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Quién es Liudmila Ulítskaya, ganadora del Premio Formentor 2022

Considerada una de las rusas contemporáneas más leídas en el mundo occidental, tiene algunas novelas traducidas al español.

Nacida en los Urales en 1943, Ulítskaya tiene formación científica. Se graduó de la Universidad de Moscú con Maestría en Biología y trabajó un tiempo en el Instituto de Genética de la ciudad. Entre 1979 y 1982 se dedicó a explorar el teatro, desempeñándose como directora y guionista del Teatro Hebreo de Moscú. Su primera aparición en la literatura fue en la década de 1990, cuando publicó varias colecciones de cuentos. En la actualidad, es autora de quince libros de ficción, tres cuentos infantiles y seis obras de teatro. Tiene una prosa psicológica, suele enfocarse en personajes femeninos y también visibiliza las desigualdades entre hombres y mujeres. Se reconoce a sí misma como opositora a Putin y ha desarrollado un intenso activismo contra él. Desde marzo vive exiliada en Berlín por su postura en contra de la invasión rusa hacia Ucrania.

El jurado del Premio Formentor de esta edición estuvo conformado por Elide Pittarello, Marta Rebón, Gustavo Guerrero, Enric Bou y su presidente, Basilio Baltasar. Este ultimo dijo que el jurado «ha encontrado en las obras de Ulítskaya una deslumbrante destreza narrativa para reflejar las emociones, los pesares y la fortaleza de los seres humanos». Además, se le considera «la heredera de la gran tradición narrativa de su país».

Sus obras han sido traducidas a treinta lenguas. Anagrama, Lumen y Alba Editorial tradujeron algunas de sus novelas y cuentos al español.

Los alegres funerales de Álik (Lumen, 2003)

En un pequeño apartamento de Nueva York durante el verano de 1991, un grupo de amigos se reúnen a acompañar a Álik en los últimos días de su vida.

Sinceramente suyo, Shúrik (Anagrama, 2006)

Shúrik Korn es un mujeriego que se oculta bajo la apariencia de hombre de buena familia. Esta afición por las mujeres parece surgir de su madre y abuela, que le inculcan el sentido de abnegación y amor al prójimo; esto le produce una atracción hacia las mujeres desvalidas. A lo largo de esta novela vemos a todas las amantes que tiene Shúrik, y sobre ellas, su primer y único amor, Lilia.

Mentiras de mujeres (Anagrama, 2013)

La escritora propone en esta novela sutiles variaciones sobre la mentira femenina. Según ella, las mentiras de las mujeres se distinguen de aquellas de los hombres, y casi nunca tiene una finalidad concreta. El libro así se divide en forma de novela por entregas, donde aparecen diversas mujeres con sus respectivas mentiras e historias fantasiosas que se entrecruzan entre sí.

Daniel Stein, intérprete (Alba Editorial, 2013)

Inspirada en un personaje real, cuenta la historia de un judío polaco que sobrevive al Holocausto disfrazándose de alemán y haciendo de intérprete para la Gestapo, y así logra salvar a cientos de judíos. Después de la guerra, se convierte al catolicismo, entra a la orden de los Carmelitas Descalzos y emigra a Israel. De su perspectiva, vemos la vida después de la Segunda Guerra Mundial.

Finalmente, su obra más importante es La carpa verde (2011), que no ha sido traducida al español. Esta relata la vida de tres adolescentes rusos durante la década de 1950, un aspirante a poeta, un fotógrafo aficionado y un pianista. Con ellos, Ulítskaya explora una era soviética que ya no existe.

Alejandra Pizarnik: Dos obras poco conocidas

La poeta argentina produjo una obra prolífica en los 36 años que vivió. Además de los libros de poesía, tiene una novela y una obra teatral donde experimenta con el lenguaje y los límites con la realidad.

Alejandra Pizarnik nació un día como hoy en 1936. Es una de las poetas más emblemáticas de la poesía latinoamericana por su carácter existencial, su personalidad autodestructiva y su espíritu de rebeldía. Además de las exploraciones con el lenguaje, el surrealismo y la filosofía existencialista que caracterizan su obra, los problemas que tuvo con su salud mental y las relaciones complejas que cultivó a lo largo de su vida intervinieron directamente con su producción literaria, por lo que se podría decir que ella fue parte importante de su obra.

Aparte de la celebrada poesía en libros como Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches (1965) y Extracción de la piedra de la locura (1968), Pizarnik escribió una obra teatral y una novela. Revisaremos de qué tratan estas obras menos conocidas de la escritora argentina.

Los poseídos entre lilas (1969)

Los personajes se burlan de los códigos sociales y sexuales mientras transitan por la infancia, el amor, la soledad, el miedo, la vejez y la muerte en un ambiente que entrecruza la realidad y la fantasía. Pizarnik se aproxima al surrealismo en esta obra, donde la dicotomía entre el significado y el significante se combinan en una constante transgresión del lenguaje cotidiano.

Debido a su poca difusión editorial, esta obra de teatro se encuentra disponible en línea en portales como este.

Presentación de Los poseídos entre lilas en el Teatro Quintanilla de Mendoza, 2016.

La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa (1969)

La novela se encuentra incluida en esta edición de Lumen.

En esta obra hay un derroche de recursos poéticos y juegos verbales, además de referencias con la Grecia antigua, filósofos contemporáneos y novelistas clásicos contemporáneos con acento argentino. De forma similar a la anterior, está presente el humor a lo largo de todo el texto. Las dos ediciones son póstumas, Sudamericana (1982) y Lumen (2002).

