fbpx

Cuatro lecturas recomendadas para quienes comienzan en el trabajo editorial

El oficio del editor nace de una costumbre sana y apasionante: la de un lector compulsivo. Juan Miguel Marthans, director de la Escuela de Edición de Lima, nos recomienda una serie de lecturas para todos aquellos que deseen instruirse en la labor editorial.

El eco del primer paso que se da en el mundo editorial es un vaticinio propio de la mafia: el que entra, no sale. Esto lo he visto en casi todos los jóvenes que, estando en los últimos ciclos de la universidad, optaron por «practicar» en la editorial en la que trabajé por muchos años. Y digo «casi todos» porque unos cuantos se retiraron a las pocas semanas: los que nunca encontraron sintonía con esta labor.

Recordar a estos jóvenes entusiastas, dispuestos a realizar todo tipo de labor propia del día a día editorial, me hace barajar en la memoria qué títulos les hubiera sugerido leer en ese momento. Quizás en aquel entonces no era consciente de que luego de varios años los vería en lo mismo, pues este trabajo tiene altas dosis de terquedad, de costumbre, libertad y esclavitud.

Y aunque cuatro es un número bastante pudoroso para recomendar libros, creo que es suficiente para un primer contacto que no defraude ni tampoco asuste. He seleccionado títulos que considero de utilidad para quienes empiezan a transitar por los pasillos de la vida editorial. Seguro que la lista podría ser mucho más extensa, pero este es solo el comienzo de una serie de lecturas por descubrir y en las que uno mismo se irá sumergiendo.

El primer recomendado está a cargo de Kurt Wolff: Autores, libros y aventuras (Acantilado, 2010). Este libro lleva el siguiente subtítulo: «Observaciones y recuerdos de un editor, seguidos de la correspondencia del autor con Franz Kafka». Aunque no fue escrito con la intención de ser publicado como tal, reúne charlas que fueron emitidas en la radio, las cuales manifiestan la posición de Wolff frente al trabajo editorial: «O edita o bien los libros que considera que la gente debería leer, o bien los libros que piensa que la gente quiere leer. Los editores de la segunda categoría, es decir, los editores que obedecen ciegamente al gusto del público no cuentan, ¿verdad que no? Pertenecen a otro ordo, por utilizar ese bonito término católico. Para esa actividad editorial no se requiere ni entusiasmo ni buen gusto». Este libro nos presenta a un editor de la vieja escuela y lo que aspiramos, en el fondo, quienes realmente disfrutamos de este trabajo.

Otro título imprescindible es Los primeros editores, de Alessandro Marzo Magno, publicado por Malpaso. Marzo Magno reúne once historias bien referenciadas acerca de los años iniciales del trabajo editorial. Desde la labor de los editores en Venecia, presentando a Aldo Manuzio y las innovaciones que este trajo consigo, pasando por los armenios, los griegos, los editores especializados en música, cosmética, salud y gastronomía. Este es un libro que nos remite a la base del trabajo editorial y que ahonda aún más en el lado romántico y apasionado de esta profesión.

Leslie Sharpe e Irene Gunther nos entregan la tercera recomendación: Manual de edición literaria y no literaria. La primera edición en inglés data de 1994 y su aparición en castellano se dio once años después gracias al Fondo de Cultura Económica, bajo su colección «Libros sobre libros», dirigida en aquel entonces por Tomás Granados. Si alguien espera encontrar acá un manual estructurado con ítems a manera de recetas de pastelería, quedará defraudado. Este manual es una extensa narración que transita por las diferentes aristas del trabajo editorial, mostrándonos tanto la visión organizativa del mundo de las publicaciones no periódicas, así como la del ejercicio más próximo a la producción de contenidos. Sharpe y Gunther hacen en estas páginas una muy buena radiografía de lo que es el trabajo editorial.

Una última sugerencia es La marca del editor de Roberto Calasso, gran intelectual y editor insigne que tuvo a su cargo el delicado catálogo de Adelphi. En este libro, el autor nos introduce en su concepto del «libro único» y su necesidad para basar sobre ellos un catálogo editorial.

La voz de Calasso logra hacerse muy cercana al lector, como quien va aconsejando y compartiendo anécdotas que enriquecerán a quienes den sus primeros pasos en este mundo. Dice Calasso: «Un buen editor es aquel que publica aproximadamente una décima parte de los libros que querría y quizá debería publicar». La marca del editor invita a dar el salto hacia el mundo de los libros, a los referentes, a los personajes, y ver todo lo que sucede alrededor.

Estos cuatro libros tienen los ingredientes perfectos para afianzar la pasión por este trabajo, y serán el contrapeso necesario en el momento en que se abran los ojos y se complique comprender decisiones basadas únicamente en resultados comerciales (también importantes para seguir en el camino).

Espero que, quienes comiencen en este mundo, consideren estas recomendaciones. Ya luego me cuentan qué les parecieron.

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn