entonces todavía quedaban remanentes y simpatizantes del dictador alemán, no es descabellado pensar que el Hitler que acabó con la vida de Seix fuese uno de los tantos admiradores del régimen nazi. Un final que, como bien dijimos, pareciera una ficción bien construida.

El polémico prefacio del editor Andreas Osiander

Teólogo protestante, editor alemán y predicador en Nuremberg, la figura de Andreas Osiander (19 de diciembre de 1498 – 17 de octubre de 1552) es recordada por un polémico escrito que causó revuelo en torno a uno de los autores más destacados del campo científico. En la siguiente nota te contamos de qué se trata.

La concepción heliocéntrica del universo planteada por el astrónomo polaco Nicolás Copérnico, la cual se mantenía alejada de los principios aristotélicos del homocentrismo y el geoestaticismo, generó inquietudes en los sectores conservadores y en el círculo científico de aquel entonces. Por ello, Andreas Osiander, versado en la edición de diversos textos matemáticos y conocedor de dicho campo, entabló comunicación con Copérnico a través de cartas, en las cuáles le aconsejó retomar la distinción clásica que separa a la astronomía de la cosmología.

Pese a la negativa de Copérnico, Osiander publicó el libro en 1543, uno de los títulos científicos más importantes de la historia: De Revolutionibus Orbium Coelestium, o en español Sobre la revolución de las esferas celestes. Lo interesante de esta publicación es que el editor, al ver que Copérnico no había tomado en cuenta sus sugerencias, añadió un prefacio no firmado e independiente, en el cual explica que el modelo presentado «no debía ser entendido como una descripción del universo como realmente era, sino como una herramienta matemática para aclarar y simplificar los cálculos que tienen que ver con el movimiento de los planetas».

El comentario de Osiander apareció en las primeras ediciones de la obra de Copérnico, sin embargo, durante mucho tiempo se le atribuyó dicho escrito al autor. Hoy en día se sabe que Copérnico no autorizó la publicación del prefacio; además, ni siquiera sabía que ese texto iba a incluirse en su obra, para evitar posibles críticas y controversias a causa del cuestionamiento al sistema geocéntrico.

Debido a la acción de Osiander, los planteamientos de Copérnico perdieron el matiz revolucionario que pretendían iniciar en la comunidad científica. No fue sino hacia la segunda mitad del siglo XVI que el heliocentrismo copernicano ganó suficientes adeptos para cumplir con su objetivo inicial. Personalidades como Thomas Digges y Giordano Bruno rechazaron el prefacio del editor, cuya identidad fue revelada por el astrónomo alemán Johannes Kepler en 1609.

Alfredo González Prada: el custodio del Apóstol de la muerte

Según el crítico literario Luis Alberto Sánchez, fue un escritor «escritor conciso, refinado y culto», sin que ello le haya hecho justicia a su obra. En esta nota, conoceremos un poco más acerca de la labor Alfredo González Prada, como autor y editor, a quien debemos el cuidado y divulgación de la obra de su padre, Manuel González Prada.

La obra de Alfredo González Prada inició entre los intrincados senderos de la poesía. De hecho, sus inicios se gestaron en el legendario grupo Colónida, liderado por Abraham Valdelomar. Sin embargo, pronto forjó una carrera diplomática que lo llevaría a radicar fuera del Perú durante muchos años. Sin embargo, esto no truncó su vínculo con las letras, pues ejerció como compilador y editor de muchas de las obras de su padre, el llamado Apóstol de la muerte Manuel González Prada.

En paralelo, también tuvo un breve paso por la prensa peruana, como redactor del diario La Prensa. En tanto, mientras fungía como miembro activo de Colónida realizó una contribución a la antología poética Las voces múltiples (1916). En tanto, se dice que abandonó la carrera diplomática debido a que tras el ascenso al poder de Luis Miguel Sánchez Cerro el 8 de diciembre de 1931, Luis Miró Quesada de la Guerra, codirector del diario El Comercio, fue nombrado canciller; por tanto, González Prada decidió no trabajar al lado de quien fue enemigo de su padre durante muchos años.

Tras ello y la muerte de Felipe, su único hijo, en 1933, Alfredo se dedicaría a recorrer Europa, parte de Sudamérica y Estados Unidos, a la vez que se encargaba del manejo de distintos emprendimientos editoriales. Por ejemplo, fue el encargado de publicar Elegías de la cabeza loca (1937), del poeta Alberto Ureta, al igual que Pensamientos, de Fernando Tola. Su proyecto más ambicioso fue la recopilación y edición de nueve volúmenes de la prolífica obra de su padre, las cuales fueron publicadas en una exquisita edición. Dicha tarea no fue fácil, ya que González Prada dejó una vasta obra dispersa en manuscritos muchas veces indescifrables y algunos de ellos perdidos. La titánica labor fue continuada por Luis Alberto Sánchez.

Su cercanía con el círculo literario lo llevó a cooperar con el poeta César Vallejo —y a escribir un estudio sobre su obra—, así como también con José Carlos Mariátegui, entre otros intelectuales de la época. Alfredo González Prada falleció el 27 de junio de 1943, tras lanzarse del piso 22 del edificio Hampshire House de Nueva York, frente al Central Park.

Estos son los candidatos al Premio Nobel de Literatura 2024

Este jueves 10 de octubre, la Academia Sueca anunciará al ganador del máximo galardón de la literatura. Si bien pueden darse sorpresas, aquí te dejamos una nota sobre los candidatos y potenciales ganadores de este premio.

Como cada año, las especulaciones, pronósticos y apuestas giran en torno al escritor que se erigirá con el Nobel de Literatura. Recordemos que el año pasado, para sorpresa de muchos, el escritor noruego Jon Fosse se llevó el premio, pese a la poca difusión de su obra en distintas partes del mundo.

Can Xue, escritora china

Una de las candidatas que resuena en la escena literaria este año es la autora china Can Xue, de estilo experimental y comparada con el escritor checo Franz Kafka, debido a su estilo sombrío y fantástico. Entre sus obras traducidas al español se encuentran las novelas La frontera y Nubes flotantes ya envejecidas (Hermida Editores) y la colección de relatos cortos Hojas rotas (Aristas Martínez).

Gerald Murnane podría dar la sorpresa este año

Por otro lado, en distintos círculos literarios se vocean nombres como el novelista australiano Gerald Murnane, cuya novela más conocida es The Plains, publicada en 1982 y traducida al español como Las llanuras por Carles Andreu y distribuida por la editorial Minúscula.

Salman Rushdie, uno de los favoritos

En tanto, el nombre de Salman Rushdie también ha cobrado fuerza en los últimos días. Tomando en cuenta el atentado que sufrió el 12 de agosto de 2022 y la publicación de Cuchillo (2024), el autor británico se perfila como uno de los candidatos favoritos. Recordemos también que Rushdie es autor de exquisitas novelas como Hijos de la medianoche (1981), Los versos satánicos (1988), La decadencia de Nerón Golden (2017), entre otras.

Haruki Murakami, candidato todos los años y un nombre a tener en cuenta

Asimismo, el escritor japonés Haruki Murakami, asiduo candidato todos los años, salta a la palestra con un galardón importante bajo el brazo: el Premio Princesa de Asturias que recibió el año pasado. Además, le preceden obras como La caza del carnero salvaje (1982), Tokio Blues (1987), Baila, baila, baila (1988), Kafka en la orilla (2002), 1Q84 (2009), Hombres sin mujeres (2014), entre otros.

Anne Carson, favorita y voceada en distintos círculos

Finalmente, nombres como la poetisa canadiense Anne Carson, el escritor antiguano-estadounidense Jamaica Kincaid y el autor húngaro  Laszlo Krasznahorkai también son considerados como potenciales ganadores del premio.

Y para ti, ¿quién es el candidato favorito para llevarse el Nobel de Literatura de este año?

Luis Hernández , la poesía y una artística devoción : una entrevista con Teo Pinzás, director editorial de Pesopluma

En una entrevista hablamos con Teo Pinzás, director editorial de Pesopluma, quien nos compartió su pasión y admiración por la obra del poeta Luis Hernández, la cual forma parte de su catálogo, así como los libros del autor que ha trabajado desde su empresa.

