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La responsabilidad editorial en la era de la desinformación

La lucha contra la desinformación se ha convertido en una prioridad clave, dada la magnitud de sus efectos en la sociedad. La difusión de información errónea y falsa puede tener graves consecuencias, por lo que es imperativo abordar este problema desde múltiples frentes.

Por Dante Antonioli Delucchi

En este escenario, los editores emergen como actores fundamentales en defensa de la veracidad y la integridad del contenido, tanto en los medios tradicionales como en las plataformas digitales.

En primer lugar, los editores tienen la responsabilidad de establecer estándares de calidad y verificación de la información que se publica bajo su sello editorial. Esto implica implementar procesos rigurosos de revisión y edición para garantizar la precisión y la fiabilidad de los contenidos. Además, deben velar por el respeto a la propiedad intelectual y los derechos de autor, asegurándose de que se cumplan las normativas correspondientes y la obtención de los permisos necesarios para la reproducción o uso de obras protegidas.

El cuidado de la propiedad intelectual y el respeto por los derechos de autor son fundamentales en la labor editorial, ya que garantizan la protección de la creatividad y el trabajo de los autores. En un entorno donde la información se comparte con facilidad y rapidez, los editores deben ser especialmente diligentes en verificar la autoría de los contenidos y en obtener los permisos necesarios para su publicación. Esto no solo protege los intereses de los creadores, sino que también contribuye a mantener la integridad y credibilidad del contenido editorial.

En la era digital, donde la información se difunde rápidamente a través de las redes sociales y otras plataformas en línea, los editores también pueden colaborar con los autores y las plataformas para combatir la desinformación. Esto puede implicar la implementación de políticas de verificación de datos y la promoción de prácticas responsables entre colaboradores y contribuyentes.

Además, los editores pueden trabajar en conjunto con las plataformas en línea para desarrollar herramientas y algoritmos que identifiquen y mitiguen la difusión de información falsa. Esto puede incluir la promoción de algoritmos de clasificación de datos que prioricen fuentes confiables, así como la implementación de sistemas de denuncia de contenido falso o engañoso.

La inteligencia artificial

Por otro lado, el papel de los chats de inteligencia artificial (IA) en este contexto puede ser tanto desafiante como prometedor. Los chats de IA representan una herramienta innovadora que puede contribuir significativamente a la lucha contra la desinformación y la promoción de la veracidad en línea.

Asimismo, pueden desempeñar un papel importante en la verificación de hechos y la detección de información errónea. Estos sistemas pueden analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real para identificar patrones de desinformación y verificar la veracidad de las afirmaciones. Además, pueden proporcionar a los editores y autores acceso instantáneo a información relevante y fuentes confiables para respaldar sus contenidos.

Además, los chats de IA pueden ser utilizados como herramientas educativas para promover la alfabetización mediática y ayudar a los usuarios a discernir entre información veraz y desinformación. Estos sistemas pueden proporcionar consejos y recursos sobre cómo identificar y evitar caer en trampas de desinformación, así como ofrecer explicaciones detalladas sobre conceptos relacionados con la verificación de datos y la ética en la comunicación digital.

Sin embargo, es importante tener en cuenta los desafíos y limitaciones asociados con el uso de chats de IA en este contexto. Estos sistemas pueden ser susceptibles a sesgos y errores, lo que podría comprometer su capacidad para proporcionar información precisa y imparcial. Además, la falta de supervisión humana adecuada podría dar lugar a la propagación inadvertida de desinformación a través de estos canales.

Así, los chats de IA tienen el potencial de desempeñar un papel significativo en la promoción de la veracidad y la integridad en línea en el contexto de la responsabilidad editorial en la era de la desinformación. Sin embargo, es crucial abordar cuidadosamente los desafíos asociados con su uso para garantizar que se utilicen éticamente, maximizar sus beneficios y mitigar sus riesgos.

De esta manera, el papel de los editores y las nuevas tecnologías, como los chats de IA, en la lucha contra la desinformación, es esencial para salvaguardar la integridad del contenido en el entorno digital. La promoción de la veracidad y el respeto por el derecho de autor, así como la colaboración entre diferentes actores, son pilares fundamentales en esta tarea. Solo a través de un enfoque conjunto y un compromiso ético podemos enfrentar con éxito los desafíos que plantea la desinformación en la sociedad contemporánea, garantizando un flujo de información más confiable y veraz para todos.

El amor en los tiempos de la Escuela

Luis Espinoza y Andrea Doria se conocieron hace algunos años en la Escuela de Edición de Lima. Hoy, comprometidos y junto a su pequeña Emilia, compartieron con nosotros una tarde en la que recordaron los momentos más felices que pasaron en la EEL. Por el Día de San Valentín, les dejamos esta entrevista que sella una bella historia de amor que nació en las aulas de la Escuela.

Por Marco Fernández

Ustedes se conocieron en la Escuela de Edición de Lima ¿Cómo se dio ese primer encuentro?

Luis Espinoza: ¿Quieres su versión o la mía? [risas]. Yo fui tu profesor.

Andrea Doria: No, mentira, no fue mi profesor. El curso final era el de proyectos, lo dictaba otro docente llamado Erick. No sé qué ocurrió, pero lo llamaron a Luis no para enseñar, sino para evaluar proyectos.

Luis Espinoza: Erick me invitó para evaluar los proyectos.

Andrea Doria: Así es. No era el profesor, simplemente fue a comentar los proyectos.

Luis Espinoza: Era profesor…

Andrea Doria: Pero no nuestro [risas].

