fbpx

A setenta años del nacimiento Santiago Papasquiaro

Si en la historia hubo un poeta salvaje y «enfermo» de poesía, sin duda fue el mexicano José Alfredo Zendejas Pineda, verdadero nombre de Mario Santiago. Si bien publicó pocos poemarios en vida, tuvo una obra prolífica que al día de hoy continúa admirando a lectores jóvenes y curtidos en lides líricas.

Para el poeta, solo había un José Alfredo y ese era el cantautor y actor mexicano José Alfredo Jiménez. Por ello, decidió cambiar su nombre a Mario Santiago. Y se adjudicó «Papasquiaro», debido al lugar de nacimiento del escritor y revolucionario José Revueltas. No por algo, el autor chileno Roberto Bolaño dijo que «Mario Santiago parecía un ser recién bajado de un platillo volador». Un tipo original, único en su especie, de esos que llegan y se van al paso de un cometa.

El infrarrealismo

Y es que era casi imposible que un autor de su talante pasase desapercibido. Junto a Roberto Bolaño, su mejor amigo, fundaron el movimiento infrarrealista a finales de los 70. Ambos eran los líderes de la agrupación, que contaba con jóvenes poetas como Bruno Montané, Ramón Méndez Estrada, Rubén Medina, Vicente Anaya, entre otros.

El entusiasmo de Mario Santiago por el infrarrealismo lo llevó a participar de todas las antologías poéticas propulsadas por el grupo, como Pájaro de calor y Ocho poetas infrarrealistas (1976) y en la revista de un solo número Correspondencia infra, revista menstrual del movimiento infrarrealista (1977).

Tras la publicación de la revista, Mario Santiago decide dejar México para radicar en Jerusalén. Quienes lo conocieron afirman que el poeta se marchó para no sufrir por un amor no correspondido, aunque también se cree que lo hizo para satisfacer sus apetitos cosmopolitas. También en 1977, Bolaño se retira a Barcelona. Para el chileno, estos hechos marcaron el final del infrarrealismo, cosa que no es del toda precisa, ya que Mario Santiago, al retornar a México en 1979, reactivó a la agrupación y se mantuvo como líder del mismo.

Papasquiaro, el poeta

Bolaño solía decir que quien tuviese la osadía de leer a Lautréamont terminaba quemándose. Pues, quien asome la mirada hacia un solo verso de Mario Santiago, terminara con los ojos arrancados de las cuencas. Y es que la complejidad de sus poemas, las metáforas cargadas de erudición, las referencias constantes a los viajeros y a los caminantes vuelven su obra enigmática, más no incomprensible.

Beso eterno (1995) y Aullido de cisne (1996) fueron los dos únicos poemarios que publicó en vida. Sin embargo, su obra no se limita solo a los poemas que contienen estos libros; fue tan prolífico que mucha de su poesía se perdió en libretas de notas o servilletas de bares, donde solía escribir. Tras una recopilación hecha por Rebeca López García, su viuda, y Mario Raúl Guzmán, se recuperaron 161 poemas, de entre 1500 piezas, en una antología llamada Jeta de Santo (2008) publicada bajo el sello del Fondo de Cultura Económica.

Un detective y los últimos años

Escribía poesía en las paredes, llamaba a sus amigos a altas horas de la noche para leerles sus composiciones, se convirtió en un buscapleitos de bares y en caminante profesional y temerario. Todo esto ocurrió tras el regreso de Mario Santiago de Israel. Precisamente, el hecho de andar por las calles de México sin mirar a los lados por si venían autos, derivó en un primer atropello en 1980. El 9 de enero de 1998, sufrió otro accidente de tránsito, el cual le causó la muerte.

Bolaño se enteró de la muerte de Mario Santiago poco después, mientras corregía la magna novela Los detectives salvajes. El poeta jamás llegó a leer el manuscrito de su amigo, aunque era un personaje activo en la historia. Y es que Bolaño tomó la figura y características de su amigo para crear a Ulises Lima, amigo de Arturo Belano (alter ego de Bolaño) y cofundador del movimiento «realvisceralista» en la novela.

La muerte de Mario Santiago causó una profunda tristeza entre sus seguidores y en el mismo Bolaño quien, como dijimos, lo consideraba su mejor amigo. Un retazo de esa pena puede notarse en el cuento inconcluso Muerte de Ulises, de la colección póstuma de relatos El secreto del mal (Anagrama, 2007) en el que Bolaño imagina a Belano regresando a México y enterándose de la muerte de Lima.

Libros para ir preparando la Navidad

Falta poco para que llegue la Navidad y con ello un gran desborde alegría. Para los lectores, esta es una buena época para reencontrarse con libros clásicos y algunas joyitas que preparan el ambiente navideño. Aquí te dejamos algunas recomendaciones.

El cuento de Navidad de Auggie Wren – Paul Auster

Infaltable en esta temporada navideña. Cuando Auster aceptó escribir un cuento de Navidad por encargo del New York Times, jamás pensó que enfrentaría uno de los retos literarios más difíciles de su carrera. Decidido a huir del sentimentalismo de estas fechas, el autor encontró inspiración en una singular historia narrada por el fotógrafo Auggie Wren. Esta narración sirvió como base para la realización de la película Smoke.

La Navidad para un niño en Gales – Dylan Thomas

Un relato con todos los aditivos propios de Navidad: un apacible pueblo en la costa de Gales, un cartero, un gato, niños y una intensa nevada que, según el autor, cayó por doce días.

Navidades trágicas – Agatha Cristhie

Para los fanáticos del misterio y la novela policiaca, nada como un clásica de la maestra de las novelas de misterio. Durante las celebraciones de Nochebuena, el díscolo Simon Lee ha sido asesinado en el piso superior de su casa. La familia sospecha entre sus miembros, pues cualquiera podría haber cometido el crimen contra el patriarca de los Lee.

Cartas de Papa Noel – J.R.R. Tolkien

Con ilustraciones del propio autor, este libro recoge los dibujos y cartas que los hijos de Tolkien escribían a Papa Noel durante la Navidad. También cuenta con relatos que narraban la vida en el Polo Norte.

