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Polémica perpetua: a sesenta años de la publicación de Rayuela

El 28 de junio de 1963 se terminó de imprimir la tirada inicial de tres mil ejemplares de la obra cumbre del escritor argentino Julio Cortázar, en los talleres de la Editorial Sudamericana.

Terminado el proceso de impresión, tal cual consta en el colofón, la obra llegó hasta París, donde se encontraba Cortázar en aquel entonces. La reacción del autor fue de suma complacencia, lo cual comunicó de inmediato en una carta a su editor Paco Porrúa.

Sesenta años después, Rayuela continúa siendo tema de discusión entre entendidos, críticos y admiradores del universo cortazariano. De hecho, resulta interesante conocer las distintas posiciones tomadas en torno a esta pieza literaria.

Por ejemplo, en una ocasión Mario Vargas Llosa declaró ante los micrófonos del Diario Clarín que Rayuela «no era el mejor trabajo de Cortázar». Por el contrario, consideró que fue un cuentista excepcional y que precisamente es esa figura la que reviste su obra por completo.

El escritor argentino Damian Tabarovsky fue mucho más polémico al afirmar, en declaraciones al diario El País, que«para mí y para muchos de mi generación, Rayuela nació ya cursi, remanida, llena de recursos demagógicos y, casi me animaría a decir, sociológica».

Por el lado de los defensores de la novela, como el español Agustín Fernández Mallo, funciona bien por partes y destaca una esencia poética muy aparte de su tono narrativo. Asimismo, precisa que la novela «abre una vía al experimentalismo y al uso de la cultura popular sin tapujos, sin esa condescendencia que se usa para quedar bien. En Cortázar era algo vívido, real».

Posiciones encontradas en ambos frentes, sin embargo, es innegable que Rayuela supuso un punto de quiebre en la literatura de Cortázar. Tras el éxito, sus obras fueron traducidas a varios idiomas y París, escenario principal de la novela, fue asumida como la cuna de la cultura por parte de la clase media argentina y en Latinoamérica.

Si nos fijamos bien, Rayuela no es más que la historia de amor entre Horacio Oliveira y La Maga, pero contada de una forma un tanto caótica. Y es que los 155 capítulos que componen la novela pueden leerse indistintamente al orden de todo libro convencional. De alguna forma llegaremos siempre al mismo desenlace, aunque pasemos por distintos enfoques.

En tanto, se dice que la obra ha perdido brillo, debido a las múltiples imitaciones de su estilo, la aparición de nuevas técnicas de escritura y la discusión inagotable en torno a ella. Pero, la influencia y tono narrativo de Rayuela permanece aún después de sesenta años.

Caleidoscopio (2023) una de las más recientes producciones de Netflix, utiliza el libre albedrío del espectador —tal como lo hace Rayuela con el lector—, para que construya un orden particular de los capítulos que componen la historia, obteniéndose distintas ópticas de una misma trama.

¿Genio? ¿Historia efectista? ¿Un golpe de suerte editorial? De lo que estamos seguros es que pasarán décadas y la polémica renacerá en torno a Cortázar y a Rayuela, su hija predilecta.

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