De todas maneras, quieres decir que fuiste su profesor.

AD: Quiere la historia del profesor y la alumna, pero no le va a ligar. Ahí nos vimos, fueron como dos o tres veces.

LE: Cuatro fines de semanas. Yo me quedaba después de mi clase media hora más para evaluar los proyectos.

AD: Después vino fin de año, se dio el intercambio de libros de la Escuela y ojitos van y ojitos vienen.

LE: Alguien se despidió con un medio piquito.

Entonces, si fue en el truequetón de la Escuela, podría decirse que los unió los libros.

AD: Claro, no me tocó ni su libro, ni mi libro le tocó a él, pero había ojitos ahí. En verdad, yo le había echado el ojo desde antes, pero ahí fue cuando empezó todo. Lo agregué a Facebook y empezamos a conversar. No había Instagram en aquel entonces. Luego pasamos a mensajearnos por WhatsApp.

Si bien se conocieron en la EEL, donde nació el amor, ¿compartían muchas cosas en común, como la pasión editorial?

LE: Curiosamente, no. Yo era profesor de marketing editorial; si bien me gustan los libros, mi pasión es vender. No es que yo sea un lector ávido, más bien ella es la lectora ávida que tiene cincuenta mil libros en la casa. Yo tengo los libros tipo coffee table, como mis libritos de Tarantino, de Zelda, de videojuegos con portadas hermosas. He retomado el tema de la lectura, más que todo digital, pero Andrea es la apasionada por los libros.

AD: En verdad, cuando comenzamos más unían las películas que los libros.

LE: Nos unían bastantes cosas. De hecho, sí los libros, porque a mí me gustan mucho las novelas de terror, soy muy fanático de Edgar Allan Poe, Lovecraft y Stephen King. Justamente en ese tiempo estaba leyendo el último libro de Pablo de Santis de aquel entonces, El enigma de París, que ganó el Premio Planeta. Siempre comentábamos acerca de ese libro y sobre cómo escribía De Santis, por lo que, si bien hemos tenido ganchos literarios, más fue el tema de la música, la comida, series de televisión y películas lo que nos llevó a congeniar.

De algún modo comparten cosas en común, ¿alguna vez han trabajado juntos un proyecto?

AD: Una hija [risas]. La verdad, ninguno.

LE: En algún momento quisimos lanzar una editorial para niños, pero llegó la pandemia y todo se estancó.

AD: Nunca fue una idea de nosotros juntarnos para hacer algo. Yo tenía un trabajo, él tenía el suyo. Nos unían otras cosas. Nos conocimos en la Escuela y ese fue el punto de partida.

Digamos que fue el destino, entonces.

LE: En verdad, fue bastante suerte.

AD: Si no nos conocíamos ahí, no nos hubiéramos conocido en ningún otro lado.

LE: Yo llego a los libros porque conseguí un trabajo como jefe de marketing en una editorial. Ahí empieza mi afición por la edición, no es que yo lo haya buscado estar ahí, sino que se dio la oportunidad. En la Escuela conocí a Andrea y a todas las personas involucradas. Antes de eso no tenía ninguna experiencia editorial, no sabía cómo se hacían los libros, no sabía que Garamond era la fuente más recurrente para la impresión. Esas cosas las aprendí en el día a día. Si no hubiera sido por el trabajo en la Escuela, por esa oportunidad de enseñar, no habría tenido otro momento para conocer a Andrea.

AD: No teníamos amigos en común, ninguno. Si no hubiera sido por la Escuela, nunca nos hubiéramos conocido.

Andrea acaba de decir algo muy importante: «si no hubiera sido por la Escuela, nunca nos hubiéramos conocido». En cierta forma, es su evento canon.

AD: ¡Sí! Es más, inscribirme en la Escuela también fue una cuestión de suerte. Yo estaba en la playa y de pronto vi una publicidad en Facebook de que se iban a abrir cursos. No es que yo estuviera buscando estudiar eso, simplemente lo vi, me pareció interesante y me metí.

LE: En mi caso, una de las personas que estaba en la editorial era parte de la Escuela y me dijo que tenía un proyecto y que necesitaba a una persona que se encargara de las actividades de marketing. Acepté y me empapé del tema, porque si bien tenía una estrategia para ver temas de revistas y de editoriales, tuve que aprender cómo se hacen los libros, cómo se comercializan o cómo es la rentabilidad. Fue una experiencia muy bonita aprender la parte comercial del sector editorial, qué hace a un libro rentable, qué hace a un libro más atractivo para la compra, cómo puedo lograr que más gente visualice el contenido en una portada realmente genial. Gracias a ello he tenido la oportunidad de trabajar en varios proyectos muy buenos. Uno de los pocos que vieron la luz fue Libertad y prejuicio, de Yesenia Alves, que trata acerca de los prejuicios contra la comunidad LGTB acá en Perú. Me gustó bastante porque fue un proyecto que salió de la Escuela y se vio materializado. Fue bastante bonito que la autora me hiciese llegar el libro con una dedicatoria bonita por las enseñanzas de la Escuela.

Nunca imaginaron terminar juntos y con una hija.

LE: Todo fue tema de suerte. Yo llego a Comunica porque un amigo es amigo de un amigo y es amigo de otro amigo. Tuve que estudiar en la universidad que estudié para conocer a ese amigo para llegar a ese trabajo, sin el cual nunca hubiera llegado a la Escuela de Edición de Lima.

