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Día Internacional del Libro: ¿Qué lectura recomendarías o regalarías?

Para conmemorar el Día Internacional del Libro, te traemos toda clase de títulos para revisar.  

Desde su creación, los libros han logrado ser herramientas de cambio, conocimiento, rebeldía y, por supuesto, vehículos para la imaginación del ser humano. A pesar de todas las plataformas de entretenimiento de la actualidad, el libro y la lectura siguen ocupando un lugar importante en la vida de la gente, y parecen tener mucho tiempo más de vida.

El Día Internacional del Libro fue declarado por la UNESCO en 1988 con el objetivo de fomentar la lectura, promover la industria editorial y concientizar sobre la propiedad intelectual y los derechos de autor. Por coincidencia, también es la fecha de fallecimiento de Garcilaso de la Vega, Cervantes y Shakespeare.

Preguntamos a la comunidad de nuestro centro de estudios qué libros recomendaría, regalaría o releería. Estas son las respuestas.

Juan Miguel Marthans

Correo literario, de Wisława Szymborska. Nórdica, 2018

Con seguridad, las respuestas más honestas que existen a esos ejercicios de escritura que buscan hacerse pasar por bienintencionada literatura. Szymborska pone punto final, con ironía, humor y cierta dosis de sadismo, al intento desvergonzado de muchos de probar suerte con escritos que envían a una revista literaria polaca en el que la autora es columnista.

Como una novela, de Daniel Pennac. Anagrama, 2001

Llaman la atención esos libros que transmiten la necesidad de acercamiento a ellos, pero no solo como fuente de información o simple acopio cultural, sino tan solo por descubrir el placer que esconden y lo verdaderamente próximos y similares que llegan a ser para cada lector.

Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche. Alianza Editorial, 1980

Un libro que entusiasma durante la adolescencia, pero que disipa su vehemencia con el paso de los años del lector. Quizás, con la madurez, la lectura del Zaratustra pierde un poco ese espíritu rebelde y de búsqueda; pero reencontrarse con él, además de nostalgia, siempre nos dará nuevas perspectivas.

Luis Miguel Espejo

Todos somos distintos y tenemos preferencias particulares a la hora de elegir una lectura. Pero si alguien tiene ahora tiempo para leer un libro, haría las siguientes recomendaciones:

La palabra del mudo, de Julio Ramón Ribeyro. Debolsillo, 2021

Ideal para quienes tienen poco tiempo para completar una lectura larga. Esta es una colección de relatos de un mundo pasado. Con una prosa exquisita, los «nadies» obtienen una voz y comparten su versión de un Perú que ya caducó (¿o no?).

Canto de sirena, de Gregorio Martínez. Peisa, 2012

Si quieren divertirse con una lectura mediana, esta novela corta es una delicia de aventuras, registros históricos, culinarios y amorosos osos de un huaquero viejo ejo del desierto de Nasca asca.

El espía del inca, de Rafael Dummett. Alfaguara, 2018

Si disponen de tiempo libre para una lectura cautivante, prueben con esta novela. Es larga, pero también exigente y rigurosa… como para viajar en el tiempo.

Katherine Pajuelo

Lo apasionante de la relectura es que siempre te encuentras con un libro nuevo. Eso no quiere decir que el duende de las letras haya ido hasta tu librero a cambiar de lugar las letras o las oraciones de tus libros; admítelo, quien cambió eres tú: pasaron años de aquella primera lectura, tus ojos recorrieron ya muchos libros, has vivido.

Creo que la relectura es un buen ejercicio, porque es un continuo descubrimiento de ideas, formas y palabras del autor, y de uno mismo. Comparto estos tres libros, pero tengo muchos más pendientes por releer:

El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez. Bruguera, 1980

Lo que me hace volver a este libro es la estructura de sus oraciones interminables, sus diálogos sin rayas de diálogo ni comillas que los enmarquen y la descripción envolvente de esa realidad maravillosa característica del autor. Además, siempre me llamó la atención ese poderoso dictador, tan latinoamericano él, que llora desconsoladamente frente a Bendición Alvarado, su madre, por el amor de Manuela Sánchez, una reina de belleza que desapareció un buen día sin corresponderle como él deseaba.

