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Este 30 de noviembre empieza el Curso Integral de Escritura Eficaz

En un mundo competitivo y dinámico en el que la necesidad de comunicarse resulta de vital importancia, es necesario manejarse en los distintos niveles comunicativos. Uno de estos es el nivel escrito, por lo que requerimos de herramientas que nos permitan construir mensajes eficientes y coherentes.

Escribir es necesario, pues la mayor parte de la comunicación que tenemos en el mundo profesional se da de forma escrita, a través de mensajes de texto, correos electrónicos, entre otros.  Por ello, resulta necesario adquirir destrezas y métodos que nos permitan redactar nuestros mensajes de manera precisa y eficaz.

Por ello, la Escuela de Edición de Lima presenta el Curso Integral de Escritura Eficaz, para todos aquellos profesionales que buscan hacer de la redacción su mejor carta de presentación.

El curso cuenta con un total de 160 horas lectivas y 10 materias repartidas en 5 módulos bimestrales. Las clases serán en línea y en directo, a través de la plataforma de transmisiones de la EEL, en la que estudiante y docente entablarán un vínculo dinámico que trascenderá el aula de clases. En dicho sistema, los alumnos recibirán material didáctico y podrán revisar las sesiones en cualquier momento, pues serán grabadas.

Las clases empiezan este sábado 30 de noviembre. Para más información sobre matrículas y todos los detalles acerca de nuestro curso, comunícate con nuestra asesora al 968788289 y al correo [email protected].

Comunicación escrita eficiente y versátil

En un mundo competitivo y dinámico en el que la necesidad de comunicarse resulta de vital importancia, es necesario manejarse en los distintos niveles comunicativos. Uno de estos es el nivel escrito, por lo que requerimos de herramientas que nos permitan construir mensajes eficientes y coherentes

Escribir es necesario, más en la actualidad ya que la mayor parte de la comunicación que tenemos se da de forma escrita, como mensaje de texto, correo electrónico, entre otros. Y es que, no solo se trata de escribir y presionar el botón de «enviado». Es necesario mantener una buena dosis de coherencia y eficacia en cada mensaje emitido.

¿Cómo lo logramos? Resulta necesario adquirir destrezas, habilidades y herramientas que nos permitan estructurar mensajes escritos que garanticen la eficacia de nuestro proceso comunicativo. Por ello, la Escuela de Edición de Lima abre su ciclo de inscripciones para el Curso Integral de Expresión Escrita, para todos aquellos profesionales que buscan hacer de la redacción su mejor carta de presentación.

El curso cuenta con un total de 160 horas lectivas y 10 materias repartidas en 5 módulos bimestrales. Las clases serán en línea y en directa, en una plataforma interactiva en la que estudiante y docente entablarán un vínculo dinámico que trascenderá el aula de clases. En dicho sistema, los alumnos recibirán material didáctico y podrán revisar las sesiones, pues serán grabadas.

Las clases empiezan este lunes 18 de septiembre de 7:00 a 9:00 p.m. Para más información sobre matrículas y todos los detalles acerca de nuestro curso, comunícate con nuestra asesora a través de este link: wa.link/gb8ory. También puedes comunicarte al teléfono 968788289 y al correo [email protected].

Curso Integral de Expresión Escrita. Comenzamos el 18 de septiembre

En un mundo donde la comunicación escrita es un requerimiento del día a día, es importante saber construir mensajes coherentes, eficaces y en el menor tiempo posible.

Desde que despertamos, recurrimos a la escritura para comunicarnos con nuestro entorno cercano. Un mensaje en WhatsApp, un post en Facebook, un tweet para comentar algún suceso importante. Es decir, la redacción está presente en todo momento y lugar. El asunto es cómo abordamos esta actividad de la mejor manera posible.

Por ello, la Escuela de Edición de Lima abre su ciclo de inscripciones para el Curso Integral de Expresión Escrita, para todos aquellos profesionales de todas las carreras que buscan hacer de la palabra escrita su mejor carta de presentación.

Solicita más información aquí: wa.link/gb8ory

El curso cuenta con un total de 160 horas lectivas y 10 materias repartidas en 5 módulos bimestrales. Las clases serán en línea y en directa, en una plataforma interactiva en la que estudiante y docente entablarán un vínculo dinámico que trascenderá el aula de clases. En dicho sistema, los alumnos recibirán material didáctico y podrán revisar las sesiones, pues serán grabadas.

Las clases empiezan este lunes 18 de septiembre de 7:00 a 9:00 p.m. Para más información sobre matrículas y todos los detalles acerca de nuestro curso, comunícate con nuestra asesora a través de este link: wa.link/gb8ory. También puedes comunicarte al teléfono 968788289 y al correo [email protected].

Inteligencia Artificial: ¿y el derecho de autor?

Durante los últimos años hemos sido testigos de los avances tecnológicos en diversos campos. Por ejemplo, las herramientas de la Inteligencia Artificial (IA) se han ido «haciendo cargo» de muchas funciones o actividades que eran propias o exclusivas de las personas, como la organización de la lista de compras, rutinas de ejercicios, preferencias musicales, dietas balanceadas, rutas de manejo.

Por Dante Antonioli Delucchi

El asistente virtual ha sido el ejemplo más cercano de cómo la IA se ha convertido en una herramienta invaluable en nuestro quehacer diario. De hecho, es el propio avance en el desarrollo y complejidad de la IA lo que ha permitido su ingreso a un terreno exclusivamente humano: la creación.

Esta tecnología ha revolucionado la forma en que se crean y utilizan las obras protegidas por derechos de autor; por ejemplo, la IA puede emplearse para generar textos, traducir idiomas, escribir música o guiones de cine, crear imágenes y diseñar productos.

En términos sencillos, esto es posible a partir de algo denominado Inteligencia Artificial Generativa (IAG), que se enfoca en generar contenido nuevo y único a partir de datos preexistentes. Este tipo de tecnología aprende e imita el proceso creativo humano, utilizando la información que recibe.

Todas las creaciones de la mente humana

Según la legislación internacional, la propiedad intelectual se define como: «el conjunto de derechos que se generan a partir de creaciones de la mente humana y se dividen en derechos de autor y derechos de propiedad industrial». De manera rígida, los tratados suscritos por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) no han considerado la posibilidad de que un computador sea considerado como un ente creativo.

La IA como creadora

De esta manera, cuando la IA genera contenidos de manera autónoma, a partir de una instrucción o conjunto de instrucciones, se plantean una serie de preguntas y desafíos. ¿De quién son los derechos de autor? ¿Qué mecanismos de protección se aplican a estos contenidos? Si la obra no ha sido creada por la mente humana, ¿carece de derechos de autor? O, dado que la obra fue creada a partir de millones de datos preexistentes, ¿son copias de otras obras protegidas? No hay respuesta simple ni única a estas primeras preguntas.

IA y uso indebido de contenidos

Otros retos giran en torno a cómo se analiza la utilización de contenidos al procesar y analizar grandes volúmenes de datos. El proceso podría involucrar un uso no autorizado de obras protegidas. Cuando un modelo de IA se entrena para reconocer letras o acordes musicales, por ejemplo, es posible que se utilicen miles de canciones sin el permiso expreso de sus autores.

La cuestión aquí es si se está cometiendo una infracción de derechos. Como siempre, hay opiniones divididas. Algunos consideran que el consumo de estas obras es distinto al que realiza un ser humano, por lo que debería permitirse su uso o plantear condiciones distintas; otros, más principistas, señalan que, sin importar quien use el contenido, se debe cumplir con aquello que establece el derecho de autor.

Entonces, ¿quién es el autor?

Dado que la discusión está abierta y que el acuerdo parece estar aún muy lejos, por el momento la IA es considerada solo como una herramienta; por tanto, quien la instruye para obtener un nuevo contenido será el autor.

Lo anterior se sustenta en estas precisiones: la primera es porque, reiteramos, el derecho de propiedad intelectual se refiere a las creaciones de la mente humana; la segunda es que los titulares de los derechos de autor son personas naturales o personas jurídicas, y ninguna legislación le ha otorgado ese estatus a la IA. Finalmente, si quisiéramos otorgarle la autoría a la empresa que creó la herramienta, esto sería muy similar a pretender que los diseños creados en Illustrator o las imágenes trabajadas en Photoshop son propiedad de Adobe Inc., al ser el fabricante de esos programas, con las diferencias de cada caso, obviamente.

Adaptando la legislación

Gobiernos y organizaciones internacionales intentan alcanzarle el ritmo al desarrollo tecnológico. Aunque la OMPI ha elaborado una serie de directrices sobre el uso de la IA en relación con los derechos de autor; sin embargo, aún no existe una normativa clara que los regule, respecto a las obras generadas por IA.

En algunos países ya están implementando medidas. En Reino Unido, por ejemplo, se estipula que, para las obras generadas por computadora, «el autor es quien hizo los arreglos necesarios para la creación de la obra» (lo que sustenta nuestro punto anterior). De otro lado, el Parlamento Europeo publicó una propuesta que recomienda evaluar la posibilidad de conceder derechos a ciertas obras generadas por IA. En Estados Unidos se han publicado directrices sobre el contenido producido por tecnología, con el objetivo de ser protegidos por los derechos de autor.

Conclusión

La legislación debe reconocer que la velocidad de adecuación de las leyes ha sido lenta y eso se traduce en que las medidas implementadas han sido solo de utilidad temporal.

El uso de herramientas de inteligencia artificial está cambiando por completo el escenario del derecho de autor. En la medida en que estas herramientas se tornen mas complejas, será necesario desarrollar nuevas leyes y políticas para abordar los desafíos que plantean.

Referencias

Granieri M. (2023). ¿Qué es la Inteligencia Artificial Generativa? En: https://www.obsbusiness.school/blog/que-es-la-inteligencia-artificial-generativa

IBM (2020). ¿Qué es la IA fuerte? En: https://www.ibm.com/es-es/topics/strong-ai

Lin D. (2023). Derechos de autor e inteligencia artificial: un dilema que necesita respuesta. En: https://www.hyaip.com/es/espacio/derechos-de-autor-e-inteligencia-artificial-un-dilema-que-necesita-respuesta/

Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). (2017). La inteligencia artificial y el derecho de autor https://www.wipo.int/wipo_magazine/es/2017/05/article_0003.html

Parlamento Europeo. (2020). Informe sobre los derechos de propiedad intelectual para el desarrollo de las tecnologías relativas a la inteligencia artificial. En: https://www.europarl.europa.eu/doceo/document/A-9-2020-0176_ES.html

Ruiz Valle I. (2023). ¿Dalí o DALL-E? – ¿Quién es el autor de una obra hecha por una Inteligencia Artificial? En: https://www.enfoquederecho.com/2023/03/17/dali-o-dall-e-quien-es-el-autor-de-una-obra-hecha-por-una-inteligencia-artificial/

Consejos básicos para una buena cita

Durante el proceso de elaboración de una investigación, utilizaremos distintas fuentes de información para enriquecer nuestro trabajo. Por ello, estos aportes deberán ser reconocidos. Alexander Mendoza Francia, docente de la Escuela de Edición de Lima, nos ofrece algunos consejos para conseguir la cita perfecta.

El fundamento de la cita es dar el crédito correspondiente al autor de una idea. De esta manera, respetamos su derecho de autoría y evitamos cometer plagio —entendido como el acto de presentar palabras, ideas o imágenes de otros autores como propias—.

Ya sea una acción deliberada o involuntaria, el plago violenta las normas éticas de la ciencia. Los autores que intentan publicar trabajos plagiados se enfrentan al rechazo de la publicación, así como a posibles sanciones por parte de organismos profesionales, censura en sus centros de empleo y exclusión en la solicitud de fondos. Por otro lado, los estudiantes que incurren en esta falta enfrentan una posible sanción que puede terminar en suspensión o en expulsión.

Por regla general, se debe citar todo información que no sea de dominio público. Por ejemplo, datos tales como «Perú está situado en Sudamérica» o «Lima es la capital del Perú» son afirmaciones que no requieren citación, debido a que se podría considerar como data libre. Sin embargo, si afirmara que el 70% de peruanos no leyó un libro en el año 2022, esto requeriría la citación de una fuente autorizada y confiable que respalde tal afirmación, como las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) o del Ministerio de Educación.

Algunos conceptos básicos sobre las citas

Las citas pueden ser directas cuando reproducimos literalmente lo que hemos leído, o indirectas cuando explicamos una definición con nuestras propias palabras.

La cita directa reproduce literalmente palabras de otra obra o de un trabajo propio publicado anteriormente. Lo más recomendable es parafrasear en lugar de hacer citas directas, ya que la paráfrasis permite adaptar el texto original al contexto de nuestro trabajo y a nuestro estilo de redacción. El manual del estilo APA indica utilizar citas directas en lugar de paráfrasis en los siguientes casos:

  • Cuando reproducimos una definición exacta.
  • Cuando un autor haya escrito algo de forma memorable o sucinta.
  • Cuando queremos responder a una redacción exacta.

La pesadilla de muchos: las normas APA

Las normas APA son un conjunto de directrices, propuestas por la American Psychological Association (APA) para una comunicación académica clara y precisa.  Es un estilo de citación ampliamente utilizado a nivel mundial en psicología y en otras áreas del conocimiento como enfermería, comunicación, educación, administración, ingeniería y otras disciplinas.

Se aplican para la preparación de manuscritos próximos a publicarse, así como para la redacción por parte de estudiantes, tesistas e investigadores. La séptima edición, del año 2020, es la más reciente.

Otros aspectos importantes

La cita

La cita es el texto que utilizamos de un documento en forma literal o parafraseada, y cuyos datos de origen (autor y año) son una referencia corta. Las citas en el texto deberán remitir a la lista de referencias que se ubica al final del trabajo de investigación. El fundamento de la cita, es decir su razón de ser, es dar el crédito que corresponde al autor de una idea.

La referencia

Las referencias, ubicadas al final del trabajo de investigación, proporcionan la información necesaria para identificar y recuperar cada documento citado en el texto.
Las referencias orientan al lector de nuestro trabajo de investigación hacia las fuentes citadas en nuestro texto, esto le permitirá verificar la información citada y ampliar su conocimiento sobre el tema a través del acceso a la fuente misma, lo cual contribuye a la difusión de esa publicación y a la visibilidad del autor.

De esta manera, contribuimos al avance del conocimiento sobre nuestro tema. Su principal objetivo es orientar al lector de nuestro trabajo de investigación hacia las fuentes citadas de manera precisa y sin errores.

En nuestros trabajos de investigación es necesario citar las fuentes de las que hemos tomado información textual o parafraseada para evitar incurrir en el plagio. Es recomendable, como una buena práctica de investigación, llevar un registro de las fuentes consultadas y verificar los datos bibliográficos de los documentos de los cuales estamos transcribiendo, parafraseando o resumiendo textos.

Luis Miguel Espejo: «La página nunca está en blanco. En realidad, ya está escrita y terminada»

El temor de muchos redactores es la página en blanco, esa que parece mirar desde el abismo hacia los ojos del escritor. Luis Miguel Espejo, redactor, corrector y docente de la Escuela de Edición de Lima y del Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos, en esta entrevista, nos comenta acera de cómo darle la vuelta a este problema, empezar desde cero y evitar los bloqueos.

