La cadena británica de librerías tuvo graves problemas para cumplir con órdenes y reabastecer locales por adaptarse a un nuevo programa.
La pandemia aceleró la dependencia de las librerías a la tecnología. Si bien las de cadena ya tenían un sistema establecido para controlar todos sus locales, las librerías independientes y las de barrio solo dependían de la forma habitual de compra y venta. A partir de todos los confinamientos obligatorios estas se vieron forzadas a crear páginas web, carritos de compras o mejorar sus redes sociales para que los clientes no dejen de adquirir sus libros. Si bien hubo un periodo de adaptación, para muchas este cambio supuso alcanzar a más clientes, ya que las redes sociales son una vitrina bastante amplia.
Tener un sistema operativo en estos tiempos es necesario para mantener un negocio. Pero una de las grandes desventajas es cuando este comienza a funcionar mal, o las personas que lo manejan no pueden emplearlo de manera beneficiosa; las consecuencias, usualmente, son un fallo en la cadena de ventas. Esto fue lo que le ocurrió a la cadena de librerías Waterstones, en el Reino Unido.
La compañía cambió a un nuevo sistema llamado Blue Yonder hace unas semanas. Pero lo que prometía mejorar y simplificar sus vidas terminó ocasionando una serie de problemas en todas sus tiendas. Este retraso se produjo debido al periodo de implementación, que creó una cadena de retrasos. El representante de la cadena se disculpó por las molestias, y anticipó que en septiembre comenzarán a beneficiarse del nuevo sistema.
Aparte del abastecimiento de locales y la actualización de títulos, este problema puede tener un impacto terrible en los autores que acaban de publicar sus libros este mes y todavía no pueden tener sus obras a la venta.