A raíz de conocer el nombramiento del argentino como el nuevo ganador, repasamos la faceta de Aira como investigador de diversas áreas en la literatura contemporánea.
Con más de cien obras, entre novelas, obras teatrales y ensayos, César Aira es uno de los escritores más prolíficos de los últimos años. Su obra ha sido traducida a más de quince idiomas y publicada por editoriales de distintos niveles, desde Eloísa Cartonera hasta Penguin Random House. Aparte de innumerables galardones, entre los que se puede contar el Roger Caillois de Literatura Latinoamericana el 2014, el día de ayer se le otorgó el histórico Premio Formentor. El presidente del jurado, Basilio Baltasar, habló sobre la «infatigable recreación del ímpetu narrativo, la versatilidad de su inacabable relato y la ironía lúdica de su impaciente imaginación».
Aira dio el gran salto cuando Beatriz Viterbo Editorial lo toma como escritor en la década de los noventa. Desde entonces, el novelista empezó a publicar entre dos y cuatro novelas anualmente, con una extensión aproximada de 100 páginas por cada libro y dedicándose a escribir una página por día, estilo que lo caracteriza a sus más de 70 años. Además de sus novelas, también tiene publicaciones donde se recopilan sus conferencias, clases y viajes dedicados a investigar la literatura argentina y latinoamericana, dirigidos tanto a profesionales como aficionados. A continuación, algunos de los más notables.
Copi (Beatriz Viterbo, 1991)
Este libro recoge la transcripción de unas clases que César Aira dio en el Centro Rojas en 1988 sobre la obra del dibujante Raúl Damonte Botana, más conocido como Copi. El centro del curso fue preguntarse cómo se podría seguir leyendo y replanteando al artista de forma indefinida y acompañando la contemporaneidad.
Alejandra Pizarnik (Beatriz Viterbo, 1998)
De manera similar al anterior libro, este se compone de algunas conferencias dictadas en 1996 sobre una de las poetas argentinas más importantes del siglo veinte.
Diccionario de autores latinoamericanos (Emecé, 2001). En este diccionario aparecen cinco siglos de literatura latinoamericana enfocados al lector común, en especial a aquellos denominados «cazadores de tesoros ocultos». Se enfoca en los detalles más elocuentes de cada uno de los autores que protagonizan este libro de consultas.
Sobre el arte contemporáneo/ En La Habana (Literatura Random House, 2019). Esta obra se compone por dos ensayos que tienen una década de diferencia. «Sobre el arte contemporáneo» es el discurso con el que Aira inauguró el congreso Artescritura, llevado a cabo el 2010 en Madrid con la finalidad de superar la brecha que separa a escritores de artistas visuales. «En la Habana» se realizó el año 2000, y tiene como escenario un viaje que Aira hizo el año 2000 a la capital cubana. El ensayo inicia en un recorrido que hizo por la casa museo de Lezama Lima y luego pasa a ser una crónica de los otros museos y espacios que visitó durante su estadía.
Charles Baudelaire formó parte de los llamados «poetas malditos» porque su obra profundiza en los temas más escabrosos de la humanidad, así como por su estilo de vida. Con motivo de su bicentenario, proponemos tres libros para aproximarse a la obra del escritor.
Charles Baudelaire causó polémica desde muy temprana edad. A los cinco años lo sorprendió la muerte de su padre, y su hogar se convirtió en un espacio muy conservador cuando su madre se casó con el general Jacques Aupick; este lo mandó al colegio Louis-le-Grand, de donde fue expulsado por indisciplina y por escribir poemas que sus maestros consideraron depravados. Esta personalidad irreverente se terminó de asentar en 1840, cuando inició la Facultad de Derecho. Allí frecuenta a Gerard de Nerval y Honoré de Balzac, y con ellos entró de lleno en la vida bohemia por la que es conocido.
El poeta sería reconocido como el padre de la poesía moderna después de su muerte. Se le acredita haber acuñado el término modernidad: «Por la modernidad me refiero a lo transitorio, lo contingente que constituyen la mitad del arte, lo otro es el eterno y lo inmutable». Aseguraba también que era responsabilidad del arte capturar esta experiencia. (The Painter of Modern Life and Other Essays, edición de Jonathan Mayne, 1964). La apertura a la poesía moderna se ve especialmente en el spleen: el aburrimiento angustioso y el hastío que percibía de la vida en la ciudad, que plasmó en su obra.
Pese a que comenzó su carrera como un escritor polémico y censurable porque sus ideas resultaban obscenas y transgresoras para la época, hoy Baudelaire pertenece al canon literario. Para comenzar a leer a este poeta, hay tres libros a considerar.
Las flores del mal (Les fleurs du mal, 1857). Su libro más emblemático abarca casi la totalidad de su obra poética, desde 1840 hasta la fecha de su publicación. Es considerado una de las obras más importantes de la poesía moderna. Imprime una estética nueva, donde la belleza y lo sublime surgen de la realidad más trivial. De este libro surgió la concepción del poeta moderno como un ser maldito, rechazado por la sociedad burguesa que se escandaliza y opone a su estilo de vida libertino. También introduce los temas más importantes de su corpus literario, como el spleen y la exaltación del goce de la vida y de las pasiones. La estructura, la estética y los temas influenciaron a los otros poetas malditos, Paul Verlaine y Arthur Rimbaud.
