Hoy se cumplen 125 años del natalicio de uno de los escritores más importantes de la literatura argentina y latinoamericana. Y es que el corpus literario de esta parte del mundo no puede entenderse sin la obra de Borges.
En el libro Borges,un escritor en las orillas, la autora Beatriz Sarlo señala que el cuentista «se resistió siempre a un uso político de la literatura», lo cual significa un vínculo exclusivo e irrompible con el proceso creativo. Aunque esto resuene en los sectores más ortodoxos, en los que no puede entenderse la literatura sin el compromiso social o político, el caso de Borges se enmarca en una zona de grises, de sutilezas y, en especial, de juegos que terminan parodiando el orden establecido.
Sarlo señala también que, pese a esa postura, algunos de los cuentos de Borges plantean críticas hacia sistemas sociales imaginarios, a poderes arbitrarios y enquistados en esa oscuridad que emana de los totalitarismos. La autora toma como ejemplo los relatos « Tlön, Uqbar, Orbis Tertius», «La lotería en Babilonia» y «La biblioteca de Babel», mencionando además que en estos « hay imágenes de lo social y de un poder consolidado por la arbitrariedad de decisiones incognoscibles o por las fuerzas del mito».
Unas cuantas palabras sobre ello. Borges dista mucho del adoctrinamiento. Más aún, pareciera que, en estos cuentos—y en muchos otros—las cuestiones de orden social y político son insumos necesarios para desplegar sus ficciones, convirtiéndolas en exquisitos juegos en los que el lector se ve obligado a despojarse de cualquier convicción para ingresar puro al disfrute literario.
Mucho se habla de la prosa erudita de Borges, de sus tramas enciclopédicas y la creación inagotable de universos; sin embargo, un punto que no debe soslayarse es el impacto que causó su obra en distintos autores. Cabe mencionar que no es lo mismo referirse a la influencia que a la imitación. Si vemos a la literatura como un salón de espejos, en el que una obra refleja las características de otra, el trabajo de Borges ha generado distintos reflejos, pero ninguno exacto.
Tenemos, por ejemplo, al escritor chileno Roberto Bolaño, devoto admirador de la literatura borgiana. La aparición de La literatura nazi en América en 1996 confirmó la esencia de Borges en el estilo que definiría la totalidad de la obra de Bolaño. En principio, como señala el periodista Maximiliano Castillo, está el tópico de lo apócrifo, que en el caso de Bolaño sería una constante: biografías inventadas, libros imaginarios, escritores nazis surgidos de las insomnes lecturas de la Segunda Guerra Mundial.
Uno de los cuentos más celebrados de Borges es «Pierre Menard, autor del Quijote» de 1939, el cual narra la protesta de un crítico por la omisión del poeta simbolista en un catálogo. Luego, cuenta que el hito de Menard fue haber compuesto los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte del Quijote, por el cual se le conoce como el otro autor de esta obra. El caso es que, si bien los capítulos son iguales en todo, no se trata de un caso de copia, pese a que el mismo Menard deseó en algún tiempo ser Miguel de Cervantes y escribir como él. El paralelismo de este relato con La literatura nazi en América versa precisamente en ese germen narrativo, en el que Bolaño consigue capturar la esencia del estilo borgiana sin llegar a copiarlo, como tantos que lo intentaron y sucumbieron en el intento.
Escritores nazis refugiados en las profundidades de América del Sur—recordemos a los Mendiluce, Franz Wickau y Willy Schürholz en el fin del mundo y al infame Carlos Ramírez Hoffman—libros insertados en un canon literario que pareciera traspasar las barreras dimensionales de la realidad. En ello podemos apreciar la luz guía de Borges en la literatura latinoamericana: un faro incandescente que no deja de atraer a admiradores, críticos y entusiastas que buscan, a su manera, forjar un espíritu borgiano particular. Si buscamos un elemento diferenciador, diríamos que Bolaño optó por el camino intrincado del cuento y el sendero pedregoso de la novela, mientras que Borges prefirió decirlo todo de manera breve.
En una entrevista al escritor argentino Ricardo Piglia, señala lo que podría ser el método sobre el cual Borges trabaja sus relatos:
(…) Borges oye una historia que alguien le cuenta y la transcribe. Esa es la fórmula. Los matices de esa voz narrativa son cada vez más sutiles, pasan podría decirse, del léxico a la sintaxis y al ritmo de la frase. Pero esa fascinación por lo popular entendido como una lengua y una mitología, o para no hablar de mitología, como una intriga popular, me parece que cruza toda su obra.
De algún modo, Borges no se aparta de lo popular, sino que mantiene esa esencia del cuento oral, la cual trata de pasar como una especie de tradición a la que solo se puede acceder a través del cuento. Finalmente, prescindir de la novela es el manifiesto borgiano respecto al condensación de la literatura a un universo de bolsillo que despliega distintas posibilidades y lecturas.
A 125 años del natalicio del máximo exponente de la literatura argentina, es posible preguntarse cual es ese punto de partida en el que se enmarca el mundo inacabable de Borges. Tal vez la respuesta está en una de sus míticas frases: «No estoy seguro de existir, en realidad. Soy todos los escritores que he leído, todas las personas que he conocido, todas las mujeres que he amado; todas las ciudades que he visitado».
Los cien años del equipo crema despertó diversas iniciativas editoriales que conmemoran este hecho trascendental en la historia de uno de los clubes más populares del país. Aquí te dejamos las más importantes.
100 años, 27 títulos, 11 historias— Pedro Ortiz Bisso
Una de las más reciente publicaciones de Penguin Random House en el que Ortiz Bisso, periodista de gran trayectoria y confeso hincha de Universitario, recorre en once historias los títulos conseguidos por el equipo merengue. Infaltable en la biblioteca de los hinchas.
100 grandes triunfos. Épicos partidos en cien años de garra— Jorge Moreno
Un apasionante repaso por los cien años de historia de la U. Esta publicación cuenta con un selecto anecdotario, reflexiones, datos y fotografías inéditas que ilustran el paso del tiempo sobre el equipo. A modo de un cuadro futbolero, once cronistas deportivos identificados con la U intervienen en las narraciones de esta publicación.
Las copas del campeón — Pablo Fedeli
Durante años, el autor rastreó todos los trofeos obtenidos por Universitario de Deportes. Y, para alegría del hincha crema, también encontró la tan codiciada copa de 1934. Este es uno de los títulos más importantes de Academia Antártica y representa el debut literario de Fedeli.
Centenario. Club Universitario de Deportes: la historia del más campeón en imágenes — El Comercio
Esta publicación del diario El Comercio fue editado por Pedro Ortiz Bisso y escrito por los periodistas Miguel Villegas y Jasson Curi Chang. Este libro recorre los hitos más importantes en la historia crema, conmemorando así los cien años de vida institucional del club.
Padre Nuestro — Miguel Villegas
La segunda edición de uno de los títulos más celebrados de la literatura crema. En este libro encontraremos cinco historias que enrostran la pasión por Lolo Fernández, ídolo máximo de la U, pasando por sus inicios en la hacienda Hualcará, hasta el relato de los botines que rompían las redes de los arcos. Un libro que no hace más que confirmar la leyenda y el mito que envuelve la figura del Cañonero merengue.