El cerdito de Navidad – J.K. Rowling

De la mente de la creadora de Harry Potter, esta historia explora la vida de Dito, un cerdito de peluche que se pierde en la Nochebuena. Sin embargo, en una noche donde todo es posible, los juguetes cobran vida y urdirán un plan para encontrar al cerdito favorito del niño Jack, que al parecer ya tiene un sustituto que hará la vida imposible a los demás.

Más allá del dinosaurio: cinco microficciones extraordinarias

A propósito de El dinosaurio y Augusto Monterroso, aquí te dejamos nuestro ranking de los cinco mejores microrrelatos de diversos autores.

El emigrante — Luis Felipe Lomelí

 ¿Olvida usted algo? -¡Ojalá!

Un sueño — Jorge Luis Borges

En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma de círculo) hay una mesa de madera y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe, en caracteres que no comprendo, un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular… El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben.

Mensaje — Thomas Bailey Aldrich

Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

La carta — Luis Mateo Diez

Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolios y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.

Sueño de la mariposa — Chuang Tzu

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.

Homenaje a Antonio Gálvez Ronceros y presentación de la reedición de su novela «Perro con poeta en la taberna»

Katherine Pajuelo Lara, docente del Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos, participó como ponente en el homenaje a uno de los más grandes cuentistas peruanos, el cual se realizó en la Casa de la Literatura Peruana el pasado 5 de diciembre. Aquí te dejamos su presentación.

Quisiera empezar agradeciendo al Centro de Desarrollo Editorial y de Contenidos para esta presentación. Y, también, reconocer y felicitar el trabajo de esta reedición para el sello J.M. Marthans. Juan Miguel, haz hecho un excelente trabajo, la verdad que el libro-objeto es muy bonito y se lee bastante bien.

Quisiera empezar planteando la reflexión sobre el libro. ¿Cómo definimos hoy un libro? Les cuento que hace un par de años volví a la universidad y algo que me sorprendió fue cuando el profesor nos dijo: «Alumnos, los libros ya están colgados en la plataforma». Para mí todo era bastante nuevo. ¿Cómo que los libros están colgados en la plataforma? Es en ese momento en el que descubrí el libro PDF. La verdad que fue bastante incómodo leer en la pantalla (yo utilizo la pantalla para traducir, para corregir, en fin, para trabajar, no por el placer de leer) entonces mi recurso fue imprimir todos los libros que tenía que estudiar, porque era cada semana un libro, cada semana un libro y me gasté la vida en tinta (encima, había que comprar las celestes y las rosadas, cuando uno necesitaba el negro, era rarísimo). Pero, todo esto para llegar al libro como tal. Yo prefiero distinguir al libro-objeto; este es, para mí, un cofre del tesoro, un libro en general, a parte de este hermoso libro Perro con poeta en la taberna del maestro Gálvez Ronceros.

Es un cofre del tesoro que tiene una tapa, un lomito, una solapa, tiene papel adentro, no solamente páginas, porque el PDF también las tiene. El libro tiene papel, lo puedes tocar, uno tiene contacto. Además, las páginas del PDF no siempre coinciden con las de un libro y no hay nada como leer un libro físico, al menos para mí. Hay otros que utilizan Kindle o PDF… dependerá de cada gusto. Este libro (Perro con poeta en la taberna) podría decir que es ideal para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero; es ideal para lectores claustrofóbicos (soy una de ellas) y digo esto por sus márgenes, por su interlineado. Muchos lectores necesitamos tomar nota, escribir la definición de una palabra y, en ese sentido, mi forma de contacto con el libro es escribir al costado. Y, algunas veces, corregir, uno no pierde el vicio de la corrección; subrayar, el interlineado es generoso, el tamaño de letra es adecuado, es una letra chica, porque si fuera más grande sería un cuento para niños, es redondeada, es amigable, es cálida. El color del papel también nos transmite esa calidez. Es un placer realmente posar la mirada en el papel. El libro como tal está muy bien hecho y trabajado.

La obra de Antonio Gálvez Ronceros ha sido recientemente publicada en España.

En cuanto al tesoro que este lleva, yo lo califico no como un libro en PDF sino la obra, la cual trasciende a cualquier plataforma. Esta obra puede estar en un libro, la podemos leer por internet, en un Kindle. Esa es la obra, para mí el libro sigue siendo el objeto físico. Quisiera compartir con ustedes seis motivos (ya que he hablado ahora de lo físico, de lo tangible, que está un poco afeado por mis marcas, pero ese es el contacto que tengo con mis libros que realmente entusiasma al leer) para leer Perro con poeta en la taberna, si es que no lo han leído, o para reencontrarse con esta hermosa obra de don Antonio Gálvez Ronceros.

1. Por el puro placer de leer a don Antonio

Quienes lo hemos leído sabemos que vamos a pasar un muy buen tiempo rodeado de sus letras. Tiene unas palabras cálidas que nos aproximan a nuestra propia cultura, tan cercana y tan lejana a la vez. Y porque sabemos que nos vamos a reír: con él nos brotarán sonrisas y más de una risotada. Realmente es una invitación a la lectura, porque sabemos que la vamos a pasar bien.

2. Porque se lee de un tirón

Uno empieza a leer Perro con poeta en la taberna y no quiere parar hasta el final. A veces vemos libros que tienen 300 páginas, digamos Los miserables, por ejemplo, encima dos tomos y decimos: «¿Cuándo voy a terminar?». Hay algunas personas que se ponen nerviosas porque ven muchas páginas. Todo dependerá de la maestría del escritor, de la pluma, que nos lleve, que nos envuelva, que nos haga ir junto a él. El libro no se nos cae nunca de las manos.

3. Para descubrir

El escritor mexicano Rafael Pérez Gay cierra su programa La otra aventura, con la siguiente frase: «Abres una puerta y detrás de ella aparece un mundo: eso es un libro». Abrimos esta puerta y nos encontramos con un mundo mágico, un mundo distinto, un mundo lejano y que, sin embargo, está en Huancayo. Un mundo en el que un perro habla, un mundo en el que el perro se expresa, como decía Karen, piensa. Podría hablar disparates, pero es un perro que piensa, razona y que quiere salvar a alguien; es un perro al que le gusta la bebida, que es parroquiano en las tabernas y que encima paga «miti-miti» la cuenta.

