Seguimos hablando de gatos, pero esta vez de aquellos que fueron fieles compañeros de escritores entrañables, siendo algunos felinos punto de inspiración para piezas literarias emblemáticas.
Julio Cortázar
Se dice que Cortázar tenía una gran predilección por los animales, sobre todo los gatos. Por ello, no es extraño que en Rayuela la Maga recogiera gatos abandonados en las calles.
El buen Cortázar tenía un gata llamada Flanelle y, según cuentan, cada verano se encontraba con un gato al que apodó Teodoro Adorno, como el filósofo marxista.
Lord Byron
El escritor inglés no podía separarse de sus cinco gatos, al punto de que era capaz de llevarlos con él en sus viajes. Uno de ellos respondía al nombre de Beppo, nombre que recaería en otro gato de un reconocido escritor que veremos a continuación.
Jorge Luis Borges
En honor a Lord Byron, Borges bautizó a uno de sus gatos como Beppo y a otro lo llamó Odín, como el dios de la mitología nórdica. Sobre Beppo, al principio el gatito se llamaba Pepo, por José Omar Reinaldi, delantero de River Plate apodado «La Pepona».
Sin embargo, al recordar el poema de Byron, titulado Beppo, rebautizó al minino con dicho nombre.
Hermann Hesse
El autor del Lobo Estepario y Siddartha amaba a los gatos, tal es así que tuvo uno al que llamó Lowe. El gatito era tan inquieto que metía en problemas al escritor, quien intentaba seguirle los pasos.
Jean Paul Sartre
Cuesta creerlo, pero aún con ello, Sartre tenía debilidad por los gatos. El suyo se llamaba Rien. Cuentan que la actividad intensa y prolífica del filósofo, el minino permanecía a su lado, velando las horas que permanecía en su estudio.