Del 8 al 11 de agosto se llevará a cabo una nueva edición de la Feria de Editores (2024) en el complejo Artmedia del barrio de Chacarita. Conversamos con Hernán López Winne, cofundador de ediciones Godot y organizador de la FED, quien nos comentó acerca de las novedades que traerá este año uno de los eventos editoriales más importantes de Argentina.
El asunto que nos convoca hoy es paradójico. La venta de libros ha caído en Argentina, sin embargo, la Feria de Editores (FED) viene con muchas novedades y dispuesta a cubrir las expectativas del público lector.
Como dices, este es el peor año en términos socioeconómicos. Pero, hasta ahora, lo que ha pasado con la FED, y es algo que nos da mucha alegría, es que se ha convertido en un evento muy consolidado en el que confluyen muchísimas editoriales. Este año serán más de 300 de Argentina, y 60 de todo Latinoamérica y España. A pesar de todo, la gente quiere ir a la feria. Los que están en el mundo de los libros y les gusta leer saben que tienen este evento no solamente para comprar —obviamente para nosotros es importante que se vendan libros—, sino también como un evento en el que la gente se encuentra para charlar. Por ahí hay gente que se encuentra una vez al año en la FED, pues saben que pueden compartir lecturas. Tenemos muchas charlas y mucho contenido pensado para las lectoras y los lectores, con lo cual es una incógnita saber que va a pasar este año. En la Feria del Libro de Buenos Aires de abril, las ventas cayeron un promedio del 40 % en ejemplares, pero en términos generales, hasta ahora la FED sigue en crecimiento, pese a que tuvimos una pandemia de por medio y muchas otras cosas.
Me interesa mucho el concepto acerca de que la FED es un espacio, un lugar donde la gente se junta para compartir lecturas y las aficiones netas por el libro. La esencia de la feria, más allá de lo comercial, ¿es ir más allá del libro como objeto y como capital simbólico?
Sí. De hecho, el nombre de la FED surge de esa idea. Cuando la feria era muy muy chiquita, tuvimos la idea de que sea un evento que aporte algo más para el lector. Para ellos está buenísimo: ir a la feria y preguntarle a la gente que atiende en los estands por qué eligieron tal título o cómo hicieron tal traducción. A nosotros, como editores, nos parece una instancia superinteresante poder intercambiar opiniones con los lectores, preguntarles qué opinan, tener un feedback desde su lado, respecto a cómo piensan sobre determinado contenido o qué le pareció tal o cual libro. Y todo eso se da en el marco de una feria donde el foco está puesto ahí, es decir, en la interacción entre lectores y editores.
Esta feria está pensada netamente en el lector, en comparación con cualquier otra feria, como la de Buenos Aires, que es más comercial y donde hay intermediarios como los libreros. Si embargo, en la FED, donde el editor le habla directamente al lector, se origina un cambio y un viraje dentro de lo que tradicionalmente se hace.
Vos como lector sabes que, si vas a la FED, vas a encontrar a una persona que te hablará del catálogo y que no es simplemente un empleado contratado para tal fin. Y eso es algo distintivo. Como lectora o como lector, podrás zanjar todas las preguntas que tengas respecto al catálogo que te interesa. Incluso, puedes decir qué libro te gustó y cuál no, o pedir recomendaciones. Eso es algo súper valioso y que solo te lo da una feria con una escala como la nuestra. Por ejemplo, el año pasado ingresaron cerca de 22 000 personas, en comparación con la Feria del Libro. Esa riqueza del vínculo interpersonal es algo que se da por el enfoque que recae tanto lectores como en editores.
Es casi —yo lo llamaría de este modo— una celebración a la independencia editorial
Sí. También es una invitación a pensar la lectura y los libros como un evento que excede la dimensión comercial. Por supuesto, todos queremos vender libros y ninguno de los que estamos ahí hace beneficencia. Pero está toda esta otra dimensión simbólica y cultural que es muy importante para nosotros y excede el mero hecho de comerciar o vender libros que has publicado solamente por moda o la tendencia del momento.
Eso es de vital importancia para los autores, en especial para aquellos que están surgiendo. Son nuevos valores dentro del amplio espectro que tiene Argentina y en un evento como la FED se les pone también en vitrina. Este circuito alternativo que es la FED ayuda a que los autores sean un poquito más visibles, en cierto modo.
También sirve para autores nuevos y de algún modo, para aquellos que aún no están publicados. La FED te da un pantallazo amplio para ver lo que se está publicando hoy en Argentina y Latinoamérica. De pronto, también puede servirte para tener un pantallazo general en cuanto a lo que se está publicando en narrativa, poesía o filosofía. Hay una variedad temática muy amplia. Esta vitrina que mencionas, funciona para ir a buscarlos, saber dónde buscarlos y qué cosa buscar.
En el caso de los editores, ¿cómo es que se da este mecanismo del hablabas, respecto a ir más allá de lo netamente comercial? ¿Qué significa la FED para los editores?
Como decíamos antes, es una conjunción. Por un lado, todos los años, cuando termina la feria, hacemos una encuesta anónima para saber cuánto vendió cada estand. Cabe mencionar que el sondeo es anónimo porque no nos interesa saber cuánto venden, pero sí qué representa la FED en términos económicos para las editoriales que participan. El promedio del año pasado fueron 250 ejemplares por estand. Por supuesto, hay quienes venden más o venden menos, pero es bastante en solo cuatro días. Se sabe que en la FED se vende y lo que está pasando —que es algo que ya sucedía en la Feria del Libro de Buenos Aires—, es que, en el cronograma de publicaciones de las editoriales, se considera que los dos momentos fuertes del año son abril y agosto. Es decir, se intensifica el trabajo con las imprentas y se origina un cuello de botella porque todas las editoriales se guardan novedades o una publicación especial para la FED. De pronto, las imprentas colapsan porque les aumenta mucho el trabajo de cara a las ferias. También está bueno saber que hay muchas editoriales que, si quieren tener una novedad para la FED, deben mandarla a la imprenta dos meses antes.
En ese sentido, el editor sabe que va a tener un espacio para conocer a nuevos autores y echar la aguja de la brújula en diversas direcciones.
Totalmente. Incluso diría que supone una oportunidad valiosa para preguntar por qué un libro no funcionó. El termómetro pueden ser los libreros o los lectores. El editor puede decir: «Publicamos este libro, que para nosotros era una gran apuesta, pero no anduvo bien. ¿Vos lo viste?, ¿lo leíste?, ¿no te interesó?». No hay manera de tener todos esos intercambios si no es en la FED. Muchas veces pueden darte un feedback interesante. Uno piensa: «Uy, la pifiamos por tal cosa», cuando resulta que al lector no le gustó la tapa y, para uno, era una tapa espectacular. Tener esa información sirve para mejorar o para hacer las cosas de otra manera.
Hablando de novedades y de este feedback del que nos hablas, ¿qué es lo que encontrarán los lectores este año en la Feria de Editores? ¿Qué autores invitados estarán? ¿Qué editores y editoriales participan?
