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Comprensión lectora: ¿cómo les fue a los países en las pruebas PISA?

Tras la revelación de los resultados de las pruebas PISA, la problemática de la comprensión de lectura vuelve a la palestra.

Luego de que en el 2019 China se erigiera como el país con el mejor sistema educativo, las pruebas PISA —que miden los conocimientos y habilidades de estudiantes de quince años en matemática, lectura y ciencias— del año 2022, revelan que Singapur recuperó el primer lugar a nivel mundial.

De hecho, los resultados arrojados por Singapur fueron superiores a los de los estudiantes japoneses o chinos, cuyos sistemas educativos son de los más reconocidos en el mundo. En comprensión lectora, Singapur obtuvo 542,55 puntos, puntuación considerada por encima del promedio.

Potencias como Estados Unidos (503,94), Japón (515,85), China (499,70) o Corea (515,42) si bien se encuentran en los primeros lugares de la evaluación, no llegan a superar los altos niveles registrados por Singapur. Y es que uno de los factores a tomar en cuenta es el poder económico de cada país. En el caso de Singapur, su PBI per cápita es de $72.794, con una población de menos de seis millones de habitantes.

¿Qué ocurre en Perú y Latinoamérica?

Las evaluaciones señalan que Chile es el mejor país ubicado de América Latina, pues obtuvo el puesto 37 de 81 países evaluados. En comprensión lectora, registró un puntaje de 447,98, por encima de Uruguay (430,36), México (415,36), Perú (408,25), entre otros.  Si bien Chile es el mejor rankeado, ninguno de los países latinoamericanos logró superar el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Por otro lado, Perú se ubica en el puesto 59 de la evaluación, superando a países como Costa Rica, Colombia, Brasil, Argentina, entre otros. Esto, lejos de ser alentador, revela que todavía queda mucho por hacer en aras del fomento de la lectura y la divulgación científica.

Falta de infraestructura, barreras burocráticas y económicas que impiden el acceso al libro, carencia de un sistema sólido de bibliotecas, son factores que podrían explicar el relegamiento de Perú en comprensión lectora.

En épocas donde abundan booktubers y creadores de contenido que intentan “inculcar el hábito de la lectura”, cabe preguntarse si realmente se contribuye a forjar lectores conscientes de la acción de leer, o si solo es una prédica vacía.

Cómo dice el escritor argentino Martín Kohan: «La lectura necesita más acciones y menos sermones».

Homenaje a Antonio Gálvez Ronceros y presentación de la reedición de su novela «Perro con poeta en la taberna»

Katherine Pajuelo Lara, docente del Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos, participó como ponente en el homenaje a uno de los más grandes cuentistas peruanos, el cual se realizó en la Casa de la Literatura Peruana el pasado 5 de diciembre. Aquí te dejamos su presentación.

Quisiera empezar agradeciendo al Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos para esta presentación. Y, también, reconocer y felicitar el trabajo de esta reedición para el sello J.M. Marthans. Juan Miguel, haz hecho un excelente trabajo, la verdad que el libro-objeto es muy bonito y se lee bastante bien.

Quisiera empezar planteando la reflexión sobre el libro. ¿Cómo definimos hoy un libro? Les cuento que hace un par de años volví a la universidad y algo que me sorprendió fue cuando el profesor nos dijo: «Alumnos, los libros ya están colgados en la plataforma». Para mí todo era bastante nuevo. ¿Cómo que los libros están colgados en la plataforma? Es en ese momento en el que descubrí el libro PDF. La verdad que fue bastante incómodo leer en la pantalla (yo utilizo la pantalla para traducir, para corregir, en fin, para trabajar, no por el placer de leer) entonces mi recurso fue imprimir todos los libros que tenía que estudiar, porque era cada semana un libro, cada semana un libro y me gasté la vida en tinta (encima, había que comprar las celestes y las rosadas, cuando uno necesitaba el negro, era rarísimo). Pero, todo esto para llegar al libro como tal. Yo prefiero distinguir al libro-objeto; este es, para mí, un cofre del tesoro, un libro en general, a parte de este hermoso libro Perro con poeta en la taberna del maestro Gálvez Ronceros.

Es un cofre del tesoro que tiene una tapa, un lomito, una solapa, tiene papel adentro, no solamente páginas, porque el PDF también las tiene. El libro tiene papel, lo puedes tocar, uno tiene contacto. Además, las páginas del PDF no siempre coinciden con las de un libro y no hay nada como leer un libro físico, al menos para mí. Hay otros que utilizan Kindle o PDF… dependerá de cada gusto. Este libro (Perro con poeta en la taberna) podría decir que es ideal para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero; es ideal para lectores claustrofóbicos (soy una de ellas) y digo esto por sus márgenes, por su interlineado. Muchos lectores necesitamos tomar nota, escribir la definición de una palabra y, en ese sentido, mi forma de contacto con el libro es escribir al costado. Y, algunas veces, corregir, uno no pierde el vicio de la corrección; subrayar, el interlineado es generoso, el tamaño de letra es adecuado, es una letra chica, porque si fuera más grande sería un cuento para niños, es redondeada, es amigable, es cálida. El color del papel también nos transmite esa calidez. Es un placer realmente posar la mirada en el papel. El libro como tal está muy bien hecho y trabajado.

La obra de Antonio Gálvez Ronceros ha sido recientemente publicada en España.

En cuanto al tesoro que este lleva, yo lo califico no como un libro en PDF sino la obra, la cual trasciende a cualquier plataforma. Esta obra puede estar en un libro, la podemos leer por internet, en un Kindle. Esa es la obra, para mí el libro sigue siendo el objeto físico. Quisiera compartir con ustedes seis motivos (ya que he hablado ahora de lo físico, de lo tangible, que está un poco afeado por mis marcas, pero ese es el contacto que tengo con mis libros que realmente entusiasma al leer) para leer Perro con poeta en la taberna, si es que no lo han leído, o para reencontrarse con esta hermosa obra de don Antonio Gálvez Ronceros.

1. Por el puro placer de leer a don Antonio

Quienes lo hemos leído sabemos que vamos a pasar un muy buen tiempo rodeado de sus letras. Tiene unas palabras cálidas que nos aproximan a nuestra propia cultura, tan cercana y tan lejana a la vez. Y porque sabemos que nos vamos a reír: con él nos brotarán sonrisas y más de una risotada. Realmente es una invitación a la lectura, porque sabemos que la vamos a pasar bien.

2. Porque se lee de un tirón

Uno empieza a leer Perro con poeta en la taberna y no quiere parar hasta el final. A veces vemos libros que tienen 300 páginas, digamos Los miserables, por ejemplo, encima dos tomos y decimos: «¿Cuándo voy a terminar?». Hay algunas personas que se ponen nerviosas porque ven muchas páginas. Todo dependerá de la maestría del escritor, de la pluma, que nos lleve, que nos envuelva, que nos haga ir junto a él. El libro no se nos cae nunca de las manos.

3. Para descubrir

El escritor mexicano Rafael Pérez Gay cierra su programa La otra aventura, con la siguiente frase: «Abres una puerta y detrás de ella aparece un mundo: eso es un libro». Abrimos esta puerta y nos encontramos con un mundo mágico, un mundo distinto, un mundo lejano y que, sin embargo, está en Huancayo. Un mundo en el que un perro habla, un mundo en el que el perro se expresa, como decía Karen, piensa. Podría hablar disparates, pero es un perro que piensa, razona y que quiere salvar a alguien; es un perro al que le gusta la bebida, que es parroquiano en las tabernas y que encima paga «miti-miti» la cuenta.

Otra de las cosas que me llamó la atención es que no tiene, como en los cuentos, generalmente los animales que están personificados en los cuentos llevan el nombre con mayúscula. El Lobo Feroz, L con mayúscula, se distingue porque es un personaje principal. El perro es perro. El perro nunca va con mayúscula. El perro es un perro con la diferencia que se puede parar en dos patas, se apoya en un poste en el mercado, viste pantalón, chompa y chaqueta.

Pantalón, chompa y chaqueta. Repitamos eso. Prestemos atención cuando leamos a don Antonio, porque tiene esos sonidos en las palabras. No decimos casi nunca suéter, pero hubiese podido decir casaca. Pero es chompa y chaqueta, así es su sonoridad en lo verbal. A mí me llama muchísimo la atención. Además, este perro que se puede parar en dos patas y que está vestido, cuando camina lo hace en cuatro patas. No deja su naturaleza, no deja de ser perro. Muy particular.

4. Nos permite descubrir otros libros

Perro con poeta en la taberna, como cualquier otra gran obra literaria, nos permite descubrir otros libros. Se habrán dado cuenta los que ya la han leído, no quiero adelantarme a los que no, que podemos encontrar Las mil y una noches aquí. El perro es una suerte de Sherezade, y Sherezade quiere salvar su vida cada noche y le cuenta un relato distinto al sultán para salvarse. Y, ¿cómo termina Sherezade cada historia? «Bueno, y esto me recuerda a otra historia». Y el sultán le dice: «A ver, cuéntamela». «No, mañana». Entonces tiene que esperarse hasta mañana y ella salva su vida por muchas noches, porque si no las mandaban a decapitar.

El perro también relata una historia, pero no para salvarse así mismo, sino para salvar al otro. Y, ¿de qué lo quiere salvar al poeta? (Hay niños presentes en la sala…) Así que lo quiere salvar de ese «ismo», cojudismo que rodea muchas veces a las personas del medio artístico. Menciona a los poetas en primer lugar. ¿Quién no conoce a un poeta que sufra de este mal? Yo conozco, y no solamente poetas, narradores también, más de uno. Es ese ismo de la vanidad absoluta. Incluso el perro le recomienda: «Deberías dejar de ser poeta y dedicarte más a la poesía». La verdad que esas recomendaciones son bastante valiosas y las podemos aplicar. Regalen el libro a algún amigo que sufra de este mal.

Es más, el perro dice: «Decidí proseguir con historias de igual índole, porque me había propuesto ayudarlo a salir del cojudismo que lo tenía atrapado». Entonces, cada vez él le va contando una historia al poeta y muchas veces el poeta ni se da por aludido, porque él no acepta no ser reconocido. Y, al perro le importaba un rábano: él le contaba nuevamente otra historia. Yo detecté, en esta especie de Mil y una noches que tenemos en este maravilloso libro, once historias. La primera es a modo de anécdota: «Le conté, relaté tal cosa o me hizo acordar». Luego detecté otras diez, quizás ustedes detecten más.

Lo que me gustó mucho es esta suerte que en literatura le llaman muñecas rusas o cajas chinas: una historia dentro de otra. Mi historia número uno yo la tengo como 1.1 y luego retoma otra vez la historia principal y esto sucede en la historia uno (ustedes son libres como lectores de enumerar sus propias historias) en la tres y en la seis, que tienen subhistorias.

Es un encuentro, en efecto, con otros libros y también nos desternillamos al leer el resumen de Hamlet. Los que han leído el libro, ¿cómo resumen Hamlet?: «El príncipe que despeja sus dudas y, espada en mano, se despacha a casi todo el elenco». Uno lo lee y por más que en literatura se diga que ese es el narrador, no es el autor, el autor no está. No, tú te lo imaginas a don Antonio diciéndotelo, contándotelo, escribiendo y te ríes. Yo no lo conocí en persona, lo conocí a través de Monólogo desde las tinieblas; pero es como si lo viera, como si lo escuchara. No tuve la suerte que tú has tenido, pero para mí es leerlo y reconocerlo ese placer. Las referencias, además, no solamente tenemos acá a Hamlet o Las mil y una noches que les decía, sino también menciona a Vallejo, a Chocano (para bien o para mal los menciona) y, bueno, al corrector de estilo.

5. Para aprender

Como decía Karen hace un rato, y yo no sabía que eran palabras de don Antonio, me lo anoté aquí: «¿Quieres aprender a escribir? Lee. ¿Quieres ser mejor corrector? Lee. ¿Quieres estar mejor alimentado espiritualmente? Lee. El autor es un maestro de la escritura». Podemos leer el libro por puro placer, lo vamos a devorar. Todos somos, en primer lugar, lectores, y leemos porque se nos antoja y tenemos el derecho de dejar un libro que no nos gusta y podemos retomarlo años después. Miguel sabe lo que me pasó con Rayuela, no entendí Rayuela muchas veces, hasta que llegó el momento en que me encantó. Eso nos puede pasar con todos los libros, es nuestro derecho como lector.

Pero, para los futuros escritores, los que se dedican a la palabra, aprovechen en leerlo para aprender. Qué podemos aprender, podrían decirme, de un libro que físicamente es pequeño. Podrían decir qué hay. Bueno, hay todo un mundo. Por ejemplo, se sugiere que los párrafos no sean extensos. Vayamos a párrafos cortos porque no queremos perder al lector. En cualquier ámbito, una carta comercial, un correo electrónico, tus párrafos que sean cortos porque si no el lector se va a perder y se nos va a ir, y va a soltar el libro. Bueno, ¿qué tenemos en Perro con poeta en la taberna? ¡Tenemos un megapárrafo! No sé si lo notaron, comienza en la página 23, primera línea, y termina en la primera parte de la página 100. ¿De dónde sacamos que no se pueden utilizar párrafos largos? Ahí está la maestría del escritor. Claro, no es recomendable que cualquiera que no esté muy entrenado o que no haya leído lo suficiente (diría yo) se aventure a un párrafo tan extenso. Pero, uno no lee y no se pierde. Él nos atrapó en la lectura y nos lleva de la mano a través de señales. Por ejemplo, los diálogos en la primera parte, ¿cómo los distinguimos? ¿Con rayas de diálogo? Vemos al personaje A que habla con el B, ¿tenemos las rayas de diálogo? Dentro de este párrafo gigantesco, ¿cómo distinguimos los diálogos? Con comillas. Entonces, él nos avisa: «Ojo, acá hay un diálogo». Y nosotros lo vemos y eso permite que no nos perdamos, que continuemos en la lectura y que no se nos vaya el libro de las manos.

También hay unos puntos suspensivos que es como una especie de, no me animo a decir respiro, pero, no hay punto y aparte, salvo para mencionar algunas citas puntuales que están centradas, además, pero el párrafo es continuo. Además, hay momentos en que para describir ambientes no usa verbos, no sé si se dieron cuenta. Cito: «Lejos, muy lejos de la estridencia del centro de la ciudad de Lima y sus distritos aledaños, una urbanización que parecía un remanso. En el silencio y sosiego de la urbanización, un pequeño café de ambiente apacible». ¿Utilizó un verbo? No. ¿Qué pasa cuando escribimos así para un articulo universitario? Te dicen, el verbo, ¿dónde está? La literatura lo permite, la literatura nos da alas (como la bebida energizante) para escribir, alas para alzar el vuelo en nuestra imaginación. Sí, es verdad, pero siempre y cuando sepas escribirlo bien, porque hay que conocer las reglas para poder quebrarlas. Esa sí es toda una recomendación.

Las onomatopeyas de los ríos. Él es muy preciso en las descripciones. Es como si pintara un cuadro. Por ejemplo, cuando ubica al perro que está apoyado en el poste, en el mercado, parado en sus dos patas y al costado están las mujeres vendiendo papas. ¿Las mujeres vuelven a aparecer en el libro? No. Es un cuadro, nos ubica, podemos verlo. La literatura tiene eso: cuando uno lee no solamente utiliza los ojos, los sentidos todos se involucran. Imaginamos, vemos más allá del perro, vemos todo lo que sucede alrededor. No me digan que al leer que había una ruma de papas no sintieron de pronto ese olor que uno percibe en el mercado. ¿Quién no ha ido a la paradita de su barrio? ¿Quién no ha ido, no a un supermercado, al mercado, donde todos los olores se entremezclan? Papas, camotes, choclo, culantro. Todo ese olor es uno y uno puede sentirlo cuando lee. Todo eso transmite la obra. Reitero lo de las onomatopeyas, la lluvia al caer. Nunca se me hubiera ocurrido decir que sonaba chuc, chuc, chuc. Así que el oído también se involucra en la lectura. La lectura no solamente son ojos.

6. Para jugar

Ese es mi sexto motivo. Y, ¿cómo puedo jugar yo con un libro? Jugar a encontrar las similitudes, por ejemplo. Identificar lo mismo en el otro. Yo encontré al primer poeta más adelante en otro personaje, porque coinciden. El primer poeta tenía más o menos 22 o 23 años y más adelante hay otro personaje que también (oh, coincidencia) tiene 22 o 23 años. Tenemos a un charlatán en las primeras páginas, tenemos otro charlatán que podría haberlo denominado de otra manera, porque a él no le faltaba vocabulario para nombrar. Pedro, ¿quién fue Pedro? Pedro fue el mozo que ganó el premio nacional de poesía. Tenemos un Pedro corrector de estilo que lleva ese nombre, bueno el corrector de estilo tiene apellidos, no los tengo a la mano, pero también se llama Pedro. Qué coincidencia. Entonces, me pregunto: ¿Son coincidencias o simplemente son reencuentros de personajes en un extremo y el otro del libro?

De izquierda a derecha: Katherine Pajuelo Lara, Isabel Gálvez, Karen Calderón y Jorge Eslava.

Ojalá que este libro-espejo nos sirva para detectar si nosotros padecemos también de ese ismo tan insoportable y decadente (y dicen que es más decadente a medida que pasan los años. O sea, démonos cuenta a tiempo). Y también para ver si el compañero o amigo poeta, o escritor, lo sufre también. Ya les digo: regálenles el libro para que se puedan ubicar. Calculemos bien la ruta, para eso nos sirve también el libro: a fin de no desviarnos por el camino que lleva al hoyo profundo de la vanidad.

José María Arguedas: una carta de despedida

La mañana del 2 de diciembre de 1969 fallece uno de los máximos exponentes de la literatura peruana, tras haber atentado contra su vida cuatro días antes. A 54 años de su muerte, aquí te dejamos la carta con la que Arguedas se despide de su círculo más cercano.

Señor rector de la Universidad Agraria y jóvenes estudiantes: 

Les dejo un sobre que contiene documentos que explican las causas de la decisión que he tomado: 

Profesores y estudiantes tenemos un vínculo común que no puede ser invalidado por negación unilateral de ninguno de nosotros. Este vínculo existe, incluso cuando se le niega: somos miembros de una corporación creada para la enseñanza superior y la investigación.  Yo invoco ese vínculo o lo tomo en cuenta para hacer aquí algo considerado como atroz: el suicidio. Alumnos y profesores guardan conmigo un vínculo de tipo intelectual que se supone y se concibe debe ser generoso y no entrañable. De ese modo recibirán mi cuerpo como si él hubiera caído en un campo amigo, que le pertenece, y sabrán soportar sin agudezas de sentimiento con indulgencia este hecho. 

Me acogerán en la casa nuestra, atenderán mi cuerpo y lo acompañarán hasta el sitio en que deba quedar definitivamente. Este acto considerado  atroz yo no lo puedo ni debo hacer en mi casa particular. Mi casa de todas mis edades es ésta: la universidad. Todo cuanto he hecho mientras tuve energías pertenece al campo ilimitado de la universidad y, sobre todo, al desinterés, la devoción por el Perú y el ser humano que me impulsaron a trabajar. Nombro por única vez este argumento. 

Lo hago para que me dispensen y me acompañen sin congoja ninguna sino con la mayor fe posible en nuestro país y su gente, en la universidad que estoy seguro anima nuestras pasiones, pero sobre todo nuestra decisión de  trabajar por la liberación de las limitaciones artificiales que impiden aún el libre vuelo de la capacidad humana, especialmente en el hombre peruano. 

Creo haber cumplido mis obligaciones con cierto sentido d e responsabilidad, ya como empleado, como funcionario, docente y como escritor. Me retiro ahora porque siento, he comprobado, que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es decir, para justificar la vida. Con el acrecentamiento de la edad y el prestigio, las responsabilidades, la importancia de estas responsabilidades crece y si el fuego del ánimo no se mantiene y la lucidez empieza, por el contrario, a debilitarse. 

Creo personalmente que no hay otro camino que elegir, honestamente, que el retiro. Y muchos, ojalá todos los colegas y alumnos, justifiquen y comprendan que para algunos el retiro a la casa es peor que la muerte. He dedicado este mes de noviembre a calcular mis fuerzas para descubrir si las dos últimas tareas que comprometían mi vida podían ser realizadas, dado el agotamiento que padezco desde hace algunos años.  

No. No tengo fuerzas para dirigir la recopilación de la literatura oral quechua ni menos para emprenderla, pero con el Dr. Valle Riestra, director de la investigación, se convino en que esa tarea la podía realizar conforme al plan que he presentado. 

Vaya escribir a la editorial Einaudi de Turín que aceptó mi propuesta de editar un volumen de 600 páginas de mitos y narraciones quechuas. Nuestra universidad puede emprender y cumplir esta urgente y casi agónica tarea. Lo puede hacer si contrata, primero, con mi sueldo que ha de quedar disponible y está en el presupuesto, a Alejandro Ortíz Recamere, mi exdiscípulo y alumno distinguido de Levi-Stráuss durante cuatro años y lo nombra después.  

Él se ha preparado lo más seriamente que es posible para este trabajo y puede formar, con el Dr. Alfredo Torero, un equipo del más alto nivel. Creo que la editorial Einaudi aceptará mi sustitución por este equipo que representaría a la universidad. En cuanto a lo demás está expuesto en mi carta a Lazada y en el último diario de mi casi inconclusa novela El zorro de arriba y el zorro de abajo, documentos que acompaño a este manuscrito. 

Declaro hacer sido tratado con generosidad en la Universidad Agraria y lamento que haya sido la institución a la que más limitadamente he servido por ajenas circunstancias. Aquí, en la Agraria fui miembro de un Consejo de Facultad y pude comprobar cuán fecunda y necesaria es la intervención de los alumnos en el gobierno de la universidad.  

Fui testigo de cómo delegados estudiantes fanatizados y algo brutales fueron siendo ganados por el sentido común y el espíritu universitario cuando los profesores en lugar de reaccionar sólo con la indignación lo hacían con la mayor serenidad, energía e inteligencia.  

Yo no tengo ya, desventuradamente, experiencia personal sobre lo ocurrido durante los trece meses últimos Que he estado ausente, pero creo que acaso los cambios hayan sido tan radicales. Espero, creo, que la universidad no será destruida jamás; que de la actual crisis se alzará más perfeccionada y con mayor lucidez y energía hasta cumplir su misión. 

Las crisis se resuelven mejorando la salud de los vivientes y nunca antes la Universidad he representado más ni tan profundamente la vida del Perú. Un pueblo no es mortal y el Perú es un cuerpo cargado de poderosa, sabia y ardiente vida, impaciente por realizarse; la universidad debe orientarla con lucidez, «sin rabia», como habría dicho Inkari, y los estudiantes están atacados de rabia en ninguna parte, sino de generosidad impaciente, y los maestro verdaderos obran con generosidad sabia y paciente. ¡La rabia no! Dispensadme estas póstumas reflexiones.  

He vivido atento a los latidos de nuestro país. Dispensadme que haya elegido esta casa para pasar, algo desagradablemente, a la cesantía. Si es posible, acompañadme en armonía de fuerzas que, por muy contrarias que sean, en la universidad y acaso sólo en ella, puedan alimentar el conocimiento. 

La Molina, 27 de noviembre de 1969

Aldous Huxley: sesenta años sin su mundo feliz

Escritor y filósofo británico, es conocido por sus mordaces críticas hacia las convenciones, normas y estereotipos sociales hechas a través de sus novelas y ensayos. En la actualidad, Huxley es reconocido como uno de los principales representantes del pensamiento moderno.

Si George Orwell se adelantó al tiempo mediante obras como 1984 (que sentaba las bases del concepto del gran hermano) en palabras de JG Ballard, «Aldous Huxley anticipó correctamente más cosas». En tanto que la visión orwelliana se limitaba únicamente a un periodo específico de la historia (el estalinismo) las predicciones de Huxley tomaron como base los horrores del presente proyectados hacia un futuro indeterminado.

La máxima expresión de lo que afirma Ballard es Un mundo feliz, para muchos considerada como una visión precisa del mundo actual y la mejor novela de Huxley. Cuesta creer que una novela escrita en 1932 anticipase problemáticas asentadas dentro de la sociedad: El descontento del hombre, el bombardeo publicitario masivo, el libertinaje sexual, el entretenimiento como arma de distracción social, reproducción in vitro, el consumismo y el capitalismo, entre otros.

La novela desplaza el concepto de Dios por el de Ford como omnipotencia (en alusión a Henry Ford, empresario del sector automotriz) como símbolo de la tecnología como la suprema fuerza del universo. Por algo, Huxley reemplaza la cruz por una “T”. En el año 632 después de Ford, un grupo de científicos determina que la sociedad se organiza desde el nacimiento. Por ello, un nuevo orden mundial emplea técnicas para manipular la reproducción humana, para adaptarlos a necesidades específicas, de acuerdo a la posición social.

En esto vemos que Huxley coloca la esclavización como el destino ineludible de la humanidad. La ciencia, los medios de comunicación, los medios de entretenimiento estás direccionados a someter al hombre, despojándolo de la libertad que debería tener por antonomasia. Las sociedades distópicas, como las de Bradbury o Úrsula K. Le Guin, se caracterizan precisamente por estimular el imaginario de las personas respecto a la fatalidad.

En el mundo feliz de Huxley no solo encontramos un vaticinio sólido del futuro, sino también una crítica certera a quienes propiciarán esta catástrofe. Una historia similar se nos presenta en La isla, en la que Huxley confirma que el hombre se acerca cada vez más a un periodo interminable de esclavitud, pero introduciendo nuevas problemáticas como la superpoblación, la ecología, la ruptura de la democracia.

A sesenta años del fallecimiento de uno de los filósofos más importantes de la historia de la literatura, tenemos una oportunidad para redescubrir su obra y dar una nueva lectura a Un mundo feliz. Estamos seguros de que no saldrán defraudados.

Doris Lessing en cinco libros

Hoy se cumplen diez años del fallecimiento de la ganadora del Premio Nobel de Literatura en el 2007. A continuación te dejamos cinco libros indispensables de una de las escritoras más importantes de la literatura británica.

Canta la hierba (1950)

Si bien se trata de la primera novela de la autora, es pieza clave para entender las motivaciones de la obra de Lessing —política, la realidad de los países africanos y el matrimonio—. La historia se ubica en África Meridional y toma como punta de partida las segregaciones raciales de la época y cómo estas repercutían en las mujeres que estaban a punto de casarse. Se dice que la autora escribió esta obra durante los últimos años que vivió en Zimbabue.

El cuaderno dorado (1962)

Es considerada como una de sus obras más políticas, debido a su fuerte discurso anti-estalinista y el análisis del Partido Comunista de Inglaterra. Esta es la historia de la escritora Anna Wulf, quien documenta los acontecimientos más importantes de su vida en cuatro cuadernos. La idea de la autora es aglomerar todos en un quinto cuaderno, el de oro. A partir de retazos narrativos, las historias hacen un repaso por la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el estalinismo, la amenaza de las guerras nucleares, entre otros conflictos.

Un hombre y dos mujeres (1963)

Los cuentos son una buena opción para ingresar a la obra de un escritor. Este título representa una de las colecciones de relatos más importantes de Lessing y cubre las inquietudes de su narrativa: política, el racismo sudafricano y la vida erótica femenina. Recomendado para todos aquellos que gustan de la narrativa breve.

La buena terrorista (1985)

La historia de Alice Mellings lleva al lector a descubrir que aquella mujer, de curtido origen burgués, ha transformado su casa en el centro de operaciones de un grupo de simpatizantes del Ejército Republicano Irlandés (IRA). De pronto, sus amigos comprenden que el activismo político de Alice suponen un gran reto para la ansiada transformación social.

El quinto hijo​ (1988)

Para los que gustan de las novelas de horror, esta historia los cautivará. Harriet y David Lovatt se enamoran, se casan y sueñan con tener muchos hijos. Tras comprar una casa en las afueras de Londres, llegan a engendrar cuatro hijos, lo que convierte su casa en un lugar apacible y de regocijo. La cosa cambia al nacer Ben, el quinto hijo de la familia Lovatt, quien tiene una apariencia grotesca y un comportamiento violento que pronto transformará el hogar en lugar de pesadilla. En el año, 2000, Lessing publicó la secuela de esta gran novela: Ben en el mundo.

Cinco libros para recordar a Carlos Fuentes

México es tierra de grandes escritores. Hoy se cumplen 95 años del natalicio de uno de los escritores que revolucionó las letras latinoamericanas, junto a autores de la talla de Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar. Iniciador del llamado «boom», aquí te dejamos cinco libros indispensables de Carlos Fuentes.

La región más transparente (1958)

Novela indispensable para todo lector de Fuentes, más allá de ser su primer trabajo. Esta historia se ocupa de retratar la urbe de México de finales de los 50, ya que el autor consideraba que la temática del campo había sido ampliamente relatada por Juan Rulfo. A través de distintas historias, Fuentes realiza una mordaz crítica al sistema político y social de México, especialmente al fracaso de la revolución.

La muerte de Artemio Cruz (1962)

Obra que revolucionó las letras latinoamericanas. La novela inicia con un anciano y enfermo Artemio Cruz, quien rememora los momentos más importantes de la revolución mexicana, para luego reflexionar acerca de como perdió sus ideales y el verdadero amor. Historia imperdible para los amantes del género novelesco.

Aura (1962)

Curiosamente, esta novela fue publicada en el mismo año que La muerte de Artemio Cruz y junto a ella, conforman una de las máximas expresiones del llamado boom latinoamericano. La historia narra las peripecias de Felipe Montero, un joven historiador que trabaja como profesor, a quien se le encomienda la tarea de organizar las memorias de un general, antes de su publicación. En ese trayecto conocerá a la viuda del general y a su sobrina Aura, quien habita en un oscuro lugar de la casa.

Cambio de piel (1967)

Cabe mencionar que el autor dedicó esta obra al escritor argentino Julio Cortázar. Esta obra tiene una especial óptica, ya que Fuentes mezcla la cultura mexicana con el punto de vista occidental, una combinación entre lo mítico y lo real, casi emulando el extraordinario cuento «La noche bocarriba» de Cortázar. Cuatro personajes, Javier, Elizabeth, Franz e Isabel, descubrirán sus personalidades a través de recuerdos, mientras pasan la noche en una pirámide de Cholula.

Terra nostra (1975)

Considerada como la novela más compleja del autor, obtuvo el premio Rómulo Gallegos en 1977 y es tomada como la mejor historia de Fuentes. En esta, el escritor hace un recorrido por diversos espacios que retratan la historia de la cultura hispanoamericana. De obligatoria lectura (y todo un reto) para lectores intrépidos.

El Día de las Librerías (y una breve lista de libros sobre librerías)

A quienes nos gusta estar rodeados de libros, por lo menos una vez se nos ha cruzado por la cabeza tener una librería propia: desayunar, almorzar y cenar libros, de lunes a domingo, durante todos los días del año. Y es que las librerías son lugares cargados de magia, que hipnotizan y nos secuestran, aunque sea unos minutos, cuando pasamos frente a una.

Además, vivimos haciendo nuestra propia lista de las librerías favoritas que vamos encontrando, ya sea en un viaje, o andando por ahí, o incluso hoy en formato virtual, o tal vez con dealers que suben sus novedades y ofertas en redes sociales.

Y hoy, 11 de noviembre, se celebra lo que son —en su mayoría— espacios idílicos (aunque existan librerías que más bien generan el rechazo de sus clientes con libreros malhumorados, con vendedores imberbes sabelotodo u otros que más bien ignoran incluso lo que venden y que podrían despachar perfumes por catálogo tan igual que libros; o librerías que se ganan mes a mes la repulsión de sus proveedores por obvias razones… por favor, perdonen el exabrupto).

Esta fecha nos sirve para hacer un repaso por títulos en los que las librerías (y los libros) son los personajes principales. Aunque algunos no lo crean (quizás los más ajenos al sector editorial), la lista que se podría hacer es bastante larga, por lo que he tenido que limitarla a veintiunodos. No todos los libros que aparecen los he leído; hay algunos que solo los he revisado, otros que están en la cola por leer, y otros incluso habitan aún en la lista navideña de deseos.

  1. 84, Charing Cross Road, Helene Hanff (Anagrama)

Este libro es el deleite de muchos. Quienes viven los libros han disfrutado leer estas misivas entre Helene Hanff —que escribe desde Nueva York— y Frank Doel —librero en Marks & Co., en Londres—. Esta correspondencia que nace de solicitudes que parecen reclamos, se va transformando en una amistad que dura muchos años.

2. Librerías, Jorge Carrión (Anagrama)

Este libro es un recorrido por las principales librerías del mundo, las que a su vez sirven para reflexionar acerca de la importancia de estos espacios y de cómo han influido en la sociedad.

3. Contra Amazon, Jorge Carrión (Galaxia Gutenberg)

Partiendo de un manifiesto en contra de Amazon, en el que se presenta los problemas que el dominio de este gigante puede significar en negocios tan singulares como el de las librerías, luego Carrión retoma la línea de lo que fue Librerías, rescatando más espacios que mantienen la pasión hacia los libros.

4. Shakespeare and Company, Sylvia Beach (Trama)

Libro relativamente nuevo en el catálogo de Trama, editorial que alberga una larga lista de libros para interesados en el mundo del libro. Sylvia Beach, norteamericana, en 1919 abrió una librería en París que se convirtió en una leyenda: Shakespeare and Company, punto de encuentro de la intelectualidad parisina de la época. Sylvia Beach también es recordada como la primera editora del Ulises de Joyce.

5. El gabinete mágico, Emilio Pascual (Siruela)

Este título de Emilio Pascual acaba de salir publicado. Aunque no se trata necesariamente sobre librerías, es acerca de bibliotecas, y sobre bibliotecas imaginarias que aparecen en la literatura universal: como la Biblioteca de Babel de Borges, o la de la abadía de Umberto Eco, o la del Quijote. Igual que quede en esta lista porque estoy seguro que será del interés de muchos.

6. La librería más famosa del mundo, Jeremy Mercer (Malpaso)

Vuelve a aparecer Sylvia Beach en la lista, pero esta vez no como autora, sino como personaje de una crónica de Jeremy Mercer acerca de la emblemática Shakespeare and Company.

7. Cosas raras que se oyen en las librerías, Jen Campbell (Malpaso)

En definitiva, es el libro más jocoso de esta lista, pues recoge una serie de frases anecdóticas que se pueden oír en una librería.

8. La librería como negocio, de Giorgio Brunetti, Umberto Collesei, Tiziano Vescovi y Ugo Sòstero (Fondo de Cultura Económica)

Una librería es un negocio y este libro busca reforzar la parte dura, la de los números y las estrategias que se deben seguir para poner los pies sobre la tierra. Pues la librería, por más negocio romántico que sea y así tenga un sinnúmero de particularidades, debe ser rentable para sobrevivir.

9. La librería, Penelope Fitzgerald (Impedimenta)

En un pequeño pueblo una mujer decide abrir una librería en una casa antigua. Es la primera librería del pueblo, y aún siendo la única hay mucha gente que se rehúsa a aceptarla, más aún cuando pone en venta Lolita. En el 2017, la española Isabel Coixet la llevó al cine.

10. Fahrenheit 451, Ray Bradbury (Debolsillo)

Un clásico. Una lectura obligatoria para todos quienes se sienten atraídos por los libros. En un oscuro futuro distópico la quema de libros es algo obligatorio. Están prohibido los libros. Todos deben ser destruidos. Pero un grupo de personas han logrado rescatar varios títulos: los han memorizado. François Truffaut hizo una maravilla con ese libro al llevarlo al cine.

11. Un librero, Álvaro Castillo Granada (Literatura Random House)

Una serie de breves cuentos que suceden en una librería de viejo. En algunos los libros son los mismos personajes que observan lo que sucede alrededor de ellos. Álvaro Castillo Granada, colombiano, nos transmite la pasión que se respira dentro de una librería, dentro de los libros mismos y de las historias que estos guardan —a veces más allá de sus páginas.

12. La librería encantada, Christopher Morley (Periférica)

Este clásico estadounidense es la continuación de Una librería ambulante. La pareja conformada por Roger Mifflin y Helen McGill se establecen en un viejo local de Brooklin en el que montan una librería por donde transitarán divertidos personajes.

13. Desde el ojo del huracán, Marina Sanmartín (Ariel)

Este reciente ensayo de Sanmartín es un recorrido por la historia de las librerías y de los libros, y cómo estos han cambiado nuestra vida. Un título que se ve muy interesante, sobre todo ahora que El infinito en un junco nos ha mostrado lo mucho disfrutamos la historia del libro.

14. El librero, Roald Dahl (Nórdica)

William Buggage vendía libros raros en Charing Cross Road —sí, donde tenía su librería Frank Doel—. Tenía su ayudante, la señorita Tottle. Roald Dahl nos cuenta una historia de libreros no muy atentos a la librería, que vivían sumidos en sus propios asuntos.

15. Rialto, 11, Belén Rubiano (Libros del Asteroide)

La librería Rialto cierra sus puertas en 2002. Este libro, quizás autobiográfico parcialmente, es la vida de la librera y cómo comenzó a formar parte del mundo de los libros. Un libro que rescata todo lo puede suceder al interior de este negocio.

16. Memoria de la librería, Carlos Pascual, Paco Puche y Antonio Rivero (Trama)

Este libro recoge la experiencia de los tres autores, libreros españoles experimentados, quienes desde sus diversas vivencias nos muestran cómo es el mundo librero.

17. Memorias de un librero, Héctor Yánover (Trama)

El autor fue un referente importante en el mundo del libro argentino. Fue el responsable de la Librería Norte. Un libro imprescindible.

18. La librera de París, Kerri Maher (Navona)

El tercer libro en la lista que tiene a Shakespeare and Company de personaje central. Esta vez Kerri Maher construye una novela en torno a la historia de esta emblemática librería.

19. Diario de un librero, Shaun Bythell (Malpaso)

En el 2001, Shaun Bythell compra The Bookshop, una librería de viejo, la más grande de Escocia. Esta es la historia de su aventura y recorrido a través de muchas anécdotas.

20. Mis días en la librería Morisaki, Satoshi Yagisawa (Letras de Plata)

La primera novela de Yagisawa. Una historia ligera en la que una chica japonesa, defraudada por su antigua pareja encuentra un nuevo sentido en su vida gracias a la magia de los libros.

21. Nuestras riquezas, Kaouther Adimi (Libros del Asteroide)

Un libro que mezcla realidad y ficción y que, por lo que dicen, cuenta con una buena documentación. En 1935, Edmond Charlot, un joven que vuelve a Argel luego de haber estado en París. En Argel funda una librería y una editorial que se convierte en punto de reunión de intelectuales. Es en Argel donde publica un libro del aún desconocido Albert Camus. La librería se llamaba Las Verdaderas Riquezas. Por otro lado, en 2017 un joven ajeno al mundo literario llamado Ryad tiene la misión de pintar el viejo local de la librería. En estos dos planos temporales, Adimi nos cuenta la historia de la librería y del amor hacia los libros.

22. Mendel, el de los libros, Stefan Zweig (Acantilado, Godot)

Mendel es un librero de viejo que atiende a una selecta clientela. Vive ensimismado en sus lecturas mientras opera desde el Café Gluck. Al estallar la Primera Guerra Mundial es llevado a un campo de concentración. Al volver, el mundo ya no es igual. Un breve relato que logra conmover. Un imperdible de Zweig.

Guillaume Apollinaire: de los caligramas a la genialidad

Hoy se cumplen 105 años del fallecimiento de uno los poetas franceses más importantes de la literatura, debido a su obra revolucionaria y su entrega completa al arte.

La azarosa vida de Apollinaire bien pudo haber contribuido a ese espíritu inquieto perceptible en su escritura. Tras ser abandonado por su padre, junto a su madre se movilizaron hacia Mónaco y luego a Niza, para después asentarse definitivamente en París en 1900. Las carencias económicas de su familia hicieron que trabajase en distintos lugares, hasta que se decantó por la crítica, colaborando así con varias revistas.

Este fue el primer escalón de lo que más tarde sería un nuevo estilo dentro de la lírica. Apollinaire defendía en sus escritos el surgimiento de nuevos movimientos artísticos. Por ello, una de sus contribuciones máximas al mundo del arte es el haber definido, teóricamente, al surrealismo, movimiento de vanguardia por excelencia.

De este modo, en 1909, publica El encantador en putrefacción, libro de relatos de corte fantástico, que darían pie a diversos poemarios de corte simbolista, tales como Alcoholes y Bestiario, publicados entre 1911 y 1913. A la par de estas publicaciones, la pradera se encendió con la aparición de Los pintores cubistas, con lo que Apollinaire empieza una férrea defensa hacia el cubismo y una íntima amistad con el pintor Pablo Picasso.

Caos y creación en las trincheras

La Primera Guerra Mundial causó un gran impacto entre los artistas de la época. Un ferviente sentimiento patriótico y de compromiso inflamaba los espíritus de intelectuales, escritores, pintores, entre otros. En 1914, Guillaume Apollinaire se enlistó como voluntario del ejército francés, siendo derivado a las trincheras de las campiñas de Verdún.

Durante su permanencia en el frente de batalla, pasa los días patrullando y escribiendo. Es en este periodo en que surgen los poemas conocidos como caligramas, estilo que revolucionaría la poesía, debido a que se abandona por completo la tradición estética de la lírica, para dar paso a una nueva concepción poética que combina formas y letras.

En 1916, en uno de los tantos combates, Apollinaire es herido en la cabeza. Debido a su estado, es trasladado a París para que se le realice una trepanación.

Últimos años

Reinstalado en la ciudad, empieza a publicar los poemas compuestos en el periodo de trincheras. Les mamelles de Tirésias (1917) y Calligrames (1918) representan la etapa creativa más fructífera de Apollinaire. Y es que, en el caso de los caligramas, suponen la experimentación llevada al más alto nivel, pues rompe con todas las convenciones del poema tradicional.

Falleció en 1918, debido al deterioro de su salud a causa de las heridas de la guerra. Una anécdota cuenta que el poeta italiano Giuseppe Ungaretti, amigo cercano a Apollinaire, lo visitó el mismo día en que las tropas francesas regresaban victoriosas de la guerra. Ungaretti traía consigo unos cigarrillos toscanos, los favoritos de su amigo, y lo encontró postrado en una cama.

De pronto, en las calles comenzaron a gritar, «Mort de Guillaume», pidiendo la muerte del kaiser Guillermo II de Alemania. El poeta Ungaretti cuenta que cuando Apollinaire escuchó eso, pensó que lo estaban ovacionando a él, pues ambos compartían el mismo nombre.

Dylan Thomas: piezas maestras 70 años después

El 9 de noviembre de 1953 fallece uno de los máximos exponentes de la literatura británica. Exploró diversos géneros, debido a su pasión por la literatura y la creación. Bohemio y entregado al oficio creativo, la leyenda de Thomas perdura en nuestros días, como uno de los prodigios que aparecen al paso de un cometa.