La carrera de Mario

En un comunicado de Twitter, Álvaro y Morgana Vargas Llosa anunciaron que su padre fue hospitalizado por Covid-19. Esperando que se recupere favorablemente, recordamos la larga trayectoria literaria de Mario Vargas Llosa.

Nació en Arequipa el 28 de marzo de 1936. Durante unas vacaciones escolares, su padre lo llevó de asistente a su centro de labores, el diario La Crónica, y fue en este diario donde inició su carrera de escritor.

La ciudad y los perros (1963) marcó el inicio de su carrera como escritor reconocido. Esta obra tiene la particularidad de comenzar in media res, o a la mitad de una acción. Otras de sus novelas más veneradas son La casa verde (1966), Conversación en la Catedral (1969), La tía Julia y el escribidor (1977), La fiesta del Chivo (2000). Lituma en los Andes le valió el Premio Planeta de 1993. Además de la novela es prolífico en varios géneros literarios, como el ensayo, el artículo, la crónica periodística y el teatro. Muchas de sus obras han sido adaptadas al cine y a la televisión.

Vargas Llosa es un representante cabal del Boom latinoamericano, pues su carrera literaria comenzó con este y también ayudó a definirlo e identificarlo con una nueva generación de escritores. Su obra inicial se caracteriza por la experimentación técnica, y desde el punto de vista temático, busca explorar las contradicciones entre lo histórico y lo estructural, así como las estructuras de poder y la corrupción. Asimismo, varios de sus personajes se caracterizan por tener caídas trágicas.

Entre otros premios, ha ganado el Biblioteca Breve (1962), el Rómulo Gallegos (1967), el Príncipe de Asturias de las Letras (1986), el Premio Planeta (1993) y, por supuesto, el Premio Nobel de Literatura del 2010. De acuerdo a la Academia Sueca, el galardón se le entregaba «por su cartografía de las estructuras de poder y su mordaz retrato de la resistencia individual, la sublevación y la derrota».

En la actualidad, aparte de dedicarse a sus libros, es colaborador en los diarios El País de España, El Comercio de Perú, La Tercera de Chile, entre otros.

La Independiente: arranca la quinta edición

Doce regiones del Perú dan a conocer su labor editorial en «La Independiente. Feria de editoriales peruanas». Será del 20 al 24 de abril y tiene ingreso libre.

El 20 de abril retorna «La Independiente. Feria de editoriales peruanas», una iniciativa del Ministerio de Cultura para promover la producción editorial y literaria independiente en el Perú. Durante cinco días habrá más de 70 editoriales provenientes de doce regiones del país presentando lo mejor de su actividad editorial y sus escritores. Además de Lima, habrá representantes de Áncash, Arequipa, Cusco, Huánuco, Junín, La Libertad, Lambayeque, Loreto, Piura, Puno y San Martín. Hay que destacar que 24 de las editoriales que asistirán son dirigidas por mujeres.

También se habilitará la franja escolar, con lo que se permitirá la asistencia de distintos colegios que podrán visitar la feria para encontrarse con editores y autores y poder conversar con ellos. También estará a disposición un espacio de literatura infantil para recibir a las familias con un total de 50 actividades en horario completo, incluyendo lecturas en voz alta de cuentos y poemas, préstamos para sala y talleres de manualidades vinculados al libro y la lectura.

La feria estará en el edificio del Ministerio de Cultura en San Borja, y atenderá al público entre las 10:00 a. m. y las 8:00 p. m. Para conocer el programa completo de la feria y sus transmisiones virtuales, se puede acceder a las redes sociales de la organización.

Novedades lectoras de abril

En las librerías de este mes, se podrá encontrar desde la nueva novela del Premio Nobel de Literatura del 2006, pasando por el nuevo premio Alfaguara, un estudio del IEP sobre los privilegios socioeconómicos del Perú hasta una edición de Lumen de César Vallejo.

Las noches de la peste, de Orhan Pamuk (Literatura Random House)

En esta nueva publicación del Nobel turco, los protagonistas luchan con las prohibiciones de la cuarentena y la inestabilidad política por las riñas entre cristianos y musulmanes. Se divide en dos tiempos históricos: por un lado, un jefe de sanidad del Imperio otomano se dirige a una isla del Mediterráneo oriental a investigar una peste. Por otro lado, una historiadora de nuestros tiempos que investiga los días más complicados de la peste en este lugar.

El tercer paraíso, de Cristian Alarcón (Alfaguara)

Un escritor recuerda su infancia en un pueblo al sur de Chile mientras vive a las afueras de Buenos Aires. Ha llegado a ese lugar debido al exilio, y se da cuenta que en estos lugares son las mujeres quienes componen la colectividad. Es una novela con mezcla de géneros que se hizo ganadora del premio Alfaguara de Novela 2022.

Soy una tonta por quererte, de Camila Sosa Villada (Tusquets)

La autora de Las malas retorna con estos nueve cuentos protagonizados por personajes extravagantes. Entre otros, una mujer que se gana la vida como novia de alquiler de hombres gays, una travesti latina que conoce a Billie Holiday en Harlem, entre otros personajes con los que Sosa Villada bordea los límites entre la realidad y la magia.

La fuerte razón para estar juntos, de Peter Sloterdijk (Godot)

Entre 1998 y 2004, Peter Sloterdijk busca, en el proyecto Esferas, explicar la historia de la humanidad indagando en el motivo y el medio de conexión entre los seres humanos bajo la siguiente hipótesis: para estar en el mundo, estos no hacen más que crear y arreglar constantemente un espacio para vivir juntos.

