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«Soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno»: El gaucho en la cultura argentina

El Día de la Tradición conmemora el nacimiento del poeta José Hernández y la argentinidad representada por la vida del gaucho.

Hoy, miércoles 10 de noviembre, se celebra en Argentina el Día de la Tradición, donde se rinde un gran homenaje a la vida nacional que representó el gaucho en los siglos pasados. La promulgación de esta fecha como fiesta nacional se remonta a 1929, cuando un grupo de intelectuales, llamado Agrupación Bases, se propuso la tarea de revalorar la cultura argentina. En una reunión de aquel año, el periodista Pancho Timpone propuso celebrar esta fiesta el mismo día que nació el poeta, político y periodista José Hernández.

Para celebrarlo, te presentamos algunas obras, entre el libro y la pantalla grande, donde se aprecia la vida del gaucho, «emblema de la argentinidad», como lo señaló Leopoldo Lugones.

Martín Fierro (1872-1879), de José Hernández

Según la crítica, es la obra máxima de la literatura gauchesca. Se trata de un poema narrativo escrito en dos partes; la primera, mejor conocido como «La ida», se empezó a publicar en un periódico local entre setiembre y octubre de 1872. Para diciembre de ese año, el poema completo fue recopilado gracias a la gran acogida que tuvo en Buenos Aires. Trata sobre la separación forzosa entre Martín Fierro y su familia para servir en un fortín. Luego de tres años de penurias junto a constantes torturas, escapa del lugar con dirección a su pueblo. Al llegar, descubre que su esposa se ha ido con otro hombre y sus hijos han sido separados. Deprimido por esto, cae en la bebida y asesina a otro gaucho; durante su escape, se enfrenta a la policía, a quienes también mata, por lo que uno de ellos, admirado por la hazaña, se asocia con él y escapan a la tierra de indios, hartos de una civilización que los rechaza. En «La vuelta de Martín de Fierro», el gaucho decide regresar al pueblo, luego de la muerte de su compañero, donde se encuentra con sus hijos para darles lecciones de cómo deben de vivir de ahí en adelante.

Entre las enseñanzas que Hernández intenta propagar sobre el gaucho resalta el hecho de mostrar mayor bravura afuera del ámbito conocido, para así poder defenderse de las dificultades de la llanura. También remarca que la música va de la mano con su estilo de vida, y ser bueno en ella equivale a valentía e inspirar respeto. De esta analogía surgen los famosos versos de este libro: «Yo soy toro en mi rodeo/ y torazo en rodeo ajeno. / Siempre me tuve por güeno / Y si me quieren probar /Salgan otros a cantar / Y veremos quién es menos».

Segundo Ramírez

El hombre de esta fotografía es quien inspiró a Ricardo Güiraldes para describir al protagonista de la novela que cierra la literatura gauchesca, Don Segundo Sombra (1926). En ella, se lo describe de esta forma: «El pecho era vasto, las coyunturas huesudas como las de un potro, los pies cortos con un empeine a lo galleta, las manos gruesas y cuerudas como cascarón de peludo.  Su tez era aindiada, sus ojos ligeramente levantados hacia las sienes y pequeños.  Para conversar mejor habíase echado atrás el chambergo de ala escasa, descubriendo un flequillo cortado como crin a la altura de las cejas».

«El sur», en Ficciones (1944), de Jorge Luis Borges

Juan Dahlmann es un trabajador de biblioteca que decide hacer un viaje hacia el sur de Buenos Aires luego de estar hospitalizado, a una estancia que sus antepasados tenían en la llanura. A medida que se va alejando de lo que conoce, el paisaje y sus alrededores se van tornando más como aquello que se considera parte del imaginario gauchesco, hasta que termina enfrentándose con dos hombres en una clásica pelea a cuchillo digna de cualquier verso de Martín Fierro. Fiel a su estilo, Borges se encarga de transportarnos, sin que nos demos cuenta, al tiempo de los gauchos que el personaje decidió sería su destino, de manera que el pasado forma parte también del futuro.

«Nunca es igual»(1997), de Andrés Calamaro

En esta canción, de uno de los músicos más importantes del rock argentino actual cuenta cómo el ambiente que antes conocía ahora resulta una incógnita. «El gaucho se despierta a la mañana … / algo está cambiando / siempre era el que apagaba la luz». Esto indica que, en la actualidad, la figura del gaucho parece ser anacrónica, y ha pasado a formar parte del acervo popular argentino.

Nobleza Gaucha (1915), de Humberto Cairo, Eduardo Martínez de la Pera y Ernesto Gunche

Publicidad para la película Nobleza Gaucha, a 14 años de su estreno.

Obra del cine mudo argentino que relata la historia de un gaucho que va al rescate de su china, raptada por un estanciero en un palacete de Buenos Aires. Solo que, ni lento ni perezoso, el poderoso raptor se vale de un comisario corrupto para acusar al paisano de cuatrero, o ladrón de ganado. Aunque en su primera aparición fue un rotundo fracaso, logró una segunda oportunidad de la mano de José González Castillo, quien sustituyó la mayor parte de las leyendas del filme por fragmentos de los poemas de Martín Fierro y Santos Vega. Con este cambio, logró mantenerse en taquilla por dos años consecutivos e incluso logró el estreno internacional con salas en España y Brasil. La película tuvo una tercera oportunidad en 1937, año en que se realizó una versión sonora de este peliculón.

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