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Ezio Neyra: «Una biblioteca pública debe estar en capacidad de atender a todos los grupos sociales y con servicios de calidad».

Ezio Neyra Magagna es escritor, editor y el actual jefe de la Biblioteca Nacional del Perú – BNP. Conversamos con él para que nos cuente acerca de los proyectos que tiene la BNP para descentralizar el acceso a la lectura en el país, así como darnos su opinión sobre la nueva Ley del Libro y los nuevos fondos que se otorgaron desde el estado a causa de la emergencia sanitaria.

CDEYC: ¿Qué características debe tener para ti una biblioteca pública?

Ezio Neyra: Son varias. Lo esencial de una biblioteca pública es que debe convertirse en un motor de desarrollo de la comunidad a la que atiende. Cuando digo «motor de desarrollo» pienso en una biblioteca pública que pueda ayudar en procesos educativos o académicos, que pueda tener una incidencia real en muchos temas que uno normalmente no asocia con las bibliotecas. La biblioteca normalmente es entendida como un repositorio de libros que sirve para procesos educativos y formativos. La idea que estamos promoviendo desde la BNP es que las bibliotecas públicas pueden incidir en todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Visto así, una biblioteca puede reducir las brechas de género, puede llegar a mejorar la salud de las personas o ayudar a reducir la pobreza. En líneas generales, como idea esencial está la de las bibliotecas como motores de desarrollo. En cuanto a sus características, debe ser una biblioteca que, por un lado, se construya de la mano de la comunidad que atiende; es decir, las bibliotecas deben dar acceso a materiales bibliográficos y documentales. Pero no materiales bibliográficos y documentales que sean construidos de manera arbitraria, sino que sus colecciones estén construidas teniendo en cuenta las necesidades de formación que tiene la comunidad específica a la que atiende. También cubre necesidades de acceso a la cultura que estas comunidades puedan tener. Por ejemplo, si estamos hablando de una biblioteca que está atendiendo a una comunidad donde la mayoría son personas dedicadas a la pesca, entonces la biblioteca puede construir una colección que tenga muchos materiales sobre esa actividad que permita a los pescadores mejorar su labor.

CDEYC: Las bibliotecas, en ciertos países, ofrecen diferentes servicios como una mediateca, visitas guiadas a las instalaciones, talleres artísticos, interconexión con otras bibliotecas locales, espacios para la socialización, entre otras facilidades. ¿Qué tan grande es la brecha en estos aspectos que presenta nuestra realidad?

E. N.: Enorme. Lamentablemente, hablando del caso peruano, el Estado le ha fallado a su ciudadanía en términos de garantizar una estructura bibliotecaria que sirva para acceder a la formación y la cultura. Esto es algo objetivo; basta con mirar el Registro Nacional de Municipalidades que se hace año a año. En el 2012 había más de 850 bibliotecas públicas municipales, y seis años después, en el 2018, nos encontramos con unas 480 bibliotecas públicas municipales, de un total de más de 1850 municipios distritales y provinciales que hay en el país. Eso muestra que hay una buena parte del territorio que no está cubierto por los servicios bibliotecarios. También muestra ―y esto es una idea que he ido repitiendo una y otra vez― cómo las autoridades de todo nivel de gobierno han ido retirando la prioridad que deberían tener. Cuando se crea la Biblioteca Nacional el 28 de agosto de 1821 ―que se convierte en la primera biblioteca pública del Perú―, el edicto de creación firmado por don José de San Martín muestra que la biblioteca pública era entendida como una institución que debía ayudar con tres valores republicanos que se empezaron a promover: la libertad, la igualdad y la justicia. Pienso que, casi 200 años más tarde, cuando uno levanta la mirada y ve alrededor, la situación actual de las bibliotecas públicas no tiene en el imaginario social, y para nuestras diferentes autoridades, el mismo nivel medular de importancia que tenía a comienzos de la República. La brecha es grande. Hay aproximadamente 1400 municipalidades que no cuentan con bibliotecas públicas y municipales, a pesar que tienen la obligación por ley.

CDEYC: Es una pena muy grande. Esta brecha es más grande de lo que cualquiera esperaría.

E. N.: En cuanto a bibliotecas públicas y municipales, sí. A ese universo también podemos sumarle las bibliotecas universitarias, escolares, patrimoniales, especializadas, de instituciones públicas. Son más de 500 bibliotecas en total. Pero, públicas y municipales solo son las que mencioné, 450 bibliotecas para los más de 1800 municipios.