Signos de civilización: cómo la puntuación cambió la historia de Bård Borch Michalsen (Godot)

El primer libro traducido al español del autor noruego analiza cómo los signos de puntuación se transformaron en una de las fuerzas impulsoras para el desarrollo de la civilización occidental, particularmente en el cambio de la oralidad a la escritura, y luego de la lectura en voz alta a la lectura privada.

¿De qué colegio eres? La reproducción de la clase alta en el Perú, de Álvaro Grompone Velásquez, Luciana Reátegui y Mauricio Rentería (Fondo Editorial IEP)

El presente libro aborda la interrogante de la meritocracia a partir de las trayectorias educativas y profesionales de la clase alta limeña, que casi siempre surgen desde la educación escolar. El estudio pone de relieve una serie de factores asociados al origen social, que contribuyen a preservar el privilegio y fomentar la desigualdad. 

César Vallejo. Poesía completa (Lumen)

Editorial Lumen ha elaborado esta edición por el 130° aniversario del autor peruano y los cien años de Trilce, su obra más celebrada. La poesía de Vallejo ha sido de gran influencia en la literatura peruana e internacional, y cambió la lírica occidental desde que se lee.

Cinco libros sobre descanso y vacaciones

El tiempo de ocio es uno de los más esperados de todo el año. En las historias presentadas, las vacaciones son el escenario central.

Cada vez se hace más difícil poder ocuparse de algo más que no sean las obligaciones diarias. El mundo de hoy exige no solo trabajar, sino capacitarse constantemente, hacer proyectos alternos, e incluso mantener más de un trabajo para sobrevivir. Con todo este tiempo ocupado, es muy difícil encontrar un tiempo para lo que nos gustaría hacer. Por eso, para muchos, las vacaciones son el momento perfecto para leer.

Las historias en esta lista se tratan precisamente de ese tiempo, días largos de descanso y ocio que transcurren de forma paralela a la cotidianidad. Los personajes descubren la naturaleza, se encierran del mundo o se enfrentan a enredos personales que en otro espacio-tiempo no habrían podido encontrar. En estas obras ―cuatro novelas y una obra de teatro―, los protagonistas se encuentran de vacaciones.

Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh (2019)

Alfaguara, 2019.

La narradora de esta novela decide encerrarse un año en su departamento, ubicado en una de las zonas más exclusivas de Manhattan. Gracias a una buena herencia, se permite pasar la mayor parte del tiempo con fármacos, durmiendo todo lo que puede y viendo películas de Whoopi Goldberg y Harrisson Ford. El tiempo de la historia se da entre el 2000 y 2001, por lo que, al tiempo que ella sale de su largo descanso, la ciudad que la rodea y el mundo despiertan de sus respectivas individualidades con la caída de las torres el 11 de septiembre.

El libro del verano, de Tove Jannson (1972)

Compañía Naviera Ilimitada (Argentina) publicó una traducción el 2018.

Sophia pasa largos veranos en una isla del archipiélago finlandés junto a su abuela y su padre. Los días se van en descubrimientos de la caprichosa naturaleza de la zona, discusiones entre la niña y la abuela, una persona solitaria, y excursiones con el padre hacia el mar Báltico.

Crónica de San Gabriel, de Julio Ramón Ribeyro (1962)

Pesopluma publicó una edición el 2014.

En la primera novela de la carrera del autor, un adolescente limeño es obligado a pasar sus vacaciones en San Gabriel, una hacienda en la sierra peruana. Pasado el aburrimiento que implica no estar rodeado de nada de lo que acostumbra y verse en un espacio solitario, rural y antiguo, Lucho descubre el racismo, el clasismo, las diferencias sociales, y comienza a descubrir el amor y la atracción.

La gaviota, de Anton Chéjov (1896)

Por su extensión, La gaviota suele publicarse junto a otras obras del autor.

El escenario de esta obra de teatro es una casa en el campo, adonde acuden varios personajes para pasar una temporada de verano. Entre estos se encuentran un escritor famoso que trabaja en su próxima gran obra, también amante de la hermana del dueño de la casa. Al transcurrir el tiempo vemos las complejas relaciones amorosas entre todos los personajes, y ninguno es totalmente correspondido.

La muerte en Venecia, de Thomas Mann (1912)

Debolsillo, 2020.

Gustav Aschenbach es un escritor reconocido y mayor que va de vacaciones a Venecia. Llega en busca de inspiración y para reflexionar en un entorno idílico. En el hotel conoce a Tadzio, un joven polaco que también está de vacaciones con su familia. Este chico se convierte en su objeto de deseo; desde que lo ve, Gustav se dedica a la contemplación estética del muchacho y a sufrir por el amor imposible.

Director de la RAE publica biografía sobre Cervantes

Ilustración: Ricardo Balaca (1844-1880). Grabados Cervantinos en la BNE

Con este libro, Santiago Muñoz Machado brinda luz hacia la forma de ser y las motivaciones del creador de Don Quijote.

Soldado, prisionero, evasor de impuestos, escritor y creador de la novela más leída y estudiada en el idioma español, el legado de Miguel de Cervantes Saavedra tiene más de cuatrocientos años de vida. Para incrementar su presencia en la literatura y ahondar en el estudio de su figura, Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia de la Lengua Española, publicó Cervantes (Crítica, 2022), una biografía y estudio del legado del creador de Don Quijote de la Mancha. La publicación salió el 6 de abril y será presentada el 19 del mismo mes en la Real Academia Española. También se transmitirá en vivo por el canal de YouTube de la institución.

