Leonora Djament, directora editorial de Eterna Cadencia, nos comentó acerca de los inicios de su proyecto, la propuesta que entregan a los lectores y su participación en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Por Diego Campos (corresponsal en Buenos Aires)
Es importante para mí conocer un poco de la trayectoria de su equipo y qué los llevó a apostar por Eterna Cadencia como una editorial independiente.
La editorial empieza a gestarse en el 2007 cuando Pablo Braun, dueño de la librería Eterna Cadencia desde 2005, toma un curso de edición que yo estaba dando por ese entonces. Yo estaba trabajando hacía varios años en Editorial Norma y estaba buscando otro proyecto, pues la empresa se estaba transformando en un tipo de editorial muy comercial. En la primera clase le pregunté a Pablo qué estaba buscando en este curso y me cuenta que tenía ganas de armar una editorial en un futuro cercano. Nos fuimos a tomar un café y a partir de ahí armamos Eterna Cadencia Editora.
Me gustaría saber también cómo nace el proyecto de la librería. ¿Este espacio de lectura y tertulia tiene una agenda literaria/crítica/librera para su público? ¿Conciben a su librería como una respuesta o solución a los pocos espacios donde las editoriales independientes logran obtener una vitrina al público o cómo definen ustedes este proyecto (la librería) que va de la mano con la editorial?
La librería y su bar comenzaron dos años y medio antes que la editorial. A lo largo de estos años, en la librería hubo y sigue habiendo una valiosa y nutrida programación cultural: talleres, clases, presentaciones, mesas redondas, lecturas, etc., a lo que se suma el blog, que es una revista cultural fundamental en la escena contemporánea.
En los inicios de Eterna Cadencia, ¿cómo empieza a estructurarse el catálogo?, ¿cuáles fueron los tipos de libros y autores por los que se apostó al comienzo?, ¿qué otros se fueron sumando con los años?
Desde un comienzo nos interesó la ficción y el ensayo. Los primeros libros que publicamos fueron Cuarteto de autos viejos, del escritor argentino Miguel Vitagliano y reediciones de dos ensayos de Oscar Masotta: Sexo y traición en Roberto Arlt e Introducción a la lectura de Jacques Lacan. En los meses siguientes publicamos a Claire Keegan, Gabriela Cabezón Cámara, Fabio Morábito, Mario Bellatin, Josefina Ludmer, Jacques Ranciere, entre otros. Luego se fueron sumando Hernán Ronsino, Jorge Consiglio, Federico Falco, Sylvia Molloy, Tamara Kamenszain, Lorrie Moore, Theodor Adorno, Barthes, Derrida, solo por nombrar algunos. El año pasado iniciamos una nueva serie dentro de ensayos que es la serie Pluriversos, dirigida por Natalia Brizuela, donde hemos publicado a los pensadores y activistas indígenas brasileros Aílton Krenak, y Davi Kopenawa Yanomami y al antropólogo francés Bruce Albert. Pensamos nuestro catálogo como constelaciones en un cielo estrellado donde los libros van estableciendo relaciones entre sí por su temática, su estilo, por las perspectivas que abren, por las problemáticas que abordan, etc.
Con todo lo que me cuentas hasta ahora y en este momento donde la editorial se posiciona como una de las más destacadas en Argentina, ¿cómo llegan los manuscritos?, ¿son los autores quienes los buscan a ustedes o salen a buscarlos?, ¿siguen apostando por el rescate editorial o renuevan sus publicaciones con escritores contemporáneos?
A veces los manuscritos llegan espontáneamente y otras veces nosotros buscamos y contactamos a escritores y escritoras. Hablamos también con agencias literarias, asistimos a ferias siempre que podemos. Seguimos apostando por rescates editoriales de libros que dejaron de circular o que nunca fueron traducidos al castellano y también sostenemos las publicaciones de escritores y escritoras contemporáneos.
Hablemos ahora sobre la Feria del Libro de Buenos Aires, en la cual participaron hace poco. ¿Cómo fue para ustedes todo este trayecto por los diferentes certámenes en los que participaron? ¿Qué podrían decir sobre su progreso en este lapso? ¿Qué percances y aciertos se presentaron?
La Feria del Libro es un evento fundamental en la escena local donde a lo largo de muchos días se venden cantidades interesantes de libros, pero también hay encuentro con lectores y lectoras, mesas redondas, encuentros con colegas, etc. Participamos de la feria prácticamente desde que comenzamos a editar, pero desde hace diez años lo hacemos como parte del colectivo Los siete logos, donde nos hemos juntado con otras seis editoriales amigas para llevar adelante este stand compartido. Esta iniciativa es importantísima en varios sentidos: por un lado, hace que sea viable una feria que de por si es muy cara en términos de costos de participación, pero también se trata de sostener y fortalecer los vínculos con nuestros colegas, entendiendo que la industria editorial es necesariamente una actividad asociativa.
¿Qué podrías decir sobre la Feria de Editores, proyecto que apuesta por poner delante de los lectores a los mismos editores y sus títulos? ¿Este espacio, alterno a la FIL, repercute considerablemente en sus ventas y les permite proyectarse a nuevos libros en función a las inquietudes de sus lectores?
La FED es un acontecimiento cultural y editorial fundamental. Son cuatro días muy intensos y festivos donde se venden muchos libros, pero también los editores y las editoras nos encontramos con lectores y lectoras, así como con nuestros colegas, con quienes conversamos e intercambiamos ideas. No diría que la FED sirve para pensar libros en función de las inquietudes de los lectores, porque no concebimos la edición en esos términos. No satisfacemos necesariamente una demanda previamente existente y localizada, sino que publicamos libros que hagan un aporte a las discusiones sociales en términos estéticos o argumentativos.
Para cerrar esta serie de preguntas, ¿en qué librería de Perú se pueden conseguir sus libros y novedades?
Nuestros libros llegan a Perú a través de la distribuidora Book Vivant. Con algo de demora a veces, debido a los tiempos propios de las importaciones, las novedades van llegando a Perú.