En el caso de los invitados internacionales, hay tres platos fuertes este año. En principio, Deborah Eisenberg, autora estadounidense, estará hablando con Federico Falco, autor de Anagrama. También vienen dos autores de Godot: Thomas Reinertsen Berg, autor noruego que escribió un libro muy lindo llamado El origen de las especias (2024), una historia del mundo a través de cómo evolucionó el comercio de especias, sobre todo en Europa. Además, viene también la autora canadiense Marie-Pier Lafontaine, quien escribió un libro súper personal y tremendo llamado Perra (2024). Ella va a estar un domingo en una charla interesantísima, no tanto por el contenido del libro que de por sí es realmente terrorífico, al estar basado en su experiencia personal sobre abuso intrafamiliar, sino por los planteamientos que ofrece en términos generales. ¿Qué pasa cuando te das cuenta de que la persona que vos más querés en el mundo está abusando de ti? ¿Qué haces cuando tu madre no hace nada para detenerlo? Esos son los tres invitados internacionales. Después, habrá una chica que hablará sobre populismo e izquierda para tratar de entender la situación política, no solo en Argentina sino también en América Latina. ¿Qué está pasando con los populismos de derecha y el ascenso de ciertos personajes neoliberales al poder? En la charla, la acompañará el pensador argentino Pablo Semán, que publicó hace poco con Siglo XXI.
Antes de la entrevista hablábamos acerca de cómo se entiende esta paradoja de que en un ambiente muy convulso la gente siga leyendo y que las ferias sigan en franco ascenso. Pero ¿cómo es que se da esta paradoja? La gente puede estar en una situación muy difícil, sin embargo, no deja de leer y de comprar libros. Es muy interesante.
Es verdad que en Argentina cayeron mucho las ventas. Pero acá hay una tradición muy grande de librerías de usados. Entonces, las ventas pueden caer, por ejemplo, porque los precios de los libros nuevos se dispararon debido a que los costos de producción subieron—papel, imprenta, logística, etcétera—. Mientras que un libro nuevo cuesta alrededor de 20 000 pesos (21 dólares americanos), el usado está 5000 pesos (5 dólares americanos), la cuarta parte de lo que sale un libro nuevo. Hay mucha gente cuya situación económica también empeoró y está al límite, pero sigue leyendo porque le gusta, porque tiene ese hábito incorporado. Y, si antes compraba libros nuevos, ahora compra usados. Es decir, no deja de leer. Como te decía, en Argentina hay una gran tradición de librerías de usados que tienen buenos libros. A diferencia de las que tienen descartes o desechos, en esas librerías se encuentran buenos libros de saldos. De pronto, en la FED o en la feria de libros usados —que acá es en diciembre— vas con 20 000 pesos y te compras tres o cuatro muy buenos libros y con eso no dejas de leer. Eso es bueno para todos.
Sé que también habrá precios accesibles en la FED. Lógicamente, vamos a encontrar libros que van a servir de mucho y el público podrá conocer diversas ofertas editoriales.
Editoriales hay de todos los tamaños. Desde Daniel Hidalgo, Eterna Cadencia, Godot, Caja Negra, Cats y otras 300 más. Hay de todas las temáticas, como cine o fotografía. Hay editoriales infantiles como Pequeño Editor, Limonero o Lamiqué. Como en Argentina tenemos la ley de precio fijo o Ley de Competencia Librera, el descuento máximo que se pude hacer es del 10 % en los libros. Sin embargo, siempre hay rangos de precios donde, por 15 000 pesos, es posible conseguir un muy buen libro. Y no son los precios de editoriales mucho más grandes que venden solamente best sellers y que pueden poner libros mucho más caros. En enero tuvimos una gran inflación, que ya empezó a bajar. Por eso, estamos seguros que se dará un reacomodamiento de precios que permitirán conseguir buenos libros por precios razonables.
De la pluma de uno de los maestros del cuento argentino , aquí te dejamos algunos consejos que te servirán, si has emprendido el difícil camino del cuento.
I
Cree en un maestro—Poe, Maupassant, Kipling, Chéjov—como en Dios mismo.
II
Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo, la conseguirás sin saberlo tú mismo.
III
Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.
IV
Ten fe ciega , no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor conque lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo de corazón.
V
No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra a dónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.
VI
Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: «Desde el río soplaba un viento frío», no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarlas. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
VII
No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
VIII
Toma tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
IX
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.
X
No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de lo que pudiste haber sido uno.
La EEL se hace presente en la vigésimo octava edición de la FIL Lima, mediante la participación de exalumnos en ponencias, presentaciones de libros, conversatorios, entre otras actividades. Aquí te dejamos sus testimonios.
Luis Paliza – director de la editorial Reino de Almagro
El pasado viernes 19 de julio presentaste el libro Cinco días en Moscú: Mario Vargas Llosa y el socialismo soviético (1968), precisamente durante la inauguración del evento. ¿Cómo describirías la experiencia de presentar este libro en la FIL?
Pues, me emocionó, sobre todo por estar al lado de dos intelectuales que particularmente admiro. Carlos Aguirre y Agustín Prado, ambos conocedores de la obra de Mario Vargas Llosa y del boom latinoamericano. Presentar el libro Cinco días en Moscú es una vitrina para nuestra editorial Reino de Almagro.
Cómo editor, ¿qué representa el hecho de tener un espacio entre las actividades de la feria y que tus libros estén circulando entre diversos lectores?
Me alegra saber el interés de los lectores por nuestros libros, pues significa que estamos haciendo bien las cosas. Para el equipo es importante que nuestro objetivo de llegar a más lectores se esté cumpliendo. Las actividades nos permiten mostrar nuestro trabajo.
¿Qué novedades de tu editorial encontraremos en la presente edición de la feria?
Pues, tenemos tres libros que hemos trabajado este año: Cinco días en Moscú. Mario Vargas Llosa y el socialismo soviético (1968), El joven Vallejo (1905-1919). Apuntes para una biografía intelectual e Historias, reminiscencias y cuentos. Todos estos libros están disponibles aquí en la FIL.
¿Dónde las encontramos?
Pueden encontrarnos en los estands 113 (Estación La Cultura), 222 (Pandemonium Editorial), 203 (Amotape) y 128 (La indie).
Tania Huerta – autora y directora de Pandemonium Editorial
¿En qué actividades participarás durante la presente edición de la FIL?
Participaré en varias presentaciones de libros de mi editorial Pandemonium, pero aparte de estas también estaré en la presentación de un libro de terror llamado Pantalla rota, de la editorial Estación de la Cultura, y en el conversatorio «Un horror latinoamericano crítico. Representaciones de una realidad violenta», junto a la escritora fantástica peruana Yeniva Fernández, la catedrática Rocío Qhispe Agnoli, quien moderará la conversación, y la reconocida autora de género ecuatoriana Mónica Ojeda.
¿Qué novedades nos trae Pandemonium Editorial en esta feria?
En esta Feria Internacional del libro de Lima presentaremos diversos títulos de Pandemoniunm Editorial. Dos de ellos son antologías de ciencia ficción con temas futuristas: Hipernatura, doce cuentos de ecoficción peruana y Qhipa Pacha. Futurismo Peruano. También está La maldición de Forttia, del escritor chileno Michel Deb, que es un libro de terror acerca deuna maldición demoniaca que dura mil años, y Amos del fuego: Albedo, de la autora colombiana Gabriela Arciniegas, la segunda parte de su trilogía, con la cual continúa la historia de Esteban, un ser oscuro y salvaje que vive entre los humanos.
También tenemos el debut de Luis Bravo, un joven escritor que presenta El linaje de Abaddon, su primera novela de terror fantástico. Se trata de una historia muy oscura, bastante cruenta y, al mismo tiempo, nos trae la novedad del estilo «Gamelit», donde se mezcla los juegos de video con la literatura. Por último, tenemos a Kristina Ramos con Instinto bestial, el primer libro de cuentos gore explícitos escrito por una autora peruana.