Primer manuscrito de Las flores del mal, en 1857.
Spleen de París. Pequeños poemas en prosa. (Le Spleen de Paris, 1869). El poeta busca retratar la parte más marginal de París durante su época. Se encarga de vincular la inspiración poética con la reflexión crítica, así como de evocar las visiones poéticas y las rigurosas opiniones teóricas desde una óptica esteticista. El libro se considera como el nacimiento de la prosa poética.
Spleen de París. Pequeños poemas en prosa. Ed. Joaquín Negrón. Editorial Visor, 2008.
Los paraísos artificiales (Les Paradis artificiels, 1860). Dividido entre dos ensayos, Baudelaire narra su experiencia con las drogas; estas le dan el nombre al libro, entendidas como sustancias que se consumen con el objetivo de estimular la creatividad. La primera parte se titula «El poema del hachís», donde Baudelaire ahonda en los efectos y las vivencias que produce esta droga. Apareció como un artículo en la Revue contemporaine el 30 de septiembre de 1858. La segunda parte se titula «Un comedor de opio», y se publicó en la misma revista entre el 15 y el 30 de septiembre de 1860.
Los paraísos artificiales. Editorial Akal, 2001.
Hay otros libros sobre el poeta escritos por autores consagrados. Entre ellos, Proust escribió À propos de Baudelaire (1921). También está el artículo «The Lesson of Baudelaire», escrito por T.S. Eliott y publicado en la revista The Tyro en 1921; el libro Baudelaire escrito por Jean Paul Sartre en 1947; y La literatura y el mal de Georges Bataille, en 1959.
A propósito de la reciente publicación de la novela El intervalo del diablo (Colmillo Blanco), entrevistamos al escritor peruano Alfredo de Cossío para hablar acerca de los temas que motivaron la historia detrás de la obra, así como las fuentes de inspiración y las causas.
Entrevista Erick Saavedra
El intervalo del diablo se presentará este jueves 25 de marzo a las 8:00 p. m. a través del Facebook de la editorial Colmillo Blanco. Los comentarios estarán a cargo de los escritores Erick Benites y Luis Francisco Palomino.
La novela muestra la conexión entre dos mundos diferentes, Europa y Perú. Va de frente a la acción y a partir de ahí se desarrollan los personajes.
Para mí es muy importante que la lectura sea fácil. Puedo disfrutar de una literatura muy lírica, aprecio mucho a los autores que tratan de construir el lenguaje de sus novelas; pero cuando yo escribo, lo que quiero es que el lector se enganche y se le haga fácil, que cuando se dé cuenta ya haya leído cuarenta páginas en veinte minutos. Es lo que a mí me gusta. Siempre estoy pensando en crear contenido interesante, en la historia, en los personajes. Soy amante de los escritores que crean sus propios mundos, aquellos que ponen la mirada en los aspectos de la sociedad que no mucha gente conoce, como el black metal noruego.
Se presentará este 25 de marzo a las 8:00 p. m. Los comentarios estarán a cargo de los escritores Erick Benites y Luis Francisco Palomino. Ya está disponible en la librería El Virrey.
Hay un cuento brillante del chileno Álvaro Bisama titulado «Death Metal». ¿Qué otro referente en la literatura latinoamericana podemos encontrar que hable acerca de metal extremo?
¿Que hable del heavy metal extremo? No se me viene a la cabeza ninguno. ¿Si tuve alguna fuente de inspiración específica? No, no con el tema. Mi fuente de inspiración fue la música. Para escribir una novela acerca de esto iba a un concierto de una banda que se llama Amon Amarth, una banda sueca de death metal, y curioseando en el evento de Facebook vi que muchos participantes del concierto tenían fotos como las de los álbumes de los músicos de black metal noruego, con cruces invertidas, caras pintadas de blanco y negro —lo que se llama corpse paint—, una tumba y una lápida. Entonces me llamó mucho la atención, y dije «acá hay mucho material». Y comencé a escribir un poco sobre los personajes, la trama. Me inspiré de dos fuentes, la primera fueron algunas novelas de Don DeLillo, que es un autor ítalo-americano, uno de mis autores preferidos; y las películas de los hermanos Coen, como The Big Lebowski o Barton Fink, donde los personajes se ven envueltos en situaciones caóticas, fuera de su control, conocen gente que los meten en conspiraciones o de repente tienen un amigo obsesivo que los mete en problemas. Agarré esos elementos y fui pensando en la novela.
Se nota bastante esa dinámica conflictiva que acabas de exponer y también, la estética de estas bandas. También es una experiencia porque, en Latinoamérica, lo religioso es un tema tabú; y el death metal es uno de esos géneros musicales que toma referentes religiosos.