Otra de las cosas que me llamó la atención es que no tiene, como en los cuentos, generalmente los animales que están personificados en los cuentos llevan el nombre con mayúscula. El Lobo Feroz, L con mayúscula, se distingue porque es un personaje principal. El perro es perro. El perro nunca va con mayúscula. El perro es un perro con la diferencia que se puede parar en dos patas, se apoya en un poste en el mercado, viste pantalón, chompa y chaqueta.

Pantalón, chompa y chaqueta. Repitamos eso. Prestemos atención cuando leamos a don Antonio, porque tiene esos sonidos en las palabras. No decimos casi nunca suéter, pero hubiese podido decir casaca. Pero es chompa y chaqueta, así es su sonoridad en lo verbal. A mí me llama muchísimo la atención. Además, este perro que se puede parar en dos patas y que está vestido, cuando camina lo hace en cuatro patas. No deja su naturaleza, no deja de ser perro. Muy particular.

4. Nos permite descubrir otros libros

Perro con poeta en la taberna, como cualquier otra gran obra literaria, nos permite descubrir otros libros. Se habrán dado cuenta los que ya la han leído, no quiero adelantarme a los que no, que podemos encontrar Las mil y una noches aquí. El perro es una suerte de Sherezade, y Sherezade quiere salvar su vida cada noche y le cuenta un relato distinto al sultán para salvarse. Y, ¿cómo termina Sherezade cada historia? «Bueno, y esto me recuerda a otra historia». Y el sultán le dice: «A ver, cuéntamela». «No, mañana». Entonces tiene que esperarse hasta mañana y ella salva su vida por muchas noches, porque si no las mandaban a decapitar.

El perro también relata una historia, pero no para salvarse así mismo, sino para salvar al otro. Y, ¿de qué lo quiere salvar al poeta? (Hay niños presentes en la sala…) Así que lo quiere salvar de ese «ismo», cojudismo que rodea muchas veces a las personas del medio artístico. Menciona a los poetas en primer lugar. ¿Quién no conoce a un poeta que sufra de este mal? Yo conozco, y no solamente poetas, narradores también, más de uno. Es ese ismo de la vanidad absoluta. Incluso el perro le recomienda: «Deberías dejar de ser poeta y dedicarte más a la poesía». La verdad que esas recomendaciones son bastante valiosas y las podemos aplicar. Regalen el libro a algún amigo que sufra de este mal.

Es más, el perro dice: «Decidí proseguir con historias de igual índole, porque me había propuesto ayudarlo a salir del cojudismo que lo tenía atrapado». Entonces, cada vez él le va contando una historia al poeta y muchas veces el poeta ni se da por aludido, porque él no acepta no ser reconocido. Y, al perro le importaba un rábano: él le contaba nuevamente otra historia. Yo detecté, en esta especie de Mil y una noches que tenemos en este maravilloso libro, once historias. La primera es a modo de anécdota: «Le conté, relaté tal cosa o me hizo acordar». Luego detecté otras diez, quizás ustedes detecten más.

Lo que me gustó mucho es esta suerte que en literatura le llaman muñecas rusas o cajas chinas: una historia dentro de otra. Mi historia número uno yo la tengo como 1.1 y luego retoma otra vez la historia principal y esto sucede en la historia uno (ustedes son libres como lectores de enumerar sus propias historias) en la tres y en la seis, que tienen subhistorias.

Es un encuentro, en efecto, con otros libros y también nos desternillamos al leer el resumen de Hamlet. Los que han leído el libro, ¿cómo resumen Hamlet?: «El príncipe que despeja sus dudas y, espada en mano, se despacha a casi todo el elenco». Uno lo lee y por más que en literatura se diga que ese es el narrador, no es el autor, el autor no está. No, tú te lo imaginas a don Antonio diciéndotelo, contándotelo, escribiendo y te ríes. Yo no lo conocí en persona, lo conocí a través de Monólogo desde las tinieblas; pero es como si lo viera, como si lo escuchara. No tuve la suerte que tú has tenido, pero para mí es leerlo y reconocerlo ese placer. Las referencias, además, no solamente tenemos acá a Hamlet o Las mil y una noches que les decía, sino también menciona a Vallejo, a Chocano (para bien o para mal los menciona) y, bueno, al corrector de estilo.

5. Para aprender

Como decía Karen hace un rato, y yo no sabía que eran palabras de don Antonio, me lo anoté aquí: «¿Quieres aprender a escribir? Lee. ¿Quieres ser mejor corrector? Lee. ¿Quieres estar mejor alimentado espiritualmente? Lee. El autor es un maestro de la escritura». Podemos leer el libro por puro placer, lo vamos a devorar. Todos somos, en primer lugar, lectores, y leemos porque se nos antoja y tenemos el derecho de dejar un libro que no nos gusta y podemos retomarlo años después. Miguel sabe lo que me pasó con Rayuela, no entendí Rayuela muchas veces, hasta que llegó el momento en que me encantó. Eso nos puede pasar con todos los libros, es nuestro derecho como lector.

Pero, para los futuros escritores, los que se dedican a la palabra, aprovechen en leerlo para aprender. Qué podemos aprender, podrían decirme, de un libro que físicamente es pequeño. Podrían decir qué hay. Bueno, hay todo un mundo. Por ejemplo, se sugiere que los párrafos no sean extensos. Vayamos a párrafos cortos porque no queremos perder al lector. En cualquier ámbito, una carta comercial, un correo electrónico, tus párrafos que sean cortos porque si no el lector se va a perder y se nos va a ir, y va a soltar el libro. Bueno, ¿qué tenemos en Perro con poeta en la taberna? ¡Tenemos un megapárrafo! No sé si lo notaron, comienza en la página 23, primera línea, y termina en la primera parte de la página 100. ¿De dónde sacamos que no se pueden utilizar párrafos largos? Ahí está la maestría del escritor. Claro, no es recomendable que cualquiera que no esté muy entrenado o que no haya leído lo suficiente (diría yo) se aventure a un párrafo tan extenso. Pero, uno no lee y no se pierde. Él nos atrapó en la lectura y nos lleva de la mano a través de señales. Por ejemplo, los diálogos en la primera parte, ¿cómo los distinguimos? ¿Con rayas de diálogo? Vemos al personaje A que habla con el B, ¿tenemos las rayas de diálogo? Dentro de este párrafo gigantesco, ¿cómo distinguimos los diálogos? Con comillas. Entonces, él nos avisa: «Ojo, acá hay un diálogo». Y nosotros lo vemos y eso permite que no nos perdamos, que continuemos en la lectura y que no se nos vaya el libro de las manos.