Este libro parte de los fragmentos de autobiografía que el escritor dejó en sus obras, pero fue completada agregando investigaciones y hallazgos de todos los autores que pudieran haber estudiado su obra a lo largo del tiempo.

Más de la mitad del libro se dedica a indagar sobre las fuentes de creación del llamado Manco de Lepanto, partiendo por su amplia imaginación, sus abundantes lecturas y, por supuesto, la cultura popular que lo rodeaba: cuentos, consejos, refranes, la política y la sociedad de su tiempo. Este libro atraviesa la biografía, la crítica literaria, el contexto histórico y los diversos conjuntos temáticos por los que se leyó a Cervantes a lo largo de los cuatrocientos años en que se ha leído.

La RAE, junto a Alfaguara, también publicó una edición conmemorativa de Don Quijote de la Mancha por los cuatro siglos de su publicación.

Antonio Ortuño: «Yo creo que los narradores, antes que nada, vamos contra el tedio».

El autor tapatío comenta sus motivaciones para escribir, y recuerda las primeras ediciones de la FIL Guadalajara, evento al que es asiduo desde niño.

Nacido en Guadalajara en 1976, este autor ha dado mucho de qué hablar en los últimos años. Su estilo satírico, algo despiadado y con un manejo interesante del humor negro, muestra los lados más complejos de la sociedad mexicana y latinoamericana con extraña naturalidad. En esta entrevista habla sobre su obra literaria, el enorme cambio en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara a través de los años, y sobre las nuevas formas de crítica literaria que se ha dado a través de las redes sociales.

Antonio Ortuño ha escrito nueve novelas y tres libros de cuentos, además de varios libros infantiles y juveniles. Además, colabora con publicaciones en los diarios El País de España, Clarín de Argentina, y Proceso de México, entre otros.

Eres asiduo a la FIL Guadalajara desde muy niño. ¿Cómo te parece que ha cambiado este evento desde esa primera vez?

He asistido a todas las ediciones desde los diez años. La he visto crecer exponencialmente, comenzó siendo una pequeña muestra de libros con algunas actividades culturales añadidas, y a partir de allí se desarrolló hasta ser la feria mas importante del idioma español y una de las más grandes del mundo. Por fortuna me ha tocado ver, primero como asistente y después como invitado, toda esa transformación entre lo que va de ese pequeño primer encuentro del año 86 hasta estas ediciones gigantescas e incluso con actividades virtuales que llegan a cientos de miles de personas a través de Internet, además de una oferta, tanto de invitados y de eventos como de libros en físico en el área de exhibición de la feria, que es gigantesca y casi inabarcable. Entonces, imagínate, ha sido un desarrollo inmenso en estos 35 años.

Además, las últimas dos ediciones han sido totalmente distintas a lo que se acostumbraba.

La del 2020 fue bastante más diferente. Tuvo que desarrollarse totalmente en la virtualidad, y para mí fue bastante desazonador, uno prefiere estar allí y ver a la gente, tocar los libros y recorrer esos pasillos de la feria. Pero se hizo lo mejor que se pudo dadas las circunstancias de los cierres, y al menos fue una felicidad no tener que interrumpir la feria completamente y poder seguir adelante.

Hace poco publicaste una novela juvenil, Matarratas. A pesar de que va sobre temas bastante similares a tus otros libros, está dirigida a otro tipo de público. ¿Hubo alguna dificultad en cambiar de registro?

Matarratas (Océano, 2021) es mi cuarta novela para jóvenes, no estoy descubriendo el género ni mucho menos. También tengo dos libros infantiles. Al menos en mi caso, intento trabajar con el mismo rigor que con las novelas «de adultos» ―aunque cuando uno dice «de adultos» suena a que escribes porno, que no es el caso―, pero el hecho es que, en el ritmo de la narración y el lenguaje, el trabajo es un poco diferente. En mi experiencia personal, el público de las novelas juveniles es extremadamente riguroso con la trama, con los personajes, no le gusta que haya incongruencias, no lo puedes engañar. Y es un público al que no le importa la solapa del libro, no le importa si tienes premios, si tienes traducciones, si fulano o mengano crítico o tal periódico especializado te consideran un genio; si la novela les aburre, la botan. En ese sentido es bastante directo, y el reto en realidad es trabajar contra eso. Porque, como se sabe, la mayoría de los chicos no lee nada o prefieren otras formas de estar en el mundo que la lectura, pero los que sí leen son verdaderas bibliotecas, y detectan de inmediato cuándo es una imitación, o cuándo la historia es predecible. Entonces, yo intento entrar en tensión con eso.

Matarratas es una historia escrita en los códigos de la fantasía heroica, hasta cierto punto, porque yo fui un lector de ese tipo de novelas y porque siempre tuve ganas de escribir algo en esa tesitura, aunque la mayor parte de mi obra posterior ha ido en unos registros completamente diferentes a eso, pero sí quise volver a ese apetito de lector joven por las aventuras, por esas atmosferas fantásticas de mundos imaginarios. Pero desde luego, a partir de mi propia visión de mundo, por más que me gustara J. R. R. Tolkien o Ursula K. Le Guin, no creo que tuviera ningún sentido imitar a esos autores ni limitarme a las novelas que están de moda en el género, sino tratar de construir algo que sea una propuesta distinta. En el caso de Matarratas, es una novela de aventuras, de peripecias, de personajes que como muchos de este tipo de historias encierran ciertos misterios detrás de ellos, pero que también trata de cambiar muchos de los códigos de la fantasía heroica. No es una novela monárquica, porque los reyes y los nobles son unos desgraciados; no es una novela con un héroe predestinado o mucho menos, tampoco hay un príncipe heredero ni un mago sabio ni nada por el estilo, la protagonista es una chica desheredada que más bien es una matona a sueldo, y ni siquiera es que sea la mejor espadachina o que los dioses le hayan dado habilidades supremas, sino que es buena para sobrevivir, es rápida, es ágil, es muy astuta. Y no es particularmente comprometida con las buenas causas, su buena causa es sobrevivir. Me interesaba esa posibilidad, ese camino, y traté de explorarlo de la manera más divertida, porque, en primer lugar, uno escribe para el lector que es uno mismo, y Matarratas es un libro para el lector que era yo a los catorce, quince años. Por ello, espero que a los lectores que les interese este tipo de aventuras. Ya sean jóvenes o adultos, espero se puedan divertir como yo me divertí haciendo el libro.