Ezio Neyra: «El edicto de creación firmado por don José de San Martín muestra que la biblioteca pública era entendida como una institución que debía ayudar con tres valores republicanos que se empezaron a promover: la libertad, la igualdad y la justicia».

CDEYC: Con respecto a la nueva Ley del Libro, ¿qué beneficios traerá el FondoLibro para las bibliotecas?

E. N.: Antes de contestarte específicamente debo acotar algo. Cualquier sistema de bibliotecas públicas que funcione con calidad en el mundo tiene que cumplir con tres requisitos. El primero es que la institución que sea el ente rector y promotor del sistema ―en el caso peruano es la BNP, en otros países son otras instancias― debe ser capaz de estar presente en todo el territorio. Debe haber al menos un representante en cada uno de los departamentos del país. En segundo lugar, está todo lo que tenga que ver con capacitación. Es muy importante que exista un sistema de capacitaciones constante con alcance nacional, que procure llegar a la mayoría de bibliotecarios del país. El tercer punto tiene que ver con la compra pública de libros o la donación de libros para bibliotecas públicas municipales. En la actualidad, la BNP, como ente rector, ha venido satisfaciendo estos tres requisitos, aunque de forma parcial en cuanto a las necesidades de capacitación. No se ha podido desplegar funcionarios en el territorio; tampoco se ha podido ―esto por un tema de legislación― adquirir los materiales bibliográficos para reforzar bibliotecas públicas y municipales. La nueva Ley del Libro, que reconoce el derecho a la lectura y crea el FondoLibro, tiene un punto que es de enorme importancia porque facilitará la implementación del Sistema Nacional de Bibliotecas. Esta ley obliga que se ejecute a menos el 20% del total de los fondos disponibles en FondoLibro para la compra anual de materiales bibliográficos, que permitirá dotar a las bibliotecas públicas y municipales. Esto es, de cara a las bibliotecas públicas, lo más importante porque permite, por primera vez en la historia de las bibliotecas públicas del país, que haya una ley que asigne fondos anuales para estos fines que tienen que ver con el desarrollo de las colecciones bibliográficas en el país. Hay muchísimas bibliotecas públicas en el país que no adquieren libros nuevos en años o en décadas, han venido trabajando con donaciones. En ese sentido, esta ley crea mejores condiciones para el desarrollo e implementación del sistema nacional de bibliotecas.

CDEYC: ¿Qué tanto se le permite avanzar a la red de bibliotecas públicas en los próximos tres años con este fondo de los 16 millones?

E: N.: Ojo que esa ley no es por tres años. Lo que es por tres años son los beneficios tributarios para las editoriales, no la ley. Eso es una confusión que lamentablemente hay porque esta nueva ley se está entendiendo como una ley del libro, cuando no es una ley solamente del libro. Es una ley que mira al ecosistema de la lectura y del libro de manera amplia, lo que la hace distinta a la ley del 2003. Esa sí que era una ley que principalmente tenía que ver con la industria editorial y partía de una premisa equivocada; la premisa de que, para hacer del Perú un país de lectores, necesitamos una industria editorial fortalecida. Yo discrepo de eso. Una industria editorial fortalecida, por sí sola, no crea las condiciones necesarias para la formación de lectores. Esta nueva ley da beneficios tributarios a las editoriales por tres años y crea otras condiciones ―entre ellas FondoLibro― de manera permanente. FondoLibro está creado por ley, y para eliminarlo se necesitaría la derogación del FondoLibro a través de otra ley. En este sentido, yo soy muy optimista con el impacto que esta ley pueda tener para las bibliotecas públicas y municipales. Con el correr de los años esta ley, y en particular este articulado de las compras para bibliotecas, va a permitir que se cierren cada vez más las brechas que existen para el acceso a materiales bibliográficos y documentales de calidad, actualizados y demás.

CDEYC: Fuera del enfoque tributario y económico, ¿qué problemas no podrán resolverse con esta nueva promulgación de la ley del libro y la lectura?

