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Lewis Carroll: El matemático de la literatura sinsentido

Este 14 de enero se cumplen 125 años del fallecimiento del escritor británico Lewis Carroll. Es recordado por haber escrito la obra Alicia en el país de las maravillas y su continuación, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. En estas obras, se puede apreciar un talento para jugar con el absurdo, el sinsentido y las paradojas lógicas. Aparte de la creación literaria, también demostró un interés por las matemáticas, la lógica y la geometría, por lo que se desempeñó como profesor en Oxford.

Charles Lutwidge Dodgson, conocido en el mundo de la literatura como Lewis Carroll, nació el 27 de enero de 1832 en Cheshire, en el seno de una familia de pastores y obispos. A los 18 años, ingresó al Christ Church College de la Universidad de Oxford, para estudiar matemáticas y arte. Al terminar sus estudios trabajó como docente. Al mismo tiempo, comenzó a publicar poemas y cuentos de corte humorístico y satírico en publicaciones locales. En 1856, publicó su primera obra con el pseudónimo que le daría fama. Se trata de un poema romántica llamado Solitude que apareció en la revista The Train.

Sin embargo, no fue hasta 1862, cuando creó el argumento que daría forma a Alicia en el país de las maravillas, publicada en 1865 y con la que logró el éxito comercial. La gran acogida que obtuvo por parte de los lectores, llevó a Lewis Carroll a escribir una segunda parte titulada A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. Asimismo, fue conocido por haber mostrado un particular interés en las matemáticas, la geometría y la lógica. En los últimos de su vida, prestó atención a las matemáticas recreativas y al estudio de las paradojas. El escritor falleció el 14 de enero de 1898, en Guildford.

Entre el absurdo y la razón

Con el paso de los años, Alicia en el país de las maravillas ha sido considerada una obra dirigida al público infantil. Siendo una obra escrita en la época victoriana, tenía como objetivo instruir a los niños mediante moralejas, por lo que la fantasía y la imaginación estaban prohibidas en los libros. Sin embargo, yendo en contra de estas normas, Carroll decidió incluir elementos fantásticos en la historia para captar la atención de los pequeños lectores. Aunque, desde una perspectiva adulta, se tiene en frente a un mundo donde impera el caos y el sinsentido frente a la razón.

Escena de Alicia tomado el té junto al Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón. Ilustración de John Tenniel. Foto: Clarín

En la obra, se puede apreciar que el Lewis Carroll retrató las contradicciones en las que caían constantemente las personas adultas. Sin embargo, más allá de ser un retrato de las conductas e interpretaciones de la época victoriana, Alicia en el país de las maravillas retrata los aspectos de la conducta humana en general, que han marcado en las interacciones sociales entre los miembros de cualquier comunidad. De esta forma, el personaje de Alicia es la forma en la que el niño puede llegar a sentirse dentro de una sociedad llena de fuertes juicios. Es así, que la obra plantea el despertar de la curiosidad y no dejar de preguntarse sobre el entorno que nos rodea. En esta alternancia entre la realidad y la ficción, la protagonista representa a la sabiduría y el deseo por encontrar su identidad. Por ello, la imaginación es una herramienta que le facilita moverse en ese mundos ilógico y extraño.

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