¿Existe el bloqueo de los escritores o es a veces solo una excusa para procastinar?

Te voy a hablar desde mi propia experiencia como redactor y también como profesor atento a los comentarios de mis estudiantes. Es decir, no quisiera generalizar los casos. El bloqueo en la redacción es real y, en cierto sentido, hasta normal, porque es un ejercicio que depende de la mente, y por experiencia sabemos que nuestra mente puede distraerse, ensimismarse e incluso saturarse. Pero claro, si el oficio es escribir y uno tiene un bloqueo, los problemas surgen como mala hierba… Sentimos que no avanzamos y nos dejamos ahogar por la urgencia, cuando lo que necesitamos es tranquilidad mental. Los bloqueos no son eternos; y si somos personas propensas a ello, debemos recordar que los bloqueos son siempre temporales. No se van a quedar.

También existe la procrastinación, incluso desde antes de los distractores electrónicos modernos, como las redes sociales, la tele o los videojuegos. A su modo, la procrastinación es una negación, una postergación de un destino ineludible; es casi como intentar sacarle la vuelta a los designios de los dioses: tenemos que trabajar y nadie nos va a eximir de esta responsabilidad. Tampoco deberíamos recurrir a los duendes, porque si les pedimos favores, estaremos en problemas aún más graves. En serio. Las famosas musas de la inspiración también son cosa de cuidado. No vale la pena esperar (de ‘esperanza’) a que lleguen, porque hay musas a las que simplemente no les da la gana de llegar. Y nunca llegan.

¿Por qué le tememos a la página en blanco?

Debe haber varias explicaciones para esto, ¿no? Fechas límite, contratos, entregas, la palabra ‘urgente’, que nos ha malacostumbrado a tener todo «para ayer». Ver una página en blanco suele dejar una sensación de fracaso adelantado, como si esa página en blanco fuese ya el resultado de un trabajo serio. Pero eso es un disparate. Todavía no hemos empezado a trabajar, ¿y ya estamos sentenciándonos al fracaso? ¿De dónde hemos sacado permiso para sentirnos mal si aún no hemos terminado de darle forma a esa página? ¡No nos adelantemos! Este ritmo de lo urgente, para ayer, es muy dañino y lo estamos normalizando. Un bloqueo se puede explicar por motivos muy diversos, desde los personales hasta los ambientales, económicos, sociales y políticos. Nuestra mente es vulnerable a las sobrecargas, y la tranquilidad necesaria para organizar ideas entra en conflicto con estos embates de la coyuntura. Pero debemos recordar que todo bloqueo es temporal, va a pasar y nos sentiremos mejor cuando sea parte de nuestro pasado.

Sabemos que hay muchas maneras de ejercitar la redacción. En tu opinión, ¿cuál sería una de las formas más eficientes para afrontar el síndrome de la hoja en blanco?

Yo aplico un truco personal que funciona conmigo, y no necesariamente es útil para todos los que alguna vez sufrimos de bloqueos o procrastinaciones. Yo he dicho esto algunas veces en clase: la página nunca está en blanco. En realidad, ya está escrita y terminada; solo falta aplicarle el trabajo necesario para ver esas palabras. Es como retroceder en el tiempo y ver un campo de cultivo, que 200 años después va a albergar a millones de personas en una ciudad. Solo había que dejar pasar el tiempo. Así pues, esta consciencia del “viaje” al futuro me tranquiliza para superar la crisis; pero igualmente debo organizar mis ideas, hacer un esquema y darles forma a los párrafos uno por uno hasta que tenga suficiente material escrito para editar. Así es como yo puedo superar los bloqueos temporales.

¿Podríamos asegurar entonces que ser conscientes de nuestras limitaciones evitaría este temor hacia la página en blanco?

Sí, claro. Esto sí suena muy razonable. Tiene mucho sentido y no solo para la redacción. Sirve como primer paso para la superación de todo obstáculo: ser conscientes de que estamos experimentando un bloqueo temporal, que va a pasar, y que luego de superarlo ya podremos descubrir lo que esa página en blanco estaba ocultando. Mientras más y mejor me conozca a mí mismo, mejor podré definir mis límites y esfuerzos. Es importantísimo el autoconocimiento, la familiaridad con nuestros propios bloqueos, pero sobre todo la conciencia de que son pasajeros y no eternos.

¿Cuál es el método más eficiente para superar estas crisis?

Cada persona puede proponerse un método particular. En mi caso y muchos otros, la disciplina ayuda bastante y también tener un método. Por ejemplo, si yo ya hice un esquema ordenado, puedo empezar a elaborar los párrafos. Pero si aún no he organizado mis ideas y ni siquiera las he dejado en un papel, ¿cómo voy a trabajarlas?, ¿con qué material voy a construir mi texto? Yo necesito tener palabras, ideas, frases al frente y con estas puedo confeccionar algo más elaborado; a otras personas con mayor dominio de ideas o con mayor claridad les basta con escribir directamente, como quien toma nota de un dictado mental. Yo no puedo hacer eso; necesito las palabras mentales convertidas en palabras físicas (en papel o en pantalla) antes de trabajar con ellas. La memoria nos hace más bromas que el destino. Por eso, tener un método para organizar ideas y lograr un esquema previo y ordenado facilita el proceso y nos ayuda a ser un poco más disciplinados.

