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¿Cuál es el perfil del corrector de estilo?

Se suele pensar que la corrección de textos pasa por poseer conocimientos básicos sobre gramática y ortografía, así como un poco de destreza en lectura. Ha llegado el momento de derribar ciertos mitos.

Un corrector, en principio, es un profesional con un método de trabajo establecido y dueño de destrezas específicas que lo encaminan a una sola tarea: la perfección en un escrito.

El corrector es el responsable de mantener la uniformidad de las normas en un documento y preservar la concepción de la obra marcada por el autor y, de algún modo, por la editorial. Entonces, va más allá de colocar puntos, comas y tildes.

El perfil del corrector

Como todo trabajo, la corrección de textos exige un perfil para el profesional que se dedique a esta tarea. A continuación, te presentamos algunas.

1. Competencia gramatical

El corrector de textos debe conocer y manejar las normas gramaticales del español y aplicarlas con criterio y practicidad, de modo que faciliten la toma de decisiones ante cualquier eventualidad.

2. Competencia léxica y morfológica

Conocer la formación correcta de las palabras, así como los significados exactos de los términos, es una condición de vital importancia para el corrector.

Por otro lado, un corrector de textos debe tener un conocimiento básico del léxico de la materia sobre la cual trabaja. No se trata de ser especialistas en todo, sino de ser responsables.

3. Competencia ortográfica

Está bien conocer acerca de las normas de acentuación y todo lo que implican las normas básicas de ortografía. Sin embargo, el corrector va más allá de eso.

Mantenerse informado sobre las actualizaciones y disposiciones de la RAE también es parte del trabajo.

4. Competencia tipográfica

El corrector debe informarse respecto a los criterios que aplica el editor en cuanto a la composición de un texto, así como su interpretación tipográfica. Por ejemplo, el uso de negrita, cursiva, tamaño de letra, tipo de fuentes, distribución del texto, espacios, entre otros criterios.

5. Sentido común

Punto sencillo, pero pocas veces tomado en cuenta. El buen corrector mantiene una actitud dialogante con todos los miembros involucrados en el proyecto. Por otro lado, avoca su trabajo de acuerdo a las directrices dadas por el cliente y el criterio del editor.

De nada vale conocer a fondo normas y reglas, si no se posee el sentido necesario para analizar y trabajar sobre un documento.

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