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Escritura eficaz: beneficios y el comentario de tres grandes autores

Muchas veces nos preguntamos por qué es necesario escribir bien y aprender una gran cantidad de normas. Por ello, conozcamos la importancia de la buena escritura, así como los enfoques de reconocidos autores del campo lingüístico respecto a este tema.

Cuestión de imagen

Una persona que domina los fundamentos básicos de la escritura refleja su personalidad y actitud. Asimismo, un profesional que respeta las normas de ortografía no solo demuestra el orden lógico de sus ideas, sino que también inspira seguridad y confianza.

Sobre ello, Estrella Montolío, catedrática de Lengua Española en la Universidad de Barcelona, refiere lo siguiente en una entrevista ofrecida al diario El País: «[…] Nuestra escritura nos representa, así que es nuestra imagen. No podemos pensar: “Yo escribo cualquier cosa y ya está”. La persona que te lea va a hacerse una imagen de ti a partir de tu texto».

Mayores oportunidades profesionales

Los profesionales que cuidan la calidad de sus textos, aunque pase desapercibido muchas veces, están elaborando la mejor carta de presentación. No solo ello, sino que la buena escritura es la llave que abre la puerta hacia mejores oportunidades laborales. De hecho, escribir bien es una de las habilidades indispensables en cualquier campo de la vida laboral.

Desafíos constantes ante un mundo en constante cambio

En tiempos de inmediatez, muchas veces no caemos en cuenta de la responsabilidad que supone escribir, desde un corto y sencillo mensaje de texto, pasando por un post en redes sociales, hasta un informe profesional.

Sobre este punto, es muy importante tomarlo en cuenta, debido a que muchas personas, profesionales incluso, conciben la escritura de las redes sociales como una «tierra sin ley», en la que pueden obviarse los hábitos convencionales de la escritura.

Respecto a ello, José Martínez de Sousa, lexicográfico español, en una entrevista con la revista Prosofagia, señala lo siguiente sobre la inserción de la buena escritura en las redes sociales: «Mientras podamos acercarnos a ellas (las redes) con el convencimiento previo de que la que allí vamos a encontrar no es la ortografía estándar, no veo yo mucho peligro, porque son medios distintos. En el momento en que rechacemos esas grafías o bien en el momento en que esas grafías se desborden de su medio actual y “contaminen” el entorno considerado “puro” advertiremos que algo falla».

Por su parte, Estrella Montolío menciona: «Desde que han llegado las nuevas tecnologías, cuya base es fundamentalmente la escritura —el correo electrónico, Facebook, WhatsApp, etcétera—, la escritura se ha convertido en una habilidad mucho más transversal de lo que era hace 25 años. Antes había un porcentaje importante de profesiones en las que la escritura estaba prácticamente ausente. Ahora, en la sociedad de la información y el conocimiento, son muy pocos los profesionales que no tienen que escribir nunca».

Pero, ¿qué es escribir bien?

Componer una oración musicalmente atractiva, revestida con términos y palabras cultas, ¿es sinónimo de buena escritura? El debate sobre ello es amplio. Desde el punto de vista de Daniel Cassany, escritor, lingüista, filólogo y educador, escribir bien va más allá de la estética: «A simple vista sería escribir con las normas de gramática vigentes, pero es un objetivo muy pobre. Más que decir correctamente, deberíamos preguntarnos qué es escribir adecuadamente, o escribir para ser eficaces, para convencer, para gustar, para, de algún modo, informar de manera clara las cuestiones relevantes».

Por otro lado, Estrella Montolío refiere: «Escribir bien no tiene que ver con hacer frases poéticas. Escribir bien quiere decir elaborar documentos, textos, que cumplan los objetivos comunicativos para los que han sido diseñados. Si yo lo que quiero es hacer un wasap divertido, he escrito bien si el destinatario del wasap se ríe. Si lo que quiero es presentar un currículum vitae persuasivo, entonces ese CV ha cumplido su objetivo».

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¡Feliz Día del Maestro! Cinco libros para celebrarlo

Un libro siempre será un buen obsequio, así que, a modo de homenaje a nuestros profes, les dejamos una lista de títulos que todo maestro debería leer. Apunten.

1. Mal de escuela – Daniel Pennac

En esta obra, el autor francés aborda la problemática de la escuela, pero desde la piel de los alumnos problemáticos. Pennac estudia esta figura otorgándole una fuerte carga emocional y resaltando el dolor que acompaña a este tipo de estudiantes.

El escrito es una autocrítica a la pedagogía, en la que el autor pide a los docentes que vuelquen sus esfuerzos en rescatar a los malos alumnos, pues esa es su misión. Título imprescindible para todo maestro que pretenda entender los quiebres de la labor educativa.

2. Un placer ausente: Apuntes de un profesor sobre la lectura escolar – Jorge Eslava

A modo de una libreta de notas, el libro propone a una especie de combinación entre el ensayo, la novela y el periodismo. La historia propone la mirada ácida de un maestro de escuela (formado en una universidad estatal) que constantemente critica el plan de lectura implantado en los colegios.

Además, el protagonista atraviesa un drama familiar que entrecruza las líneas con su quehacer pedagógico, lo cual revela los entretelones que padecen los maestros en el Perú. Esta obra es el resultado de las investigaciones hechas por Eslava, quien participó de múltiples eventos académicos, conferencias, y conversaciones con estudiantes y profesores, para revelar la problemática de la educación peruana.

3. Diario educar. Tribulaciones de un maestro desarmado – Constantino Carvallo Rey

Librazo para todos los maestros. Aquí encontramos el legado de un docente convencido, en todo sentido, de que solo la buena educación en los colegios conseguirá formar ciudadanos de bien y el verdadero cambio en el país.

El gran educador Constantino Carvallo Rey ofrece una serie de reflexiones sobre el arte de educar, ordenándose estos testimonios entre los meses de abril y diciembre, periodo tradicional del año escolar peruano. Una radiografía exacta de la educación nacional.

4. El arte de dar clase – Daniel Cassany

Una joya de la pedagogía. El libro responde a muchas interrogantes hechas por los docentes. ¿Cómo estructurar una buena clase? ¿Cómo conseguimos captar la atención del alumno? ¿Cómo lidiar con el estrés? A partir de estas preguntas, Cassany ofrece una serie de consejos prácticos para desempeñar una buena labor pedagógica.

De un modo ágil y sencillo, el libro explica cómo aplicar las dinámicas de grupo, cómo generar un buen ambiente de estudio, cómo hacerse entender por los alumnos, entre otros métodos interesantes.

5. Como una novela – Daniel Pennac

Leer puede ser una ardua labor, sobre todo para aquellos estudiantes que no han desarrollado el hábito. Este libro es un genuino estímulo para ello, pues Pennac (que es profesor de literatura en un instituto) busca que el alumno pierda el miedo a la lectura.

La propuesta es sencilla: el alumno elige libremente un libro, sea por placer o porque desea embarcarse en una aventura personal con su lectura. Planteada a manera de monólogo, tal como menciona el autor, «no es un libro de reflexión sobre la lectura, sino una tentativa de reconciliación con el libro».

Por si fuera poco, Pennac ofrece una lista de derechos intrínsecos al lector. La dejamos picando, descúbranlos. ¡No se pueden perder este libro!