EO: Con toda honestidad, no sé aún —y probablemente nadie sepa— cuál será el impacto de esta ley para el sector de la lectura y el libro. Es algo que vamos a ser capaces de saber con el correr de los años, de la misma manera que con la ley del 2003. Con el paso del tiempo nos fuimos dando cuenta del impacto que tuvo, en particular para la industria editorial. Desde mi punto de vista, 17 años más tarde, tenemos un sector editorial peruano mucho más numeroso en cuanto a cantidad de agentes editoriales. Tenemos editoriales mucho más bibliodiversas respecto del pasado. También tenemos un sector editorial mucho más profesionalizado. Para no correrme de la pregunta, yo diría que una de las más grandes deudas de esta nueva ley es no declarar la inafectación del I.G.V. al libro. Lo que se ha vuelto a aprobar es la exoneración de I.G.V. al libro por un plazo de tres años, mientras que lo otro le daría un carácter permanente. Estoy convencido de que en el futuro esa será la lucha de quienes están interesados en promover una nueva legislación alrededor de la lectura y el libro. Declarar la inafectación habla de un Estado que apuesta verdaderamente por el libro, y que entiende plenamente la importancia del libro. No como una mercancía equiparable a una mesa, una silla o una maceta, sino como un vehículo de transmisión de información, de cultura, de construcción de identidades. Justamente por eso, requiere un tratamiento particular y extraordinario. Esa es la carencia más grande de esta nueva legislación. Cuando uno levanta la mirada y pasa por todo Latinoamérica se encuentra con que los únicos dos países que ponen I.G.V. al libro son Guatemala y Chile. Los demás países no. Eso es señal de que deberíamos ir hacia eso. Por otra parte, si bien 16 millones de soles es una cantidad importante con la que no se había contado antes, sigue siendo una cantidad insuficiente. Tenemos que apuntar a un fondo aún mayor para los fines que se plantea en FondoLibro.

CDEYC: Quizá lo que falta no es dinero, sino recursos humanos. Más participación por parte del público. Como mencionas, esta nueva ley apunta a un espectro amplio del sector, donde se incluye, en algún sentido, también al lector.

E. N.: Esa es una de las cosas buenas de esta ley. A diferencia de la ley anterior, esta pone al lector en el centro. En la anterior, el centro eran las editoriales. En la actualidad, se parte de la lógica de trabajar y fortalecer al sector editorial para que devenga en mejores libros para el lector. Partir de la lógica de abrir bibliotecas públicas va en beneficio del lector. Además, la nueva ley reconoce el derecho a la lectura. Gracias al reconocimiento de la lectura como un derecho va a ser posible trabajar, por ejemplo, en conseguir más presupuesto o hacer diferentes acciones en favor de estos temas.

CDEYC: Viendo el contexto actual de la pandemia, ¿la BNP ha logrado adaptarse a la virtualidad? Cuando pase esta pandemia, ¿este canal de comunicación permanecerá?

E. N.: El reto más grande que hemos tenido como consecuencia de la pandemia ―y esto es algo que se puede extrapolar a todas las bibliotecas― ha sido lograr que la biblioteca sea considerada como una institución que brinda beneficios pertinentes para los usuarios. Incluso en coyunturas como esta, donde nos hemos dado cuenta que las actividades que más sufren son las que muchas autoridades consideran que no son necesarias o fundamentales. La cultura y el acceso a la lectura es siempre un derecho que debe estar al mismo nivel que otros derechos fundamentales de las personas. Ese ha sido el reto más grande, construir programas culturales, académicos, así como nuevos servicios que los nuevos usuarios puedan considerar pertinentes. Lo que nos ha permitido la pandemia, entre muchas cosas, es darnos cuenta de que hay mucha población a la que no hemos podido atender desde a BNP. Antes de la pandemia, realizábamos las actividades de manera presencial tanto en la sede de San Borja como en las otras sedes que tiene, todas en Lima. Los ciudadanos de otros lugares del Perú difícilmente accedían a estos servicios, así como a la programación cultural y académica. Esta crisis nos ha ayudado a generar una creciente cantidad de nuevos usuarios de Lima y de todas partes del Perú, e incluso en el extranjero. Todo lo que se ha venido haciendo ha llegado para quedarse. No solo eso, cuando se encuentre la vacuna y la crisis sanitaria quede atrás, en ese escenario, es muy importante que las bibliotecas ―la BNP incluida― aprendamos a convivir de manera muy natural en tres entornos: un entorno virtual, el cual debemos fortalecer; un entorno presencial que volverá a estar presente y debemos seguir fortaleciendo; y un entorno remoto, es decir, brindar servicios ―no desde el internet porque mucha gente no accede― a través de bibliotecas móviles y llevarlas a la gente, o de préstamos de libros, libros por delivery, o gracias al servicio de llamadas telefónicas al servicio Aló BNP. Este es un servicio dirigido a adultos mayores donde un bibliotecario ofrece un menú de lecturas tanto literarias como informativas. Definitivamente, esto ha llegado para quedarse y debemos seguir fortaleciéndolo cada vez más; pero, sin descuidar los otros dos entornos. Es un reto aprender a vivir en estos tres ámbitos.