AD: Por eso te decía que, si no fuera por la Escuela, esto no hubiera sucedido.

Luis, dile algo bonito a Andrea.

LE: Qué tan cursi quieres que sea [risas]. Lo mejor que me pudo pasar en la Escuela fue Andrea. Fue una aventura muy bonita y mira, quedó materializada en nuestra hija.

Ahora tú, Andrea.

AD: Mi proyecto, por más bueno que fue, no salió, pero de ahí llegó el mejor proyecto de vida de ambos, lo cual agradezco infinitamente.

La Escuela los unió, que la Escuela los bendiga para siempre.

AD: ¡Así es! Una vez pasamos por el local antiguo de Miraflores (en Mariano Odicio) pero la casa estaba abandonada.

LE: Nos dio pena, pero ahí nos acordamos de que algún día tendremos que pedir esa casa para hacer la recepción de nuestro matrimonio, porque ahí fue donde nos conocimos. ¡Sería algo paja!

Amistades que trascienden las aulas (y el tiempo)

Ricardo Meinhold, Gloria Cabrejos y Cinthya Carbonell y André del Águila, exalumnos de la Escuela de Edición de Lima, junto a Juan Miguel Marthans, director de la EEL, se juntaron en el marco del Día de la Amistad para recordar los mejores momentos que pasaron en la institución, donde forjaron un vínculo que se mantiene hasta hoy.

¿Cuál es el recuerdo más importante que tienen respecto a su amistad forjada en la Escuela de Edición de Lima?

Ricardo Meinhold: Con Gloria, editar la revista que trabajamos junto a un grupo de amigos «letraheridos» de la Escuela. Con Cinthya, su buen gusto recomendando libros y actividades culturales.

Gloria Cabrejos: Recuerdo mucho el tiempo en el que nos reuníamos para realizar el proceso editorial completo de dos de las revistas de la Escuela —Una revista de libros y Beppo— las cuales eran trabajadas íntegramente por alumnos y profesores. Fueron reuniones de trabajo voluntario extremadamente divertidas y gratificantes, en las que todos aprendíamos de todos, pues como equipo teníamos que dividirnos las tareas para lograr el objetivo: publicar una revista con contenido de calidad.

Cinthya Carbonell: Para mí es la participación en Corcho Libro. Ahí los escuché, los conocí más y aprendí de ellos y de todos los demás integrantes.

André del Águila: Las parrilladas en el primer local de la EEL, en Mariano Odicio. Todos congregados alrededor de un fuego diminuto, pero que era la excusa perfecta para conocer gente y charlar por horas sobre libros.

Juan Miguel Marthans: La Escuela de Edición de Lima lleva casi nueve años operando y una pandemia de por medio. Por lo que muchas cosas han pasado. Antes de la pandemia hubo proyectos que buscaban que los alumnos y profesores se acercaran entre ellos. Un proyecto que nació ahí por el 2016 fue Corcho Libro, el cual mutó de un ser un club de lectura a ser un grupo de buenos amigos lectores. Hasta hoy nos reunimos y hacemos actividades, conversamos de libros e intercambiamos lecturas. Esperamos que pronto se puedan plantear ideas que generen nuevos espacios como Corcho Libro.

¿Podríamos decir que el amor por los libros y la labor editorial también fue un aliciente para fortalecer su amistad?

RM: Desde luego. Compartir gustos o visones relacionadas con la cultura —palabreja tan maltratada— era un lujo no muy común en estos tiempos de TikTok e influencers.

GC: Por supuesto. Si bien nuestras carreras son distintas, el punto en común de nuestra amistad gira alrededor de nuestro amor por los libros, por la lectura y por la escritura. Debido a nuestra pasión por los libros, la Escuela creó un club de lectura al que llamamos Corcho Libro. Lo bonito de este club no solo era que todos los que participábamos escogíamos un mismo libro para leer, sino que también nos reuníamos —y lo hacemos hasta la fecha— para intercambiar puntos de vista. Fue interesante también habernos reunido con algunos escritores peruanos como Carlos Schwalb y Antonio Gálvez Ronceros para hablar sobre sus obras. 

CC: Sí, todas las personas de la EEL que conocí durante estos siete años aman los libros y hablan con gran entusiasmo de los contenidos, los autores, las novedades literarias y las ferias.

AA: Definitivamente. Encontrar gente con intereses similares a los tuyos que pese a tener un trabajo diario de ocho hora a más y con labores completamente disímiles, llegaban a la Escuela y compartían su verdadera pasión. Creo que es uno de los aspectos que más destaco. La EEL fue un oasis para muchos de nosotros.

JMM: El amor por el trabajo editorial es un punto en común muy fuerte dentro de la Escuela. Y no solo es amor por los libros sino también pasión, tanto para leerlos como hacerlos. Así que ¿qué puede ser más fuerte que una pasión para cultivar buenas amistades?

¿Se mantienen en contacto después de tanto tiempo y haber compartido aulas juntos?

RM: Como las buenas amistades —hemos pasado en poco tiempo vivencias tan intensas— nuestra amistad perdura a pesar de los largos intervalos.

GC: Siempre. Cada vez que podemos nos reunimos. Cabe mencionar que una reunión infaltable una vez al año es nuestro clásico intercambio de regalos que, para nosotros, siempre es un intercambio de buenos libros.

CC: Sí, nos comunicamos a través de Corcho Libro y por mensajes. 

AA: Sí. Con algunos hemos viajado juntos. Tratamos de reunirnos cada vez que podemos y procurando que coincida la mayoría. Llevamos más de siete años haciéndolo.

JMM: Hasta el día de hoy nos reunimos. Quizá no con la frecuencia de antes, pero eso hace que cada reunión sea sumamente especial. Al final, Corcho Libro terminó siendo un grupo de grandes amigos.

Para ustedes ¿cuál es el significado de la amistad?

RM: Si la amistad es el reflejo de nuestras personalidades, de nuestras diferentes formas de ver la vida, ellas representan mi mejor reflejo.

GC: Para mí, la amistad es pensar en una persona con cariño y aunque no la vea con regularidad siempre será un placer encontrármela nuevamente, tomarnos un café y conversar largo y tendido. Pienso que la amistad se mide en función al tiempo de calidad que pasamos con personas con las que estamos a gusto y con las que podemos conversar de todo y de nada a la vez.

CC: La honestidad, la lealtad y la empatía. 

AA: Compañeros de aventuras y pasiones. Una mano que siempre estará tendida para cuando la necesites.

JMM: La amistad… complicado encontrar un significado exacto, pero sí se puede hacer un listado de cualidades en torno a ella como la pasión, el cariño, el respeto, la honestidad y la solidaridad. Ya sobre eso se pueden construir cosas extraordinarias y descubrir personas que consideres verdaderos amigos.

La relevancia de la correcta escritura dentro de la empresa

Muchos tienen la idea que la actividad empresarial no guarda relación con la correcta redacción, pues en el día a día dentro de la empresa se le da importancia a los resultados medibles como producción, utilidad, proyecciones, ingresos, egresos, etcétera. Pero no olvidemos que la comunicación escrita es la vía principal por la cual transita toda la información de la empresa.

En una empresa se entrecruzan decenas de personalidades, costumbres, destrezas, entre otras características propias de los grupos de trabajo. Por tanto, la necesidad de entablar un proceso comunicativo eficiente y dinámico resulta primordial. Si no, ¿de qué modo podrían tomarse decisiones al más alto nivel?, ¿cómo coordinarían los encargados de las diversas áreas, si no se maneja un lenguaje en común?, ¿de qué manera se conformarían equipos de trabajo que persigan los objetivos de la empresa?

El puente comunicativo más utilizado es la vía escrita. Si reparamos en ello, la escritura está presente en el quehacer diario: cuando enviamos un mensaje en WhatsApp, cuando elaboramos un reporte, al «postear» un estado en redes sociales, cuando escribimos un correo electrónico. Y en una empresa se generan cientos de comunicaciones de este tipo al día.

Por eso, es relevante que los mensajes escritos sean precisos y coherentes. No basta solo con tener habilidades blandas o una capacidad organizativa óptima, ya que carecer de destreza en redacción podría generar un desfase tanto en la comunicación interna como externa.

Ventajas

La construcción de mensajes parte desde la concepción de la idea hasta la emisión del mismo y su recibimiento por parte de un receptor. En este caso, quienes fungen de receptores son los trabajadores de la empresa —en la parte interna— y el público —por el lado externo.

En el caso de la comunicación interna, una buena redacción de documentos —boletines informativos y comunicados— mejorará y consolidará la imagen frente a un equipo de trabajo, mediante la transmisión de ideas y directrices claras con un lenguaje acorde al lector.

Asimismo, la comunicación escrita empresarial puede facilitar el trabajo de un área específica. Si se tienen puntos concretos, bien estructurados y directos, lo único que le queda al receptor es ejecutar lo ordenado por el emisor. De este modo, se incide también en la mejora de los resultados, ya que los trabajadores comprenden lo que deben hacer para conseguir los objetivos que se busca en beneficio de la empresa.

De cara al público, una correcta redacción puede incrementar la persuasión para direccionar a las personas hacia los intereses de la empresa. Un folleto bien redactado, atractivo y con los mensajes pertinentes puede cerrar una venta, atraer a más clientes a los locales de la empresa, generar interés por los productos que se ofrecen, entre otros beneficios.

¿Cómo generar una buena comunicación escrita?

En primer lugar, debemos tener un esquema preconcebido de lo que se quiere decir y si es en pocas palabras, mejor. Menos es más y en casos de comunicación esto se agradece mucho. En tanto, la organización de ideas, construcción de párrafos breves, la aplicación de las reglas de ortografía y gramática, así como la integración de un lenguaje sencillo y sin abundantes detalles, son puntos a tomar en cuenta para la construcción de mensajes eficaces.

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Oswaldo Toscano: «Mucha gente cree que corregir textos es solo subsanar faltas de ortografía. Esa es una visión muy limitada del oficio del corrector»

Educador y corrector de textos egresado del Curso Integral de Corrección de Estilo, Oswaldo Toscano nos cuenta su experiencia en el CICE y cómo influyeron los conocimientos adquiridos en su quehacer profesional.

¿Cómo nació tu interés por el oficio de la corrección de textos?

Fue una casualidad. Hace muchos años que hago opinión en varios medios. Algunas personas me pedían que les ayude a corregir textos, documentos, hasta tesis. Allí nació mi interés por ir un poco más allá y encontré la propuesta de la Escuela de Edición de Lima. Fue una gran formación. Comprendí muchos de los aspectos clave del oficio. Sobre todo, la calidad humana de los profesores me generó una grata experiencia. 

¿Consideras que todo docente debe ser capaz de corregir sus propios textos?