Por lo visto, los jóvenes lectores ven al libro como otro tipo de contenido. No lo sacralizan; para ellos, una película y un libro son exactamente lo mismo porque ambos entretienen.

Es verdad que muchas veces al libro se le da una especie de culto supersticioso. Yo me crie en una casa llena de libros, y durante una época ni siquiera había televisor, no soy de cultura televisiva ni de videojuegos, soy muy aficionado al cine, pero tenía una cultura literaria grande cuando empecé a interesarme en la cinematografía. En cambio, muchos jóvenes tienen antecedentes de videojuegos, de redes, de cine, y de otras muchas fuentes que no son necesariamente la literatura, por lo que el libro es uno de los tantos vehículos de entretenimiento, y si no los entretiene, pues encuentran otra cosa que les parezca mejor. Y eso sencillamente sería una característica, no quiere decir que sean más listos o más tontos, tienen simplemente opciones distintas. Y me parece que uno tiene que medirse con eso, que tu libro se convierta en una fuente de gusto, de placer, de interés, y que no se vean de alguna forma obligados por un profesor o una calificación a leer, que debe ser una de las peores formas de crear lectores, a fuerzas. Entonces prefiero ponerlo en términos de que el lector, sea joven o adulto, se la pase bien.

Yo creo que los narradores, antes que nada, vamos contra el tedio. Todo lo demás puede ser importantísimo para uno como escritor: el lenguaje, el ritmo, la prosa, la estructura, las propias ideas que uno tenga sobre literatura. Pero el lector viene a la novela desde afuera, lo que percibe es la piel de la carne de esa novela, y lo que le interesa es romper el tedio. Este es la inercia en la que vivimos la vida, que, o es complicada y abrumadora, o es muy aburrida, porque no va al ritmo de la ficción, y me parece que la primera misión, por lo que la ficción le gusta a tanta gente, es porque rompe la inercia de la vida cotidiana. Entonces creo que la primera misión de alguien que escribe ficción es romper con el tedio.

Vinculado con el tema, hace varios años han salido muchos bookstagrammers, booktubers, booktokers, que comentan sobre literatura y libros, pero como si fuera un tipo de entretenimiento más. ¿Qué opinas de ellos?

Yo creo que a su modo son promotores y divulgadores, y en cierta medida, también críticos. No podría meter a todos en un solo sitio porque no soy un experto, pero he tenido la oportunidad de que algunos me entrevisten o que las editoriales me pasen clips de las reseñas que se hacen en estos medios. Y lo que más me llama la atención es el entusiasmo que se hace por la lectura. De qué modo se enfoca ese entusiasmo por la lectura ya es tema de cada quién, tienen un perfil mas industrial en algunos casos, es decir se empiezan a hacer más populares; también ocurre las editoriales también les mandan los libros, y se hacen casi avisos comerciales; pero en otros casos, es gente muy sincera que da la opinión de lo que lee con las herramientas que tiene en ese momento, un chico o una chica de quince o diecisiete años desde luego no conoce toda la tradición de la literatura y dan puntos de vista muy directos y sinceros dentro de lo que saben en ese momento. Y me parece que en eso estriba su importancia: aparte de su popularidad, pueden establecer contacto con otros chicos como ellos que les gustan esas recomendaciones y empiezan muchas veces a leer lo que les recomiendan por esas fuentes. A mí me parece muy bien que estén en el medio, y seguro algunos irán creciendo, se irán diversificando, seguro también algunos se quedarán leyendo las mismas novelas que leían a los quince o diecisiete años, pero lo que he visto es que no han empezado ayer, también se han ido desarrollando, han ido creciendo hasta otros intereses y también nutren de alguna manera ese mundo de la literatura, que es el de los lectores inteligentes, a veces profesionales, los lectores críticos, los profesores, los reseñistas, los divulgadores, los que entrevistan autores y demás; todo ese círculo es necesario para la literatura porque establece puentes entre los lectores y los libros. No todos los lectores son gente con cinco doctorados o una cultura literaria gigantesca que puedan ir sencillamente sin ninguna referencia a una librería y encontrar siempre joyas, a muchos les gusta que les hagan recomendaciones y que les den pequeñas probaditas, que les digan «este libro es de tal tema», o «evoca tales cosas», y a lo mejor no es lo que les gusta y dejan el libro, pero otros lo tomarán. Yo pienso que está bien, mientras lo circunscribamos a este fenómeno alrededor de la literatura, que es la divulgación, el comentario, el diálogo en torno a la literatura, que es muy interesante pero no es la literatura en sí misma, porque esta ocurre en otras partes, y no tienen que ver con la manera en que evoluciona en YouTube, Instagram, Twitter o ninguna red social. Así como ya sobrevivió al teléfono, al cine, al telégrafo, al vapor, a la imprenta, desde luego que la tecnología va a una velocidad gigantesca, desde que hay textos escritos ―y hace más de cinco mil años de eso, tenemos lenguaje escrito y un acervo enorme en un montón de culturas―, la literatura siempre va a tener un pie en eso que es mucho más intemporal.