También hay unos puntos suspensivos que es como una especie de, no me animo a decir respiro, pero, no hay punto y aparte, salvo para mencionar algunas citas puntuales que están centradas, además, pero el párrafo es continuo. Además, hay momentos en que para describir ambientes no usa verbos, no sé si se dieron cuenta. Cito: «Lejos, muy lejos de la estridencia del centro de la ciudad de Lima y sus distritos aledaños, una urbanización que parecía un remanso. En el silencio y sosiego de la urbanización, un pequeño café de ambiente apacible». ¿Utilizó un verbo? No. ¿Qué pasa cuando escribimos así para un articulo universitario? Te dicen, el verbo, ¿dónde está? La literatura lo permite, la literatura nos da alas (como la bebida energizante) para escribir, alas para alzar el vuelo en nuestra imaginación. Sí, es verdad, pero siempre y cuando sepas escribirlo bien, porque hay que conocer las reglas para poder quebrarlas. Esa sí es toda una recomendación.

Las onomatopeyas de los ríos. Él es muy preciso en las descripciones. Es como si pintara un cuadro. Por ejemplo, cuando ubica al perro que está apoyado en el poste, en el mercado, parado en sus dos patas y al costado están las mujeres vendiendo papas. ¿Las mujeres vuelven a aparecer en el libro? No. Es un cuadro, nos ubica, podemos verlo. La literatura tiene eso: cuando uno lee no solamente utiliza los ojos, los sentidos todos se involucran. Imaginamos, vemos más allá del perro, vemos todo lo que sucede alrededor. No me digan que al leer que había una ruma de papas no sintieron de pronto ese olor que uno percibe en el mercado. ¿Quién no ha ido a la paradita de su barrio? ¿Quién no ha ido, no a un supermercado, al mercado, donde todos los olores se entremezclan? Papas, camotes, choclo, culantro. Todo ese olor es uno y uno puede sentirlo cuando lee. Todo eso transmite la obra. Reitero lo de las onomatopeyas, la lluvia al caer. Nunca se me hubiera ocurrido decir que sonaba chuc, chuc, chuc. Así que el oído también se involucra en la lectura. La lectura no solamente son ojos.

6. Para jugar

Ese es mi sexto motivo. Y, ¿cómo puedo jugar yo con un libro? Jugar a encontrar las similitudes, por ejemplo. Identificar lo mismo en el otro. Yo encontré al primer poeta más adelante en otro personaje, porque coinciden. El primer poeta tenía más o menos 22 o 23 años y más adelante hay otro personaje que también (oh, coincidencia) tiene 22 o 23 años. Tenemos a un charlatán en las primeras páginas, tenemos otro charlatán que podría haberlo denominado de otra manera, porque a él no le faltaba vocabulario para nombrar. Pedro, ¿quién fue Pedro? Pedro fue el mozo que ganó el premio nacional de poesía. Tenemos un Pedro corrector de estilo que lleva ese nombre, bueno el corrector de estilo tiene apellidos, no los tengo a la mano, pero también se llama Pedro. Qué coincidencia. Entonces, me pregunto: ¿Son coincidencias o simplemente son reencuentros de personajes en un extremo y el otro del libro?

De izquierda a derecha: Katherine Pajuelo Lara, Isabel Gálvez, Karen Calderón y Jorge Eslava.

Ojalá que este libro-espejo nos sirva para detectar si nosotros padecemos también de ese ismo tan insoportable y decadente (y dicen que es más decadente a medida que pasan los años. O sea, démonos cuenta a tiempo). Y también para ver si el compañero o amigo poeta, o escritor, lo sufre también. Ya les digo: regálenles el libro para que se puedan ubicar. Calculemos bien la ruta, para eso nos sirve también el libro: a fin de no desviarnos por el camino que lleva al hoyo profundo de la vanidad.

José María Arguedas: una carta de despedida

La mañana del 2 de diciembre de 1969 fallece uno de los máximos exponentes de la literatura peruana, tras haber atentado contra su vida cuatro días antes. A 54 años de su muerte, aquí te dejamos la carta con la que Arguedas se despide de su círculo más cercano.

Señor rector de la Universidad Agraria y jóvenes estudiantes: 

Les dejo un sobre que contiene documentos que explican las causas de la decisión que he tomado: 

Profesores y estudiantes tenemos un vínculo común que no puede ser invalidado por negación unilateral de ninguno de nosotros. Este vínculo existe, incluso cuando se le niega: somos miembros de una corporación creada para la enseñanza superior y la investigación.  Yo invoco ese vínculo o lo tomo en cuenta para hacer aquí algo considerado como atroz: el suicidio. Alumnos y profesores guardan conmigo un vínculo de tipo intelectual que se supone y se concibe debe ser generoso y no entrañable. De ese modo recibirán mi cuerpo como si él hubiera caído en un campo amigo, que le pertenece, y sabrán soportar sin agudezas de sentimiento con indulgencia este hecho. 

Me acogerán en la casa nuestra, atenderán mi cuerpo y lo acompañarán hasta el sitio en que deba quedar definitivamente. Este acto considerado  atroz yo no lo puedo ni debo hacer en mi casa particular. Mi casa de todas mis edades es ésta: la universidad. Todo cuanto he hecho mientras tuve energías pertenece al campo ilimitado de la universidad y, sobre todo, al desinterés, la devoción por el Perú y el ser humano que me impulsaron a trabajar. Nombro por única vez este argumento. 