Luis Miguel Espejo estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ha publicado colecciones de cuentos infantiles y es autor del libro Manual básico de redacción: la página en blanco (2018). Actualmente comparte sus labores como docente con la redacción, la traducción y la corrección.

Un curso para hacer de la palabra escrita la mejor carta de presentación

La Escuela de Edición de Lima y el Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos lanzan un curso que potenciará tus habilidades y destrezas de escritura, lo cual te permitirá elaborar textos correctos en todos los registros. Conoce todos los detalles en el siguiente artículo.

Uno se pregunta para qué perfeccionar la redacción si el trabajo que ejercemos —y donde nos movemos— dista mucho del ámbito de las letras. ¿Para qué conocer las reglas si tengo personas que hacen ese trabajo por mí? ¿Cuál es el uso práctico de la buena redacción? Pues bien, el Curso Integral de Escritura Eficaz (CIEE) está diseñado precisamente para atender estas y otras dudas, para que puedas desenvolverte con la palabra escrita de forma correcta en todo momento.

Esta asignatura está dirigida a todos los profesionales y estudiantes hispanohablantes que busquen perfeccionar sus técnicas de redacción, lo cual ayudará a plasmar lo que realmente se quiere decir en un escrito. Para lograr los objetivos, será necesario adquirir una serie de herramientas que te dotarán de la experiencia necesaria.

A lo largo de 160 horas teóricas y prácticas, comprenderás que una buena redacción es la mejor carta de presentación en todo ámbito, sobre todo el laboral, así como un recurso capaz de brindar soluciones en diversos momentos. A través del análisis de bibliografía especializada y el desarrollo de casos prácticos de redacción, obtendrás una base concreta sobre la cual aplicar la normativa castellana y la creatividad, elemento indispensable en todo proceso de escritura.

¿Estamos en la capacidad de redactar un texto sólido y coherente? Definitivamente, todos podemos aprender. Es así que este curso te permitirá conocer de primera mano los elementos que componen el proceso de escritura, interiorizándolos y adaptándolos a tu proceso personal.

El Curso Integral de Escritura Eficaz cuenta con diez materias, dictadas a lo largo de cinco módulos, de dos meses de duración cada uno. El CIEE se impartirá de manera sincrónica (en línea y en directo) a través de nuestra plataforma virtual.  

Para más información puedes contactarte al siguiente enlace: wa.link/gb8ory. También puedes escribirnos a [email protected] y a [email protected]

Comunicación personal: letras a una joven correctora

El trabajo del corrector de estilo es una carrera de largo aliento. Por ello, Katherine Pajuelo Lara, docente de la Escuela de Edición de Lima, nos entrega esta comunicación para aquellos que busquen consejos y recomendaciones en torno al oficio de la corrección.

Estimada X:

Agradezco infinitamente tu tiempo y paciencia con mi artículo. Me permito tutearte por este medio, aunque creo que también se me escapó en los comentarios formales en el Drive, espero no te moleste. Me parecieron brillantes todas tus observaciones; me pregunto si cada sugerencia tuya fue espontánea o, como dices cargada de humildad, representó para ti un desafío. Estamos iguales: escribirlo fue todo un desafío para mí. Si bien tus sugerencias de cambio en el estilo eran magníficas (y también fueron muchas, muchísimas), mi respuesta a casi todas fue «Sugerencia no aceptada», y esto se debió a que si las aceptaba, ese texto iba a dejar de ser mío. Una vez le dije a mi asesor de tesis que a mí me costaba mucho usar el estilo académico, peco de directa, quizás. Lo quiera o no, mi estilo en formación me ha hecho batallar en la redacción de mi tesis; no se escribe de la noche a la mañana, cuesta. A ti, sin embargo, como a él, te sale natural. No obstante, fuera de la tesis, me doy la libertad de vestir ideas con estructuras menos acartonadas.

En cuanto a las comas, esas cuya ausencia te espantaba (lo notaba) en las oraciones de orden envolvente, te diré que aprendí que había una puntuación cerrada y otra más flexible. Soy partidaria de esta última. Y es que con la literatura aprendí también que, en ocasiones, las comas estorban, que son como piedras en una acequia, bloquean la fluidez de las ideas. Espero no haber sido una libertina con mi falta de comas al inicio de mis enunciados, pero, sabes, interrumpían. Sentía que (im)ponerlas porque era lo estrictamente correcto le restaba sentido —sí, sentido— a lo que venía después.