A penas tenía cuatro años cuando empezó a recitar las líneas de Ricardo II de Shakespeare. Algunos pensarán que se trata de los dotes propios de la genialidad. En cambio, otros dirán que son los primeros atisbos del histrionismo. Lo cierto es que la trayectoria de Thomas no fue convencional.

Rebelde por naturaleza, eligió el oficio de periodista pese a la oposición de su padre, un escritor a quien el éxito le fue esquivo. De esta manera, el joven Dylan volcó sobre las páginas del South Wales Evening Post obituarios y críticas de arte que causaron gran polémica en la sociedad galesa de la época. Durante 18 meses, el periodismo aplacó sus inquietudes, más no así su sed. Y es que Thomas compensaba sus arduas jornadas visitando bares.

Cuando el periodismo colmó sus expectativas, optó por seguir el camino de la poesía. Si bien su pluma exploró los géneros del cuento y la crítica, se le reconoce más por su incursión en la lírica. A partir de 1933, empezó a publicar sus primeros poemas en el New English Weekly. Al año siguiente, sale publicado su primer poemario: Eighteen Poems, con el cual ganó un concurso organizado por The Sunday Referee.

Su poesía se caracteriza por poseer una musicalidad latente, así como un lirismo apasionado, rescatando lo mejor de la tradición poética inglesa. Pero también encontramos vestigios de tradiciones milenarias como la celta o la bíblica, lo que infunde un soplo de misticismo a sus versos. Muchos de poemas y prosas se basan en la experiencia del autor, así como en el sentido del placer y el disfrute a través del arte.

Se dice que el autor murió a causa de un derrame cerebral, debido a un presunto suicidio. Aunque muchos prefieren creer que el autor falleció de la misma manera que vivió: bebiendo. A 70 años de su muerte, quizás sea más exquisito continuar creyendo en esa última frase que entonó antes de fallecer: «He bebido 18 vasos de whisky. Creo que es todo un récord».

Albert Camus: 110 años del profeta del absurdo

El 7 de noviembre de 1913 nace en Argel uno de los pensadores más importantes de la filosofía, en medio de un mundo dividido a causa de la Segunda Guerra Mundial. Y es que la obra de Camus destila una riqueza literaria y de pensamiento que lo encumbró como Premio Nobel  de Literatura en 1957, autor universal y referente de diversas generaciones de literatos, políticos, filósofos y artistas.

El existencialismo alemán, manifestado en los postulados de Hegel y Kierkegaard, es la base para entender a Camus en cuanto a su postura filosófica. Si bien dicha corriente toma al individuo como centro, con el objetivo supremo de la emancipación, el pensamiento de Camus va en caída libre hacia un existencialismo pesimista.

Aquí aparece una de las grandes controversias en torno a su obra. Y es que, si bien a Camus se le conoce como el máximo representante del absurdo, que responde a la pregunta del por qué y el sentido de la existencia, el mismo autor rechazaba constantemente dicha denominación. Sin embargo, Camus trata en sus escritos la problemática del suicidio como la derrota absoluta frente al absurdo de la existencia.

«La existencia no tiene sentido para el universo». A 110 años del natalicio de Camus, dicho razonamiento continúa vigente en uno de los comienzos más atrapantes de la historia de la literatura universal. Nos referimos a El extranjero (1942) novela en la que se hace patente el sinsentido de la vida:

Hoy ha muerto mamá. O tal vez fue ayer. No lo sé.

Si bien Camus acepta que la historia del hombre, como ser individual y universal, no tiene sentido, el autor no recomienda el suicidio como la única forma de rebelión. Por el contrario, apuesta por un compromiso férreo con los ideales y propósitos, una vez asimilada la posición en la que el ser humano se encuentra frente a la vida. En El mito de Sísifo (1942) lo señala de manera explícita:

Si todas las experiencias son indiferentes, la experiencia del deber es tan legítima como cualquier otra. Uno puede ser virtuoso por capricho.

Controversia Camus-Sartre

Las convicciones del pensamiento “camuseano” no fueron del todo aceptadas. Uno de los que criticó la postura de Camus fue el filósofo francés Jean Paul Sartre, a raíz de la publicación de El hombre rebelde (1951). Recordemos que, si bien Camus fue adepto al Partido Comunista, terminó por abandonarlo, lo que no ocurrió con Sartre, quien apostaba por la unión del existencialismo y el marxismo.

Camus rechaza este pensamiento, puesto que consideraba al marxismo como una deformación del cristianismo, al reemplazar la imagen de Dios por un movimiento histórico formado por hombres. Por tanto, no existía libertad, ya que se justificaba la explotación e injusticia social en beneficio de las burguesías y las clases.

La respuesta de Sartre fue contundente: Camus, “idealista iluso y romántico”, que solo basaba sus juicios en base a cuestiones morales. El pensador francés era partidario del régimen estalinista, por lo que la crítica de Camus en El hombre rebelde, generó una tremenda incomodidad a quienes defendían el régimen de Stalin.

Ambos filósofos mantuvieron una polémica en la revista Les Temps Modernes alrededor de estos temas. Esto afectó a Camus, ya que consideraba a Sartre como un buen amigo. Algunos críticos señalan que la novela La caída (1956) es una interpretación del resultado de dicho enfrentamiento.

Camus en la cultura contemporánea

El legado de Albert Camus ha sido de infinito valor para diversas disciplinas artísticas e incluso el ámbito político. En la actualidad, novelas como La peste y El extranjero, continúan siendo fuente de inspiración para artistas y creadores que ven en Camus la esencia de la condición del hombre respecto a la realidad.

El mismo Julio Ramón Ribeyro afirma en sus memorias que, «venía trabajando en una novelita camuseana». Si recordamos el sello derrotista del Flaco, tendría bastante sentido el hecho de que el corpus ribeyriano tenga mucho de Camus en su estructura.

Para los amantes del anime, allá por los 90, cuando se estrenó la serie de Los caballeros del zodiaco, nos dimos con la sorpresa de que el guardián del templo de la vasija celestial se llamaba Camus de Acuario. Curiosamente, la ficha del personaje señala que es de origen francés, lo cual confirma que la figura de Albert Camus sirvió de inspiración a Masami Kurumada, creador del manga Saint Seiya, para crear a uno de los doce caballeros de oro.