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Feria de Editores: el bastión de la lectura en Argentina

Del 8 al 11 de agosto se llevará a cabo una nueva edición de la Feria de Editores (2024) en el complejo Artmedia del barrio de Chacarita. Conversamos con Hernán López Winne, cofundador de ediciones Godot y organizador de la FED, quien nos comentó acerca de las novedades que traerá este año uno de los eventos editoriales más importantes de Argentina.

El asunto que nos convoca hoy es paradójico. La venta de libros ha caído en Argentina, sin embargo, la Feria de Editores (FED) viene con muchas novedades y dispuesta a cubrir las expectativas del público lector.

Como dices, este es el peor año en términos socioeconómicos. Pero, hasta ahora, lo que ha pasado con la FED, y es algo que nos da mucha alegría, es que se ha convertido en un evento muy consolidado en el que confluyen muchísimas editoriales. Este año serán más de 300 de Argentina, y 60 de todo Latinoamérica y España. A pesar de todo, la gente quiere ir a la feria. Los que están en el mundo de los libros y les gusta leer saben que tienen este evento no solamente para comprar —obviamente para nosotros es importante que se vendan libros—, sino también como un evento en el que la gente se encuentra para charlar. Por ahí hay gente que se encuentra una vez al año en la FED, pues saben que pueden compartir lecturas. Tenemos muchas charlas y mucho contenido pensado para las lectoras y los lectores, con lo cual es una incógnita saber que va a pasar este año. En la Feria del Libro de Buenos Aires de abril, las ventas cayeron un promedio del 40 % en ejemplares, pero en términos generales, hasta ahora la FED sigue en crecimiento, pese a que tuvimos una pandemia de por medio y muchas otras cosas.

Me interesa mucho el concepto acerca de que la FED es un espacio, un lugar donde la gente se junta para compartir lecturas y las aficiones netas por el libro. La esencia de la feria, más allá de lo comercial, ¿es ir más allá del libro como objeto y como capital simbólico?

Sí. De hecho, el nombre de la FED surge de esa idea. Cuando la feria era muy muy chiquita, tuvimos la idea de que sea un evento que aporte algo más para el lector. Para ellos está buenísimo: ir a la feria y preguntarle a la gente que atiende en los estands por qué eligieron tal título o cómo hicieron tal traducción. A nosotros, como editores, nos parece una instancia superinteresante poder intercambiar opiniones con los lectores, preguntarles qué opinan, tener un feedback desde su lado, respecto a cómo piensan sobre determinado contenido o qué le pareció tal o cual libro. Y todo eso se da en el marco de una feria donde el foco está puesto ahí, es decir, en la interacción entre lectores y editores.

Esta feria está pensada netamente en el lector, en comparación con cualquier otra feria, como la de Buenos Aires, que es más comercial y donde hay intermediarios como los libreros. Si embargo, en la FED, donde el editor le habla directamente al lector, se origina un cambio y un viraje dentro de lo que tradicionalmente se hace.

Vos como lector sabes que, si vas a la FED, vas a encontrar a una persona que te hablará del catálogo y que no es simplemente un empleado contratado para tal fin. Y eso es algo distintivo. Como lectora o como lector, podrás zanjar todas las preguntas que tengas respecto al catálogo que te interesa. Incluso, puedes decir qué libro te gustó y cuál no, o pedir recomendaciones. Eso es algo súper valioso y que solo te lo da una feria con una escala como la nuestra. Por ejemplo, el año pasado ingresaron cerca de 22 000 personas, en comparación con la Feria del Libro. Esa riqueza del vínculo interpersonal es algo que se da por el enfoque que recae tanto lectores como en editores.  

Es casi —yo lo llamaría de este modo— una celebración a la independencia editorial

 Sí. También es una invitación a pensar la lectura y los libros como un evento que excede la dimensión comercial. Por supuesto, todos queremos vender libros y ninguno de los que estamos ahí hace beneficencia. Pero está toda esta otra dimensión simbólica y cultural que es muy importante para nosotros y excede el mero hecho de comerciar o vender libros que has publicado solamente por moda o la tendencia del momento.

Eso es de vital importancia para los autores, en especial para aquellos que están surgiendo. Son nuevos valores dentro del amplio espectro que tiene Argentina y en un evento como la FED se les pone también en vitrina. Este circuito alternativo que es la FED ayuda a que los autores sean un poquito más visibles, en cierto modo.

También sirve para autores nuevos y de algún modo, para aquellos que aún no están publicados. La FED te da un pantallazo amplio para ver lo que se está publicando hoy en Argentina y Latinoamérica. De pronto, también puede servirte para tener un pantallazo general en cuanto a lo que se está publicando en narrativa, poesía o filosofía. Hay una variedad temática muy amplia. Esta vitrina que mencionas, funciona para ir a buscarlos, saber dónde buscarlos y qué cosa buscar.

En el caso de los editores, ¿cómo es que se da este mecanismo del hablabas, respecto a ir más allá de lo netamente comercial? ¿Qué significa la FED para los editores?