Luis Hernández, ¿por qué consideras que hasta hoy es tan popular y querido entre la juventud?

Es un poeta que supo establecer con sus lectores una relación genuina de cercanía, una complicidad. Muchos lectores lo consideran casi un amigo y le dicen «Luchito», con una familiaridad y cariño inéditos para un autor. Es decir, hablamos de un vínculo personal. Para lograr esa compenetración, el poeta usa algunas estrategias. Por ejemplo, suele referirse a un «tú» indefinido a la manera de la lírica, acortando la distancia con el lector, que asume esa posición. También utiliza un lenguaje coloquial, con humor, luminoso; emplea colores, elementos musicales y dibujos; y usa máscaras o alter egos para ocultarse y desdoblarse. También es un poeta desacralizador, que aproxima la poesía al llano, al día a día, y la abre a la cultura pop. Por otro lado, tenemos la definición «hernandiana» de la poesía como un quehacer paliativo: «poesía es aliviar el dolor». Tiene sentido que Hernández haya desarrollado una obra que busca deslumbrar y emocionar y distraer y entretener al lector, como si el libro fuera un dispositivo para mejorar el ánimo o un placebo para la imaginación.

El poeta Luis La Hoz señala que Hernández «era un espíritu que acontece cada cien o doscientos años». ¿Qué crees que diferencia a Luis Hernández de otros poetas de su generación?

Por un lado, su ostracismo. En una época en que la participación política era tan fuerte, con gran predominancia de la izquierda, Hernández —que era de izquierda— fue un disidente. Su idea del arte y del quehacer político simplemente lo colocaron en otra ribera. Él no pensaba en la lucha armada, sino en una revolución a través de la cultura, acaso en la línea de la revolución romántica. Quería creer en una transformación del espíritu de la época —o, cuando menos, de la nación— a través de la creatividad, aunque hacia el final de su vida mostró pesimismo. Él había perdido a su amigo, Javier Heraud, a consecuencia de su participación en la guerrilla y creo que eso lo distanció de la figura predominante del poeta-guerrillero. Por otro lado, la idea de obra en Hernández congenia con lo que Eco llama «obra abierta». La suya es una obra en movimiento, adrede amorfa, sin principio ni fin claro. En esa obra continua, construida por piezas tramadas una sobre otra, cada cuaderno suele contener pedazos de otros «libros» del poeta. Es una obra hecha con retazos y vacíos, llena de vasos comunicantes, que exige al lector una lectura activa para ordenar, conectar, completar, seleccionar, etc.

Incluso el mismo La Hoz señala que Hernández había soportado belleza, dolor y soledad. ¿En ello reconocemos la figura arquetípica del poeta?

La del poeta romántico, tal vez. Hay sin duda algo byroniano en Hernández y en la fabricación de su personaje como autor, así como una raigambre trágica como corriente de fondo. Este proceso de automitificación parte, creo, de la idea nietzscheana de amor fati, de la vida entendida como obra de arte. Es más, como LA obra de arte. Y también tenemos la nostalgia por el paraíso perdido, que desemboca en el poeta como un cazador de imágenes y sensaciones que experimenta el mundo con avidez y se mantiene abierto, receptivo a otros lenguajes, como los del mundo natural o el reino de los sueños, en la línea de Novalis. También tenemos el arquetipo del poeta niño, que se remonta a la figura de Apolo (niño dios) y toma ideas de libros como el Emilio de Rousseau. Este también se puede constatar en su afinidad con poetas-niños peruanos, como Oquendo de Amat y el Martín Adán de La casa de cartón; y en la idea general de que el poeta fue un puer aeternus. No obstante, como siempre con Luis Hernández, el poeta le da una vuelta de tuerca a los arquetipos y evade el lugar común. Zambra dio en el clavo cuando dijo que “Hernández no se parece demasiado a nadie, y ese es, finalmente, el motivo principal para leerlo”.

Teo Pinzás, director editorial de Pesopluma

El mar, ¿qué representa para Luis Hernández en su obra?