Lo hago para que me dispensen y me acompañen sin congoja ninguna sino con la mayor fe posible en nuestro país y su gente, en la universidad que estoy seguro anima nuestras pasiones, pero sobre todo nuestra decisión de  trabajar por la liberación de las limitaciones artificiales que impiden aún el libre vuelo de la capacidad humana, especialmente en el hombre peruano. 

Creo haber cumplido mis obligaciones con cierto sentido d e responsabilidad, ya como empleado, como funcionario, docente y como escritor. Me retiro ahora porque siento, he comprobado, que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es decir, para justificar la vida. Con el acrecentamiento de la edad y el prestigio, las responsabilidades, la importancia de estas responsabilidades crece y si el fuego del ánimo no se mantiene y la lucidez empieza, por el contrario, a debilitarse. 

Creo personalmente que no hay otro camino que elegir, honestamente, que el retiro. Y muchos, ojalá todos los colegas y alumnos, justifiquen y comprendan que para algunos el retiro a la casa es peor que la muerte. He dedicado este mes de noviembre a calcular mis fuerzas para descubrir si las dos últimas tareas que comprometían mi vida podían ser realizadas, dado el agotamiento que padezco desde hace algunos años.  

No. No tengo fuerzas para dirigir la recopilación de la literatura oral quechua ni menos para emprenderla, pero con el Dr. Valle Riestra, director de la investigación, se convino en que esa tarea la podía realizar conforme al plan que he presentado. 

Vaya escribir a la editorial Einaudi de Turín que aceptó mi propuesta de editar un volumen de 600 páginas de mitos y narraciones quechuas. Nuestra universidad puede emprender y cumplir esta urgente y casi agónica tarea. Lo puede hacer si contrata, primero, con mi sueldo que ha de quedar disponible y está en el presupuesto, a Alejandro Ortíz Recamere, mi exdiscípulo y alumno distinguido de Levi-Stráuss durante cuatro años y lo nombra después.  

Él se ha preparado lo más seriamente que es posible para este trabajo y puede formar, con el Dr. Alfredo Torero, un equipo del más alto nivel. Creo que la editorial Einaudi aceptará mi sustitución por este equipo que representaría a la universidad. En cuanto a lo demás está expuesto en mi carta a Lazada y en el último diario de mi casi inconclusa novela El zorro de arriba y el zorro de abajo, documentos que acompaño a este manuscrito. 

Declaro hacer sido tratado con generosidad en la Universidad Agraria y lamento que haya sido la institución a la que más limitadamente he servido por ajenas circunstancias. Aquí, en la Agraria fui miembro de un Consejo de Facultad y pude comprobar cuán fecunda y necesaria es la intervención de los alumnos en el gobierno de la universidad.  

Fui testigo de cómo delegados estudiantes fanatizados y algo brutales fueron siendo ganados por el sentido común y el espíritu universitario cuando los profesores en lugar de reaccionar sólo con la indignación lo hacían con la mayor serenidad, energía e inteligencia.  

Yo no tengo ya, desventuradamente, experiencia personal sobre lo ocurrido durante los trece meses últimos Que he estado ausente, pero creo que acaso los cambios hayan sido tan radicales. Espero, creo, que la universidad no será destruida jamás; que de la actual crisis se alzará más perfeccionada y con mayor lucidez y energía hasta cumplir su misión. 

Las crisis se resuelven mejorando la salud de los vivientes y nunca antes la Universidad he representado más ni tan profundamente la vida del Perú. Un pueblo no es mortal y el Perú es un cuerpo cargado de poderosa, sabia y ardiente vida, impaciente por realizarse; la universidad debe orientarla con lucidez, «sin rabia», como habría dicho Inkari, y los estudiantes están atacados de rabia en ninguna parte, sino de generosidad impaciente, y los maestro verdaderos obran con generosidad sabia y paciente. ¡La rabia no! Dispensadme estas póstumas reflexiones.  

He vivido atento a los latidos de nuestro país. Dispensadme que haya elegido esta casa para pasar, algo desagradablemente, a la cesantía. Si es posible, acompañadme en armonía de fuerzas que, por muy contrarias que sean, en la universidad y acaso sólo en ella, puedan alimentar el conocimiento. 

La Molina, 27 de noviembre de 1969

Aldous Huxley: sesenta años sin su mundo feliz

Escritor y filósofo británico, es conocido por sus mordaces críticas hacia las convenciones, normas y estereotipos sociales hechas a través de sus novelas y ensayos. En la actualidad, Huxley es reconocido como uno de los principales representantes del pensamiento moderno.

Si George Orwell se adelantó al tiempo mediante obras como 1984 (que sentaba las bases del concepto del gran hermano) en palabras de JG Ballard, «Aldous Huxley anticipó correctamente más cosas». En tanto que la visión orwelliana se limitaba únicamente a un periodo específico de la historia (el estalinismo) las predicciones de Huxley tomaron como base los horrores del presente proyectados hacia un futuro indeterminado.

La máxima expresión de lo que afirma Ballard es Un mundo feliz, para muchos considerada como una visión precisa del mundo actual y la mejor novela de Huxley. Cuesta creer que una novela escrita en 1932 anticipase problemáticas asentadas dentro de la sociedad: El descontento del hombre, el bombardeo publicitario masivo, el libertinaje sexual, el entretenimiento como arma de distracción social, reproducción in vitro, el consumismo y el capitalismo, entre otros.

La novela desplaza el concepto de Dios por el de Ford como omnipotencia (en alusión a Henry Ford, empresario del sector automotriz) como símbolo de la tecnología como la suprema fuerza del universo. Por algo, Huxley reemplaza la cruz por una “T”. En el año 632 después de Ford, un grupo de científicos determina que la sociedad se organiza desde el nacimiento. Por ello, un nuevo orden mundial emplea técnicas para manipular la reproducción humana, para adaptarlos a necesidades específicas, de acuerdo a la posición social.