Sabemos que presentarás Mater Macabra, un libro de cuentos de tu autoría. Coméntanos un poco más acerca de esta publicación.
Sí, es mi primer libro. Como su nombre lo indica, es una recopilación de cuentos de terror bastante lóbregos y macabros que juegan con el tópico femenino y de la muerte. Estos relatos representan una selección de varios años. Comencé a escribir cuentos cortos del género de terror en el año 2015, de gore para ser más exacta. Me gusta mucho la descripción detallada de lugares y acciones, así como la capacidad de crear una imagen en la cabeza de un lector. El género visceral, que es muy explícito, me permitía hacerlo. Luego, decanté por lo más macabro lúgubre y de suspenso. En esta evolución se gestaron los cuentos de Mater Macabra. Entonces, encontrarán un poco de todo lo que he descrito anteriormente.
Cómo autora, ¿consideras que la FIL es un ambiente amigable para aquellos autores que busquen hacer llegar sus obras a un mayor número de lectores?
La FIL Lima es el evento literario más importante del año y del Perú en cuanto a literatura se refiere. Por supuesto que es una gran vitrina para cualquier autor, novel o experimentado, pues es la oportunidad más grande para ser reconocido, escuchado, comprado y leído. Hay otras ferias importantes como la Feria Ricardo Palma, la FELIZH de Huancayo, la FILAY en Ayacucho o las ferias internacionales de Trujillo y Arequipa, las cuales también sirven mucho para la visualización de autores, pero creo que la gran mayoría apunta a la FIL Lima para la primera aparición de su libro en sociedad. Y esto se entiende por la gran cantidad de publicidad, actividades y roce internacional con editores y otros autores que visitan la feria.
Victoria Delgado – booktuber del canal de Youtube Libros para Buddy y conductora del podcast Soltera con gatos
¿En qué actividades participarás en la FIL?
Este año estaré en tres charlas. El domingo 28 de julio, a las cinco de la tarde, presentaré junto a Fernanda Espinoza, editora y podcaster, la novela de Claudia Cardozo Casi un cuento de hadas, del sello Titania, en el auditorio Laura Riesco. Luego, el sábado tres de agosto a las cuatro de la tarde estaré con Cerenela Hinostroza, Jairo Morales y Minerva Saldaña, amigos y creadores de contenido, presentando las novedades de Gran Travesía, sello de la editorial Océano, en el auditorio José María Arguedas. Finalmente, el domingo cuatro de agosto participaré en el conversatorio «La salud mental en la literatura juvenil: el fenómeno Adam Silvera», junto a mis amigos influencers Joel Bustos y Perla Ruiz, en el auditorio César Vallejo.
En la presente edición, ¿es notoria la participación de influencers y booktubers en la feria?
Así, es, sobre todo creadores de contenido de tecnología y de conversaciones como Phillip Chu Joy y La habitación de Henry Spencer. Es que la feria reúne a todos los amantes de la lectura, ya sea participando en charlas o siendo parte de ella como visitantes. He visto reels de creadoras de contenido de moda que van a la feria y que invitan a su público a visitarla y ver qué tipo de libros consumen.
¿La creación de contenidos del sector libro ofrece un panorama bondadoso para quienes quieran dedicarse a ello?
Ser creador de contenido lector requiere de mucha constancia y dedicación, tanto para leer como para crear una forma propia de dirigirse a la audiencia. Ser creador de contenidos del rubro al que te dirijas va más allá de solo subir videos: es crear una comunidad y ser siempre leal a tus propias convicciones.
¿Qué estands recomiendas visitar a nuestros lectores?
Va a depender de lo que busque cada lector. Podría recomendarles que visiten La Independiente, que es un estand donde se agrupan editoriales peruanas pequeñas y medianas. También recomiendo visitar la sección de emprendimientos lectores, dónde hay estands con merchandising súper lindo para todo lector.
Sugiero también recorrer los estands de las embajadas, porque suelen traer también libros de autores no tan conocidos, pero que pueden despertar interés. Si me preguntan por editoriales, soy fan de Urano y Océano, porque suelen tener los libros que me gusta leer.
Yesenia Álvarez- editora e integrante del Instituto Pro Libertad (IPL)
Los libros La familia en disputa y Libertad y prejuicio, de los editores Yesenia Álvarez y Diego Ato, se encuentran disponibles en el estand 196 del Diario Perú 21.
En palabras de Álvarez, «es necesario enfocarnos en la familia, ya que se ha hablado y escrito mucho desde posiciones discriminatorias e intolerantes. Las personas LGBTIQ+ han sido atacadas injustamente, acusándolas de querer destruir los fundamentos de la sociedad y la democracia liberal. Entendamos que ser profamilia no significa apoyar a un único tipo de familia, sino todas las estructuras familiares».
Mañana inicia la fiesta del libro en el parque Próceres de la Independencia, en Jesús María, en medio de una gran expectativa. La feria estará abierta al público de lunes a domingo, desde las 11:00 hasta las 22:00 horas.
La vigésimo octava edición de la FIL Lima contará con más de 800 actividades culturales que comprenden presentaciones de libros, conversatorios, talleres, entre otras. Asimismo, más de cincuenta invitados internacionales se darán cita en el esperado evento, entre los que destacan John Boyne, autor de la novela El niño con el pijama a rayas; Andrés Oppenheimer, escritor y periodista argentino; y el novelista español, Santiago Posteguillo. Asimismo, autores peruanos como Alfredo Bryce Echenique, Alonso Cueto, Rafael Dumett, Jaime Bayly y muchos más también estarán presentes en la feria.
Sí tienes planeado asistir a la FIL, anota estos diez eventos imperdibles.
Presentación del libro Cinco días en Moscú: Mario Vargas Llosa y el socialismo soviético (1968) Autor: Carlos Aguirre Fecha: viernes 19 de julio Hora: 8:00 p.m. Auditorio: Jorge Eduardo Eielson Participan: Agustín Prado, Carlos Aguirre y Luis Paliza
Presentación del libro Ciertos chicos Autor: Alberto Fuguet Fecha: sábado 20 de julio Hora: 8:00 p.m. Auditorio José María Arguedas Participan: José Carlos Yrigoyen, Dany Salvatierra y Alberto Fuguet
Presentación del libro Invitación al viaje y otros cuentos inéditos Autor: Julio Ramón Ribeyro Fecha: domingo 21 de julio Hora: 5:00 p.m. Auditorio: Clorinda Matto de Turner Participan: María José Caro, Alonso Cueto y Luis Rodríguez Pastor
Presentación del libro El niño con el pijama a rayas (nueva edición) Autor: John Boyne Fecha: viernes 26 de julio Hora: 6:00 p.m. Auditorio Blanca Valera Participan: Kathy Subirana y John Boyne
Presentación del libro Las indignas Autor: Agustina Bazterrica Fecha: viernes 26 de julio Hora: 7:00 p.m. Auditorio: José María Arguedas Participan: Agustina Bazterrica, Gustavo Rodríguez y Victoria Guerrero.