Tus libros, en general, tocan temas relacionados con el favoritismo, las organizaciones clandestinas, la venganza, y tienen cierto aire de nihilismo y desesperanza. ¿Cómo se puede reflejar México o la sociedad en tus obras? ¿Por qué de ese modo?

Es cierto que en alguna medida existe ese nihilismo, no creo que desesperanza, pero sí un grado de escepticismo. Desde luego que tiene que ver, desde mi punto de vista, tanto en la sociedad mexicana como en las latinoamericanas, salvo excepciones, con la incertidumbre en la que vivimos; las nuestras son sociedades en las que cuesta muchísimo la supervivencia para la mayor parte de la gente. Sencillamente, sobrevivir todos los días es la actividad que se lleva la mayor parte de las energías, solo con sacar la nariz ligeramente fuera del agua pasa el día de la inmensa mayoría de los latinoamericanos. Pero a la vez somos sociedades muy complejas, porque del mismo modo tenemos pequeños grupos de multimillonarios y gente con muchísimo dinero, así como clases medias que en ocasiones son solo culturalmente medias porque los ingresos están muy por debajo de los conocimientos que poseen, y que en muchas ocasiones entran en fricción con el resto de la sociedad, tanto con las clases mas populares como con las élites. Eso siempre, de alguna forma, es el trasfondo de los libros que escribo, esa suerte de guerra sin fin entre las clases, pero trato de contarlo a través de los conflictos de los individuos. Y en general conviene que estos no sean solo rasgos sociológicos y de alguna manera como encarnaciones algo fatuas, como si fueran caricaturas de algún dibujante de periódico que representa la burguesía con su sombrero de copa, el campesino con una calaverita, creo que los escritores que proceden de esa manera empobrecen la literatura. Eso es para el nivel más básico de la comunicación que son los cartones de los periódicos ―aunque haya genios que han dibujado cartones―, pero el medio suele ser el más sencillo de comprender para la gente. La naturaleza humana de los individuos es mucho más compleja, entonces trato de explorar esas contradicciones humanas, esas pulsiones que en ocasiones son terriblemente ambiguas y dolorosas, y además, expresar de muchas maneras distintas el enorme clima de violencia en el que vivimos. La polarización económica significa violencia, el clasismo y racismo que son innegables en nuestra sociedad también significan eso, y desde luego el sexismo, todos los diferentes grados de discriminación, de recelos mutuos, de inercias heredadas. Todo eso les da combustible a mis personajes, pero trato de que sean individuos y que tengan motivaciones propias, que también los haga entrar en conflicto con lo demás.

Finalmente, en la sociología y en la teoría política, los que provienen de una misma capa, por decirlo de algún modo, obedecen a los mismos paradigmas y persiguen los mismos fines. Pero sabemos que entre los individuos eso es totalmente distinto: puede haber una persona viviendo al lado de otra que tengan la misma procedencia y para la sociología o la ciencia política sean la misma persona, pero en la vida real se detestan y son espíritus completamente contradictorios y no tienen nada que ver. Desde luego, trato que haya señales y un cierto estudio de esa complejidad política y social de lo que significa América Latina. Insisto, dar cuenta de esas violencias, a la vez que exploro esas individualidades, y esos conflictos aterrizados a la escala personal. Y eso mediante el lenguaje que también es una materia en sí misma terriblemente densa. Yo comencé a escribir de una manera muy libresca, con un lenguaje bastante artificioso y me he ido decantando por explorar el lenguaje cada vez más coloquial, el lenguaje de todos los días. Desde luego, intento trabajarlo con el mismo rigor de antes cuando elegía las palabras más librescas, más artificiales, ahora trato de buscar y acomodar en un discurso eficaz las palabras cotidianas y el lenguaje que sea un poco vivo. Del mismo modo, mis primeras historias estaban desubicadas, no exploraba exclusivamente la realidad mexicana o la realidad de Guadalajara que es mi ciudad, y en las novelas recientes sí hablo un poco de mi ciudad. De alguna manera, sentía que como autor tenía que ganarme un poco el derecho y el conocimiento para hablar de mi país, de mi ciudad, de las comunidades que tenía a mi alrededor, y es algo que de alguna manera he ido tratando de conquistar. Y ahora me parece mucho más apasionante escribir de Guadalajara, cuando a los veinte años era lo último que quería, ni siquiera quería que saliera el nombre. En mi tercera novela, que se llama Ánima (Seix Barral, 2011), donde debe venir el nombre de la ciudad sale una línea punteada, para que cada quien le ponga el nombre que le pegue la gana. Siempre he hablado de Guadalajara, pero de alguna manera sentí que me lo tenía que ganar.

Finalmente, ¿puedes recomendar 5 libros?

Esa lista se va reformulando conforme pasa el tiempo, pero hay libros que se quedan siempre con uno mismo. El primero es una de mis novelas favoritas, El maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov (1967). Tengo, creo, todas las traducciones que se han hecho al español, y es una novela que me gusta particularmente porque es satírica, pero también es muy emotiva y ambiciosa, ocurre en diferentes tiempos, hay fantasía, pero también es realista en muchos pasajes, es una novela muy compleja pero muy hospitalaria, y con unos alcances estéticos que me parecen deslumbrantes. Además, Bulgakov es un personaje literario muy querido para mí. Y de cierto modo tiene que ver con la actualidad, porque es de origen ucraniano y sufrió como pocos artistas el aplastamiento del régimen estalinista.