En esto vemos que Huxley coloca la esclavización como el destino ineludible de la humanidad. La ciencia, los medios de comunicación, los medios de entretenimiento estás direccionados a someter al hombre, despojándolo de la libertad que debería tener por antonomasia. Las sociedades distópicas, como las de Bradbury o Úrsula K. Le Guin, se caracterizan precisamente por estimular el imaginario de las personas respecto a la fatalidad.

En el mundo feliz de Huxley no solo encontramos un vaticinio sólido del futuro, sino también una crítica certera a quienes propiciarán esta catástrofe. Una historia similar se nos presenta en La isla, en la que Huxley confirma que el hombre se acerca cada vez más a un periodo interminable de esclavitud, pero introduciendo nuevas problemáticas como la superpoblación, la ecología, la ruptura de la democracia.

A sesenta años del fallecimiento de uno de los filósofos más importantes de la historia de la literatura, tenemos una oportunidad para redescubrir su obra y dar una nueva lectura a Un mundo feliz. Estamos seguros de que no saldrán defraudados.

Doris Lessing en cinco libros

Hoy se cumplen diez años del fallecimiento de la ganadora del Premio Nobel de Literatura en el 2007. A continuación te dejamos cinco libros indispensables de una de las escritoras más importantes de la literatura británica.

Canta la hierba (1950)

Si bien se trata de la primera novela de la autora, es pieza clave para entender las motivaciones de la obra de Lessing —política, la realidad de los países africanos y el matrimonio—. La historia se ubica en África Meridional y toma como punta de partida las segregaciones raciales de la época y cómo estas repercutían en las mujeres que estaban a punto de casarse. Se dice que la autora escribió esta obra durante los últimos años que vivió en Zimbabue.

El cuaderno dorado (1962)

Es considerada como una de sus obras más políticas, debido a su fuerte discurso anti-estalinista y el análisis del Partido Comunista de Inglaterra. Esta es la historia de la escritora Anna Wulf, quien documenta los acontecimientos más importantes de su vida en cuatro cuadernos. La idea de la autora es aglomerar todos en un quinto cuaderno, el de oro. A partir de retazos narrativos, las historias hacen un repaso por la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el estalinismo, la amenaza de las guerras nucleares, entre otros conflictos.

Un hombre y dos mujeres (1963)

Los cuentos son una buena opción para ingresar a la obra de un escritor. Este título representa una de las colecciones de relatos más importantes de Lessing y cubre las inquietudes de su narrativa: política, el racismo sudafricano y la vida erótica femenina. Recomendado para todos aquellos que gustan de la narrativa breve.

La buena terrorista (1985)

La historia de Alice Mellings lleva al lector a descubrir que aquella mujer, de curtido origen burgués, ha transformado su casa en el centro de operaciones de un grupo de simpatizantes del Ejército Republicano Irlandés (IRA). De pronto, sus amigos comprenden que el activismo político de Alice suponen un gran reto para la ansiada transformación social.

El quinto hijo​ (1988)

Para los que gustan de las novelas de horror, esta historia los cautivará. Harriet y David Lovatt se enamoran, se casan y sueñan con tener muchos hijos. Tras comprar una casa en las afueras de Londres, llegan a engendrar cuatro hijos, lo que convierte su casa en un lugar apacible y de regocijo. La cosa cambia al nacer Ben, el quinto hijo de la familia Lovatt, quien tiene una apariencia grotesca y un comportamiento violento que pronto transformará el hogar en lugar de pesadilla. En el año, 2000, Lessing publicó la secuela de esta gran novela: Ben en el mundo.

Cinco libros para recordar a Carlos Fuentes

México es tierra de grandes escritores. Hoy se cumplen 95 años del natalicio de uno de los escritores que revolucionó las letras latinoamericanas, junto a autores de la talla de Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar. Iniciador del llamado «boom», aquí te dejamos cinco libros indispensables de Carlos Fuentes.

La región más transparente (1958)

Novela indispensable para todo lector de Fuentes, más allá de ser su primer trabajo. Esta historia se ocupa de retratar la urbe de México de finales de los 50, ya que el autor consideraba que la temática del campo había sido ampliamente relatada por Juan Rulfo. A través de distintas historias, Fuentes realiza una mordaz crítica al sistema político y social de México, especialmente al fracaso de la revolución.

La muerte de Artemio Cruz (1962)

Obra que revolucionó las letras latinoamericanas. La novela inicia con un anciano y enfermo Artemio Cruz, quien rememora los momentos más importantes de la revolución mexicana, para luego reflexionar acerca de como perdió sus ideales y el verdadero amor. Historia imperdible para los amantes del género novelesco.

Aura (1962)

Curiosamente, esta novela fue publicada en el mismo año que La muerte de Artemio Cruz y junto a ella, conforman una de las máximas expresiones del llamado boom latinoamericano. La historia narra las peripecias de Felipe Montero, un joven historiador que trabaja como profesor, a quien se le encomienda la tarea de organizar las memorias de un general, antes de su publicación. En ese trayecto conocerá a la viuda del general y a su sobrina Aura, quien habita en un oscuro lugar de la casa.

Cambio de piel (1967)

Cabe mencionar que el autor dedicó esta obra al escritor argentino Julio Cortázar. Esta obra tiene una especial óptica, ya que Fuentes mezcla la cultura mexicana con el punto de vista occidental, una combinación entre lo mítico y lo real, casi emulando el extraordinario cuento «La noche bocarriba» de Cortázar. Cuatro personajes, Javier, Elizabeth, Franz e Isabel, descubrirán sus personalidades a través de recuerdos, mientras pasan la noche en una pirámide de Cholula.

Terra nostra (1975)

Considerada como la novela más compleja del autor, obtuvo el premio Rómulo Gallegos en 1977 y es tomada como la mejor historia de Fuentes. En esta, el escritor hace un recorrido por diversos espacios que retratan la historia de la cultura hispanoamericana. De obligatoria lectura (y todo un reto) para lectores intrépidos.