CDEYC: Has mencionado diferentes públicos. ¿Cómo imaginas el perfil de estos usuarios?

E. N.: Eso es relativo. Nosotros tenemos seis bibliotecas públicas: la Gran Biblioteca Pública de Lima de la avenida Abancay, y cinco Estaciones de Bibliotecas Públicas. Como parte del fortalecimiento de la presencialidad estamos haciendo proyectos de infraestructura en estas seis bibliotecas. Por un lado, hay un proyecto de inversión muy grande de más de 30 millones de soles para hacer una modernización total de la Gran Biblioteca Pública de Lima. Por el otro, hemos empezado desde este año con la modernización de las cinco estaciones que tenemos. En la biblioteca que tenemos en El Agustino ya hemos iniciado y la vamos a entregar en unas seis semanas; y durante el primer semestre del año que viene se hará lo mismo con tres bibliotecas más, de las cinco que tenemos. Parte de esta intervención incluye un estudio de usuarios potenciales, que consiste en entrevistar a vecinos que viven cerca, o que tienen acceso, a la biblioteca de ese distrito. Esta información nos permitirá conocer cuál es el público usuario más común en la comunidad específica que atiende, por ejemplo, la biblioteca de El Agustino. A partir de este conocimiento de la comunidad podemos ofrecer, en consecuencia, servicios pertinentes. El año que viene, otra de las bibliotecas que vamos a intervenir es la biblioteca de La Victoria que está a pocas cuadras de Gamarra. Antes de trabajar, el conocimiento que tenemos sobre el público usuario es que esta biblioteca puede tener un impacto muy grande en favor de los pequeños empresarios de Gamarra. Entonces, la biblioteca que tenemos en La Victoria puede convertirse en un motor de desarrollo para esa comunidad de pequeños empresarios de Gamarra, a partir de una serie de servicios y talleres específicos que se puedan dar para ellos. Es difícil hablar de un perfil general del público usuario de una biblioteca. Una biblioteca pública debe estar en capacidad de atender a todos los grupos sociales y con servicios de calidad. Además de eso, las bibliotecas públicas deben añadir a eso el conocimiento que tienen sobre la comunidad que atienden para saber cómo atenderla mejor, qué necesidades de información hay que satisfacer, qué servicios hacen falta, y así sucesivamente.

CDEYC: ¿Existen puentes de comunicación con las bibliotecas municipales?

EO: Sí. Por ejemplo, hemos conversado con el municipio del Rímac porque allí está una de las estaciones de bibliotecas que vamos a intervenir. Antes de julio del año que viene esta biblioteca va a estar completamente renovada. No solo en infraestructura, también en mobiliario ―estantería, iluminación, pisos y otras cosas más― y en mejores servicios. El trabajo que estamos haciendo incluye un acercamiento a la comunidad. Por otra parte, y como les dije a las autoridades del Rímac, es importante que ellos también abran su biblioteca municipal y que inviertan en ella. Que la BNP apueste por mejorar sus propios locales o por comprar libros para las bibliotecas públicas no debe significar que las autoridades se olviden de las suyas. Lo que hacemos nosotros es ayudar a que las bibliotecas sean mejores. En ese esfuerzo, las municipalidades también tienen un rol muy importante que jugar. Siempre he creído que los vecinos tienen un gran papel por desarrollar en favor de las bibliotecas públicas. Los vecinos no se pueden desentender de esta responsabilidad, ellos tienen mucho que decir y pueden aportar mucho para el sostenimiento de las bibliotecas. Envíen cartas a sus alcaldes pidiendo una biblioteca de calidad. Muchas veces, estas iniciativas salen mejor de lo que uno espera. Innumerables pedidos de esta naturaleza, desde la sociedad civil organizada, han tenido un efecto muy favorable en las autoridades.

CDEYC: ¿Qué planes existen para conmemorar los doscientos años de la Biblioteca Nacional del Perú?