Conversatorio «Poderes secretos: una conversación sobre Miguel Gutiérrez» Auditorio: José María Arguedas Fecha: sábado 27 de julio Hora: 7:00 p.m. Participan: Ricardo González Vigil, Tadeo Palacios y Gabriel Ruíz Ortega
Presentación del libro ¡Cómo salir del pozo! Autor: Andrés Oppenheimer Fecha: sábado 27 de julio Hora: 7:00 p.m. Auditorio Blanca Valera Participan: Andrés Oppenheimer y Fernando Carvallo
Presentación del libro Desde la hondonada. Cartas a François (1964-1999) y Federico Camino (1973-1998) Autor: Alfredo Bryce Echenique Fecha: domingo 28 de julio Hora: 8:00 p.m. Auditorio: Blanca Varela Participan: Abelardo Sánchez León y Alfredo Bryce Echenique.
Presentación del libro Maldita Roma Autor: Santiago Posteguillo Fecha: lunes 29 de julio Hora: 5:00 p.m. Auditorio Blanca Valera Participan: Santiago Posteguillo y Patricia Del Río
Presentación del libro Chamanes eléctricos en la fiesta del sol Autor: Mónica Ojeda Fecha: viernes 2 de agosto Hora: 7:00 p.m. Auditorio Blanca Valera Participan: María José Caro, Rosario Yerovi y Mónica Ojeda
La Feria Internacional del Libro de Lima va hasta el martes 6 de agosto y la entrada general tendrá un costo de ocho soles.
Hoy se cumplen ocho años del fallecimiento de uno de los autores más importantes de la literatura contemporánea. Aquí lo recordamos con una reseña de Cesar Augusto López, escritor y docente de la Escuela de Edición de Lima, sobre el libro Kafka: Seres inquietantes, en la cual Gutiérrez despliega una gran capacidad intelectual y ofrece uno de los mejores estudios de su producción ensayística.
Por Cesar Augusto López
La experiencia de aproximarse a un ensayo que no se encuentra interesado en la pretensión, sino en la relación cercana de un escritor fundamental de la literatura peruana con un ícono como Franz Kafka, es un privilegio. La edición que el lector tendrá entre sus manos, será un trabajo más cuidado que el primero (1999) y busca recuperar un testimonio literario con un clásico universal del siglo XX. Pero ¿qué se puede decir después de que mares de elogios se han vertido sobre la obra de Kafka? Consideramos que la sinceridad y los deslindes con los lugares comunes son la base de lo propuesto por Gutiérrez.
En esta ocasión, el libro contiene unas «Palabras preliminares» de Ricardo González Vigil y la «Presentación» que escribiera el autor de El viejo saurio se retira para el primer tiraje. Luego ingresa de lleno al ensayo, dividido en cuatro capítulos, y a un apéndice que consta, entre otros detalles, de una bibliografía fundamental junto con una selección de textos que son de mucha ayuda para precisar, aún más, los juicios del Gutiérrez. De esta forma, el lector no se sentirá ante un texto erudito o distante, sino a uno que quiere conducirnos por una lectura que procurará hacernos sentir próximos del mismo Kafka.
En la primera sección, Gutiérrez nos brinda aquello que nos promete: desacralizar al autor de El castillo (p.14). Para esto, recurre al mismo Kafka como un lector, como un conocedor de la tradición europea, no a un iluminado o un escritor salido de la nada. Además, se busca quitar del camino las tendencias de lecturas «clásicas» para reconocerlas como «irritantes» (p. 20). En ese sentido, no nos encontramos ante un intérprete, sino ante un lector que no busca darle más espacio a la obra de Kafka que su misma tarea estética y literaria, su orientación al goce (p.27).
Quizá muy adelantado a nuestro momento inmediato y con toda prudencia, Gutiérrez nos propone, en la segunda sección, un ordenamiento de los seres que desfilan por la creación kafkiana. Sin embargo, su modo de abordarlos no tiene que ver con un ánimo taxonómico del tipo medieval, como bestiario; antes bien, procura ordenar aquellas criaturas inquietantes como recurrencias en las narrativas e insistencias expresivas de Kafka. Es decir, no busca encasillarlo como un tipo de narrador, fantástico, por ejemplo, sino como un explorador de formas u obsesiones (p.29). Esto implica que no se cae en la fácil descripción y en el listado irreflexivo, mucho antes de que aparecieran los estudios sobre animalidad, por ejemplo.
Escribir sobre Kafka no puede evadir la paradigmática novela corta sobre la vida y muerte de Gregorio Samsa. En la tercera parte del ensayo, Gutiérrez no se sustrae a dicha responsabilidad. A esta altura del ensayo, se puede experimentar mayor cercanía en el testimonio del autor con La metamorfosis y con las marcas que dejó su lectura. Incluso la experiencia de la monstruosidad absurda se nos presenta como un movimiento doble, de rechazo y de compasión, incluso se puede decir que el mismo ensayista se sintió como un insecto, alguna vez, en su etapa juvenil (p.58). ¿Por qué esta obra breve es clave para nosotros, desde los ojos del autor de La violencia del tiempo? Esto se debe a que nos confronta, nos pone a prueba frente a un suceso.
Finalmente, en la sección cuarta, se realiza un balance de lectura que retoma la perspectiva crítica y además reconoce la influencia de Kafka en una serie importante de escritores, sobre todo para el caso peruano. Aquí podemos percibir otro aspecto importante del ensayo: su autor estaba informado sobre escritores cercanos al año 1998. En otros términos, Gutiérrez tenía muy en claro la actualidad de la prosa peruana de aquel momento y nos permite rastrear la presencia kafkiana en ellos. El cierre de esta obra, nos permite, entonces, reconocer un cuidado responsable, a pesar de la brevedad del trabajo y una exposición que oscila entre la confesión y una metacrítica accesible para quien quiera entender y animarse a ingresar a Kafka desde nuestro país, desde nuestro continente y sus peculiaridades.
La reedición del libro Kafka: seres inquietantes es una decisión certera en un momento clave para recuperar el pensamiento de uno de los narradores más importantes de la creación verbal de nuestra nación. Por otro lado, saber que el libro no es pretencioso, sino producto de años de lecturas, relecturas y valoración íntima del autor de La muralla china, nos coloca en un lugar privilegiado, porque nos encontraremos con un libro sobre un escritor ofrecido por otro. Quizá ese sea uno de los mejores presentes que nos legó Miguel Gutiérrez y que no deberíamos perder de vista, ya que sus palabras son más que aleccionadoras.
A propósito del octavo aniversario del fallecimiento de escritor piurano, el crítico literario, antologador y poeta peruano Ricardo González Vigil rescata la destreza de Gutiérrez para capturar la esencia kafkiana en el ensayo Kafka: Seres inquietantes, así como las lecturas que realizó respecto a la obra del autor checo.
Quiero agradecer de modo muy especial a los que han hecho posible esta edición de Kafka seres inquietantes, ensayo de Miguel Gutiérrez. Para mí es una doble celebración. En principio, para Miguel, pues está siempre presente la vigencia de lo escrito por él como creador literario y como ensayista. Ambos terrenos se nutren mutuamente porque tienen algunos híbridos. Por ejemplo, el ensayo Celebración de la novela está compuesto por textos que tienen cierto aire narrativo, colocados en la frontera con la creación literaria. En algunos pasajes de sus novelas—como La violencia del tiempo— se puede entender casi como reflexivo. Entonces tenemos a un híbrido narrador-ensayista, cualidades que Miguel Gutiérrez evidencia en grado superlativo.