El Día de las Librerías (y una breve lista de libros sobre librerías)

A quienes nos gusta estar rodeados de libros, por lo menos una vez se nos ha cruzado por la cabeza tener una librería propia: desayunar, almorzar y cenar libros, de lunes a domingo, durante todos los días del año. Y es que las librerías son lugares cargados de magia, que hipnotizan y nos secuestran, aunque sea unos minutos, cuando pasamos frente a una.

Además, vivimos haciendo nuestra propia lista de las librerías favoritas que vamos encontrando, ya sea en un viaje, o andando por ahí, o incluso hoy en formato virtual, o tal vez con dealers que suben sus novedades y ofertas en redes sociales.

Y hoy, 11 de noviembre, se celebra lo que son —en su mayoría— espacios idílicos (aunque existan librerías que más bien generan el rechazo de sus clientes con libreros malhumorados, con vendedores imberbes sabelotodo u otros que más bien ignoran incluso lo que venden y que podrían despachar perfumes por catálogo tan igual que libros; o librerías que se ganan mes a mes la repulsión de sus proveedores por obvias razones… por favor, perdonen el exabrupto).

Esta fecha nos sirve para hacer un repaso por títulos en los que las librerías (y los libros) son los personajes principales. Aunque algunos no lo crean (quizás los más ajenos al sector editorial), la lista que se podría hacer es bastante larga, por lo que he tenido que limitarla a veintiunodos. No todos los libros que aparecen los he leído; hay algunos que solo los he revisado, otros que están en la cola por leer, y otros incluso habitan aún en la lista navideña de deseos.

  1. 84, Charing Cross Road, Helene Hanff (Anagrama)

Este libro es el deleite de muchos. Quienes viven los libros han disfrutado leer estas misivas entre Helene Hanff —que escribe desde Nueva York— y Frank Doel —librero en Marks & Co., en Londres—. Esta correspondencia que nace de solicitudes que parecen reclamos, se va transformando en una amistad que dura muchos años.

2. Librerías, Jorge Carrión (Anagrama)

Este libro es un recorrido por las principales librerías del mundo, las que a su vez sirven para reflexionar acerca de la importancia de estos espacios y de cómo han influido en la sociedad.

3. Contra Amazon, Jorge Carrión (Galaxia Gutenberg)

Partiendo de un manifiesto en contra de Amazon, en el que se presenta los problemas que el dominio de este gigante puede significar en negocios tan singulares como el de las librerías, luego Carrión retoma la línea de lo que fue Librerías, rescatando más espacios que mantienen la pasión hacia los libros.

4. Shakespeare and Company, Sylvia Beach (Trama)

Libro relativamente nuevo en el catálogo de Trama, editorial que alberga una larga lista de libros para interesados en el mundo del libro. Sylvia Beach, norteamericana, en 1919 abrió una librería en París que se convirtió en una leyenda: Shakespeare and Company, punto de encuentro de la intelectualidad parisina de la época. Sylvia Beach también es recordada como la primera editora del Ulises de Joyce.

5. El gabinete mágico, Emilio Pascual (Siruela)

Este título de Emilio Pascual acaba de salir publicado. Aunque no se trata necesariamente sobre librerías, es acerca de bibliotecas, y sobre bibliotecas imaginarias que aparecen en la literatura universal: como la Biblioteca de Babel de Borges, o la de la abadía de Umberto Eco, o la del Quijote. Igual que quede en esta lista porque estoy seguro que será del interés de muchos.

6. La librería más famosa del mundo, Jeremy Mercer (Malpaso)

Vuelve a aparecer Sylvia Beach en la lista, pero esta vez no como autora, sino como personaje de una crónica de Jeremy Mercer acerca de la emblemática Shakespeare and Company.

7. Cosas raras que se oyen en las librerías, Jen Campbell (Malpaso)

En definitiva, es el libro más jocoso de esta lista, pues recoge una serie de frases anecdóticas que se pueden oír en una librería.

8. La librería como negocio, de Giorgio Brunetti, Umberto Collesei, Tiziano Vescovi y Ugo Sòstero (Fondo de Cultura Económica)

Una librería es un negocio y este libro busca reforzar la parte dura, la de los números y las estrategias que se deben seguir para poner los pies sobre la tierra. Pues la librería, por más negocio romántico que sea y así tenga un sinnúmero de particularidades, debe ser rentable para sobrevivir.

9. La librería, Penelope Fitzgerald (Impedimenta)

En un pequeño pueblo una mujer decide abrir una librería en una casa antigua. Es la primera librería del pueblo, y aún siendo la única hay mucha gente que se rehúsa a aceptarla, más aún cuando pone en venta Lolita. En el 2017, la española Isabel Coixet la llevó al cine.

10. Fahrenheit 451, Ray Bradbury (Debolsillo)

Un clásico. Una lectura obligatoria para todos quienes se sienten atraídos por los libros. En un oscuro futuro distópico la quema de libros es algo obligatorio. Están prohibido los libros. Todos deben ser destruidos. Pero un grupo de personas han logrado rescatar varios títulos: los han memorizado. François Truffaut hizo una maravilla con ese libro al llevarlo al cine.

11. Un librero, Álvaro Castillo Granada (Literatura Random House)

Una serie de breves cuentos que suceden en una librería de viejo. En algunos los libros son los mismos personajes que observan lo que sucede alrededor de ellos. Álvaro Castillo Granada, colombiano, nos transmite la pasión que se respira dentro de una librería, dentro de los libros mismos y de las historias que estos guardan —a veces más allá de sus páginas.

12. La librería encantada, Christopher Morley (Periférica)

Este clásico estadounidense es la continuación de Una librería ambulante. La pareja conformada por Roger Mifflin y Helen McGill se establecen en un viejo local de Brooklin en el que montan una librería por donde transitarán divertidos personajes.

13. Desde el ojo del huracán, Marina Sanmartín (Ariel)

Este reciente ensayo de Sanmartín es un recorrido por la historia de las librerías y de los libros, y cómo estos han cambiado nuestra vida. Un título que se ve muy interesante, sobre todo ahora que El infinito en un junco nos ha mostrado lo mucho disfrutamos la historia del libro.