Sobre tu estilo de corrección, ahora me toca a mí, si me lo permites, darte mis sugerencias: 1) corrige lo necesario. Si un enunciado funciona sin coma, déjalo. Léelo y reléelo, fíjate el matiz que le da la coma o le quita, entonces sabrás si la dejas o no. 2) Evita dejar comentarios al autor. Hazlo solo cuando el texto corra el riesgo de no ser entendido o percibes que le falta información, que hay información errada o cuando sospechas que un fantasma malo copipegó párrafos de otro texto mientras el autor dormía. Solo lo puntual. Olvídate del «Sugiero que le agregue un espacio», «Sugiero que justifique», «Sugiero…», porque si sugieres, entonces es optativo y estaríamos frente a una lucha de subjetividades. Reduce tus comentarios a lo estrictamente necesario (ojo, yo también agrego comentarios) y corrige de frente, sin miedo, sin pedir permiso por aquello que realmente está mal. 3) No me parece prudente que corrijas en el Drive, porque se vuelve un espiral. Mientras yo te contestaba, tú ya me estabas respondiendo. En esa inmediatez, a ti o al autor se les puede pasar un comentario, porque él también querrá responderte al instante. Que tú respondas mientras el autor responde es un elemento distractor.

Por último, la sugerencia que siempre doy sin que nadie me la pida es leer. Lee. Lee literatura. Por lo general, los expertos en lengua que se dedican a la corrección son cuadraditos: la norma dice, blanco y negro, punto, sanseacabó. Lee con la intención no solo de disfrutar de las letras, sino también de entender; pregúntate por qué el autor escribió así. Sé crítica. Lee los Monólogos de Gálvez Ronceros, pregúntate qué corregirías ahí. Lee a Saramago, por ejemplo, El hombre duplicado o Ensayo sobre la ceguera, por mencionar solo algunitas, y pregúntate cómo harías si te dan un texto suyo, donde escasean los puntos seguidos, los puntos y coma, las rayas de diálogo. Los diálogos los separa con comas, en un mismo párrafo y después de la coma empieza con mayúscula. Lee mucho. Sorpréndete con Yo he de amar una piedra, de Lobo Antunes, ódialo, ámalo, pregúntate qué se corrige. Lee El Espía del Inca, de Dumett, ¿cómo harías? ¿Cómo lo hizo? ¿Cómo se hace? Qué se hace, qué se toca, qué se deja. Pero, sabes, sobre todo, disfruta del camino, que recién empiezas.

Por último, me honras al decirme que no sabías si ibas a estar a la altura de mi escrito. Exagerada. Tienes todas las herramientas a tu favor y un par de ojos de lince acechante. Estás muy bien encaminada, joven caminante. Habías escuchado eso de que para romper las reglas, primero hay que conocerlas, ¿verdad? Tú ya las conoces, date permiso a volar cada tanto. Esas alas te las da la literatura.

Agradecida,

Katherine

Gislene Coloma: «Después de llevar el Curso Integral de Corrección de Estilo, puedo decir que soy una correctora profesional»

Comunicadora, escritora y ahora correctora. Gislene Coloma comparte sus impresiones acerca del Curso Integral de Corrección de Estilo, el cual se encuentra pronto a concluir.

¿Cómo inició tu vínculo con los textos, la redacción y los libros?

Soy comunicadora de profesión y tengo un máster también en comunicación y dirección de contenidos. Leo desde muy chica, eso lo heredé de mi mamá, quien tenía una gran biblioteca. Era de las chicas «raras», a la que premiaban con libros. Cuando tuve que escoger una carrera, me di cuenta de que quería crear cosas distintas con las palabras. La redacción creativa me encantaba, pero no había una carrera dedicada solo a ello. Vi que en la carrera de comunicaciones podía desarrollar esa vocación y el talento que yo creía tener para escribir. Empecé trabajando como guionista y productora de dos programas en Univisión de Costa Rica. Luego regresé a Perú y entré a trabajar como redactora creativa en una multinacional, lo cual me permitió vivir tranquila, criar a mis hijos y estudiar otros temas relacionados a mis aficiones. Sin embargo, sentía que me faltaba una formación profesional, pues todo se basaba simplemente en mi destreza como lectora, pero no conocía las reglas exactas.

Actualmente estás cursando el Curso Integral de Corrección de Estilo en la Escuela de Edición de Lima. ¿Cuál es tu experiencia en el curso? ¿Cómo ha sido este perfeccionamiento y de qué forma lo vienes asimilado?

Me siento mucho más segura para sustentar lo que antes era instintivo. Empecé con un taller de corrección de estilo, el cual me abrió todo un mundo lleno de posibilidades. En aquel entonces yo ya había escrito un libro de haikus y quería escribir más. A decir verdad, me la paso corrigiendo todo lo que leo, así que pensé que tenía alma de correctora. Además, por lo que me enteré, la Escuela de Edición de Lima era la única que daba esa formación. En el 2022 entré al Curso Integral de Corrección de Estilo, que ofrece una formación de casi un año. Puedo asegurarles que me siento más segura al sustentar cualquier cambio hecho por el autor o cualquier variación en la redacción. Sabemos que los autores somos muy sensibles con nuestros textos, pero estoy en la capacidad de mejorarlos y sustentarlos con conocimiento de causa. Conozco las reglas, sé por qué se tiene que escribir de una manera y no de otra. Hoy en día trabajo como consultora de comunicaciones y he incursionado ya en el tema de la corrección profesionalmente. Estoy corrigiendo una novela para una autora que vive en Estados Unidos. A medida que corrijo aprendo más, practico más y me agrada el hecho de que puedo hacerles consultas a los profesores. Me falta muy poco para terminar el Curso Integral de Corrección de Estilo, pero puedo decir que ya soy una correctora profesional.

