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Un último regalo para Mario

Cerramos esta edición especial, en tributo y recuerdo de Mario Vargas Llosa, con comentarios de nuestros docentes y estudiantes sobre la obra y vida del premio nobel.

Cuánta razón tuvo mi asesor de tesis cuando me advirtió que por ningún motivo entrevistara al autor de los libros de mi investigación. Procuro huir de las despedidas, de las tristezas, me cuesta reconstruirme cada vez que me enfrento a una ausencia, por ese motivo siento que su esencia estuvo y estará, y no tendré que despedirme de usted. Si bien no nos proponemos aproximarnos a un análisis psicológico del autor a través de sus personajes, entendemos que en buena parte de ellos está él. Sin haberlo conocido, pero sí escuchado en varias conferencias, lo percibo en mis Rigoberto, Fonchito, hasta en Lucrecia, menciono a estos tres, porque últimamente me siguen muy de cerca.
Todo un universo en la cabeza. Decía de El Quijote y de Tirant lo Blanc que eran un claro ejemplo de la novela total, que sus escritores crearon un mundo, que era una obra completa. Yo creo que usted también lo fue. Al respecto, podríamos hablar largo y tendido, en algún momento será, allá donde no existen relojes, para que me cuente si su intención fue que viéramos lo que yo vi en el núcleo de la casa barranquina, no en la suya, claro, en la de Rigoberto. Lo encontraré, como siempre, en el placer de las letras. — Katherine Pajuelo Lara (traductora, correctora y docente)

Los intelectuales, los escritores, los artistas y todas aquellas personas que dejan un legado, tarde o temprano nos dejan. Y depende de cada uno de nosotros decidir si atesoramos o olvidamos ese legado. Mario Vargas Llosa, hasta el último minuto de su vida, nos dejó su invaluable contribución. Lo que logró es un motivo de orgullo para todos los peruanos y su legado perdurará más allá de su partida. —Dante Antonioli (editor)

No hay comentario, libro u homenaje que pueda contener lo que Mario representa para las letras peruanas. Su incansable labor literaria, ese vicio de escribir y sacrificio único hacia las letras, lo han convertido en un autor de lectura obligatoria. Es imposible en estos tiempos no conocer La ciudad y los perros, o por lo menos haber hojeado, sea por curiosidad o por deleite, Conversación en La Catedral. Los que hemos disfrutado de su literatura optamos por separar al Vargas Llosa político de su obra. ¿Discutible? Sí. De ahora en adelante, hablar de Varguitas será empuñar una espada, abrir una brecha, discutir como se hace únicamente sobre las leyendas. Se le va a extrañar mucho —Marco Fernández (editor adjunto del Centro de Desarrollo Editorial)

A mi modo de ver, Mario Vargas Llosa acaba de iniciar una nueva vida, una que durará muchísimo, y más que su existencia «natural» en la Tierra. Y es que vivirá en cada uno de nosotros, es evidente, y quienes nos sucedan también dirán lo mismo con igual validez, así hasta que los peruanos —o los latinoamericanos, o la humanidad entera— pierdan la memoria. Un escritor, académico y líder de opinión como Vargas Llosa ha forjado por sus propios méritos una poderosa influencia en la sociedad. Sus novelas forman parte del imaginario común del pueblo peruano, sus declaraciones son y serán escuchadas, debatidas y reinterpretadas eternamente. — César Osorio (bachiller en Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos)

Ahora me siento solo y con la tristeza de saber que no volveré a leer nada nuevo de su pluma. Quedan sus libros y su figura ejemplar tanto en sus aciertos como en sus equivocaciones. Pero voy a echar de menos sobre todo su sonrisa particular, aquella con la que remataba algún comentario que lo alegraba o irritaba. Ni mas ni menos que lo que sentía por mi padre o mi abuelo. Gracias, Mario. Te vamos a extrañar — Ricardo Meinhold (editor)

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