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Luis Miguel Espejo: «La página nunca está en blanco. En realidad, ya está escrita y terminada»

El temor de muchos redactores es la página en blanco, esa que parece mirar desde el abismo hacia los ojos del escritor. Luis Miguel Espejo, redactor, corrector y docente de la Escuela de Edición de Lima y del Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos, en esta entrevista, nos comenta acera de cómo darle la vuelta a este problema, empezar desde cero y evitar los bloqueos.

¿Existe el bloqueo de los escritores o es a veces solo una excusa para procastinar?

Te voy a hablar desde mi propia experiencia como redactor y también como profesor atento a los comentarios de mis estudiantes. Es decir, no quisiera generalizar los casos. El bloqueo en la redacción es real y, en cierto sentido, hasta normal, porque es un ejercicio que depende de la mente, y por experiencia sabemos que nuestra mente puede distraerse, ensimismarse e incluso saturarse. Pero claro, si el oficio es escribir y uno tiene un bloqueo, los problemas surgen como mala hierba… Sentimos que no avanzamos y nos dejamos ahogar por la urgencia, cuando lo que necesitamos es tranquilidad mental. Los bloqueos no son eternos; y si somos personas propensas a ello, debemos recordar que los bloqueos son siempre temporales. No se van a quedar.

También existe la procrastinación, incluso desde antes de los distractores electrónicos modernos, como las redes sociales, la tele o los videojuegos. A su modo, la procrastinación es una negación, una postergación de un destino ineludible; es casi como intentar sacarle la vuelta a los designios de los dioses: tenemos que trabajar y nadie nos va a eximir de esta responsabilidad. Tampoco deberíamos recurrir a los duendes, porque si les pedimos favores, estaremos en problemas aún más graves. En serio. Las famosas musas de la inspiración también son cosa de cuidado. No vale la pena esperar (de ‘esperanza’) a que lleguen, porque hay musas a las que simplemente no les da la gana de llegar. Y nunca llegan.

¿Por qué le tememos a la página en blanco?

Debe haber varias explicaciones para esto, ¿no? Fechas límite, contratos, entregas, la palabra ‘urgente’, que nos ha malacostumbrado a tener todo «para ayer». Ver una página en blanco suele dejar una sensación de fracaso adelantado, como si esa página en blanco fuese ya el resultado de un trabajo serio. Pero eso es un disparate. Todavía no hemos empezado a trabajar, ¿y ya estamos sentenciándonos al fracaso? ¿De dónde hemos sacado permiso para sentirnos mal si aún no hemos terminado de darle forma a esa página? ¡No nos adelantemos! Este ritmo de lo urgente, para ayer, es muy dañino y lo estamos normalizando. Un bloqueo se puede explicar por motivos muy diversos, desde los personales hasta los ambientales, económicos, sociales y políticos. Nuestra mente es vulnerable a las sobrecargas, y la tranquilidad necesaria para organizar ideas entra en conflicto con estos embates de la coyuntura. Pero debemos recordar que todo bloqueo es temporal, va a pasar y nos sentiremos mejor cuando sea parte de nuestro pasado.

Sabemos que hay muchas maneras de ejercitar la redacción. En tu opinión, ¿cuál sería una de las formas más eficientes para afrontar el síndrome de la hoja en blanco?

Yo aplico un truco personal que funciona conmigo, y no necesariamente es útil para todos los que alguna vez sufrimos de bloqueos o procrastinaciones. Yo he dicho esto algunas veces en clase: la página nunca está en blanco. En realidad, ya está escrita y terminada; solo falta aplicarle el trabajo necesario para ver esas palabras. Es como retroceder en el tiempo y ver un campo de cultivo, que 200 años después va a albergar a millones de personas en una ciudad. Solo había que dejar pasar el tiempo. Así pues, esta consciencia del “viaje” al futuro me tranquiliza para superar la crisis; pero igualmente debo organizar mis ideas, hacer un esquema y darles forma a los párrafos uno por uno hasta que tenga suficiente material escrito para editar. Así es como yo puedo superar los bloqueos temporales.

¿Podríamos asegurar entonces que ser conscientes de nuestras limitaciones evitaría este temor hacia la página en blanco?

Sí, claro. Esto sí suena muy razonable. Tiene mucho sentido y no solo para la redacción. Sirve como primer paso para la superación de todo obstáculo: ser conscientes de que estamos experimentando un bloqueo temporal, que va a pasar, y que luego de superarlo ya podremos descubrir lo que esa página en blanco estaba ocultando. Mientras más y mejor me conozca a mí mismo, mejor podré definir mis límites y esfuerzos. Es importantísimo el autoconocimiento, la familiaridad con nuestros propios bloqueos, pero sobre todo la conciencia de que son pasajeros y no eternos.

¿Cuál es el método más eficiente para superar estas crisis?

Cada persona puede proponerse un método particular. En mi caso y muchos otros, la disciplina ayuda bastante y también tener un método. Por ejemplo, si yo ya hice un esquema ordenado, puedo empezar a elaborar los párrafos. Pero si aún no he organizado mis ideas y ni siquiera las he dejado en un papel, ¿cómo voy a trabajarlas?, ¿con qué material voy a construir mi texto? Yo necesito tener palabras, ideas, frases al frente y con estas puedo confeccionar algo más elaborado; a otras personas con mayor dominio de ideas o con mayor claridad les basta con escribir directamente, como quien toma nota de un dictado mental. Yo no puedo hacer eso; necesito las palabras mentales convertidas en palabras físicas (en papel o en pantalla) antes de trabajar con ellas. La memoria nos hace más bromas que el destino. Por eso, tener un método para organizar ideas y lograr un esquema previo y ordenado facilita el proceso y nos ayuda a ser un poco más disciplinados.

Luis Miguel Espejo estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ha publicado colecciones de cuentos infantiles y es autor del libro Manual básico de redacción: la página en blanco (2018). Actualmente comparte sus labores como docente con la redacción, la traducción y la corrección.

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