Como decíamos antes, es una conjunción. Por un lado, todos los años, cuando termina la feria, hacemos una encuesta anónima para saber cuánto vendió cada estand. Cabe mencionar que el sondeo es anónimo porque no nos interesa saber cuánto venden, pero sí qué representa la FED en términos económicos para las editoriales que participan. El promedio del año pasado fueron 250 ejemplares por estand. Por supuesto, hay quienes venden más o venden menos, pero es bastante en solo cuatro días. Se sabe que en la FED se vende y lo que está pasando —que es algo que ya sucedía en la Feria del Libro de Buenos Aires—, es que, en el cronograma de publicaciones de las editoriales, se considera que los dos momentos fuertes del año son abril y agosto. Es decir, se intensifica el trabajo con las imprentas y se origina un cuello de botella porque todas las editoriales se guardan novedades o una publicación especial para la FED. De pronto, las imprentas colapsan porque les aumenta mucho el trabajo de cara a las ferias. También está bueno saber que hay muchas editoriales que, si quieren tener una novedad para la FED, deben mandarla a la imprenta dos meses antes.

En ese sentido, el editor sabe que va a tener un espacio para conocer a nuevos autores y echar la aguja de la brújula en diversas direcciones.

Totalmente. Incluso diría que supone una oportunidad valiosa para preguntar por qué un libro no funcionó. El termómetro pueden ser los libreros o los lectores. El editor puede decir: «Publicamos este libro, que para nosotros era una gran apuesta, pero no anduvo bien. ¿Vos lo viste?, ¿lo leíste?, ¿no te interesó?». No hay manera de tener todos esos intercambios si no es en la FED. Muchas veces pueden darte un feedback interesante. Uno piensa: «Uy, la pifiamos por tal cosa», cuando resulta que al lector no le gustó la tapa y, para uno, era una tapa espectacular. Tener esa información sirve para mejorar o para hacer las cosas de otra manera.

Hablando de novedades y de este feedback del que nos hablas, ¿qué es lo que encontrarán los lectores este año en la Feria de Editores? ¿Qué autores invitados estarán? ¿Qué editores y editoriales participan?

En el caso de los invitados internacionales, hay tres platos fuertes este año. En principio, Deborah Eisenberg, autora estadounidense, estará hablando con Federico Falco, autor de Anagrama. También vienen dos autores de Godot: Thomas Reinertsen Berg, autor noruego que escribió un libro muy lindo llamado El origen de las especias (2024), una historia del mundo a través de cómo evolucionó el comercio de especias, sobre todo en Europa. Además, viene también la autora canadiense Marie-Pier Lafontaine, quien escribió un libro súper personal y tremendo llamado Perra (2024). Ella va a estar un domingo en una charla interesantísima, no tanto por el contenido del libro que de por sí es realmente terrorífico, al estar basado en su experiencia personal sobre abuso intrafamiliar, sino por los planteamientos que ofrece en términos generales. ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que la persona que vos más querés en el mundo está abusando de ti? ¿Qué haces cuando tu madre no hace nada para detenerlo? Esos son los tres invitados internacionales. Después, habrá una chica que hablará sobre populismo e izquierda para tratar de entender la situación política, no solo en Argentina sino también en América Latina. ¿Qué está pasando con los populismos de derecha y el ascenso de ciertos personajes neoliberales al poder? En la charla, la acompañará el pensador argentino Pablo Semán, que publicó hace poco con Siglo XXI.

Antes de la entrevista hablábamos acerca de cómo se entiende esta paradoja de que en un ambiente muy convulso la gente siga leyendo y que las ferias sigan en franco ascenso. Pero ¿cómo es que se da esta paradoja? La gente puede estar en una situación muy difícil, sin embargo, no deja de leer y de comprar libros. Es muy interesante.

Es verdad que en Argentina cayeron mucho las ventas. Pero acá hay una tradición muy grande de librerías de usados. Entonces, las ventas pueden caer, por ejemplo, porque los precios de los libros nuevos se dispararon debido a que los costos de producción subieron—papel, imprenta, logística, etcétera—. Mientras que un libro nuevo cuesta alrededor de 20 000 pesos (21 dólares americanos), el usado está 5000 pesos (5 dólares americanos), la cuarta parte de lo que sale un libro nuevo. Hay mucha gente cuya situación económica también empeoró y está al límite, pero sigue leyendo porque le gusta, porque tiene ese hábito incorporado. Y, si antes compraba libros nuevos, ahora compra usados. Es decir, no deja de leer. Como te decía, en Argentina hay una gran tradición de librerías de usados que tienen buenos libros. A diferencia de las que tienen descartes o desechos, en esas librerías se encuentran buenos libros de saldos. De pronto, en la FED o en la feria de libros usados —que acá es en diciembre— vas con 20 000 pesos y te compras tres o cuatro muy buenos libros y con eso no dejas de leer. Eso es bueno para todos.

Sé que también habrá precios accesibles en la FED. Lógicamente, vamos a encontrar libros que van a servir de mucho y el público podrá conocer diversas ofertas editoriales.

Editoriales hay de todos los tamaños. Desde Daniel Hidalgo, Eterna Cadencia, Godot, Caja Negra, Cats y otras 300 más. Hay de todas las temáticas, como cine o fotografía. Hay editoriales infantiles como Pequeño Editor, Limonero o Lamiqué. Como en Argentina tenemos la ley de precio fijo o Ley de Competencia Librera, el descuento máximo que se pude hacer es del 10 % en los libros. Sin embargo, siempre hay rangos de precios donde, por 15 000 pesos, es posible conseguir un muy buen libro. Y no son los precios de editoriales mucho más grandes que venden solamente best sellers y que pueden poner libros mucho más caros. En enero tuvimos una gran inflación, que ya empezó a bajar. Por eso, estamos seguros que se dará un reacomodamiento de precios que permitirán conseguir buenos libros por precios razonables.

¿Cómo definirías a  la FED?

Te voy a decir tres palabras: una enorme alegría.

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