Muchos autores escribieron sus propias historias de amor, algunos con un final feliz y otros no tanto. Por San Valentín, te dejamos una lista de las parejas más célebres de la palestra literaria.
Paul Auster y Lydia Davis
Autor de obras entrañables como Diario de invierno y La invención de la soledad, Auster contrajo matrimonio con Lydia Davis, narradora y autora de cuentos cortos. Lamentablemente, se separaron en 1977 y, cuatro años después, Auster volvería a casarse, esta vez con la poeta y novelista Siri Hustvedt. Al día de hoy, permanecen juntos.
Idea Vilariño y Juan Carlos Onetti
Considerados como parte de los escritores más importantes de Latinoamérica, el romance que vivieron fue uno de los más controversiales. Se dice que cuando Onetti conoció a la poeta, estaba casado, por lo que entablaron una relación de amantes. Vilariño declaró en una ocasión que su vínculo con Onetti fue «la más difícil e imposible». Incluso, refirió que pese a los momentos compartidos, jamás llegó a conocerlo, por lo que la relación no prosperó.
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir
Se conocieron en París, en octubre de 1929, donde se enamoraron profundamente. Filósofos ambos, mantenían una estrecha colaboración intelectual, al margen de una relación que, para aquella época, era considerada escandalosa y poco convencional. Sartre y De Beauvouir no se casaron, por el contrario, decidieron mantener una relación abierta, con amantes en ambos lados. Pese a ello, se amaron hasta el final. Se dice que la muerte de Sartre dejó devastada a su pareja, al punto de que lloraba todos los días al no saber afrontar la soledad.
Vladimir Nabokov y Vera Slonim
La relación entre ambos estaba tan compenetrada que Vera respondía a los editores en nombre de Vladimir y atendía sus llamadas y correspondencia personal. Asimismo, escribían juntos un diario. Asimismo, Vera Slonim se convirtió en su biógrafa y, gracias a ella, es que la novela Lolita sobrevivió al fuego y la destrucción. Escribían y se corregían entre ambos, por lo que algunos allegados a la pareja creían que la verdadera escritora era Vera y no Nabokov. El mismo autor declaró en una entrevista que no habría sido capaz de escribir ni una sola obra de no ser por la asistencia infatigable de su esposa.
Mary Shelley y Percy Byshee
Una de las historias de amor más dulces. Shelley destacó tras la publicación de Frankenstein, su obra maestro, lo cual dejó relegado a Byshee, su esposo y poeta. Sin embargo, lejos de desanimarse, Byshee animó a su pareja a seguir el ascenso de su carrera literaria y, tras su muerte, Mary Shelley se dedicó a editar y publicar gran parte de su obra, a parte de citarlo constantemente en sus trabajos. Un amor que fue más allá de las páginas.