La novela trata sobre el black metal, ese estilo es el que tiene esa onda pagana, anticristiana. Yo escucho todo tipo de heavy metal, incluido el black metal; conozco varias bandas, tengo discos. Pero descubrí que había una corriente de black metal peruano —que en la novela se exagera—. Ese fue el punto de partida. Digamos que en la superficie la novela trata de la movida del black metal en el Perú, pero el tema que yo quería desarrollar era la identidad: cómo los jóvenes a veces buscan los aspectos más incomprendidos o antisociales para imponerse en la sociedad, para decir «aquí estoy y así soy». Nosotros somos una sociedad religiosa, mayormente cristiana, católica y conservadora, y qué mayor forma de alienación que alguien buscando la música nórdica, tan ajena a nuestra realidad, que ataca los valores cristianos típicos de nuestra sociedad. Yo dije: «Uy no, aquí tenemos un tema bueno para la novela».
Es interesante el conflicto de la identidad, aquello con lo que uno se identifica y la herencia que tiene de Latinoamérica.
Sí, para mí era muy importante. Muchos de estos temas, de esos conflictos, se me fueron ocurriendo mientras escribía. No soy de esos escritores que tienen todo mapeado al comenzar. Como dice Paul Auster, «si ya tengo todo en mi cabeza, ¿para qué escribir?». Escribir, para mí, es un acto de descubrimiento; uno descubre su novela mientras la escribe. Todo el tema de la peruanidad que aparece en la novela, y mucho de la figura paterna del Tincho, el papá de Satana, se me fue ocurriendo mientras la escribía. Y planteo preguntas. Me gustan mucho las novelas que plantea inquietudes, interrogantes y no plantea respuestas; es lo mejor de todo. Primero, a un músico, a un artista: ¿qué lo hace peruano? En realidad, estas preguntas se pueden aplicar a cualquiera: ¿qué nos hace peruanos?, ¿qué es ser peruano?, ¿soy menos peruano porque toco música nórdica?, ¿o soy más peruano si cambio y ya no toco black metal, sino cumbia? Estas preguntas se me ocurrían mientras escribía la novela, y las introduje para usarlas como parte de la narrativa.
Estamos en el año del bicentenario, así que es interesante tratar el tema de la identidad peruana con algo que nos es ajeno, como el black metal. Por otro lado, ¿por qué optaste por juntar dos realidades tan diferentes como la de Perú y los países nórdicos?
Me parece bacán la idea de una novela en la que nos adentramos en un ambiente tan ajeno, a lo que se considera normal en otras sociedades, porque solo hablamos de bandas que no tocan heavy metal únicamente, sino que han escogido tocar el tipo de metal más extremo y que tiene detrás una filosofía o una historia muy cargada de violencia. Toda la parte de la historia de la banda Mayhem es verdad, no lo inventé yo. Quería que el lector conozca algo, que si no es por la novela nunca lo va a conocer, o nunca va a saber que existe. De esa manera busqué plantear un cuestionamiento interesante de quiénes somos, qué nos hace peruanos, cuál es nuestra forma de pensar. Mientras más escribía, más se metía en mi cabeza la idea de que no solo sería una movida musical, sino que lo iba a convertir en una tribu, porque las reglas son tribales, las reuniones, los códigos, el líder de cada banda es como el jefe de una tribu. También, la idea de comenzar cada parte con la letra de una canción era para hacer de la lectura una experiencia inmersiva para el lector.
¿Cómo pasan estos eventos (los de la banda Mayhem) a formar parte de la psique de cada personaje?
Bueno, lo que pasó con el black metal es que hubo asesinatos, suicidios, quema de iglesias. Fue un momento muy problemático que ocurrió en Noruega. Hoy todos esos músicos ahora están en sus cincuentas. Siguen tocando black metal, pero muy pocos se siguen pintando la cara, muy pocos siguen con la filosofía. Yo lo exageré en la novela, al asegurar que aquí hay gente que toma eso como su propio evangelio, prácticamente su modelo de vida, como si fueran la mitología griega. Aquella vez que Euronymous, el guitarrista de Mayhem, haya dicho tal cosa, o el momento en el que Dead, el vocalista, caminó por el bosque antes de suicidarse, son mitos. Todo para decir que esa tribu urbana, esa movida de black metal noruego, necesita de eso para sentirse parte de algo más grande que ellos, para sentirse importantes, contestatarios, que es parte de lo que se cuenta.
¿Qué novelas de rock te han influenciado?
Novelas de rock… Ahora estoy viendo mi biblioteca, acá, de frente. De rock no he leído muchas novelas. Lo que sí he leído son novelas de gente obsesionada por algo. Por ejemplo, hay una novela de Don DeLillo que se llama Fin de campo. Se trata de un jugador de fútbol americano, estudiante, en Estados Unidos, que relaciona las estrategias de fútbol americano con estrategias bélicas, y los personajes están obsesionados con el fútbol americano o con la guerra. Ese es mi tipo de influencia, o en todo caso, Los detectives salvajes de Bolaño. Son poetas, pero desde mi punto de vista, la novela los plantea como rockstars. Ulises Lima y Arturo Belano, los grandes personajes de la narrativa de Bolaño, son prácticamente rockstars. Y también la aproximación que hace Vila-Matas, autor catalán, sobre la misma literatura. Leerlo me hizo pensar que tú puedes hacer una literatura que se adentre en todo tipo de arte, una literatura musical, por ejemplo. Y no importa que hables de una banda que el lector no conozca; el hecho de hablar de esas bandas y explicar de qué tratan y qué expresan. Todo esto puede hacer que cualquier lector se enganche. No tiene tanto que ver con que haya leído novelas de rock o metal, sino que sean novelas que enganchen, que hagan migrar cualquier tipo de expresión artística de una u otra manera.
