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Katherine España: «El trabajo del corrector es fundamental para cualquier proceso editorial, por más pequeño que sea»

Historiadora de profesión y correctora de textos egresada de la Escuela de Edición de Lima, Katherine amplía algunos conceptos sobre la corrección y cómo el Curso Integral de Corrección de Estilo influyó en su desempeño profesional.

¿Es un error pensar que la corrección es un proceso más intuitivo que profesional?

La corrección de textos exige una formación académica para adquirir los conocimientos y las herramientas que nos permitan la intervención y mejora de un escrito. Sin embargo, en el campo laboral de la corrección encontramos de todo un poco: autodidactas, traductores, periodistas, entre otras profesiones que desempeñan esta labor. Esto no solo sucede en la corrección, sino también en la historia. La formación académica te da las bases para entender cada una de las partes que conforman nuestra lengua: ortografía, sintaxis, morfología, ortotipografía, entre otras. La intuición atiende a preferencias personales, mientras que la formación académica te da un criterio especializado para desarrollarte a nivel profesional. No pretendo ser la inquisidora de la lengua, pero sí demostrar la importancia de la capacitación, para quienes ejercemos este trabajo, con el fin de entregar textos que expresen de forma clara y concisa las ideas de su autor.

En un rubro donde la autoedición empieza a cobrar cada vez mayor fuerza, ¿cuál es el papel que juega el corrector de textos?

El trabajo del corrector es fundamental para cualquier proceso editorial, por más pequeño que sea y sin importar el tipo de contenido o el público al que va dirigido, pues es la forma más apropiada de cuidar la expresión exacta de nuestro idioma. La mayoría del contenido que predomina en la web presenta muchos calcos del inglés, en la forma que se construyen las oraciones; también, vemos traducciones realizadas con IA o de traductores no profesionales, quienes están más familiarizados con el inglés que con su propia lengua.

Es cierto que estos préstamos lingüísticos nos dan alternativas, pero su uso incorrecto genera dificultades en la lectura y le resta sentido a lo que enuncia. El peligro es que la repetición de estas formas se normalice en el colectivo lector, hasta convertirse en uso común.

¿Cómo empezó tu interés por incursionar en el campo de la corrección de textos?

Mi interés partió de la necesidad de escribir mejor para que mis textos sean claros en su planteamiento. Por eso, en el verano de 2019 decidí inscribirme en el Curso de Corrección de Textos I en la Escuela de Edición de Lima, el cual sembró en mi la semilla de la curiosidad por saber más de este apasionante mundo de la lengua.

Coméntanos un poco acerca de tu experiencia en el Curso de Corrección de Estilo de la Escuela de Edición de Lima.

Pertenezco a la V promoción del Curso de Corrección de Estilo que se dictó en 2020. Esta experiencia significó un gran reto para todos los que participamos, pues no permitimos que las circunstancias —la cuarentena a causa del covid-19— detuvieran nuestra formación.

Fuimos un grupo grande compuesto por traductores, periodistas, estudiantes universitarios y docentes que, clase a clase, logramos desmitificar gran parte de los conocimientos adquiridos en las diferentes etapas de formación que siguen presentes en el sistema educativo no solo del Perú, sino de Latinoamérica.

En tu opinión, ¿es posible llevar un curso de corrección de estilo de forma virtual?

Por supuesto que es posible. Mi promoción fue la primera edición virtual de este curso y la experiencia fue tan interactiva y participativa como las clases dentro de un aula presencial. Cada uno de los profesores se esforzó por explicar el contenido en cada sesión con excelentes recursos audiovisuales que nos permitieron entender tanto la teoría como la práctica. Si lo estás considerando, ten presente que para hacerlo solo necesitas tus ganas de aprender y tener disciplina para estudiar a tu ritmo.

Eres historiadora de profesión, ¿cómo ha influido el CICE en tu desempeño profesional?