Encuentro en el mar una connotación relacionada con el absoluto. El mar, espejo del cielo, es una de las pocas entidades en el planeta que mantiene su misterio y nos vincula con una inmensidad, la del cosmos, que solemos olvidar. Es casi un punto de referencia, de perspectiva. También lo veo como el espacio de lo cíclico, en tanto es donde se oculta el sol; un espacio liminal, intermedio como la orilla, que puede ser tanto espacio de paz como potencia destructora. Además, tiene un componente nostálgico, porque la edad de oro hernandiana se ubica en la infancia, detenida frente al mar.

Las constelaciones, ¿representa la madurez de su obra?

No, pero sí la apertura del autor a nuevos riesgos e influencias que antes no estaban presentes. El argot callejero, el humor, el juego idiomático y el dato culto, entre otras cosas, ya afloran ahí y abren nuevos caminos expresivos. Pero, para mí, la etapa «madura» de Hernández está en los cuadernos que se elaboran entre 1970 y 1975. Y entrecomillo «madura» porque murió a los 35 años y siempre nos quedará la duda de qué más pudo haber escrito.

Tras el abandono del circuito institucional y de las publicaciones por parte del poeta, ¿son esos cuadernos autógrafos una especie de protesta?

No sé si dejar de publicar convencionalmente fue una especie de protesta, porque Hernández ya hacía cuadernos años antes de que le dieran el segundo puesto del Premio El Poeta Joven del Perú (1965), que es cuando adviene su «silencio editorial». Piensa que sus tres libros publicados en vida, Orilla, Charlie Melnik y Las constelaciones, existieron en versiones preliminares en cuadernos que han quedado registradas. También hay otros cuadernos que son centones; es decir, recopilaciones de fragmentos ajenos que el poeta iba transcribiendo y que después usaba en sus creaciones. Y, finalmente, tenemos los cuadernos de “madurez” del poeta, donde da rienda suelta a su impulso creativo. Entonces, podemos decir que hay una variedad de materiales autógrafos y ológrafos, y que no todos tenían el mismo propósito. Partiendo de lo dicho, creo que los cuadernos fueron sobre todo una respuesta a una necesidad de libertad artística y expresiva de Hernández. Durante su estancia en Alemania, él estuvo expuesto, por ejemplo, al movimiento Fluxus, que experimentó con el formato del libro de artista, por lo que es posible que haya aprendido ciertas cosas de este. La estudiosa Diana Rodríguez-Vértiz ha analizado este tema. Pero lo cierto es que Lucho ya tenía experiencia haciendo ediciones artesanales, como la minirevista Ágape, confeccionada a cuatro manos con Javier Heraud; o por su proximidad con revistas como Girángora (experimental) y Collage (artesanal). En resumen, creo que los cuadernos fueron la manera que encontró de ser absolutamente libre y fiel a sí mismo, creando sin tapujos y «sin segundas intenciones». A la par, ello le permitió tener una postura crítica ante la industria editorial de su tiempo y poner en discusión nociones como las de autor y autoría, poesía y obra, y un montón de cosas más. No ha habido muchos poetas con el potencial desestabilizador de Luis Hernández en nuestra literatura.

Vox horrísona, una de las grandes apuestas editoriales de Pesopluma

Un editor habla a través de su catálogo, ¿qué significa tener en el tuyo a Luis Hernández?

A Luis Hernández lo queremos muchísimo en Pesopluma. Es el poeta sobre el que construimos nuestra identidad, en buena medida, al punto de que nuestro nombre surge de un juego con unos versos de él que dicen: «Soy Luchito Hernández / Excampeón de peso welter». Está en la base de nuestro ADN porque moviliza valores con los que comulgamos, como el gusto por lo contracultural, nuestra preferencia por las voces disidentes y la amplitud experimental, la debilidad por lo lúdico, y la creencia en que la poesía y los libros pueden ser para todos. Luis Hernández es nuestro autor de bandera y por eso tenemos una colección entera dedicada a él.

Coméntanos un poco acerca del trabajo que se realizó con las ediciones de los distintos poemarios publicados.