La literatura sirve como medio o plataforma para poder aprender nuevos temas. Eso me trae a la cabeza: antes de la pandemia, ¿asistías a conciertos de rock?
Sí, fui a Vivo por el rock, vi a Slipknot. Estuvo bueno. Lo que pasa es que yo escucho todo tipo de rock, en general. No escucho solo metal. Tengo un polo de Rush, una banda de rock progresivo que estuvo vigente desde los setenta hasta hace cinco años. Si tú ves mi colección de discos, gran parte es heavy metal, pero también escucho a Phil Collins. Es igual con la literatura. La cosa es leer de todo; al igual que en la música, escuchar de todo. Pero si hay un género o subgénero que tiene más potencial literario, creo que lo elegí bien, no hay subgénero musical que tenga la historia del black metal, en el rock no hay. Claro, están Jimi Hendrix, Jim Morrison, sus novelas son las típicas historias de abuso de drogas. Pero ese tipo de historias está muy tocada, y durante la investigación, lo poco que encontré es acerca de todo lo que pasó en Noruega, entre los años 1991 y 1993, y eso me bastó para escribir la obra.
¿Qué bandas estás escuchando ahora y qué novelas estás terminando de leer?
Bandas de música, escucho muchísimas. Mis bandas preferidas las divido en contemporáneas, metal y clásicas. En contemporáneas mis bandas preferidas son The Smashing Pumpkins, Tull, Radiohead, Marilyn Manson, Deftones. Las clásicas son Genesis, Rush, Pink Floyd, Beach Boys, King Crimson. Y de metal, Metallica, Enslaved, Morbid Angel. Y ahora he comenzado a escuchar un subgénero musical que se llama math rock, donde lo matemático entra en lo rítmico, los patrones rítmicos son secuencias numéricas, ahí escucho a This Town Needs Guns, banda inglesa, y otra banda que se llama Delta Sleep; son bandas actuales, vigentes.
Sobre lo que estoy leyendo, acabo de terminar Los errantes de Olga Tokarczuk, una escritora polaca que hace algunos años ganó el Nobel. También estoy leyendo a Peter Handke, el alemán que también ganó el Nobel. He estado completando la bibliografía de Don DeLillo, Vila-Matas. He estado leyendo a Javier Cercas, Paul Auster. También estuve leyendo a Sebald, un autor alemán que falleció en un accidente automovilístico, escribía estas novelas ochenta por ciento ensayísticas y veinte por ciencia ficción, que se supone es la tendencia hoy en día. Yo cuando escribo trato de no cerrarme mucho. Algo que siempre nos repetía el profesor de la maestría que fui a estudiar a Barcelona es que la tendencia de la literatura de ficción, hoy en día, es que tiene que ser en primera persona; tiene que ser digresiva, ensayística y de alcance global. Por eso, cuando escribí El intervalo del diablo, quería que la historia se desarrollara en Perú, pero que también trate sobre lo que pasó en Noruega. Yo bromeaba y decía «estoy escribiendo la primera novela peruano-noruega de la historia», porque quería que tuviera un alcance más global. Pero la novela que estoy escribiendo ahora sucede en Barcelona, y en otras partes de Europa. Es una novela más extranjerizada.
Ya era sabido el delicado estado de salud del autor huachano Pedro Novoa. Esta situación nos invitó a reflexionar una vez más sobre la injusta atención, por parte del Estado, que reciben las personas vinculadas al mundo artístico e intelectual. Hoy lamentamos la partida de Pedro a sus 46 años.
Nacido en 1974, Pedro Novoa fue un escritor peruano y querido docente universitario. Fue ganador de importantes premios de literatura, entre los que destacan Premio Nacional de Dramaturgia (2004), Premio Horacio de Novela (2012), Premio Internacional de Novela Corta Mario Vargas Llosa (2012). Además, quedó como finalista en el Premio Internacional David Mejía Velilla, Premio COPE de Cuento y XI Prix Internacional Hemingway (Francia).
Como académico, produjo diferentes artículos de investigación literaria, de los que principalmente destaca «El mapa mental armónico en la comprensión de textos narrativos en estudiantes universitarios» con el que obtuvo el primer puesto en el VI Concurso de Investigación Docente de la escuela de posgrado de la Universidad César Vallejo. Su calidad de investigación le valió la invitación a diferentes eventos y conferencias académicas, principalmente, las de la disciplina literaria.
A su pasión, la literatura, le dedicó su interés por lo que nos dejó obras que tuvieron una buena recepción por parte de los lectores y la crítica como La sinfonía de la destrucción (2017). Además, nos deja obras que deberán ser recordadas como Seis metros de soga (2012), Maestra vida (2012), Amor de ogro (2013) y Cacería de espejismos (2013).
El dueño de la librería Prólogo nos cuenta un poco sobre la propuesta de su librería y el incierto futuro que tienen por delante después del primer año de la pandemia.