Desde luego, toda la obra de Borges se puede cifrar en Ficciones (1944), me parece que es una de las obras más perfectas de nuestro idioma, siempre he dicho que fue mi gran salón de clases para aprender las posibilidades del español, el gran idioma literario.

También quisiera mencionar a una autora argentina, que trabajaba literatura fantástica y que me gusta cada vez más con los años: Kalpa imperial de Angélica Gorodisher (1983). La autora falleció hace poco tiempo, es una autora argentina espléndida y la novela es uno de los libros de imaginación fundamentales en el idioma español. Además, a mí me causó una enorme impresión desde chamaco, cuando lo leí por primera vez alrededor de los trece años, y de alguna manera Matarratas es una especie de pequeño intento de honrar esa impresión que me hizo la autora cuando la leí por primera vez. Es una escritora a la que he vuelto varias veces, y me ha deslumbrado incluso cuando he ido creciendo, no es uno de esos libros que se le quedan a uno pequeño como lector, sino al contrario, uno siente que crece con uno.

Yo como escritor mexicano tengo una deuda inmensa con Jorge Ibargüengoitia que es, seguramente, el autor que más he leído y releído en la vida. No es exactamente conocido en el exterior, pero es el que mejor escribe el lenguaje mexicano que yo conozca, lo que yo leo en él es el lenguaje que reconozco en la calle y a lo largo de mi vida como lenguaje mexicano. De todas sus novelas, Esas ruinas que ves (1975) me parece una especie de sátira de la literatura en provincia, creo que sigue siendo para mí la más entrañable. Tiene otros libros quizá más ambiciosos, como Las muertas, pero Esas ruinas que ves lo tengo como uno de mis libros de cabecera.

La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson (1883), casi que lo condenamos como libro infantil, pero es un libro perfecto. Stevenson es uno de los grandes narradores de toda la vida, y uno de los mejores narradores de la acción y la emoción humana. No es un autor denso como Conrad, o Dostoievski, de las profundidades psicológicas, aunque explora las pasiones humanas de una buena manera. Pero escénicamente es perfecto, es un gran coreógrafo, maneja maravillosamente el tiempo, claro que sin entrar a la profundidad que llegó Proust o los grandes manejadores del tiempo, pero yo creo que, desde una dimensión quizá más modesta, no es menos magistral que los maestros del modernismo como el ya citado Proust, o Faulkner, y sencillamente con esa asociación con la literatura juvenil de repente se nos olvida que es un gran narrador. Además, quizá tiene aquellas cosas que a muchos narradores contemporáneos se les olvida, y es que la narrativa también es escénica, visual, también habla de movimiento, también implica el paso del tiempo y la emoción y todo eso a veces se neglige y se olvida y se da por superado cuando son cosas que muchos autores contemporáneos ni siquiera preguntarían cómo hacer. Creo que les vendría muy bien a muchos un par de cucharadas de Stevenson en lugar de seguir leyendo esa autoficción aburrida que escriben.

El bicentenario de Fiódor Dostoievski

En su aniversario número doscientos, se revisan algunos de los autores influenciados por la obra del autor ruso. 

Fiódor Dostoievski nació un día como hoy en Moscú, hace doscientos años. Gracias a obras como Memorias del subsuelo (1864), Crimen y castigo (1866), El idiota (1869) y Los hermanos Karamazov (1880), la humanidad pudo reflexionar acerca de la psicología humana, las motivaciones de los hombres y los límites entre el bien y el mal.

A lo largo de ese tiempo, Dostoievski ha logrado influenciar a una interminable cantidad de escritores a lo largo del mundo y en todo tipo de culturas. A continuación, cinco escritores cuyas obras se influenciaron enormemente por el escritor.  

William Faulkner

El novelista estadounidense menciona al autor ruso como una de sus principales fuentes de inspiración e influencia, junto con la Biblia y la obra de Shakespeare. Se dice que releía frecuentemente Los hermanos Karamazov, y adoptó su interés por estudiar la crisis de personalidad.

Jean Paul Sartre

Antes del existencialismo, la literatura rusa buscaba entender a la humanidad. A lo largo de su obra, Dostoievski puso en el centro la búsqueda por el sentido de la vida y trató de resolver el misterio de la responsabilidad, el yo y Dios en Crimen y castigo, Los hermanos Karamazov y Los demonios. La extensa obre de Sartre revela que leyó al autor ruso y lo examinó como una de las inspiraciones para esta corriente de pensamiento.

Ernest Hemingway

Por su novela de memorias París era una fiesta (1964), se sabe que Hemingway leyó al autor ruso, y afirma que en su obra «había cosas creíbles y otras que no lo eran, pero algunas son tan ciertas que te cambiaban al leerlas: la fragilidad y la locura, la perversidad y la santidad».

Orhan Pamuk

Aunque consideraba que Tolstoi era mejor novelista ruso, Pamuk afirma que la influencia de Dostoievski sobre su obra fue mayor. En una conferencia que dio en San Petersburgo admitió que la lectura de Los hermanos Karamazov hizo que su vida cambiara completamente; sentía que Dostoievski le revelaba algo sobre la gente y la vida que nadie más sabía.

