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El polémico prefacio del editor Andreas Osiander

Teólogo protestante, editor alemán y predicador en Nuremberg, la figura de Andreas Osiander (19 de diciembre de 1498 – 17 de octubre de 1552) es recordada por un polémico escrito que causó revuelo en torno a uno de los autores más destacados del campo científico. En la siguiente nota te contamos de qué se trata.

La concepción heliocéntrica del universo planteada por el astrónomo polaco Nicolás Copérnico, la cual se mantenía alejada de los principios aristotélicos del homocentrismo y el geoestaticismo, generó inquietudes en los sectores conservadores y en el círculo científico de aquel entonces. Por ello, Andreas Osiander, versado en la edición de diversos textos matemáticos y conocedor de dicho campo, entabló comunicación con Copérnico a través de cartas, en las cuáles le aconsejó retomar la distinción clásica que separa a la astronomía de la cosmología.

Pese a la negativa de Copérnico, Osiander publicó el libro en 1543, uno de los títulos científicos más importantes de la historia: De Revolutionibus Orbium Coelestium, o en español Sobre la revolución de las esferas celestes. Lo interesante de esta publicación es que el editor, al ver que Copérnico no había tomado en cuenta sus sugerencias, añadió un prefacio no firmado e independiente, en el cual explica que el modelo presentado «no debía ser entendido como una descripción del universo como realmente era, sino como una herramienta matemática para aclarar y simplificar los cálculos que tienen que ver con el movimiento de los planetas».

El comentario de Osiander apareció en las primeras ediciones de la obra de Copérnico, sin embargo, durante mucho tiempo se le atribuyó dicho escrito al autor. Hoy en día se sabe que Copérnico no autorizó la publicación del prefacio; además, ni siquiera sabía que ese texto iba a incluirse en su obra, para evitar posibles críticas y controversias a causa del cuestionamiento al sistema geocéntrico.

Debido a la acción de Osiander, los planteamientos de Copérnico perdieron el matiz revolucionario que pretendían iniciar en la comunidad científica. No fue sino hacia la segunda mitad del siglo XVI que el heliocentrismo copernicano ganó suficientes adeptos para cumplir con su objetivo inicial. Personalidades como Thomas Digges y Giordano Bruno rechazaron el prefacio del editor, cuya identidad fue revelada por el astrónomo alemán Johannes Kepler en 1609.

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