Mi labor como historiadora es interpretar los sucesos del pasado con los ojos del presente. No tarea fácil explicar con palabras sencillas eventos que ocurrieron hace 500 años y que están analizados con la mirada del presente. Para que esta información sea entendida por el lector, utilizamos varios recursos estilísticos: el cuidado con los tiempos verbales, la discriminación entre mayúsculas y minúsculas, el uso los circunstanciales, la presencia de los incisos para dar información adicional y hasta afinar los aspectos ortotipográficos de las citas. Mis estudios en la Escuela de Edición de Lima me han permitido desarrollarme mejor como escritora de artículos académicos, así como en la labor de correctora de tesis a nivel universitario.

Y, en el caso de los docentes, ¿tienes alguna opinión respecto a su desempeño?

El desempeño de todos los profesores fue excelente. En sus clases nos compartieron anécdotas de sus tiempos como estudiantes, explicaciones sobre las variaciones de las normas, sus experiencias en el campo laboral como docentes y como correctores profesionales. Incluso, pude conocer más sobre cómo nuestra labor ha logrado profesionalizarse en el Perú a través de los cursos que ofrece la Escuela de Edición de Lima.

Tus impresiones finales sobre el CICE y tu formación como correctora de estilo.

Además de mi labor como historiadora, los conocimientos que adquirí en el CICE me han permitido trabajar como correctora de contenido digital y colaborar activamente para que otros escritores mejores sus habilidades. En un futuro cercano, me gustaría desarrollar un seminario dirigido a los estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, para enseñar las nociones básicas de la ortografía y gramática del español que todo egresado debe saber para desempeñarse en el área de la investigación histórica.

Escuela de Edición de Lima abre su ciclo de inscripciones para la XV promoción del Curso Integral de Corrección de Estilo

Todo contenido escrito necesita a una persona especializada que lo revise, a fin de evitar errores en los distintos niveles de redacción. Por ello, resulta importante adquirir habilidades que nos permitan llevar a cabo esta tarea.

La labor profesional de un corrector de estilo se ha vuelto imprescindible, ya que permite optimizar la estructura, pertinencia y comprensión de los contenidos. Es importante sentar las bases para el oficio de la corrección de textos, así como obtener los conocimientos fundamentales de las normas del castellano, en cuanto a ortografía, ortotipografía y gramática.

El Curso Integral de Corrección de Estilo aguzará tu sentido crítico y te brindará las herramientas necesarias para aplicar conceptos lingüísticos en textos de terceros y propios. Por tanto, la Escuela de Edición de Lima abre las inscripciones para este curso, dirigido a todos aquellos profesionales que busquen profundizar en el trabajo y corrección de textos. Nos respaldan catorce promociones de correctores egresados que ya se encuentran laborando en el rubro.

El curso cuenta con un total de 192 horas lectivas y 12 materias repartidas en 6 módulos bimestrales. Las clases serán en línea y en directo, en una plataforma interactiva en la que estudiante y docente entablarán un vínculo dinámico que trascenderá el aula de clases. En dicho sistema, los alumnos recibirán material didáctico y podrán revisar las sesiones en cualquier momento, pues serán grabadas.

Las clases empiezan este sábado 21 de octubre de 9:00 a 13:00 horas. Para más información sobre matrículas y todos los detalles acerca de nuestro curso, comunícate con nuestra asesora a través de este link: wa.link/gb8ory. También puedes comunicarte al teléfono 968788289 y al correo comercial@escueladeediciondelima.com.

Sobre el oficio y el perfil del corrector de textos

Un corrector necesita ser un lector compulsivo y analítico. Y es que, sin esta condición, difícilmente llevará a cabo su labor. Katherine Pajuelo Lara, correctora de textos, traductora y docente de la Escuela de Edición de Lima y del Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos, amplía el tema sobre el perfil y el oficio del corrector de textos en este interesante artículo.

El primer requisito de algunas instituciones (generalmente públicas) que buscan contratar un corrector de textos es ser egresado de lingüística, literatura o ciencias de la comunicación. Otras, más consideradas, suelen agregar al final: «o carreras afines». Aprovecho la ocasión para agradecer a esas instituciones, en nombre de todos aquellos que entramos en dicha categoría.