De Hernández publicamos primero Las islas aladas, que reúne sus tres primeros libros. Acto seguido, pasamos al trabajo con los cuadernos, para lo cual hemos examinado y registrado casi 60 cuadernos originales —alrededor de 5000 páginas— de diversas fuentes. En ese proceso, fuimos entendiendo mejor el contenido y decidimos publicar un puñado de ellos en formato facsimilar, a saber: El estanque moteado, El sol lila, Survival Grand Funk y Preludios y fugas. Cada uno privilegia un aspecto de la obra: en el primero, la organicidad narrativa; en el segundo, la relación texto-imagen; en el tercero, el uso del collage; y en el cuarto, la relación texto-música. Estas publicaciones son, asimismo, un intento por «deseditar» a Hernández y presentarlo como él quería ser leído: escrito a mano, a todo color y en cuadernos espiralados. También publicamos Vox horrísona, volumen compilatorio —parcial— de su obra, siguiendo la edición original de Nicolás Yerovi, que fue respetuoso de los textos y contó con el apoyo del poeta para su edición. Nosotros actualizamos dicha edición al corregir erratas, pero también le añadimos un cuaderno que estaba inédito, sus poemas publicados en revistas, sus traducciones, y renovamos el aparato de notas. Una impecable soledad también fue reeditado en 2020, pero en una edición ampliada que reúne el doble de materiales que la original y en la que el orden fue reorganizado, siguiendo la propuesta del joven crítico Diego García Flores. Este es, en mi opinión, uno de los libros más lindos que hemos hecho, e incluye detalles como un inserto gráfico, una playlist e, incluso, un mapa. Por último, tenemos una serie de textos «laterales» sobre Hernández. Me refiero a dos estudios: Cuartetos de Beethoven —en coedición con la Redalit— y O algo tan sencillo como su nombre —en coedición con el Sistema de Bibliotecas PUCP—, ambos libres para descarga en nuestra web; y a La música de las esferas, del periodista Rafael Romero Tassara, la biografía oficial del autor. Todos los libros mencionados están reunidos en la colección Universo Luis Hernández.

Luis Hernández, uno de los poetas mayores de la literatura peruana

La poesía de Hernández está llena de color, no solo en sus versos sino también en sus cuadernos. ¿A qué nivel crees que lleva la obra de Hernández esta coexistencia de trazo, dibujo y poema?

Su vocación gráfica lo coloca en la estirpe de los poetas que pintan, junto a figuras como el español Pedro Casariego —que también hacía cuadernos—, e.e. cummings o Eielson. En Hernández, la poesía y la gráfica se complementan para darnos un tercer producto artístico, híbrido, que aumenta sus potencialidades expresivas sin dejar de ser texto. Es poesía expandida. Algunas páginas de cuaderno son obras de colorismo, “cuadros para exposición”, como dijo Edgar O’Hara; mientras que en otros casos solo encontramos detalles visuales decorativos. A veces, el texto es solo una filacteria en la esquina de una pintura y otras es en sí mismo una obra plástica, casi como si Hernández pronunciara sus poemas con las manos. ¿Y qué significa esto? Pues que su obra incluye una simbología visual compuesta de atardeceres y puentes y cactus y alambres y animalitos. Tenemos entonces que pensar cómo se articulan esos elementos entre sí y con la poesía, cómo funcionan las codificaciones cromáticas y caligráficas (recordemos Hernández escribía con varios colores y letras variadas). Definitivamente, la parte relativa al aspecto gráfico es la más relegada en el estudio de su obra. Aparte, en Pesopluma consideramos a Hernández un diseñador editorial, pues él mismo hizo en muchos casos sus propias portadas, contraportadas y guardas, decoró los interiores, estableció la distribución visual de la información, etc. Esos cuadernos eran, en realidad, una forma artesanal de publicar; no eran diarios privados, sino que estaban destinados a ser leídos. Y, en ese proceso, Hernández experimentó mucho con el formato del libro, interviniendo la materialidad al unir cuadernos con alambres, pegar plástico burbuja en la cubierta, añadir portadas en interiores, etc.

¿En qué poetas actuales consideras que se mantiene con más fuerza la herencia de Hernández?