Absolutamente. Aunque parezca que los textos escritos han sido suplantados por las imágenes, la verdad es que el contenido textual adquiere cada vez más importancia. Sobre todo, ahora que las nuevas tecnologías se introducen poco a poco en las aulas y en los procesos de aprendizaje-enseñanza. El problema radica en que mucha gente cree que corregir textos es solo subsanar faltas de ortografía. Esa es una visión muy limitada del oficio del corrector.

Cuéntanos un poco acerca de tu experiencia en el Curso Integral de Corrección de Estilo.

Tengo una grata experiencia. Lo que más recuerdo es la calidad humana de sus profesores. El respeto al alumno. Luego he tenido otras experiencias en otras instituciones donde el aspecto humano era menos importante que el económico. Además, todos los profesores del Curso, tenían un nivel de profesionalismo altísimo. 

¿Fue una ventaja llevar el curso a distancia?

Claro, porque yo no vivo en Lima. Entonces se facilitó tomar el programa. 

¿Cuál crees que es la principal fortaleza del CICE?

Como lo dije antes, sus profesores, su director y el equipo que da soporte a los alumnos. 

Eres docente de profesión, ¿cómo influyó lo aprendido en el CICE en tu vida profesional?

Mucho. Me hizo más consciente de la importancia de hacer textos claros, que transmitan las ideas de una forma eficiente. Además, me llevó a descubrir una nueva actividad profesional. A partir del curso, también corrijo tesis de pregrado o maestría y ofrezco servicios de contenido para blogs. 

Sabemos que también eres docente en la Escuela de Edición de Lima. Coméntanos un poco más sobre esta experiencia.

Los ejecutivos de la EEL me dieron la oportunidad de abrir un curso en modalidad virtual, acerca de la escritura para blogs. Es una actividad bastante específica, que, sin duda, va a convertirse en una necesidad para muchas organizaciones. Actualmente, un blog es el eje central de las estrategias de web marketing. Es el medio a través del cual se conecta con la comunidad. Considero que el curso Blogging, del cual soy docente, va a crecer a la par de la consciencia que se desarrolle sobre la necesidad de diferenciarse en la web.

¿Cómo redactar textos jurídicos eficientes y comprensibles?

En el rubro legal, pocas veces se toman en cuenta los conocimientos básicos de redacción. No basta solo conocer la terminología jurídica, sino que debe ser comprensible, incluso para quienes no están familiarizados con dichos términos.

La clave es la formación como redactores. Es importante tener en cuenta las normas fundamentales que rigen nuestro idioma, a nivel gramatical, ortográfico, sintáctico y morfológico. El profesional en leyes debe manejar adecuadamente el idioma y ser capaz de hacer entendibles sus textos hacia los demás.

Si bien el manejo del lenguaje jurídico es importante en este ámbito, lo debe ser también el dominio de técnicas y estrategias de redacción que faciliten la comprensión de documentos legales. Entonces, ¿cómo logramos que un texto jurídico sea eficaz y entendible? Aquí te dejamos algunas recomendaciones:

  • Enfrentar la hoja en blanco con una idea preconcebida de lo que se quiere comunicar.
  • Un esquema de ideas es efectivo en estos casos.
  • No olvides que toda redacción jurídica expresa un suceso o pensamiento respecto a las conductas y normas que regulan la vida del hombre en la sociedad.
  • Una vez redactado el texto, revisa las posibles erratas gramaticales, de puntuación o sintácticas. Esto cohesionará el escrito, fomentando la comprensión por parte del lector.
  • Utiliza todas las herramientas del rubro legal. Olvídate del verso y el ritmo literario. Cohesión y precisión deben ser tus objetivos.
  • Fortalece tu escrito con una argumentación sólida y coherente, de modo que la calidad del documento quede asegurada por el lado de la redacción y del contenido.

Si deseas perfeccionar tus técnicas de redacción y conocer más acerca de este tema, te invitamos a ser parte de nuestro Taller de Redacción de Textos Jurídicos. En él encontrarás soluciones que harán de este camino —a veces un tanto enrevesado—, una ruta donde la palabra escrita fluirá de forma sencilla y eficiente.

Las clases empiezan el lunes 13 de noviembre, de 7:00 a 10:00 p.m. Separa tu vacante escribiéndonos al siguiente enlace: wa.link/gb8ory. También puedes escribir a [email protected] y a [email protected]

Katherine España: «El trabajo del corrector es fundamental para cualquier proceso editorial, por más pequeño que sea»

Historiadora de profesión y correctora de textos egresada de la Escuela de Edición de Lima, Katherine amplía algunos conceptos sobre la corrección y cómo el Curso Integral de Corrección de Estilo influyó en su desempeño profesional.

¿Es un error pensar que la corrección es un proceso más intuitivo que profesional?

La corrección de textos exige una formación académica para adquirir los conocimientos y las herramientas que nos permitan la intervención y mejora de un escrito. Sin embargo, en el campo laboral de la corrección encontramos de todo un poco: autodidactas, traductores, periodistas, entre otras profesiones que desempeñan esta labor. Esto no solo sucede en la corrección, sino también en la historia. La formación académica te da las bases para entender cada una de las partes que conforman nuestra lengua: ortografía, sintaxis, morfología, ortotipografía, entre otras. La intuición atiende a preferencias personales, mientras que la formación académica te da un criterio especializado para desarrollarte a nivel profesional. No pretendo ser la inquisidora de la lengua, pero sí demostrar la importancia de la capacitación, para quienes ejercemos este trabajo, con el fin de entregar textos que expresen de forma clara y concisa las ideas de su autor.