En segundo lugar, es una ocasión magnífica para rendirle homenaje a este gigante que es Franz Kafka, uno de los más grandes autores de la literatura del siglo XX. Para Miguel, el autor más genial de ese siglo. Lo dice muy claro en este ensayo, colocándolo incluso por encima de Proust, aun cuando admite que En busca del tiempo perdido podría ser la novela individual más importante del siglo. Pero, el mundo kafkiano, es decir la mirada y el universo plasmados en dichos textos, le hacen elevar la figura literaria de Kafka. Y lo prefiere—me siento adolorido por esto, pues soy un fanático—por sobre Joyce. Sin embargo, acepto la genialidad de Kafka.
Proust y Joyce son las cumbres mayores del siglo XX respecto a la prosa narrativa y la ensayística. Por ello es importante resaltar que no estoy hablando de la escritura poética, aunque también tiene algo de eso. Estoy seguro que a Kafka le chocaría la conmemoración del centenario de su muerte. Recuerden que el autor quería no solo que no publicasen los textos inéditos, sino que no se estudie todo lo que ya había sido publicado. A pesar de este terrible deseo, lo hemos conmemorado, cosa que a él le ofendería. Ahora hablaré directamente acerca de lo que esto significa en Miguel Gutiérrez.
Ricardo González Vigil
Juan José del Solar, uno de los más grandes traductores peruanos fallecido hace algunos años—y que incluso lo recordaron en Europa por ser una de las cumbres de la traducción del alemán al español—aseveró que la obra maestra de Kafka debió titularse La transformación. Juan José discrepaba respecto al hecho de que se trató de un error de traducción el haberle apostillado La metamorfosis.
Debemos respetar la traducción original. Lógicamente puede costar un poco, pues conocimos a la novela bajo el nombre de La metamorfosis. Por eso, bien me dijo Juan José que existe un equivalente en alemán para el término «metamorfosis». Si Kafka no lo usó fue a propósito, pues quería una palabra muchísimo más general y cotidiana como es «transformación» en español. Con ello quiso quitarle los aires míticos y mágicos de las metamorfosis que encontramos en las obras de Ovidio. La gente olvida que en El asno de oro— o La metamorfosis— de Apuleyo, se aprecia la gran transformación, por lo que Kafka quiso introducir ese proceso a la vida cotidiana, como si fuese algo que hacemos todo el rato de corrido. Recordemos que el mundo onírico es el espacio de las transformaciones permanentes. Nos hemos acostumbrado desde niños a llamar a la novela La metamorfosis, pero no se llama así. Más bien, rescatamos la riqueza connotativa que tiene el libro si utilizamos el título La transformación.
Kafka es el gran narrador del siglo pasado—los poetas son otro cantar—, que ha suscitado el mayor número de interpretaciones discrepantes y contrapuestas entre sí. Asimismo, continúa constatando todo, es el que te saca de las casillas y produce asombro. Un escritor con tal capacidad amerita que una persona con sensibilidad, cultura y talento expositivo tenga el gozo de leerlo. Ese fue Miguel Gutiérrez, un lector de Kafka como pocos. En mi vida he conocido pocos buenos lectores como Miguel, muy aparte de que fue un creador a carta cabal. No creo que sea necesario que una persona así busque introducirse en un universo desconcertante; porque en Kafka es muy fácil entrar en su laberinto, pero lo difícil es encontrar la salida.
Kafka: Seres inquietantes no es solo un ensayo, sino también una antología breve pero jugosa de páginas acerca de la obra de Kafka y sobre él, lo cual permite comprobar y expandir lo que señala en capítulos previos. Por otro lado, ofrece un material de introducción en el que uno puede leer como se ordena el complejo mundo kafkiano. Kafka escribió bastante: papeles sueltos, anotaciones marginales, ¡su diario! Permítanme decirles que para muchos el diario es la obra maestra de Franz Kafka; para muchos especialistas—yo no estoy de acuerdo—el epistolario del autor es el verdadero mundo kafkiano. Todos los días, Kafka trataba de escribir algo. A pesar de tener todo apuntado, sentía un amargo sabor por haber perdido el tiempo en un lugar tan insoportable como es un estudio jurídico, donde no existe la justicia, dicho sea de paso; en medio de ese imperio corrupto y esa nación sin identidad cultural, política e idiomática, con su cruce entre checo, alemán y judío. Él tiene unas anotaciones en las que dice: «Estoy tan harto y cansado que solo tengo tiempo para escribir estas líneas apestando al día que ha pasado». Lo curioso es que no deja de decirlo. Ese es el compromiso de la persona que solo existe cuando escribe. Escribe para ser, no para que lo lean. No le importa, pues necesita existir.
Una figura como la de Kafka hace que Miguel tenga que escoger únicamente textos donde presenta a estos seres que no están en una antología normal ni establecida. Estos seres que no forman parte de una biología normal ni una zoología convencional. De estos seres limítrofes, Gregorio Samsa es el más conocido, pero hay muchos en el libro. Miguel toma un aspecto de Kafka lo suficientemente introductorio, lo cual resulta magnífico y muy didáctico, ya que resuelve problemas e invita a observar el carácter perturbador del autor. Por ejemplo, Miguel cuenta que cuando leyó por primera vez la novela—la cual le impresionó por el tema de las transformaciones—esperó encontrar una lectura terrorífica, en cambio, halló algo perturbador e inquietante en todo sentido. El relato va adquiriendo un aire cotidiano—recuerden que la familia está preocupada por evitar que los vecinos se enteren del evento, ya que si no la hermana no encontraría novio—. ¿Cómo encontraría un pretendiente, si tiene por hermano a un insecto?
Ante una cosa tan concreta, Kafka trata con normalidad un hecho insólito y produce una mezcla de ese efecto con el humor. A decir verdad, no todos captan el humor de Kafka, el cual es bastante espeso. Recuerdo haber asistido una vez a un cineclub a ver El proceso, una estupenda película de Orson Wells. Yo era el único que me reía de ese humor absurdo, irónico, metafísico y expresionista.
Por otra parte, es interesante encontrar en el ensayo cómo es que el estilo de Kafka influye en los narradores peruanos y no solo en los que son muy kafkianos. Hay un Ribeyro «súper kafkiano» y notemos que en la novela El hablador, de Mario Vargas Llosa, el narrador es un escritor judío que decide dejar el mundo occidental para dirigirse hacia lo insólito e inverosímil. ¿Cómo se puede convertir en un hablador que transmite la cultura machiguenga? Es algo tan difícil como convertirse en otro. Es decir, es una transformación. Incluso hay un loro que se llama Gregorio Samsa, un guiño clarito de Mario hacia Kafka. Lo más parecido a la Biblia sería la tradición oral de los machiguengas. Es una cuestión bastante connotativa. De hecho, alguien tan curtido como Vargas Llosa tiene su lado kafkiano, uno que parece decirle «aquí estoy, no existes sin mí». Es algo muy interesante.