La librería Prólogo está ubicada en el barrio Chapinero, en Bogotá. Abrió sus puertas el año 2006 con la idea de ofrecer un espacio confortable para los amantes de la narrativa, así como para talleres y cursos enfocados en el arte y las humanidades. Su dueño, Mauricio Lleras, nos cuenta cómo fue el año 2020 para ellos y qué futuro les espera para este incierto 2021, ya que, al igual que todos los negocios que no atienden las primeras necesidades, se vieron obligados a sufrir serios recortes en sus ingresos por la llegada del COVID-19.
¿Cuál es el concepto de Prólogo?
Esta librería está enfocada en la narrativa, sobre todo en la narrativa contemporánea. Tenemos unas secciones de filosofía, ensayo, historia, biografía, pero comparadas con el área de narrativa son muy pequeñas. Eso obedece al criterio que a mí, como librero, me interesa: la narrativa. No me interesa ofrecerle al cliente un libro del cual desconozco su lenguaje, su contenido, como es el caso de los textos filosóficos, a pesar de haber estudiado filosofía. Estamos enfocados en el área de narrativa. Si usted busca libros de autoayuda encontrará por ahí ocho libros, pero es porque se colaron en algún pedido o porque están siendo muy consultados por los clientes. Pero nuestro interés es la narrativa.
La mayor parte de nuestro catálogo pertenece a la segunda mitad del siglo veinte e inicios del siglo veintiuno, pero también hay de 1800 y 1700, y si consideramos al Quijote también hay de 1600. Asimismo, tenemos literatura japonesa de antes de ese tiempo.
¿Tiene narrativa de todas partes del mundo, o se enfoca en alguna narrativa específica?
Hay una sección que es mi consentida que es una sección de novela negra y policiaca porque me apasiona. Después, tenemos narrativa en general. Tenemos narrativa colombiana, todos los títulos de habla hispana, y después está la narrativa en general que abarca la mayoría de lo que se está publicando. Uno depende demasiado de las editoriales y de lo que estas quieran tanto importar como imprimir en Colombia, entonces estamos un poco limitados en ese sentido. Nosotros eventualmente hacemos importaciones directas de libros, pero con el precio del dólar y del euro no ha sido posible actualmente.
¿Ofrecen alguna otra cosa, como crónicas o periodismo, o se enfocan más en literatura?
Principalmente literatura. Aunque hay una pequeña sección de crónica, no muy exquisita, no muy curada ni seleccionada, pero existe esa sección de crónica. Todas son secciones pequeñas y procuramos no tener demasiados libros, sino tener los que creemos que son lo mejor.
¿Cómo les fue el año 2020?
Es mejor borrar el año pasado, mejor no lo contemos. El año comenzó muy bien, contra todos nuestros pronósticos. El mes de enero, que siempre es muy flojo en ventas, fue extraordinario, el mes de febrero también, el mes de marzo comenzó muy bien hasta que empezó el tema de la pandemia. Nos defendimos bien con las ventas virtuales, que fueron muy buenas en los meses de abril, mayo y junio, pero a partir de julio las ventas se cayeron. Montamos una página de emergencia en Mercado Shops que actualmente está en mantenimiento, también trabajamos con Instagram, pero en julio las ventas cayeron radicalmente. En agosto se levantaron las restricciones, así que pudimos abrir la librería. Fuimos medio «nadando» en agosto, septiembre y en octubre teníamos la librería completamente abierta. Octubre y noviembre fueron meses discretos, pero no fueron unos meses horribles; en diciembre nos fue bastante bien. En enero volvimos a tener cuarentena, entonces solo pudimos abrir la librería por dos semanas. En febrero empezamos muy bien, pero durante las últimas semanas ha estado quieta la librería. Actualmente hay restricciones de aforo, pero nunca me ha tocado aplicarlas aquí. Normalmente vienen personas que visitan 10 o 15 minutos, compran lo que deben comprar, hablan con el librero, inclusive a veces compran más de lo que pueden leer en las siguientes 8 semanas.
¿Cómo ve el panorama en este año?
Hay bastante incertidumbre, estamos mirando un poco lo que pueda pasar durante este semestre. Esta librería tenía muchas presentaciones de libros, dictaba cursos de música, de literatura, de historia, todo eso está restringido, entonces estamos un poco a la espera de ver qué pasa. Si la cosa se complica mucho, la decisión que yo tengo tomada desde ahora es que, si de aquí al 30 de junio esto no cambia mucho de norte, cerramos la librería.
¿Qué novedades literarias han salido que tenga disponibles en su librería?