14. El librero, Roald Dahl (Nórdica)

William Buggage vendía libros raros en Charing Cross Road —sí, donde tenía su librería Frank Doel—. Tenía su ayudante, la señorita Tottle. Roald Dahl nos cuenta una historia de libreros no muy atentos a la librería, que vivían sumidos en sus propios asuntos.

15. Rialto, 11, Belén Rubiano (Libros del Asteroide)

La librería Rialto cierra sus puertas en 2002. Este libro, quizás autobiográfico parcialmente, es la vida de la librera y cómo comenzó a formar parte del mundo de los libros. Un libro que rescata todo lo puede suceder al interior de este negocio.

16. Memoria de la librería, Carlos Pascual, Paco Puche y Antonio Rivero (Trama)

Este libro recoge la experiencia de los tres autores, libreros españoles experimentados, quienes desde sus diversas vivencias nos muestran cómo es el mundo librero.

17. Memorias de un librero, Héctor Yánover (Trama)

El autor fue un referente importante en el mundo del libro argentino. Fue el responsable de la Librería Norte. Un libro imprescindible.

18. La librera de París, Kerri Maher (Navona)

El tercer libro en la lista que tiene a Shakespeare and Company de personaje central. Esta vez Kerri Maher construye una novela en torno a la historia de esta emblemática librería.

19. Diario de un librero, Shaun Bythell (Malpaso)

En el 2001, Shaun Bythell compra The Bookshop, una librería de viejo, la más grande de Escocia. Esta es la historia de su aventura y recorrido a través de muchas anécdotas.

20. Mis días en la librería Morisaki, Satoshi Yagisawa (Letras de Plata)

La primera novela de Yagisawa. Una historia ligera en la que una chica japonesa, defraudada por su antigua pareja encuentra un nuevo sentido en su vida gracias a la magia de los libros.

21. Nuestras riquezas, Kaouther Adimi (Libros del Asteroide)

Un libro que mezcla realidad y ficción y que, por lo que dicen, cuenta con una buena documentación. En 1935, Edmond Charlot, un joven que vuelve a Argel luego de haber estado en París. En Argel funda una librería y una editorial que se convierte en punto de reunión de intelectuales. Es en Argel donde publica un libro del aún desconocido Albert Camus. La librería se llamaba Las Verdaderas Riquezas. Por otro lado, en 2017 un joven ajeno al mundo literario llamado Ryad tiene la misión de pintar el viejo local de la librería. En estos dos planos temporales, Adimi nos cuenta la historia de la librería y del amor hacia los libros.

22. Mendel, el de los libros, Stefan Zweig (Acantilado, Godot)

Mendel es un librero de viejo que atiende a una selecta clientela. Vive ensimismado en sus lecturas mientras opera desde el Café Gluck. Al estallar la Primera Guerra Mundial es llevado a un campo de concentración. Al volver, el mundo ya no es igual. Un breve relato que logra conmover. Un imperdible de Zweig.

Guillaume Apollinaire: de los caligramas a la genialidad

Hoy se cumplen 105 años del fallecimiento de uno los poetas franceses más importantes de la literatura, debido a su obra revolucionaria y su entrega completa al arte.

La azarosa vida de Apollinaire bien pudo haber contribuido a ese espíritu inquieto perceptible en su escritura. Tras ser abandonado por su padre, junto a su madre se movilizaron hacia Mónaco y luego a Niza, para después asentarse definitivamente en París en 1900. Las carencias económicas de su familia hicieron que trabajase en distintos lugares, hasta que se decantó por la crítica, colaborando así con varias revistas.

Este fue el primer escalón de lo que más tarde sería un nuevo estilo dentro de la lírica. Apollinaire defendía en sus escritos el surgimiento de nuevos movimientos artísticos. Por ello, una de sus contribuciones máximas al mundo del arte es el haber definido, teóricamente, al surrealismo, movimiento de vanguardia por excelencia.

De este modo, en 1909, publica El encantador en putrefacción, libro de relatos de corte fantástico, que darían pie a diversos poemarios de corte simbolista, tales como Alcoholes y Bestiario, publicados entre 1911 y 1913. A la par de estas publicaciones, la pradera se encendió con la aparición de Los pintores cubistas, con lo que Apollinaire empieza una férrea defensa hacia el cubismo y una íntima amistad con el pintor Pablo Picasso.

Caos y creación en las trincheras

La Primera Guerra Mundial causó un gran impacto entre los artistas de la época. Un ferviente sentimiento patriótico y de compromiso inflamaba los espíritus de intelectuales, escritores, pintores, entre otros. En 1914, Guillaume Apollinaire se enlistó como voluntario del ejército francés, siendo derivado a las trincheras de las campiñas de Verdún.

Durante su permanencia en el frente de batalla, pasa los días patrullando y escribiendo. Es en este periodo en que surgen los poemas conocidos como caligramas, estilo que revolucionaría la poesía, debido a que se abandona por completo la tradición estética de la lírica, para dar paso a una nueva concepción poética que combina formas y letras.

En 1916, en uno de los tantos combates, Apollinaire es herido en la cabeza. Debido a su estado, es trasladado a París para que se le realice una trepanación.

Últimos años

Reinstalado en la ciudad, empieza a publicar los poemas compuestos en el periodo de trincheras. Les mamelles de Tirésias (1917) y Calligrames (1918) representan la etapa creativa más fructífera de Apollinaire. Y es que, en el caso de los caligramas, suponen la experimentación llevada al más alto nivel, pues rompe con todas las convenciones del poema tradicional.

Falleció en 1918, debido al deterioro de su salud a causa de las heridas de la guerra. Una anécdota cuenta que el poeta italiano Giuseppe Ungaretti, amigo cercano a Apollinaire, lo visitó el mismo día en que las tropas francesas regresaban victoriosas de la guerra. Ungaretti traía consigo unos cigarrillos toscanos, los favoritos de su amigo, y lo encontró postrado en una cama.

De pronto, en las calles comenzaron a gritar, «Mort de Guillaume», pidiendo la muerte del kaiser Guillermo II de Alemania. El poeta Ungaretti cuenta que cuando Apollinaire escuchó eso, pensó que lo estaban ovacionando a él, pues ambos compartían el mismo nombre.