El primer ensayo importante que conozco sobre Kafka lo produjo Bruno Herrera, escritor absolutamente kafkiano de la generación del cincuenta. Él sí era un epígono de Kafka. Vivía para escribir ese tipo de cosas, porque si no «no me llama la atención», decía. Es un homenaje perpetuo hacia Kafka. En el caso de Miguel Gutiérrez, era un lector omnívoro y como creador quería ser todos los novelistas, tal como asegura en varios textos: «Yo viviría encantado de escribir como todos los novelistas que he admirado». En ese sentido, hay una apertura absoluta que permite, por ejemplo, que obras como Babel, el paraíso sea un texto kafkiano. Además, Miguel tenía una ironía digna del mejor Borges. La contradicción que encontramos entre Babel y el paraíso es una cuestión tan kafkiana como el laberinto y la incomunicación. Uno piensa mucho en Borges, pero en realidad la obsesión por los laberintos proviene de Kafka. En cambio, ese paraíso se vuelve algo absolutamente insólito y estupendo en la novela de Miguel Gutiérrez.
¿Cómo es que posee esa actitud de lector? Aunque en el plano consciente e ideológico, Miguel siempre se acentuó en la cosmovisión marxista, más aún en la tendencia maoísta, en un momento determinado. Nunca dejó de ser abierto ni fue sectario ni dogmático. Eso se nota cuando uno lee sus novelas, pero como los lectores a veces no saben descifrar lo connotativo lo encuentran más claro en sus ensayos. Uno debe leer sin prejuicios. Es palpable notar un espíritu abierto en Miguel, en la misma tradición de Mariátegui, quien es ejemplo de heterodoxia; podía valorar lo estético sin anteojeras ideológicas, debido a su gran capacidad de apertura. Este es un ejemplo clarísimo del por qué Kafka es el narrador más grande del siglo pasado.
Recuerdo que en una de las tantas conversaciones que tuve con Miguel—fuimos muy amigos—me dijo: «Ricardo, a mí me preocupa, ¿por qué hay grandes poetas marxistas como Vallejo y la poesía dialéctica de Poemas humanos, pero no encuentro nada así en la novela? De los que más me gusta, nada que ver: Kafka, Faulkner, muy alejados». Entonces yo le decía: «Miguel, aunque no es tan grande, García Márquez no está tan mal». Y es marxista, pero la gente no se da cuenta del juego connotativo que hay detrás de su narrativa. Miguel también me decía que Cortázar era marxista y que en realidad había un marxismo hispanoamericano muy creativo, y yo le respondía que en esas estamos, pues con la gente no se puede. Es decir, se puede intentar ser Vallejo y obtener un relato que tenga como esencia una visión dialéctica de las cosas. Eso es más importante que tener una posición sectaria de un partido.
En este ensayo tienen la prueba. Hay un pasaje muy bueno en el que Miguel discrepa con el gran filósofo, pensador y crítico Georg Lukács, quien era revisionista. Si bien no era un marxista dogmático, con su revisionismo y todo tiene un famoso texto en el que corona a Thomas Mann como el gran representante del realismo crítico. En cambio, Gutiérrez considera que Kafka se dejó llevar por las tendencias antirrealistas de la era del imperialismo, mientras que Mann era el gran continuador. Kafka no era malo, pero no era tan importante. Vean la fuerza con la cual Miguel demuestra tener un marxismo muchísimo más inteligente que el de Lukács, respetándolo y acusándolo de sofista. Por eso sostiene que Kafka, en un sentido más profundo, recoge lo esencial de nuestra época más que Mann. Si alguien ha tomado lo más profundo de la realidad subyacente de la época, ese es Kafka. Aparte, tuvo una influencia mucho mayor que la de Mann en las décadas siguientes. El único que consigue una influencia similar a la de Kafka es Joyce, pero la suya tiene que ver más con el lenguaje de la novela, los recursos y no tanto con la óptica y la visión del mundo.
Kafka ha sido más fecundo para producir, por ejemplo, un Borges. Y, a decir verdad, no habría Borges sin Kafka. Ahí, Miguel coincide con Lukács—lo acabo de mencionar— en considerar a Kafka como el hombre que mejor captaba la época. En una cita del libro se señala que «si alguien tuvo una relación con su época, parecida a la que en otro momento tuvo una generación con Dante fue Kafka». Al escritor checo nadie nunca lo ha asediado porque no lo han desconcentrado y porque no lo terminan de entender; en cambio, con Miguel se ha producido una cosa inversa y tonta: crear un Miguel reducido, restringido, realizándose una lectura miope de su obra, sin ver nunca el terreno estético.
Ni como lector, ni como creador, Miguel nunca cayó en actitudes propias de una visión dogmática, al igual que Mariátegui y Vallejo —este último tal vez un poquito—. A mí me gusta ser sincero, por eso, Vallejo emprendió una gran polémica contra los surrealistas, cosa que no he encontrado en Mariátegui, pues él admiraba el surrealismo, a parte de toda una pose ideológica al respecto. Vallejo, en su época, escribió los textos más parecidos a Kafka. No sé si han leído Contra el secreto profesional, de los años veinte. Pues bien, posee algunas cosas de Kafka.
Siento cariño, emoción y agradecimiento por haber tenido el privilegio de conocer a Miguel Gutiérrez y compartir con ustedes la visión de uno de los más grandes novelistas y ensayistas no solo del Perú, sino de Hispanoamérica. En tal sentido, el Perú es un país privilegiado. Mencionaré al otro, a Mario Vargas Llosa. Pues, menciónenme a otro narrador importante en Hispanoamérica que haya escrito tantos ensayos en los que hable sobre Kafka. Ambos son dos grandes fanáticos de la novela, pero ya es hora de colocar a Miguel Gutiérrez en el lugar literario que se merece. Ya es hora de abandonar tanta mezquindad, tanta debilidad. Espero que esta ocasión, muy oportuna, por cierto, para reeditar este ensayo, sirva para reeditar también otros ensayos. Que esto permita también ver la vigencia de Miguel Gutiérrez en general como lector y creador.
Lean a Kafka, lean el ensayo y, más aún, relean a Miguel Gutiérrez. La relectura es la clave.
Hoy se cumplen 115 años del natalicio de uno de los escritores uruguayos más importantes. Dueño de un estilo particular, en ocasiones enigmático, leer a Onetti supone un desafío en el que el lector debe estar dispuesto a creer en una serie de mentiras. En el siguiente artículo, te dejamos un breve análisis sobre ello.
Por Marco Fernández
Hace poco retomé la lectura de la obra del uruguayo Felisberto Hernández y encontré que comparte muchas características con la literatura de su compatriota Mario Levrero, pero en especial con Juan Carlos Onetti: el inaccesible, el críptico Onetti. En ello reconocí lo que se dice respecto a que la literatura es un salón de espejos, en el que un autor refleja a otro y así en lo sucesivo.
Mi primer encuentro con Onetti ocurrió cuando intenté leer El astillero, una de las novelas medulares de la literatura latinoamericana. Era una edición de bolsillo y el tomo 59 de la colección Biblioteca Clásica Universal. La historia recibe al lector de la siguiente manera:
Hace cinco años, cuando el Gobernador decidió expulsar a Larsen (o Juntacadáveres) de la provincia, alguien profetizó, en broma e improvisando, su retorno, la prolongación del reinado de cien días, página discutida y apasionante —aunque ya casi olvidada— de nuestra historia ciudadana (Onetti, 1970, p.19)
Este párrafo abre el arcón de Santa María, la utópica ciudad en la que se despliegan muchas de las historias de Onetti. Y es que, en su universo, Santa María no es un mero espacio decorativo, sino que es un personaje fundamental, con una historia propia, llena de gente que la olvida o la profana y cuna de leyendas que se transmiten entre generaciones.