Entre las que han llegado últimamente destaca una novedad del escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez que se llama Volver la vista atrás (Alfaguara, 2021), se ha vendido bastante bien. Aparte de esa obra, no creo que este año haya salido algo especialmente atractivo. Han llegado cosas de España, pero básicamente la oferta que tenemos ahorita es lo que ha llegado en noviembre y diciembre. Está, por ejemplo, Línea de Fuego de Arturo Pérez Reverte (Alfaguara, 2020), A prueba de fuego de Javier Moro (Planeta, 2020), el libro de Obama que todo el mundo lo ha estado preguntando (Una tierra prometida; Editorial Debate, 2020), y también algunos ensayos de autores colombianos. Pero realmente las novedades que yo estoy esperando no llegan todavía. Estoy esperando tres obras de novela negra que salieron ya hace tiempo, en septiembre, octubre y noviembre, y no las han traído. Volvió a salir la revista Gatopardo que estaba agotadísima desde finales de 2019 y durante todo el 2020. Estábamos esperando la llegada de 1794, continuación de 1793 de Niklas Natt Och Dag (Salamandra, 2020); también está el libro de Tomás González, El fin del océano Pacífico (Planeta, 2020), un libro que se ha vendido muy bien; el de Laurent Binet, Civilizaciones (Planeta, 2020). En líneas generales, eso es lo que ahora se está vendiendo. También hay una novela del escritor alemán Walter Kempowski, Todo en vano de la editorial Libros del Asteroide (2020). Es una novela preciosa, dura. El año pasado también salió Frankenstein en Bagdad, de Anna Gil Bardají (Libros del Asteroide, 2019); Los niños del Borgo Vecchio, de Giosue Calaciura (Editorial Periférica, 2021). Todo eso se ha estado moviendo bastante bien, pero no son libros de este año.
¿Ha sido complicado imprimir, publicar o importar en Colombia?
Yo creo que las editoriales en Colombia han bajado mucho el número de sus impresiones, me parece que las importaciones se van a empezar a normalizar a partir de finales de marzo.
Por otro lado, las novedades que salieron en enero en España no alcanzan a llegar sino hasta mitad de año a Colombia, porque ya no están haciendo importaciones con la regularidad de antes. Están haciendo dos, tres importaciones al año, entonces eso nos está restringiendo el acceso a esas novedades.
Finalmente, ¿podría recomendar cinco libros que tenga en su librería?
Puedo recomendar Todo en vano, de Walter Kempowski. También Los niños del Borgo Vecchio, de Giosuè Calaciura; Frankenstein en Bagdad, de Ahmed Saadawi. También le puedo recomendar uno que está agotado, pero es extraordinario, que se llama Testamento de juventud, de Vera Brittain (Errata Naturae, 2019); y finalmente, recomiendo 1793.
Además de haber formado parte de la Generación Beat como poeta, Lawrence Ferlinghetti ayudó a posicionar a este movimiento dentro del mapa y contribuyó a la formación literaria estadounidense con la librería y editorial City Lights.
La Generación Beat fue un movimiento literario que revolucionó la sociedad americana de los años cuarenta por exaltar el uso de las drogas, la práctica del sexo libre y por incursionar en la filosofía oriental. Pero no sería tan conocido mundialmente si no fuera por aquellos que creyeron en su potencial. Uno de ellos fue el recientemente fallecido Lawrence Ferlinghetti, quien con 101 años era el último sobreviviente de los beat, junto a su librería y editorial City Lights.
Ferlinghetti nació en Yonkers, New Yersey, el 24 de marzo de 1919. Fue periodista, poeta, traductor y editor. Abrió City Lights en San Francisco en 1953, años después de regresar de la Segunda Guerra Mundial, donde participó del desembarco de Normandía.
City Lights fue la primera librería del país en vender únicamente libros de bolsillo, con la intención de hacer que las obras fueran más accesibles para todos. Ferlinghetti —junto al poeta Peter D. Martin— abrió el espacio con la idea de convertirlo en un punto de reunión literario donde escritores y lectores pudieran converger para discutir ideas. Gracias a este lugar, la Generación Beat pudo crecer y hacerse conocida a lo largo de todo el territorio estadounidense. Además de vender libros, City Lights también editó y publicó casi 300 títulos hasta la fecha, entre ellos Howl and Other Poems, de Allen Ginsberg, que ocasionó un juicio en contra de Ferlinghetti por publicar una obra que para la época era obscena. Sin embargo, este escándalo hizo que la librería fuera conocida a lo largo del país.
Todos los libros de City Lights Pocket Poets Series
La editorial se inauguró con City Lights Pocket Poets Series, una colección de publicaciones que ubicó a sus libros entre los más notables para la literatura estadounidense de la época. Esta serie inició en 1955 con Pictures of the Gone World, escrita por Ferlinghetti. Entre las sesenta publicaciones que forman parte de Pocket Poets Series se encuentran traducciones de los Antipoemas de Nicanor Parra (1960), Pedazo de piel de Pablo Picasso (1968) y Scattered Poems de Jack Kerouac (1971). La editorial también publicó obras de Charles Bukowski, Pier Paolo Pasolini, Ernesto Cardenal, Juan Goytisolo, André Bretón y una antología de Antonin Artaud, trabajada por Jack Hirshman.
En la actualidad, la librería es un hito histórico en la ciudad de San Francisco. Se ubica entre los barrios de North Beach y Chinatown, donde continúa publicando y vendiendo obras que impulsen y fomenten el pensamiento progresivo en política, sociedad y literatura.
Las dificultades y el dolor protagonizaron la vida de Fiódor Dostoyevski. Hace 140 años esta vida terminó, dejando clásicos sobre la moral y la existencia humana que son materia de discusión hasta el día de hoy.
A propósito de los doscientos años del nacimiento de uno de los clásicos de la literatura universal que se celebran en noviembre de este año, también se cumplen ciento cuarenta años desde el fallecimiento de uno de los autores más importantes para la literatura universal. Dostoyevski es uno de los más grandes exponentes de la literatura eslava, grupo en el que también se encuentran escritores como León Tolstoi, Alexánder Pushkin o Antón Chéjov.
La vida en dolor
Nacido el 11 de noviembre de 1821, Fiódor Mijáilovich Dostoyevski experimentó desde muy joven la tragedia. Hijo de un reconocido médico, observó de cerca el sufrimiento físico y mental de los enfermos del hospital en el que laboraba su padre. Fiódor sería enviado a los 16 años a San Petersburgo luego de la muerte de su madre producto de una tuberculosis. Pocos años desupués falleció su padre —se presume que fue un asesinato—, por ello, Dostoyevski sentirá una culpa que lo seguirá a lo largo de su vida.
Hacia 1949, el escritor es arrestado por formar parte del grupo intelectual Círculo Petrashevski, en el que también participaban los escritores rusos Apolón Máikov y Mijaíl Saltykov-Shchedrín, bajo el cargo de conspiración contra el zar. Dostoyevski fue condenado a la pena de muerte, pero en una última instancia se lo castigó con cinco años de trabajos en Siberia. Esta experiencia agravó su creciente epilepsia, pero también le otorgó una perspectiva única de la vida: el sufrimiento humano como motor de búsqueda en la razón de la existencia. Siberia también es un escenario principal en muchas de sus novelas.
En 1898, con su carrera de escritor ya iniciada, nace su primera hija Sonia, quien vivió solo hasta tres meses después del parto. Esto hundió al escritor y su esposa Anna en una profunda depresión que con el pasar del tiempo se agravó, a pesar de tener después tres hijos más: Fiódor, Lyubov y Alexey.
Con el pasar de los años, el novelista llegó a tener fama y fue reconocido en diferentes círculos literarios. Además, trabajaba en diferentes revistas de creación y crítica literaria, medio que al inicio de su carrera le habría funcionado como plataforma para poder publicar sus primeros trabajos.
El autor falleció el 9 de febrero de 1881 de una hemorragia pulmonar y un último ataque epiléptico.
Su obraEl conjunto de obras producidas por Dostoyevski conforman un cuerpo de dieciséis obras publicadas. Entre los diferentes títulos que abarcan la extensa lista de publicaciones, son dos los títulos que más han colisionado dentro del mundo literario: Crimen y castigo y Los hermanos Karamazov. La primera, obra psicológica, ha sido universalmente analizada por el tratamiento del personaje de Rodión Raskólnikov, un joven estudiante cuya moral desciende poco a poco a lo largo de la historia. La segunda novela lleva a una nueva dimensión la reflexión sobre la moral y sitúa otras temáticas como el libre albedrío y la situación del hombre con respecto a Dios. Ambas novelas, de perfil psicológico, pusieron en tela de juicio las bases de varias disciplinas, entre ellas el existencialismo.
Novelista, dramaturgo y poeta provocador. Se cumplen hoy noventa años del nacimiento de uno de los escritores más conocidos de Austria después de la posguerra.
Thomas Berhard nació en Herleen, Países Bajos, en 1931. Criado por sus abuelos en Austria desde muy niño, recibió desde una edad temprana una educación artística, en respuesta a su negativa de formar parte de la Juventud Nazi a la que había sido llamado. Esta educación construyó las bases de la mirada artística sobre la que redactó sus novelas, todas ellas dirigidas a criticar la política y el pasado nazista que había seguido su país.
A menudo se señala que el interés amoroso de Bernhard era Hedwig Stavianicek, una mujer treinta y siete años mayor que él, pero sus biógrafos desconocen el grado de acercamiento que ambos tuvieron.
Durante su vida sufrió de tuberculosis en muchas ocasiones, y cansado de las recaídas decidió morir a través del suicidio asistido en 1989, en su país.
El escritor de la posguerra
Diferentes críticos han señalado que el trabajo de Bernhard representa la principal obra literaria de la posguerra en Europa, y principalmente, Austria. Dale Peck comenta en una nota titulada “Thomas Bernhard, the Alienator”, publicada por el New York Times el 2011, que las obras del autor «son miradas como el logro literario más significativo desde la Segunda Guerra Mundial».
La primera obra publicada por el autor fue Frost (1963), traducida al inglés hace algunos años por Michael Hofmann. La historia narra la amistad creciente entre un joven al inicio de su carrera médica y un pintor en sus últimos días. Catalogada como «visceral», la novela logró posicionar al autor como un importante literato poco después de mediados del siglo XX.
Otros han concluido que las novelas del autor generaron controversia por la mirada pesimista sobre la civilización y la cultura austriaca, por incluir temas como la muerte o la miseria.
Juan Manuel Gil se llevó el premio anual de la editorial Seix Barral con una novela de humor y nostalgia sobre la infancia en la periferia de Andalucía.
El año 2021 ya tiene a su ganador del premio Biblioteca Breve. Esta vez se trata de la novela Trigo limpio, del profesor y escritor de Almería Juan Manuel Gil. El jurado, conformado por Enrique Vila-Matas, Olga Merino, Pere Gimferrer y Raquel Taranilla, la definió como «una novela que narra con asombrosa agilidad y desde el humor la fascinación por la infancia en un barrio periférico, así como la naturaleza de la fabulación literaria».
La ceremonia se llevó a cabo de modo presencial, respetando todos los protocolos de bioseguridad. El acto de entrega del premio contó con un prólogo por parte de Vila-Matas dedicado a Juan Marsé, ganador del mismo premio en 1965, con la novela Últimas tardes con Teresa.
Se sabe que Trigo limpio se impuso sobre otros 967 manuscritos, y de acuerdo con el diario El País, hubo una gran presencia de autores masculinos, con predominio de la autoficción, las biografías y los diarios personales. Asimismo, un 8% trató sobre el Covid-19 y el confinamiento.
El prestigioso premio Biblioteca Breve fue creado en 1958 por la editorial Seix Barral para condecorar una novela inédita en lengua castellana de forma anual. La primera entrega se decidió por los críticos literarios José María Castellet y José María Valverde, y los editores Víctor Seix, Carlos Barral y Juan Petit. El premio puso a los ojos del mundo a escritores como Mario Vargas Llosa, con La ciudad y los perros en 1962 o El infinito en la palma de la mano de Gioconda Belli, en 2008. Los últimos años sorprendió entregando el premio a escritores poco conocidos como Elvira Sastre con Días sin ti en 2019.
La novela ganadora es una combinación entre falsa novela de detectives y novela de crecimiento. El escritor tiene episodios de la infancia y preadolescencia en un barrio de la periferia de Almería, al sur de Andalucía. Está combinada con retazos de humor y autoficción. De acuerdo con el diario ABC de España, el escritor desarrolló la novela durante la pandemia, que también coincidió con su permiso de paternidad por el nacimiento de su hija. Afirma que el título es por la expresión trigo limpio, que alude a la veracidad, cosa contraria dentro de su novela, ya que combina lo vivido y lo imaginado.
Juan Manuel Gil nació en Almería en 1979. Es profesor y autor de Guía inútil de un naufragio (2004), Inopia (2008) y Mi padre y yo. Un western (2012). Con anterioridad se ha llevado el premio de poesía Andalucía Joven. La novela saldrá al público el 10 de marzo.
María Zambrano fue una de las filósofas y escritoras más importantes de España. Su campo de investigación exploró el territorio poco visitado de la poesía visto desde la filosofía.
María Zambrano Alarcón fue una de las intelectuales más importantes de España. Fallecida el 6 de febrero de 1991, obtuvo en 1981 el Premio Príncipe de Asturias, y siete años después, en 1988, se hizo con el Premio Cervantes. Ambos galardones se consideran los premios literarios más importantes del país.
Sobre su vida
Zambrano nació en 1904 en Vélez-Málaga; fue hija de los maestros Blas Zambrano García de Carabante y Araceli Alarcón Delgado. Fue estudiante de filosofía y participó en diferentes revistas de corte intelectual y ensayístico. A pesar de su juventud, la invitaron a la tertulia de la Revista de Occidente, círculo en el que actuaría de mediadora entre Ortega y Gasset y otros escritores jóvenes.
Al estallar la guerra civil española, se volvió miembro de diferentes grupos formados en respuesta al constante ataque hacia los escritores, como la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura. Tras una breve estancia en México volvió a España en plena diáspora española. Hacia 1939, la escritora se embarcó en un autoexilio, primero refugiándose brevemente en París, para luego volver a México.
Viajar se convertiría en una práctica regular que le permitió conocer a diferentes artistas alrededor del mundo. Lezama Lima llegaría a escribir: «María se nos ha hecho tan transparente / que la vemos al mismo tiempo / en Suiza, en Roma o en La Habana».
Su obra y legado
Los aportes más influyentes de Zambrano pertenecían a las obras en las que reflexionaba en torno al pensamiento. La primera obra que introducía esa reflexión fue Filosofía y poesía, publicada en 1939, año del exilio. Según el blog Lletra de dona de la Universidad de Barcelona, la obra «trata de dilucidar la génesis común de la filosofía y la poesía, y la halla en una idéntica actitud primera ante el mundo: la admiración ante las cosas, el “pasmo extático” ante lo real». Esta reflexión será más ampliamente estudiada en El hombre y lo divino, considerada como su obra más trabajada. El libro termina por esclarecer la propuesta de una «razón poética», aquella que motiva nuestras respuestas frente al acto de la reflexión. De acuerdo a la editorial Alianza, esta es la obra clave que termina por unir todas sus ideas y pone en manifiesto la más acabada presentación en cuanto a la reflexión filosófica de la autora.
Poco antes de su muerte, María Zambrano llevó una actividad intelectual imparable, que culminaría con la recepción del Premio Cervantes en 1988. Falleció en Madrid tres años después. Los homenajes póstumos continuaron, entre los que destacan el nombrar a la estación de ferrocarriles de Málaga y la biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid después de la filósofa.