En un rubro donde la autoedición empieza a cobrar cada vez mayor fuerza, ¿cuál es el papel que juega el corrector de textos?

El trabajo del corrector es fundamental para cualquier proceso editorial, por más pequeño que sea y sin importar el tipo de contenido o el público al que va dirigido, pues es la forma más apropiada de cuidar la expresión exacta de nuestro idioma. La mayoría del contenido que predomina en la web presenta muchos calcos del inglés, en la forma que se construyen las oraciones; también, vemos traducciones realizadas con IA o de traductores no profesionales, quienes están más familiarizados con el inglés que con su propia lengua.

Es cierto que estos préstamos lingüísticos nos dan alternativas, pero su uso incorrecto genera dificultades en la lectura y le resta sentido a lo que enuncia. El peligro es que la repetición de estas formas se normalice en el colectivo lector, hasta convertirse en uso común.

¿Cómo empezó tu interés por incursionar en el campo de la corrección de textos?

Mi interés partió de la necesidad de escribir mejor para que mis textos sean claros en su planteamiento. Por eso, en el verano de 2019 decidí inscribirme en el Curso de Corrección de Textos I en la Escuela de Edición de Lima, el cual sembró en mi la semilla de la curiosidad por saber más de este apasionante mundo de la lengua.

Coméntanos un poco acerca de tu experiencia en el Curso de Corrección de Estilo de la Escuela de Edición de Lima.

Pertenezco a la V promoción del Curso de Corrección de Estilo que se dictó en 2020. Esta experiencia significó un gran reto para todos los que participamos, pues no permitimos que las circunstancias —la cuarentena a causa del covid-19— detuvieran nuestra formación.

Fuimos un grupo grande compuesto por traductores, periodistas, estudiantes universitarios y docentes que, clase a clase, logramos desmitificar gran parte de los conocimientos adquiridos en las diferentes etapas de formación que siguen presentes en el sistema educativo no solo del Perú, sino de Latinoamérica.

En tu opinión, ¿es posible llevar un curso de corrección de estilo de forma virtual?

Por supuesto que es posible. Mi promoción fue la primera edición virtual de este curso y la experiencia fue tan interactiva y participativa como las clases dentro de un aula presencial. Cada uno de los profesores se esforzó por explicar el contenido en cada sesión con excelentes recursos audiovisuales que nos permitieron entender tanto la teoría como la práctica. Si lo estás considerando, ten presente que para hacerlo solo necesitas tus ganas de aprender y tener disciplina para estudiar a tu ritmo.

Eres historiadora de profesión, ¿cómo ha influido el CICE en tu desempeño profesional?

Mi labor como historiadora es interpretar los sucesos del pasado con los ojos del presente. No tarea fácil explicar con palabras sencillas eventos que ocurrieron hace 500 años y que están analizados con la mirada del presente. Para que esta información sea entendida por el lector, utilizamos varios recursos estilísticos: el cuidado con los tiempos verbales, la discriminación entre mayúsculas y minúsculas, el uso los circunstanciales, la presencia de los incisos para dar información adicional y hasta afinar los aspectos ortotipográficos de las citas. Mis estudios en la Escuela de Edición de Lima me han permitido desarrollarme mejor como escritora de artículos académicos, así como en la labor de correctora de tesis a nivel universitario.

Y, en el caso de los docentes, ¿tienes alguna opinión respecto a su desempeño?

El desempeño de todos los profesores fue excelente. En sus clases nos compartieron anécdotas de sus tiempos como estudiantes, explicaciones sobre las variaciones de las normas, sus experiencias en el campo laboral como docentes y como correctores profesionales. Incluso, pude conocer más sobre cómo nuestra labor ha logrado profesionalizarse en el Perú a través de los cursos que ofrece la Escuela de Edición de Lima.

Tus impresiones finales sobre el CICE y tu formación como correctora de estilo.

Además de mi labor como historiadora, los conocimientos que adquirí en el CICE me han permitido trabajar como correctora de contenido digital y colaborar activamente para que otros escritores mejores sus habilidades. En un futuro cercano, me gustaría desarrollar un seminario dirigido a los estudiantes de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela, para enseñar las nociones básicas de la ortografía y gramática del español que todo egresado debe saber para desempeñarse en el área de la investigación histórica.

Alejandra Bravo Espinoza: «Puedo afirmar con énfasis que la principal fortaleza del CICE es la calidad de sus docentes»

Lingüista y correctora egresada de la Escuela de Edición de Lima, Alejandra Bravo nos comenta su experiencia en el oficio de la corrección, así como su paso por el Curso Integral de Corrección de Estilo, el cual culminó satisfactoriamente.

Cómo lingüista, ¿cuál es tu punto de vista respecto a la labor del corrector de estilo?

La carrera de Lingüística me ha brindado los conocimientos fundamentales de aspectos gramaticales, semánticos, sintácticos, morfológicos, fonológicos y fonéticos del estudio de la lengua. Gracias a esa base entré en contacto con el mundo de la corrección de estilo, en una editorial especializada en temas jurídicos, contables y gubernamentales, donde tuve la oportunidad de ascender y ser coordinadora de un pool de correctores, incluso tuve la propuesta de ser editora. Ahí comprendí la importante labor que desempeñan los correctores como guardianes del texto y de su autor, pero, sobre todo, en el cuidado del lector. Posteriormente, en el 2018, con ese mismo entusiasmo, ingresé a laborar como correctora en la Corte Suprema del Poder Judicial, donde mi enfoque tuvo un ligero cambio, pues la corrección no se orientaba en el marketing de los textos, sino en emplear un lenguaje claro, preciso, libre de frases largas y oscuras. En este poder del Estado —donde continúo hasta la fecha—, con mi desenvolvimiento y profesionalismo, he logrado ganarme el respeto y la admiración pese a no provenir de una carrera legal. Considero que mi formación lingüística ha aportado un valor significativo a mi labor como correctora de sentencias y resoluciones, lo que me ha permitido también dictar capacitaciones a nivel nacional sobre redacción jurídica.