Sin embargo, en aquella época abandoné su lectura por incompleta e incomprensible. Además, el ritmo narrativo de Onetti me parecía bastante lento y en ocasiones soporífero. El asunto es que no estaba listo para afrontar ese tipo de lides narrativas; con el tiempo, entendí que al igual que el argentino Juan José Saer, la prosa de Onetti es capaz de detener el tiempo. En ello reconocemos sus largos intervalos y descripciones.
Por ejemplo, en La vida breve, para describir el lamento de Gertrudis, esposa del protagonista Juan María Brausen, por la mutilación de su seno izquierdo, Onetti procede de la siguiente manera:
[…] Y ella, a pesar del llanto en el alba, acabaría por dormirse, para descubrir, por la mañana, mientras se le desprendían precipitados los sueños, que las palabras de consuelo no habían estado desbordando en su pecho durante la noche; que no habían brotado en su pecho, que no se habían amontonado, sólidas, elásticas y victoriosas, para formar la mama que faltaba.
Las emociones son cruciales en la obra de Onetti. Por esa razón no escatima en escudriñar en la psique de sus personajes, hasta rozar la motivación que moviliza sus tránsitos. Ese es el motivo principal por el que su lenguaje es hipnótico, casi irreal y libre de efectismos. El mismo autor explicó eso en una entrevista en 1976, al decir quesu mejor ambición «es conocer casi todas las palabras que están a mi disposición en el diccionario y que yo podría usar sin repugnancia […] y emplearlas con tal exactitud que no admitieran sinónimos, y en el momento preciso. Esta ambición irrealizable alcanzaría, supongo, para llenar los años de vida activa de un escritor».
La mentira, Onetti y sus cuentos
No exagero al afirmar que para leer a Onetti se necesita cierta experiencia en cuanto a la palabra. También es necesario acercarse despacio, a tientas y por un camino bien definido. Si eres de los que por primera vez pisa los linderos de Santa María, puedes optar por empezar leyendo los cuentos del autor.
Avenida Mayo es el germen de su literatura: la farsa como elemento sustancial, junto con la influencia devenida de su influencia Faulkneriana. La mentira discurre sin prisa, en la que la existencia del protagonista no es una sino muchas. Subjetividad y realidad habitan en completa armonía.
El héroe de este relato expresa sus fantasías, deseos y alucinaciones en un interesante discurrir de la consciencia, lo que equivale a definir un caos constante. En esto reconocemos también la cercanía de Onetti con la literatura de Joyce, respecto a la experimentación con el lenguaje y la libertad del discurso.
Y es que pareciera que Onetti trabajase sus relatos por capas, cada una independiente y con estructuras propias. Es trabajo del lector identificarlas, pero en especial discernir hasta que punto la narración es farsa o realidad.
En definitiva, los personajes de Onetti necesitan mentir. El posible Baldi es precisamente una de esas tiernas mentiras que aceptamos con agrado. Baldi es amante de las máscaras, un personaje fracasado que simboliza el pesimismo de las historias de Onetti. La inconformidad lo lleva a vivir tantas vidas como le es posible, en su afán por conquistar a una mujer. Me animo a creer que este concepto es la génesis de La vida breve, en dónde Brausen intenta huir de su pequeño departamento para vivir en la ficticia Santa María.
En este cuento es difícil saber quién es Baldi en realidad o qué parte de su historia es verdadera. Es preciso mencionar que los cuentos El álbum, Bienvenido Bob y El infierno tan temido comparten las mismas características.
¿Cómo leer a Onetti?
Soy un convencido de que ciertos libros llegan al lector en el momento oportuno. Y, cuando eso sucede, empieza la fiesta. Pero Onetti tiene un sabor distinto. Si pretendes leerlo, debes hacerlo a la vieja usanza. Con esto no quiero decir que exista una metodología estricta para leerlo, sino que hablo desde mi experiencia, con la cual pueden estar de acuerdo o no.
Si estás acostumbrado a leer como velocista, es necesario que bajes las revoluciones. Los textos de Onetti deben saborearse palabra por palabra y volver sobre ellas de ser necesario. En todo caso, prueben leyendo La casa de arena.
Un recurso que me sirvió muchísimo para acercarme a la literatura de Juan Carlos Onetti fue transcribir los párrafos que consideré importantes. Pero, ojo, no en la máquina, sino a mano.
Cuenta el escritor Eduardo Galeano que en una ocasión le comentó a Onetti que escribía a máquina y este le respondió que se estaba perdiendo del incomparable placer de escribir a mano, ya que supone pelearse con las palabras y es un acto de genuina sinceridad. Desde aquel día, Galeano no volvió a escribir en la computadora.
Si algún relato te sugiere alguna idea suelta, anótala. No importa cuantas veces te detengas, pues termina siendo un ejercicio bastante placentero. Pueden aplicar esto mientras leen el cuento Bienvenido Bob.
El posible Baldi y Un sueño realizado son dos cuentos bastante accesibles para los que inician el viaje por el universo de Onetti. Después, pueden pasar a la saga de Santa María, empezando por La vida breve y seguir con El astillero, Juntacadáveres y Dejemos hablar al viento.
Un libro puede ser buen regalo para agasajar a papá hoy. A continuación, te dejamos una lista de títulos que, estamos seguros, le agradarán.
Diario de invierno – Paul Auster
Esta novela autobiográfica es el diario personal del autor estadounidense, en el que repasa una serie de experiencias que avalan su existencia y que le han permitido llegar a los 64 años. Uno de los capítulos más sobrecogedores es la pérdida de su padre, en la que Auster narra como este hecho marcó su vida y su literatura.
Patrimonio: una historia verdadera – Phillip Roth
Estas son las memorias noveladas que el autor escribió sobre Herman Roth, su padre. El amor es uno de los temas centrales de esta obra, en la que Phillip Roth muestra su lado más íntimo y entrega un bonito regalo para celebrar la vida y el vínculo irrompible entre un papá y su hijo, a pesar de la enfermedad y las dificultades.
El olvido que seremos – Héctor Abad Faciolince
La obra más celebrada del escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince. La historia narra la vida de su familia, durante su niñez y adolescencia, centrándose específicamente en la figura de su padre, el médico Héctor Abad Gómez. La novela es un hermoso homenaje al recuerdo del padre, pues como se sabe, Abad Gómez murió asesinado por fuerzas paramilitares a causa de sus posturas políticas.
La carretera – Cormac McCarthy
Esta novela postapocalíptica gira en torno al viaje emprendido por un padre y su hijo a través de un mundo arrasado por un cataclismo —el cual no se revela en la historia— que acabó con la mayor parte de la vida en la tierra. Herido por una flecha disparada por un hombre desconocido, el papá sabe que morirá pronto debido a una infección. Por ello, insta a su hijo a que continúe el camino sin él y que se comunicarán a través de sus oraciones. Una obra que atrapará al lector de principio a fin.
Carta al padre – Franz Kafka
Uno de los títulos más sombríos del escritor checo. En un principio, el texto era una carta, pero terminó siendo un libro en el cual Kafka reclama, entre muchas otras cosas, las cargas e hipocresías que su padre tuvo contra él. Sea que se trate de un libro lleno de cuentas pendientes o uno de los escritos más duros de Franz Kafka, es una de las obras trascendentales de uno de los principales narradores del siglo XX.