Creo que Hernández impactó en poetas como Roger Santiváñez, Luis La Hoz u Omar Aramayo, cercanos a su época, pero que su influencia real en la poesía peruana viene a partir del noventa, varios años después de la publicación de Vox horrísona (1978) y Obra poética completa (1983). Del 2000 en adelante, muchos poetas jóvenes buscaron imitar la naturalidad de Lucho sin mucha suerte, aunque hay excepciones como Tilsa Otta, especialmente en su primera etapa. Ella supo capturar ese espíritu indie y naif, algo pueril y underground, junto con el aire de complicidad con el lector, pero sin perder su propio estilo.  Luego, tengo mencionar a Lizardo Cruzado. Autodenominado creador del «realismo chistoso», este poeta trujillano ha sabido hacer suya la premisa del humor como recurso poético, aunque con un giro grotesco y existencialista. A pesar de ello, la esencia del juego con la poesía —y de la poesía como juego— está ahí, intacta. Y, encima, ambos son médicos. No en vano el segundo libro de Lizardo lleva por título un verso de Hernández: No he de volver a escribir. Si pienso en poetas nuevecitos, hay una que continúa ciertos aspectos formales de la obra hernandiana. Se llama Fabiana Caballero y acaba de publicar La niña del archivo, un libro objeto en el que veo las huellas de la poética de los cuadernos de Hernández, su intimidad brutal y la inclusión de documentos personales en el poema. Muy interesante, diferente.

Y bueno, claro, yo, que le escribo poemas a mi gato que jamás publicaré.

Tulio Jacovella: el editor que apoyó a Rodolfo Walsh

La labor editorial también consta de principios y convicciones. El editor argentino Tulio Jacovella (1 de octubre de 1912 – 30 de junio de 1994) es recordado para haber hecho frente al gobierno de Arturo Frondizi desde una trinchera particular: la de las imprentas y rotativas. Recordemos esta historia.

En 1960, el escritor argentino Rodolfo Walsh gozaba de un sólido prestigio en los círculos periodísticos y literarios, tras la publicación en 1958 de las crónicas sobre los fusilamientos clandestinos de militantes peronistas en los basurales de José León Suárez el 9 de junio de 1956. Esto fue posible gracias a Tulio Jacovella y su hermano Bruno, directores de la revista Mayoría, quienes decidieron apoyar a Walsh en su labor periodística.

Las investigaciones sobre esta historia revelaron que la acción de Jacovella como editor fue muy importante para la consolidación de la figura de Walsh. Esto inició con la publicación del libro Operación masacre, el cual reúne las crónicas y testimonios de los sobrevivientes de los fusilamientos de 1956 publicados en Mayoría. Se cuenta, además, que Arturo Frondizi, quien perseguiría a Jacovella y Walsh tras asumir la presidencia en 1958, había intentado publicar el libro, pero en salvaguarda de sus intereses políticos, desistió para no incomodar a los militares durante su campaña.

En el prólogo de Operación masacre, Walsh hace alusión al entusiasmo de Jacovella por publicar su libro: «En el mes de mayo, tengo escrita la mitad de este libro. Otra vez en busca de alguien que lo publique. Por esa época los hermanos Jacovella han sacado una revista. Hablo con Bruno, después con tulio. Tulio Jacovella lee el manuscrito y se ríe, no del manuscrito, sino del lío en el que se va a meter, y se mete».

La acción de Jacovella fue repudiada por Perón, sin embargo, al ser un caso que desnudaba los entretelones del poder político argentino, se convirtió en un éxito editorial, pese a los enormes riesgos que corrieron los involucrados en dicho proyecto. Por ello, Tulio Jacovella fue perseguido, encarcelado dos veces y, para evitar un nuevo encierro, se exilia en Uruguay.

El 9 de febrero de 1960, el gobierno de Frondizi clausuró Mayoría y ordenó el arresto de Tulio Jacovella, debido a que el editor había emprendido una nueva investigación junto a Walsh: el asesinato del abogado Marcos Satonowsky. Precisamente, fue el escritor quien descubrió que este caso estaba vinculado a un conflicto por las acciones del diario La Razón, el cual comprometía al Estado y a las Fuerzas Armadas.

La persecución contra Jacovella hizo que esperase hasta 1972 para reabrir su medio nuevamente, convirtiéndose así en uno de los íconos más importantes del rubro editorial argentino.