E. N.: Estamos trabajando en cuatro ejes estratégicos que incluyen alrededor de 30 proyectos. El primero de ellos es el de «Mejoras de infraestructuras de servicios», dentro está la remodelación de la Gran Biblioteca Pública de Lima y de las cinco estaciones que mencioné. Un segundo eje tiene que ver con el acceso a la información. Aquí está el lanzamiento de la colección Lectura, Biblioteca y Comunidad, que es una serie de libros sobre temas que dan el título a la colección. También está un proyecto de inversión en digitalización de material bibliográfico documental relacionado con el proceso de independencia. Estamos hablando de más de 200 mil materiales que se prevé digitalizar. Hace dos meses hemos lanzado la Biblioteca Pública Digital, que da acceso a más de 6000 libros y audiolibros contemporáneos en castellano de manera gratuita. Estamos en proceso de adquisición de un millón de soles invertidos para la compra de libros para la Gran Biblioteca Pública y de las cinco estaciones. Para febrero o marzo vamos a lanzar un portal que se llamará Memoria Perú: Recorridos por el patrimonio de la BNP. Será una web de micrositios temáticos multimedia que permitirá recorrer, promover y difundir el patrimonio con el que contamos. También se amplió la oferta de programación académica. Hasta hace poco la biblioteca solo ofrecía el programa de Arte e Historia Peruanos; ahora son cinco los programas académicos: Historia y Arte Peruanos, Historia del Perú, Literatura Peruana, Bibliotecología, y ahora mismo está sucediendo el programa de Ciencias. También vamos a lanzar una revista que se llama Libros y Ciencia en coedición con el Concytec. Luego, un tercer eje es la implementación de Sistema Nacional de Bibliotecas. Para ello, trabajamos en un documento muy importante para nosotros porque nos va a permitir tener mayor claridad de hacia dónde estamos yendo; lo llamamos Estrategias de Implementación del Sistema Nacional de Bibliotecas. Por un lado, nos permite la articulación territorial entre la Biblioteca Nacional y las diferentes bibliotecas públicas del país. Por el otro lado, desde el año entrante se permitirá poner en cinco departamentos del Perú a cinco funcionarios de la Biblioteca Nacional que ayudarán en este esfuerzo de una mejor articulación. Lanzaremos hacia finales de noviembre el portal del Sistema Nacional de Bibliotecas, donde se incluirá un centro de recursos para la formación de bibliotecarios. Habrá más de ochenta recursos diferentes para que los bibliotecarios del país puedan acceder, implementar y mejorar las herramientas de gestión que tengan. Incluirá, entre otras cuestiones, el Registro Nacional de Bibliotecas y un mapa de geolocalización de bibliotecas. Otra cosa que habrá son los bancos de modelos de proyectos bibliotecarios con planos arquitectónicos de bibliotecas pequeñas, medianas y grandes para la costa norte, sur o central dependiendo del tipo de clima; lo mismo para bibliotecas ubicadas en las zonas de la sierra, y para los climas más tropicales en la selva del país. En el primer trimestre del año entrante, pondremos en marchar al menos tres bibliotecas móviles, en tres ciudades diferentes del país: Lima y dos ciudades más para empezar. Lo último en este eje es que vamos a relanzar una publicación emblemática de la Biblioteca Nacional ―que no se publica desde hace varios años― llamada Gaceta Bibliotecaria del Perú, y que aspira a convertirse en el órgano comunicacional de las bibliotecas públicas en el país. El cuarto eje estratégico que estamos trabajando para los doscientos años de la Biblioteca Nacional lleva como nombre Modernización de los Procesos Bibliotecológicos. Para empezar, estamos trabajando en la innovación de la gestión de las colecciones. Implementaremos un nuevo formato para la catalogación que se llama RBA en la Biblioteca Nacional del Perú. Este es un formato utilizado por muchísimas de las mejores bibliotecas del mundo, y que en nuestra biblioteca todavía no aparece. Estamos recibiendo el depósito legal de publicaciones digitales. Por otro lado, hemos empezado a actualizar la bibliografía peruana. La Biblioteca Nacional tiene la obligación de publicar año a año la bibliografía de todas las publicaciones que se han hecho en ese año. Ahora mismo hay una brecha de diez años, donde no se ha hecho esta bibliografía peruana. Este año vamos a publicar la bibliografía peruana del 2019, 2018 y 2017. El año que viene aparecerán la bibliografía del 2020, 2016 y 2015, lo que irá cerrando esta brecha que existe. Otro proyecto fundamental, en este eje, para la Biblioteca Nacional, es la unificación de nuestros catálogos. Actualmente, un usuario accede a unos seis catálogos diferentes para saber lo que tenemos y acceder a un material específico. A partir del próximo año ―esperamos que sea desde el primer trimestre― los usuarios van a poder acceder a todo lo que hay en la Biblioteca Nacional a través de un solo catálogo unificado. Y son muchos proyectos más en los que estamos trabajando, solo te he menciono unos cuantos.

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