¿Consideras que la corrección de estilo es un oficio reservado exclusivamente para profesionales de las letras?

Existe la percepción equivocada de que cualquier persona que escriba con fluidez puede ejercer la corrección de estilo de manera profesional —y eso me pasa con los abogados—, pero está lejos de la realidad. En mi opinión, no se trata de un oficio exclusivo de profesionales de las letras, pero sí requiere una formación continua a través de cursos, talleres y diplomados, pues nos formamos cada día, con anécdotas y experiencias. Además —y no quiero dejarlo de lado—, un corrector, sumado a su amplio conocimiento de la gramática, debe ser un inquieto lector y tener una base humanística sólida. Es decir, debe saber de filosofía, historia, política, música, entre otras áreas.


¿Cuál crees que es el objetivo del profesional de la corrección de textos?

El objetivo primordial es garantizar que el texto que se encuentra en sus manos sea perfectamente legible. Por ejemplo, en el ámbito jurídico me enfoco en asegurarme de que los escritos sean claros, precisos y, en la medida de lo posible, sencillos —aunque muchas veces la sencillez no sea la preocupación de los abogados—. Los textos deben ser comprensibles para todo el ciudadano común, sin necesidad de la interpretación de un especialista. Es así que, como amante de las letras, mi labor no se limita a embellecer los textos, sino garantizar que empleen un lenguaje claro y accesible.


Cuéntanos un poco tu experiencia en la Escuela de Edición de Lima, tras haber llevado el Curso Integral de Corrección de Estilo (CICE)

Como mencioné previamente, si bien es cierto mi formación lingüística fue de gran ayuda en mi labor como correctora, este oficio demanda una formación continua en cursos o diplomados de especialización, pues mi carrera no proporciona una preparación específica en corrección, idea errada que algunas personas tienen. En el 2019 por fin decidí llevar el Curso Integral de Corrección de Estilo. Inicialmente, asistí de manera presencial, pero, debido a la pandemia, completé el curso de modo virtual en el 2020 (el curso dura casi un año). Mi experiencia en las aulas me permitió compartir conocimientos con otros profesionales —como yo— interesados en el mundo de la corrección, lo cual resultó enriquecedor. La transición a la virtualidad no fue complicada, ya que manejo muy bien la tecnología. De hecho, fue bastante provechosa, pues ya no perdía tiempo en trasladarme y las clases se grababan para una consulta posterior. Los docentes que tuve a lo largo de esos meses destacaron por su profesionalismo; nos proporcionaron los materiales de la clase —que hasta ahora ojeo—, libros, videos, y aprovecharon los recursos tecnológicos para hacer las clases más interactivas.


¿Cuál crees que es la principal fortaleza del CICE?

Puedo afirmar con énfasis que la principal fortaleza del CICE es la calidad de sus docentes que, incluso, desde que empezó la pandemia y con ella la virtualidad, continuaron dictando y se sumaron profesores extranjeros de diversos países del mundo. Ellos siempre estuvieron prestos a absolver mis dudas y se centraron en mis intereses profesionales.


¿Cómo influyó la formación en el curso en cuanto a tu labor profesional?

Si bien es cierto, yo tenía una muy buena base como lingüista, pero llevar el Curso Integral de Corrección de Estilo me ayudó a detectar mis puntos débiles y perfeccionar mis habilidades en la corrección de manera más profesional. Gracias a la teoría, la retroalimentación personalizada de los docentes y el intercambio de conocimientos en clase, ahora me siento más segura cuando asesoro en temas de redacción, puedo proporcionar explicaciones más fundamentadas para cada corrección y hasta transmitir mis conocimientos a través de talleres.   


¿Qué opinión te merece nuestra plana docente?

Los docentes son profesionales destacados que fomentan el aprendizaje continuo, con quienes, hasta la fecha, mantengo comunicación por temas académicos y de corrección. Gracias a sus consejos, a menudo consulto la RAE, el Panhispánico, la Fundéu, Castellano Actual, entre otros. Esto ha enriquecido mi trabajo como correctora.


Déjanos saber tus impresiones finales sobre el curso y la Escuela de Edición de Lima.

Cuando culminé el Curso Integral de Corrección de Estilo me llevé gratos recuerdos y un profundo aprendizaje. Es por ello que pensé que debía regresar por algún otro curso, y así fue. En el 2022, llevé también el Curso Integral de Edición de Publicaciones, debido a mi interés en el rubro editorial y con miras a una futura carrera como editora. Ambos cursos los culminé satisfactoriamente, y ahora puedo decir que tengo una sólida base en corrección y edición de textos para enfrentar nuevos retos.

Recuerda que la XV edición del Curso Integral de Corrección de Estilo empieza este sábado 11 de noviembre. Separa tu vacante en el curso más completo del sector editorial (192 horas lectivas) con nuestros asesores, comunicándote al WhatsApp 968788289 o escribiéndonos al correo [email protected].

