La tecnología puede ayudar a seguirle el paso a los cambios en el español y resolver dudas con pocos movimientos.
Los correctores de texto tienen una serie de habilidades que pulen a lo largo de su carrera. Sin embargo, el lenguaje cambia a gran velocidad, y lo que una vez fue una regla en poco tiempo puede quedar obsoleto, ser incorrecto o incluso significar otra cosa. En estos casos, la tecnología es un gran aporte, ya que ayuda a mantenerse al día en pocos movimientos o resolver problemas puntuales con menos esfuerzo. Estas son algunas de las plataformas que resultarán una ayuda fundamental para seguirle el paso al cambio de reglas en el español.
Aplicación oficial de la RAE
Esta app tiene acceso a más de 23 ediciones del Diccionario de la Lengua Española, y se puede adquirir gratis. Esta no solo ofrece significados, sino también sinónimos y antónimos, distintos usos y todas las variaciones y novedades que agrega la Academia al diccionario.
Diccionario Panhispánico de Dudas
En el formato web de este libro de consultas se da respuesta de forma rápida a las dudas más habituales del idioma español, ya sean de carácter morfológico, sintáctico, lexicosemántico o fonográfico. Su interfaz es bastante intuitiva y fácil de utilizar.
Fundéu
Esta institución tiene como objetivo colaborar con el buen uso del idioma español, particularmente en los medios de comunicación. La página web contiene todas las dudas que se han ido acumulando desde sus inicios, pero también es muy activa en sus cuentas de Twitter, Facebook e Instagram en cuanto a responder consultas.
Glosbe
No es el único idioma que ofrece, pero se especializa en latín. La página web presenta definiciones y traducciones latín-español y español-latín, además de agregar información adicional, por ejemplo, si se trata de un sustantivo, qué género tiene y una frase como ejemplo. Nuestra lengua proviene del latín, por lo que puede ser un buen complemento.
DECEL- Diccionario Etimológico Castellano en Línea
Este diccionario incluye todas las definiciones, tanto las que se aceptan en la Academia como las que son más «populares». Aunque puede no ser tan formal como la RAE, es bastante sencillo de usar y contiene más de quince mil entradas, organizadas alfabéticamente por grupos.