Dices que la plana docente de la Escuela de Edición de Lima te ha ayudado con tus consultas, es decir, ¿consideras que la formación y el vínculo con los profesores es algo que se ha fortalecido en este tiempo?

Estoy encantada con los profesores. Cada docente es una fuente de sabiduría que yo no me imaginaba que existía. Son muy buenos, la selección de profesores es extraordinaria e impecable. Tal es así que, si pierdo una clase, siento que se me escapa algo importante, porque cada clase descubro nuevas cosas. El nivel de los profesores es muy alto, lo cual me ha dejado gratamente sorprendida. Creo que todo aquel que trabaje con las palabras debería tomar esta formación en corrección de estilo. Lo recomiendo totalmente.

¿Cómo ha sido tu experiencia al llevar el curso de manera virtual?

Sí funciona. Hay algunos temas un poco más pesados que otros, porque hay que leer bastante. Ahora estamos en una etapa en la que leemos mucho, analizamos y corregimos sobre lo que está en pantalla, cosa un poco más densa. Pero más son las ganancias, porque, por ejemplo, cuando llevé el primer curso en la Escuela de forma presencial, me era difícil llegar a la hora. Con la virtualidad, en cambio, es excelente. No lo tomaría de otra manera.

En algunas promociones ingresan también estudiantes de otros países, quienes comparten sus experiencias en el salón.

Sí, es súper interesante. Tengo compañeros de México, de Chile, de Colombia y es muy enriquecedor compartir con ellos, lo cual no podría ser posible en la presencialidad.

Tú eres comunicadora y te asumes como una correctora de estilo profesional. ¿Qué importancia tiene redactar bien en el trabajo? ¿Cómo aplicamos el tema de la redacción y la corrección en el trabajo, después de adquirir las herramientas en el Curso Integral de Corrección de Estilo?

En principio, debemos entender que la corrección no es redactar. Pasa mucho que te dan textos mal redactados para corregir y eso supone ya otro trabajo, pues implica no solo revisarlos sino, en ocasiones, reescribirlos. Puedes corregirlos, obviamente, pero si la casa está mal construida, por más que la pintes, la tarrajees o le pongas un nuevo techo, la base seguirá endeble. Cuando recibo textos, los leo por completo para saber si voy a pintar la casa o a cambiar tuberías, pues encuentro que muchas personas no saben redactar, que es lo primero. El corrector está para descubrir lo errores sobre algo que está más o menos bien redactado. Este curso de corrección me ha servido para saber identificar esos puntos.

Hay personas que dicen: «Soy de otra carrera, por lo tanto, no tengo la obligación de redactar bien». Desde tu punto de vista como redactora, ¿esto es un error?

Todos tenemos que aprender a redactar. Ahora, no es que estudias un curso de redacción y listo, ya sabes redactar. Hay todo un bagaje de lectura detrás. En una oportunidad fui jefa de redacción y luego gerente de contenidos, y lo que me más me costaba encontrar era buenos redactores. En principio, porque no hay una carrera específica de redacción y porque el redactor es una rara avis que lee mucho y que no sabe canalizar todo ese conocimiento. El redactor no nace con un solo curso; se macera con los años, la lectura y la práctica. Un buen redactor se nutre de lecturas, hasta que alcanza su perfeccionamiento. No tiene que ver con la carrera sino con haber leído mucho.

Quisiéramos saber tus impresiones finales sobre la escuela, los profesores, los compañeros.

Bueno, la Escuela me parece maravillosa, los profesores excelentes, me encantaron las clases. Estoy muy orgullosa por la certificación que voy a obtener. Gracias a este curso he despertado la curiosidad por investigar qué otras actividades sobre corrección hay en otros países. He descubierto que hay un gran universo de correctores. Pero, además de corregir, también quiero escribir y creo que ahora puedo hacerlo mejor. Asimismo, creo que se abre para mí un mundo que yo creía que no existía, la verdad no sabía que podían generarse ingresos corrigiendo textos. Tengo la posibilidad de trabajar en corrección, escribiendo mejor, sustentar cualquier cosa que haga en el campo de la comunicación e, incluso, en la docencia. Gracias a la Escuela, he descubierto todo este abanico de posibilidades.

Revistas depredadoras: otro tentáculo de las malas prácticas

Dante Antonioli Delucchi, docente de la Escuela de Edición de Lima y del Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos, nos ofrece un interesante punto de vista sobre las revistas depredadoras, las cuales engloban a publicaciones fraudulentas que buscan réditos sin someterse a los procesos editoriales de rigor.

Hace algunas unas semanas, en mi artículo Plagio, malas prácticas y conciencia pública, comentamos que las infracciones al derecho de autor, las malas prácticas y las faltas éticas han invadido (impunemente) muchos espacios del ambiente académico. También nos referimos al silencio de las autoridades responsables de proteger el derecho de autor, lo cual fortalece esta impunidad.

No resulta extraño que las noticias de los últimos días hablen de un “supuesto” plagio presidencial, tal como se habló (y mucho) hace algunos meses del presunto plagio del anterior presidente peruano. Al parecer, estamos condenados a que no pase nada, al menos en los canales formales. ¿Qué le espera, entonces, a los investigadores, autores y editores que invierten tiempo, dinero y reputación en desarrollar contenidos originales durante prácticamente toda su vida?