J. M. Coetzee

Dostoievski aparece como protagonista en su novela El maestro de Petersburgo (1994). En ella, el autor recrea la figura de Dostoievski como un novelista que regresa a la ciudad de San Petersburgo para conocer las razones detrás de la muerte de su hijastro Pavel.

«Soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno»: El gaucho en la cultura argentina

El Día de la Tradición conmemora el nacimiento del poeta José Hernández y la argentinidad representada por la vida del gaucho.

Hoy, miércoles 10 de noviembre, se celebra en Argentina el Día de la Tradición, donde se rinde un gran homenaje a la vida nacional que representó el gaucho en los siglos pasados. La promulgación de esta fecha como fiesta nacional se remonta a 1929, cuando un grupo de intelectuales, llamado Agrupación Bases, se propuso la tarea de revalorar la cultura argentina. En una reunión de aquel año, el periodista Pancho Timpone propuso celebrar esta fiesta el mismo día que nació el poeta, político y periodista José Hernández.

Para celebrarlo, te presentamos algunas obras, entre el libro y la pantalla grande, donde se aprecia la vida del gaucho, «emblema de la argentinidad», como lo señaló Leopoldo Lugones.

Martín Fierro (1872-1879), de José Hernández

Según la crítica, es la obra máxima de la literatura gauchesca. Se trata de un poema narrativo escrito en dos partes; la primera, mejor conocido como «La ida», se empezó a publicar en un periódico local entre setiembre y octubre de 1872. Para diciembre de ese año, el poema completo fue recopilado gracias a la gran acogida que tuvo en Buenos Aires. Trata sobre la separación forzosa entre Martín Fierro y su familia para servir en un fortín. Luego de tres años de penurias junto a constantes torturas, escapa del lugar con dirección a su pueblo. Al llegar, descubre que su esposa se ha ido con otro hombre y sus hijos han sido separados. Deprimido por esto, cae en la bebida y asesina a otro gaucho; durante su escape, se enfrenta a la policía, a quienes también mata, por lo que uno de ellos, admirado por la hazaña, se asocia con él y escapan a la tierra de indios, hartos de una civilización que los rechaza. En «La vuelta de Martín de Fierro», el gaucho decide regresar al pueblo, luego de la muerte de su compañero, donde se encuentra con sus hijos para darles lecciones de cómo deben de vivir de ahí en adelante.

Entre las enseñanzas que Hernández intenta propagar sobre el gaucho resalta el hecho de mostrar mayor bravura afuera del ámbito conocido, para así poder defenderse de las dificultades de la llanura. También remarca que la música va de la mano con su estilo de vida, y ser bueno en ella equivale a valentía e inspirar respeto. De esta analogía surgen los famosos versos de este libro: «Yo soy toro en mi rodeo/ y torazo en rodeo ajeno. / Siempre me tuve por güeno / Y si me quieren probar /Salgan otros a cantar / Y veremos quién es menos».

Segundo Ramírez

El hombre de esta fotografía es quien inspiró a Ricardo Güiraldes para describir al protagonista de la novela que cierra la literatura gauchesca, Don Segundo Sombra (1926). En ella, se lo describe de esta forma: «El pecho era vasto, las coyunturas huesudas como las de un potro, los pies cortos con un empeine a lo galleta, las manos gruesas y cuerudas como cascarón de peludo.  Su tez era aindiada, sus ojos ligeramente levantados hacia las sienes y pequeños.  Para conversar mejor habíase echado atrás el chambergo de ala escasa, descubriendo un flequillo cortado como crin a la altura de las cejas».

«El sur», en Ficciones (1944), de Jorge Luis Borges

Juan Dahlmann es un trabajador de biblioteca que decide hacer un viaje hacia el sur de Buenos Aires luego de estar hospitalizado, a una estancia que sus antepasados tenían en la llanura. A medida que se va alejando de lo que conoce, el paisaje y sus alrededores se van tornando más como aquello que se considera parte del imaginario gauchesco, hasta que termina enfrentándose con dos hombres en una clásica pelea a cuchillo digna de cualquier verso de Martín Fierro. Fiel a su estilo, Borges se encarga de transportarnos, sin que nos demos cuenta, al tiempo de los gauchos que el personaje decidió sería su destino, de manera que el pasado forma parte también del futuro.

«Nunca es igual»(1997), de Andrés Calamaro

En esta canción, de uno de los músicos más importantes del rock argentino actual cuenta cómo el ambiente que antes conocía ahora resulta una incógnita. «El gaucho se despierta a la mañana … / algo está cambiando / siempre era el que apagaba la luz». Esto indica que, en la actualidad, la figura del gaucho parece ser anacrónica, y ha pasado a formar parte del acervo popular argentino.

Nobleza Gaucha (1915), de Humberto Cairo, Eduardo Martínez de la Pera y Ernesto Gunche

Publicidad para la película Nobleza Gaucha, a 14 años de su estreno.

Obra del cine mudo argentino que relata la historia de un gaucho que va al rescate de su china, raptada por un estanciero en un palacete de Buenos Aires. Solo que, ni lento ni perezoso, el poderoso raptor se vale de un comisario corrupto para acusar al paisano de cuatrero, o ladrón de ganado. Aunque en su primera aparición fue un rotundo fracaso, logró una segunda oportunidad de la mano de José González Castillo, quien sustituyó la mayor parte de las leyendas del filme por fragmentos de los poemas de Martín Fierro y Santos Vega. Con este cambio, logró mantenerse en taquilla por dos años consecutivos e incluso logró el estreno internacional con salas en España y Brasil. La película tuvo una tercera oportunidad en 1937, año en que se realizó una versión sonora de este peliculón.