El perfil de cualquier carrera se fundamenta en la voluntad y en la responsabilidad que asume quien vaya a ejercerla. Conozco de primera mano a egresados de administración y de ingeniería que escucharon el llamado de las letras, y habitan hoy el mundo de la edición y la corrección de textos; asistentes ejecutivas que decidieron estudiar corrección y una bióloga que se ha sentido atraída por nuestro oficio. Ahora bien, tampoco hay que caer en el positivismo a ultranza: puedo tener toda la voluntad de ser enfermera, pero si cada vez que veo sangre me desmayo, mi sentido de la responsabilidad indicará que sería mejor dedicarme a otra cosa.

Cuando digo que cualquiera puede ser corrector, quiero decir que, si tienes las ganas y la decisión de asumir con responsabilidad la tarea, no importa de qué carrera vengas o si aún no la tienes. Lo importante es que te lo tomes en serio, que decidas estudiar y que el terreno firme donde construyas y desarrolles tu nueva carrera sea la lectura. ¿Cómo podría dedicarme a corregir un texto (solo para tener un ingresito extra) si no me comprometo con las letras? La lectura facilitará en gran medida tu proceso de convertirte en corrector.

Si de la nada empiezas a estudiar gramática, por ejemplo, y te enfrentas a un análisis sintáctico, es probable que te sientas perdido o frustrado, y te preguntes por qué te metiste en este lío si tan tranquilo estabas. Aquello que ves complejo en un análisis sintáctico (con esos nombres desconocidos para muchos: sintagmas, complementos, agentes, perífrasis, adjuntos…) puede resultarte más interesante si lo comparas con algo que leíste, porque será inevitable, créeme, que te preguntes: «¿Cómo analizaría esta oración interminable de El otoño del patriarca?».

¿De qué sirve analizar una oración?, pues de mucho. Cuando te dan a corregir un texto y hay una oración o un párrafo que no entiendes, empezarás a analizarlos automáticamente, ubicas el verbo, luego el sujeto, hay algo que no te cuadra, ¿por qué si el sujeto está en singular, el verbo está en plural?; ¿antes de porque va coma?, ¿por qué a veces sí y otras no?; ¿este relativo de qué o de quién me habla? Estudiar gramática te ayuda a comprender la parte lógica de la estructura verbal. Luego, hay que estudiar también ortografía, pero ¿por qué hacerlo si Word ya viene con un editor en la pestaña Revisar? Porque sí y punto: hay que estudiar. Pasar el corrector de Word no te hace corrector profesional, con eso no está ni la cuarta parte hecha.

Hay que ser minucioso y curioso, dudar, investigar, identificar mis referencias de primera mano. La duda mata, dicen, pero a los correctores nos fortalece. Gracias a ella aprendemos a buscar más rápido, dónde y cómo resolverla; sobre todo, gracias a la duda aprendemos. El trabajo del corrector pasa también por saber escuchar y mirar. ¿Esta expresión es adecuada para un texto escrito o es lo que se ha puesto de moda en el habla coloquial? ¿El gráfico o la tabla que aparece en un texto está relacionado con el tema que se trata? ¿Cómo se ve el texto? ¿Cómo están distribuidos sus párrafos? ¿Es coherente? ¿Qué hay de su cohesión?

Se puede hacer un listado con las virtudes de un corrector de textos (de hecho, es lo que aparece en las ofertas de trabajo) y pueden incluir «ser proactivo» y (¿cómo es?, ¡ah, claro!) «que sepa trabajar bajo presión». Sin embargo, me quedo con dos requisitos indispensables: ser lector (pero saber leer, no solo leer por placer) y saber escribir. Capacitarse en un centro de estudios es siempre una gran opción, hoy la oferta de estudios es amplia. Pero, sobre todo, por si no lo dije antes, el requisito principal es saber leer.