Continuando con la explicación sobre las malas prácticas editoriales, nos referiremos a una modalidad de fraude académico ampliamente difundido, principalmente por el incremento del uso de internet en la investigación y a la amplia difusión de los contenidos de acceso abierto1 .

Este tipo de fraude académico involucra a las denominadas revistas depredadoras (predatory journals) término acuñado en el año 2008 por Jeffrey Beall de la Universidad de Colorado, en Denver, para referirse a publicaciones académicas falsas o fraudulentas cuyo objetivo principal (o único, tal vez) es el de obtener ganancias al publicar artículos de numerosos autores sin la revisión externa y/o por pares, ni los procesos editoriales correspondientes.

Los pseudo-journals, como los llama Lluís Codina, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, se aprovechan de la necesidad de los investigadores de publicar sus trabajos (para acceder a ratificaciones, ascensos o cargos académicos) y de su falta de conocimiento o experiencia en el campo de la publicación académica.

En una interesante investigación realizada por Larissa Shamseer et al., en 2017, se mencionan 13 características que ayudan a identificar estas publicaciones. Entre las más resaltantes tenemos:

  • La amplitud de los temas y especialidades que publican.
  • Un sinnúmero de errores ortográficos y gramaticales en sus sitios web y en las publicaciones mismas.
  • Imágenes distorsionadas o borrosas, mostrando situaciones inexistentes y sin autorización de uso, también en sus sitios web.
  • Falsa calificación Index Copernicus Value2 de los artículos que publican.
  • Muy bajo costo de procesamiento o publicación de los artículos, entre otras que apuntan a la organización formal de una revista.

Las características identificadas por Shamseer et al., son resumidas en un artículo de Elsevier Connect3 (2019) y que en el acápite «Señales sospechosas» presenta pistas para detectarlas. Veamos.

Búsqueda intensiva de manuscritos

Agresivas estrategias de promoción dirigidas a autores para solicitarles artículos, principalmente a través de mails masivos, pero desde cuentas de correo no profesionales o no académicas, los mismos que suelen terminar en el buzón de spam. Asimismo, ofrecen una rápida publicación de los artículos recibidos y la comunicación está dirigida a autores más que a lectores o al público científico.

Amplitud de temas y especialidades

Gran cantidad de publicaciones anuales de una muy amplia y diversa gama temática. Bajo costos de publicación o APC (Article Publishing Charge) como una de las herramientas para captar a más autores.

Afiliación y procesos dudosos

Difícil comprobación del vínculo entre la revista y sus editores o miembros del consejo editorial. Inexistente o pobre política de rectificaciones, correcciones, erratas y plagios. Procesos incompletos, poco transparentes, sin revisión por pares, así como falta de información sobre la difusión en línea.

Errores y malas prácticas

Exceso de errores ortográficos e imágenes distorsionadas o no autorizadas. Falsa declaración en la medición del factor ICI. Cantidad excesiva de anuncios publicitarios.

Como señala acertadamente Codina (2021):

«Quizás desde el punto de vista de un juez el cobro sea lo importante. Pero, desde el punto de vista de la integridad y de la ética científica es el incumplimiento deliberado de los estándares de calidad lo que hace que una revista sea depredadora, aunque no cobrase ni un céntimo por ello».

La mayoría de las investigaciones consultadas refieren que este tipo de fraude se convierte en un problema particularmente grave en países con baja producción académica, un mercado realmente en expansión por las necesidades de publicar “para obtener recompensas, como sea y rápido”.

Citas

[1] Según UNESCO, el acceso abierto (en inglés, Open Access, OA) es el acceso gratuito a la información y al uso sin restricciones de los recursos digitales por parte de todas las personas.

[2] El ICI es un sistema de indexación internacional de revistas mediante una evaluación multidimensional positiva que se basa en más de 100 criterios.

[3] Elsevier Connect es una organización que es parte de la empresa del mismo nombre, uno de los grupos editoriales académicos más grandes del mundo y propietario de The Lancet, Cell, ScienceDirect, Trends, la base de datos de citas en línea Scopus, entre otras fuentes de información académica de uso frecuente.

Referencias

Bealls, J. (2021). Beall’s list of potential predatory journals and publishers. https://beallslist.net/

Codina, L. (2021). Nunca publiques aquí: qué son las revistas depredadoras y cómo identificarlas. https://www.lluiscodina.com/revistas-depredadoras/

Elsevier Connect. (2019). Revistas depredadoras: qué son y cómo afectan a la integridad de la ciencia. https://www.elsevier.com/es-es/connect/actualidad-sanitaria/revistas-depredadoras-que-son-y-como-afectan-a-la-integridad-de-la-ciencia

Shamseer, L. Moher, D., Maduekee, O., Turner, L., Barbour, V., Burch, R., et al. (2017). Potential predatory and legitimate biomedical journals: can you tell the difference? A cross-sectional comparison. BMC Medicine, 15(28). https://doi.org/10.1186/s12916-017-0785-9