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Ortotipografía y traducción

Las normas ortotipográficas garantizan que una redacción adecuada del texto. Aunque, en el ámbito de la traducción, estas reglas varían de acuerdo al idioma, por lo que es esencial tener una noción sobre ortotipografía comparada.

La ortotipografía implica a dos disciplinas lingüísticas: la ortografía y la tipografía. Se suele pensar que la ortotipografía es un ámbito propio de la imprenta y de los editores. Sin embargo, se ha vuelto una herramienta importante desde existen procesadores de textos y herramientas informáticas que permiten la autoedición.

Al hablar de ortotipografía se hace referencia a los aspectos relacionados con la forma de un texto; es decir, con su composición y disposición. Las normas ortotipográficas permiten que los textos guarden cierta homogeneidad entre ellos. Generalmente, están interiorizadas cuando se escribe una publicación en redes sociales o cuando se redacta un texto académico. Sin embargo, los criterios ortotipográficos no son iguales en todas las lenguas, por lo que esto influye hasta en los diferentes tipos de párrafo que se emplean en la redacción. Por ende, es esencial que se tengan nociones de ortotipografía comparada.

Uno de los casos más conocidos es el del inglés. Por ejemplo, está el párrafo americano que carece de sangrado o de la separación de los números a través de comas. Asimismo, los guiones para añadir información se utilizan con mayor frecuencia en inglés que en español. En otros idiomas, como el francés, existen otras diferencias. Una de ellas es la de los gentilicios, los cuales idioma se escriben con mayúscula en la lengua francesa, mientras que en español son en minúscula.

Por ello, un traductor profesional debe garantizar la calidad del texto siguiendo las normas ortotipográficas del idioma al que se traduce el texto. Esto se aplica tanto a las declaraciones juradas que traduce, como a las obras de creación literaria.

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