Hoy es el Día Internacional del Corrector de Textos

Cada 27 de octubre se conmemora esta fecha, a modo de homenaje para aquellos profesionales que intervienen y trabajan con textos. La Escuela de Edición de Lima y el Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos saluda a todos los correctores en su día.

La Fundación Litterae instituyó el Día Internacional del Corrector de Textos en esta fecha debido a que coincide con el nacimiento del teólogo y filósofo holandés Erasmo de Róterdam, quien tradujo y corrigió textos en latín, echando mano de un lenguaje accesible.

La labor del corrector es imprescindible dentro del proceso editorial. El objetivo de su trabajo es aplicar las normas ortográficas, gramaticales y ortotipográficas en un texto, con el fin de ofrecer un escrito de calidad, libre de erratas y listo para ser publicado. Por ello, esta tarea solo puede ser realizada por profesionales especializados en dicha materia.

Esto engloba no solo a quienes provienen de carreras afines, tales como la literatura o la lingüística, sino también a todas aquellas personas que tomen la iniciativa de incursionar en este oficio con seriedad y responsabilidad. Si bien corren los tiempos de la inteligencia artificial y de los avances tecnológicos (muchos insertados en el campo de la corrección) nada podrá equiparar las destrezas y habilidades de un profesional formado durante años para llevar a cabo esta tarea.

La Escuela de Edición de Lima y su compromiso con los correctores de textos

En la Escuela de Edición de Lima, desde su fundación, le hemos dado suma importancia al desarrollo de las habilidades que se requieren para ser un buen corrector de textos, pues reconocemos que son pieza clave en todo proceso editorial. Por eso contamos con una serie de cursos que buscan el crecimiento profesional de los correctores.

Entre ellos está el Curso Integral de Corrección de Estilo, el programa más completo que cuenta con 192 horas de duración —que se llevan a lo largo de un año y que está conformado por doce materias—. En este curso uno aprenderá todo lo necesario para empezar en este apasionante oficio.

Las clases empiezan el sábado 11 de noviembre y serán de 9:00 a. m. a 1:00 p. m. Separa tu vacante con un asesor, escribiendo al siguiente enlace: http://wa.link/gb8ory. También puedes comunicarte al teléfono 968788289 o al correo [email protected].

Juan Cajar: Una de las mejores decisiones que tomé en los últimos años fue matricularme en este curso

Biólogo de nacionalidad panameña y corrector egresado del Curso Integral de Corrección de Estilo (CICE) de la Escuela de Edición de Lima, Juan Cajar nos cuenta su experiencia como estudiante y la forma en que nuestro programa influyó en su quehacer profesional.

¿Cómo inició tu vínculo con los libros y la redacción?

Desde muy niño. Recuerdo que mi interés y aprecio hacia la lectura y los libros fue gracias a mi madre, quien me inculcó el respeto, gusto y cuidado por ellos. Mi afición por la redacción vino después, en medio de mis estudios primarios y secundarios. Mención aparte merece mi pasión por los crucigramas.

¿Qué te impulsó a incursionar en el mundo de la corrección de estilo?

Mi interés por la corrección despertó gracias a un taller que cursé en Ciudad de Panamá, el cual llevaba por nombre «Escriba y publique sus libros».

¿Qué te pareció llevar el Curso Integral de Corrección de Estilo a distancia?

Una de las mejores decisiones que tomé en los últimos años fue matricularme en este curso. No fue fácil, ya que las exigencias propias del plan de estudios, en algunos aspectos, resultaron ajenas a mi profesión cotidiana de biólogo, lo que no hizo sino incentivar más mi interés por el mismo. Los estudios a distancia son una opción, si bien una oportunidad de interactuar con académicos y compañeros estudiantes de otras culturas, pero con el mismo fin de desvelar la metodología y particularidades de esta satisfactoria profesión.

¿Qué opinión tienes respecto a la malla curricular estructurada para nuestros estudiantes?

La malla curricular que estudiamos no es más que el producto de la experiencia, del excelente equipo de profesores y personal administrativo con que cuenta la Escuela de Edición de Lima, para formar a los futuros correctores de estilo.

Muchos compañeros tuyos opinan que el vínculo con nuestros docentes traspasa la virtualidad, ¿has experimentado esto?

Por supuesto. Creamos una amistad basada en el interés y pasión común por esta profesión con los docentes, quienes siempre han estado y están a la orden para absolver cualquier consulta y opinión en torno al ocasional debate que generan los diferentes puntos de vista en torno al oficio.

¿Cómo influyó lo aprendido en el curso en tu vida profesional?

Puedo decir que en mi natal Ciudad de Panamá voy abriendo camino en el ámbito de la corrección, con la esperanza de aumentar mi participación en selectivos espacios en donde la gestión de un corrector de estilo sea necesaria.

Déjanos saber tus impresiones finales sobre la Escuela de Edición de Lima y el Curso Integral de Corrección de Estilo…

El Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos y la Escuela de Edición de Lima llenaron un gran vacío académico en lo que respecta a la formación de profesionales, tanto en el ámbito de la corrección como de otras disciplinas afines, las cuales también forman parte del plan curricular. Estoy seguro de que sus propósitos y gestiones serán acogidas por todos los países en los que falte un auténtico «corrector de estilo».

Recuerda que la XV promoción del CICE empieza este sábado 11 de noviembre, en línea y en directo. Separa tu vacante comunicándote con nuestros asesores a los siguientes contactos:

📞 Teléfono: +51 968 788 289

📩 [email protected]

📱 WhatsApp: 968 788 289