En el marco de la Feria Internacional del Libro de Lima, ayer se presentó el conversatorio Enseñanza, crítica y creación: conversando con Martín Kohan, en el que el escritor argentino, ganador del Premio Herralde de Novela, abordó puntos interesantes respecto a los escritores como entes creativos, la literatura y la lectura.
Kohan manifestó su autopercepción como escritor y por lo tanto como creador. En ese sentido, señaló que la escritura se mueve por dos tipos de deseo. «Mi deseo desde chico siempre fue escribir, es decir, el deseo de la escritura, la cual disfruto mucho. Mi condición de escritor se deriva de mi práctica de la escritura. Alguien que quiere ser escritor, debe escribir».
Por otro lado, criticó la tendencia que asocia a los escritores con sufrimientos y angustias, señalando que su visión es la de pasarla bien con el oficio. Incluso, bromeó con el hecho de que algunos aspirantes a escritores se angustian con el mito de la página en blanco. Asimismo, dijo que «la vida tiene muchas angustias por sí solas. No hay un mundo esperando tu obra. Si no hay disfrute, si te angustia (la escritura) no lo hagas».
La fama ingrata
Martín Kohan compartiendo con los asistentes del conversatorio
En otro momento, consideró como un error revestir a la literatura de un afán de figuración personal, pues esta, muchas veces, no responde. Por eso, remarcó que si no hay pasión por la escritura ni por la lectura se genera la frustración. «La fama es tan módica que tiene algo de caricaturesco: solo hablan de ti los que te conocen. Lo valioso en la literatura son estos espacios para compartir sobre el oficio. Mientras más canales haya para la conversación literaria, mucho mejor, sea en radio, en televisión o en la web.
¿Se puede enseñar a escribir?
En este punto, Martín Kohan aseveró que no cree que exista un método para enseñarle a una persona a ser escritor. En principio, rechazó que algunos talleres denominen a su actividad como «escritura creativa», ya que esto solo engloba a géneros como el cuento, la novela o la poesía, relegando a otros textos como el ensayo, la monografía y la crítica literaria fuera del ámbito creativo.
Finalmente, refirió que, en vez de formar escritores, los talleres deberían enfocarse en moldear lectores. «Mi trabajo fundamental es formar lectores. Ese es el asunto, porque ese lector luego encontrará su tipo de escritura proveniente de su formación frente a la lectura. Un escritor tiene mucho más que aprender como lector, pues lo sustancial es preguntarle a un texto cómo está hecho».