Tokio blues. Norwegian Wood, de Haruki Murakami. Tusquets Editores México, 2014. Traducción de Lourdes Porta Fuentes.

La sencillez y claridad del autor nos abre las puertas de su mundo para disfrutar, sin más demoras, de su creación. Así como Cortázar con su jazz en Rayuela o Vargas Llosa con su música clásica en Los cuadernos de don Rigoberto, Murakami comparte con el lector su banda sonora favorita: The Beatles. Mi recomendación es tener el celular a la mano, hacer una pausa cada vez que el autor (el personaje, en realidad) apela a una de las canciones del cuarteto de Liverpool, buscar esa canción en YouTube y escucharla. Y es que no solo de letras vive la literatura, sino también de música, pintura, teatro, de aquello que leíste y de aquello que no.

El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov. Alianza Editorial, 2016. Traducción de Amaya Lacasa Sancha.

Este fue mi libro revolución del 2021. Después de Cien años de soledad no había vuelto a pisar un mundo donde lo más alucinante puede ocurrir, para sorpresa del lector y de varios de sus personajes. Subrayé incansablemente (esa no es ninguna novedad, siempre subrayo); llegué a la mitad del libro y decidí releerlo para tomar nota de los nombres de los personajes (el idioma original es el ruso) y no perderme los detalles de quién hizo qué. No salía de mi asombro; después de todo, ¿cómo reaccionarías tú si una tarde cualquiera llega el Diablo a tu ciudad y decide quedarse?

Ángela Arce

Un placer ausente. Apuntes de un profesor sobre la lectura escolar, de Jorge Eslava. Fondo Editorial de la Universidad de Lima, 2016

La docencia es una vocación que pocas veces es bien remunerada, no solo en lo económico sino en lo interpersonal. Aun así, es contagiosa. Renueva el espíritu y nos cuestiona todo el tiempo. Este libro de Eslava es, por momentos, un reflejo de la experiencia de muchos profesores a nivel nacional y, por otros, un minucioso estudio con entrevistas a distintos expertos. Su tema principal: el infame Plan Lector y el venerable hábito de la lectura. Me encanta porque es muy sencillo sumergirse en la historia y sentir el dolor y la frustración de un protagonista —alter ego del escritor— persistente y a la vez harto del contexto que lo rodea. Sin embargo, como dice el autor, en un buen libro se puede hallar valor formativo, pues «modela al ser humano, amplifica su espíritu, mejora su convivencia con el mundo».

Lo que no tiene nombre, de Piedad Bonnett. Alfaguara, 2013

Como solo una poeta que domina la prosa podría describir, la colombiana Piedad Bonnett nos narra con asombrosa entereza su proceso de duelo tras el suicidio de su hijo. Sin embargo, no es un melodrama lleno de clichés edulcorados; es una reconstrucción de los sucesos previos que pudieron haberlo llevado a quitarse la vida y una honesta exploración de la depresión como realidad, del arte como manifestación del dolor y de la negligencia como sociedad ante las enfermedades mentales y sus consecuencias. Cada capítulo me dejó más afectada que el anterior y no dejé de sorprenderme con la habilidad de la autora para describir con tanta precisión momentos que muchas otras personas habrían querido dejar atrás.

Alguna vez esto dolió, de María Alejandra López. Colmillo Blanco, 2021

La poesía no tiene por qué ser imposible de descifrar a menos que tengas un diccionario al lado. La poesía puede ser abstracta, pero también ser el mejor medio para transmitir lo que te atormenta, te alivia, te preocupa y te genera incertidumbre. Para mí, este poemario resume mucho de lo que he sentido en la última década de mi vida, mientras descubría que algunas amigas sí eran felices casándose y teniendo hijos, y me cuestionaba si no era yo, al final, el bicho raro al tener otros anhelos. Cada poema, en diferente medida, refleja distintos aspectos del crecimiento —y, a veces, maduración— que atravesamos como mujeres en una época en la que celebramos ir a terapia, dejar los vicios y superar al ex, pero también sumergirnos en el dolor cada cierto tiempo, amar de manera desmedida a nuestras mascotas y soñar con ganarse la lotería. Lo recomiendo porque es importante que sigamos entendiendo que somos contradicciones andantes y que no hay nada de malo en eso.

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